A propósito de la entrada
anterior, algunos amigos me han indicado no sólo el peligro de las
generalizaciones, sino también que con mi prosa agitada dejo en el olvido a los
profesores que no simpatizaron con el nazismo o que incluso se arriesgaron
contra él. Puesto que no quiero ser injusto, matizo ahora algunos puntos.
No pretendía hacer una causa
general, una condena de todos y cada uno los que profesaron en las facultades
de Derecho alemanas de aquel tiempo. Indicaba que habían sido muchos y bastante
importantes los que se pasaron a los nazis. Claro que hubo de los otros, cómo
no. Pero pocos, me parece. En las listas
de la resistencia no suelen aparecer tales profesores. Pero eso, ciertamente, no justifica una
condena general.
Hubo profesores de Derecho que
siguieron en sus cátedras, pero sin decir palabra a favor del régimen
hitleriano. Fue por ejemplo el caso de Smend. También, entre los iuspublicistas
relevantes, se puede mencionar a Thoma, catedrático desde 1909, aunque sí
escribió en 1937 un libro titulado "Die Staatsfinanzen in der
Volksgemeinschaft. Ein Beitrag zur Gestaltung des deutschen Sozialismus"
que contenía alguna frase cuando menos equívoca. Bien relevante es el caso de
Gustav Radbruch, que, en los inicios de la República de Weimar, había sido
ministro de Justicia en el gobierno de Ebert. Radbruch fue separado de su cátedra
en 1933. Aunque pasa luego algunos meses en Oxford, regresa a Alemania y sigue
escribiendo y publicando, fundamentalmente sobre temas históricos. Publica, por
ejemplo, una biografía de P.J.A. von Feuerbach. Perdió un hijo en la batalla de
Stalingrado.
Resulta chocante que mientras en
el caso español alabamos a los profesores que se fueron al exilio, como Jiménez
de Asúa, Ayala, Recaséns, Medina Echavarría y otros, en el caso alemán
extendemos las loas a los que se quedaron y guardaron silencio. No pretendo hacerles reproche, pero me digo que si Hitler no hubiera perdido la guerra el mismo
Radbruch habría muerto sin formular sus tesis sobre la invalidez del Derecho
injustísimo. Tienen esos profesores alemanes el mérito de no haber colaborado
con el régimen, y no es poco, pero ésos no son héroes, ni siquiera son un poco
ejemplares. No les pidamos retroactivamente eso que los pedantes llamarían
actos supererogatorios, pero tampoco hagamos de ellos un modelo ante la escasez
de modelos.
Emigraron algunos docentes
políticamente de izquierda. Otros fueron separados de sus cátedras por judíos y
debieron cambiar de país, como el mismo Kelsen, o como Walter Jellinek,
Leibholz y Loewenstein.
Pero lo que quiero subrayar es la
actitud de los que en 1933 eran muy jóvenes profesores habilitados o a punto de
habilitarse y que se ponen como locos a escribir a favor del nazismo y a darle
fundamento jurídico, haciéndose así de inmediato con una cátedra. Todos nacieron
entre 1901 y 1908. A estos me refería sobre todo en mi entrada de ayer.
Veámoslos, incluyendo alguno más que los ayer mencionados.
- Karl Larenz. Nacido en 1903.
Accede a la cátedra en mayo de 1933, en Kiel. En 1935 se consolida allí, al
ocupar la plaza del expulsado G. Husserl. Es uno de los más extremos, sus
escritos de aquellos tiempos espantan.
- Franz Wieacker. Nació en 1908. Profesor desde 1933 en Kiel. También le he leído alguna cosilla tremenda. Se hizo de la Akademie für Deutsches Recht, la de H. Frank. Participó en la Aktion Ritterbuch.
- Karl Michaelis, nacido en 1900. Catedrático en Kiel en 1934. Militante del NSDAP. Decano en Leipzig de 1942 a 1944.
- Wolfgang Siebert. Nacido en 1905. Militante del NSDAP desde 1933 (¡qué casualidad!), cátedra en Kiel en 1935. Fue dirigente de las juventudes hitlerianas. Uno de los más radicales de los juristas nazis, de los más excesivos. Con todo, tiene cátedra en Göttingen desde 1950, y desde 1957 en Heidelberg. Considerado uno de los mejores expertos en los asuntos de Derecho laboral de la Ley Fundamental de Bonn. Maestro de laboralistas.
- Ulrich Scheuner. Nacido en
1903. Discípulo de Smend y Triepel. Catedrático en Jena desde 1933 (qué
casualidad, 1933). Militante del NSDAP desde 1937. Pero en 1934 ya escribía
cosas terribles. En 1950 catedrático en Bonn. Como todos los anteriores, se
jubiló con libro homenaje.
- Georg Dahm. 1904. Curiosamente, en 1925 se afilió al SPD. Se habilitó en 1930 con Radbruch. Pero en 1933 ya está con Schaffstein en el nazismo. No perdía ni una ocasión, un hombre de principios intercambiables. En 1933 catedrático en Kiel, otro más en la gran Facultad del régimen. Su cátedra la había ocupado el expulsado H. Kantorowicz.
- Friedrich Schaffstein. Nacido en 1905. Ya antes de 1933 había expresado por escrito sus simpatías por los nazis. Militante desde el 37. Habilitado desde 1928, consigue cátedra en Kiel en 1933. En 1941 va a la U. de Estrasburgo. En 1954 recobra cátedra en Göttingen.
- E.R. Huber. Nacido en 1903. Logra su primera cátedra en Kiel en 1933. Uno de los máximos dirigentes del iuspublicismo hitleriano. En los años sesenta acabó siendo catedrático otra vez, en Göttingen.
- Theodor Maunz. Nació en 1901. Habilitado en 1932. Militante del partido nazi en 1933 y adscrito también a las SA. En 1935 recibe cátedra en Freiburg i.Br. Un radical que escribía auténticas barrabasadas hitlerianas. En 1952 otra vez catedrático, en Múnich. Nazi toda su vida, como se demostró tras su muerte en 1993. Lo cual no le impidió convertirse en adorado exegeta de la Ley Fundamental de Bonn.
- Karl August Eckhardtf. Nacido en 1901. Militante del NSDAP desde 1931 y miembro de las SS desde 1933. Enseña en Kiel de 1933 a 1934 y luego trabaja para el Servicio de Seguridad del Führer y las SS. Fue ascendiendo en las SS durante todo el régimen hitleriano. Tuvo cátedra en Berlín y Bonn. No consiguió cátedra después de 1945.
- Ernst Forsthoff. Nació en 1902. Cátedra en 1933 en Frankfurt, en la dejada vacante por H. Heller. En 1935 pasa a Hamburg. Desde 1937 militante del partido nazi. ¡Y qué cosas escribia! Desde 1952 tiene otra vez cátedra en Frankfurt.
- Herbert Krüger. Nacido en 1905. Se doctora en 1934 con Kohlrausch, otro nazi de cuidado, y se habilita con Smend en 1936. Catedrático en 1937 en Heidelberg. Militante nacionalsocialista, así como miembro de las SS desde 1933 (¡cuantos se afiliaron en 1933, desinteresadamente! Otro de los máximos dirigentes del Derecho Público nazi. Otra vez catedrático en 1955, en Hamburg. En 1944 todavía escribía que el partido nazi debería tener primacía absoluta sobre el Estado o que el Estado debía disolverse en el partido.
- Günther Küchenhoff. Nació en
1907. Se doctoró en 1929. Desde 1934 es Assistent en Breslau. Militante del
partido. Juez en el Oberlandesgericht de Breslau. Habilitación en 1939.
Catedrático en Breslau. Desde 1956 otra vez Professor,
ahora en Würzburg. Sus escritos nazis eran sumamente estúpidos.
- Erich Schwinge. Nacido en 1903. Doctor en 1926, habilitación en 1930. Professor desde 1932 (este tuvo cátedra antes del 33). Desde 1930 defendía por escrito las ideas nazis. En 1934 escribe contra el principio de legalidad penal y contra la prohibición de analogía en perjuicio del reo. En 1936, cátedra en Marburg, donde fue decano del 37 al 39. Actuó como fiscal en tribunales militares, en procesos contra objetores de conciencia. Al menos en ocho casos documentados consiguió pena de muerte. Pero en 1948 ya había recuperado cátedra en Marburg, donde fue primero decano y luego rector.
- Heinrich Henkel. Nació en 1903, otro más.Doctorado en 1927 y habilitación en 1930. En 1933 se afilia al NSDAP, casualmente, y ocula cátedra en Marburg. En 1935 pasas a la cátedra de Derecho Penal en Breslau, la segunda facultad más nazificada, después de Kiel, donde llega a rector en 1942. Tras la guerra, retorna a la cátedra en 1951, esta vez en Hamburg. Durante el nazismo escribió con insistencia contra la independencia judicial y por la total sumisión de los jueces al Führer. Otro pájaro de cuenta al que nunca le fue mal.
A casi todos se les rindieron
honores y homenajes cuando se jubilaron, casi todos tuvieron su Festschrift. Todos cambiaron de chaqueta cuando los
vientos soplaron en otra dirección. Seguramente ninguno habría dejado de ser
hitleriano si los nazis no hubieran sido derrotados.
Es como si ahora, que en España tenemos tantos profesores acreditados en espera de titularidad o cátedra, llegase una feroz dictadura, se expulsara a profesores viejos e incómodos y quedaran bastantes plazas vacantes. Los aspirantes saben que si se hacen del partido que gobierna y escriben unas alabanzas al dictador y a los nuevos principios, consiguen enseguida el puesto ansiado. Aquellos alemanes nacidos a principios del siglo XX se lanzaron con entusiasmo a colmar su ambición y no repararon en trabas morales ni se echaron atrás por los crímenes del régimen. Hoy no sé qué pasaría aquí, pero vamos a pensar bien, cómo no.