A lo mejor es que las primeras dosis de turrón me han espesado irremisiblemente el cacumen. Porque, si no es así y las cosas son lo que me parecen, estamos en un mundo majara y en lugar de dar opiniones o discutir asuntos habrá que empezar a pedir diagnósticos a quien sepa de la mente humana y sus desvaríos.
Los hechos son así. Los expongo y que el lector vaya pensando si todo encaja con algo de coherencia, en cuyo caso el que yerra soy yo, o si, por el contrario, alguien o algunos han perdido algo más que la brújula.
Un día, hace unos pocos años, estaban en Bolonia los ministros de educación de la UE y se tomaron unas copas, casi fijo. Luego, repito, luego, decidieron fijar el modelo de enseñanza universitaria que regiría en todos los países de la Unión en el futuro. Pusieron todo patas arriba, llevados por ese optimismo que bien conocemos los que somos dados a espirituosas y bajativos. Y quedó la cosa en que en todas las Universidades habrá después del 2010 una enseñanza con un primer ciclo de no más de cuatro años, un segundo ciclo que se llamará de maestría o máster y que no durará más de dos años y un tercer ciclo, correspondiente al doctorado. De modo que el orden queda en grado, postgrado y doctorado. Muy bien, por decir algo.
Ahora están los ministerios correspondientes fijando los criterios para organizar el grado, es decir, el primer ciclo. Todavía no se ha acabado ese trabajo, por lo cual las enseñanzas de grado o primer ciclo no pueden comenzar aún. Como quien dice, no se han puesto las paredes maestras de la casa. Pero, con arrojo y determinación, algunos consejeros autonómicos han pensado que, caray, como lo de las paredes va para largo, por qué no vamos haciendo tejado. Y manos a la obra, están regulando y poniendo en funcionamiento segundos ciclos allí donde todavía no se sabe cómo va a ser el ciclo primero ni, por consiguiente, ha podido cursarlo nadie. Será porque el orden de los factores no altera el producto o porque el producto importa un bledo.
Nos preguntábamos en esta Autonomía mesetaria qué pasaría. Y un día, hace bien poco, vimos a la contradicción asomar la patita por debajo de la puerta. Pues, en efecto, la Consejería competente convocó, con prisa y breves plazos, concurso de propuestas para que las universidades de este territorio ofertaran masters. Todos pensamos que cómo vamos a empezar por el segundo ciclo sin haber hecho ni saber nada del primero. Los rectores o vicerrectores competentes corrieron a reunirse con el dueño de la convocatoria y retornaron con gesto desencajado. Sin perder minuto, reunieron a decanos, directores de departamento y directores de instituto universitario para comunicarnos le curiosa nueva: que dicen en la Junta que esta convocatoria no es para usarla. ¿Mande? No, que la sacan por sacarla, la convocatoria, pero nos han rogado a las universidades que no solicitemos masters, pues no piensan aceptar ni uno o, a lo máximo, un par de ellos. Cáspita. Es como si un convento de frailes organiza una caravana de mujeres para una fiesta de solteros dentro de sus muros y, cuando todas van llegando, les cuentan que no, que era broma, que allí nadie piensa casarte ni echar un casquete tan siquiera. Las afectadas, como nosotros, preguntarían que entonces para qué la convocatoria. No se sabe, pero se supone que será por pasar el rato o tenernos entretenidos en labores útiles y productivas.
Así que de esa reunión volvemos convencidos de que la autoridad es una calientamentes, pero que luego ná de ná, ajo y agua. Pero pasa una semanita y llega convocatoria urgentísima para nueva reunión sobre lo mismo. Y ahí el Vicerrector nos explica que las cosas han cambiado, pues la Universidad más grande va a pedir un puñado de masters y que los demás han pensado que total si va a pedir uno, pues que pidan todos, que pedir es gratis y luego ya verán ellos por dónde pasan las solicitudes y si se autoriza algún maáster, muchos o ninguno.
Nos lo curramos los de siempre y mi Universidad solicita un total de 12 de tales postgrados. Al parecer, Valladolid pide 54, Salamanca 21 y Burgos 9. Las privadas pasan de todo y no solicitan nada. Y mira por dónde, en El Mundo de Castilla y León del jueves, día 22, vienen unas declaraciones del Director General de Universidades de la Junta de Castilla y León. El buen señor, que alguna responsabilidad tendrá en la convocatoria de marras y que algo sabrá de por qué esa prisa en organizar el segundo grado antes del primero, se explaya ahora con lo que sigue. Que muy bien por la prudencia de las privadas, que han hecho lo debido al no pedir, y que qué imprudentes y alocadas las universidades públicas que se han lanzado a hacer uso de la convocatoria y mira ahora qué lío, que resulta que vamos a tener que tomar en serio una propuesta que era de broma, je, je. Que hay que ver cómo son estos universitarios, les insinúas cualquier cosita y se calientan, qué poca contención, cuanta irreflexión, qué alocado ímpetu.
Para que no se diga que tergiverso o exagero, extracto algunos párrafos relevantes de lo que el periódico nos cuenta: Para el Director General la públicas “se han precipitado” porque han propuesto “un número muy elevado de masters, cuando aún hay demasiada incertidumbre”. En su opinión “se han lanzado sin tener experiencia, sin metodología docente, cuando los títulos deberían tener de momento un carácter experimental”. Fin de la cita. Pues maravilloso, oiga, usted convoca a presentar masters y luego se mosquea porque le responden y le hacen caso. Y le parece mal que se presenten universidades que no tienen experiencia en algo en lo que por definición no puede haberla, pues comienza ahora. Es como si a un célibe total le regañamos por querer echar su primera cana al aire sin haber echado antes ninguna. Y le decimos: cómo pretendes echar el primero si no has echado antes ninguno, hombre de Dios. Lo único lógico sería que nos respondiera que no, que lo que quiere es echar el segundo, antes que el primero, para ir ya con experiencia. Que cambia el orden y listo.
Pero el tema no acaba ahí, tiene muchos más bemoles, pues el señor Director General continúa tal que así: “Existen muchas incógnitas que no dependen de las universidades, ni de la Junta, sino del Ministerio”, existen “muchas incertidumbres”, pues “no se conoce la relación que tendrán estos masters con los grados o los precios públicos”. Y termina, feliz, así: él hubiera sido partidario de que antes de regular el postgrado se hubiera hablado del grado. Magnífico, coincidimos en eso. El detalle pillín está en que el que se ha puesto aquí a regular el postgrado antes de hablar del grado ha sido él. Si no fuera por esa minucia, no estaríamos dudando sobre si la lógica que el buen hombre aplica es la aristotélica de toda la vida o una variante revolucionaria de la lógica fuzzy.
Los hechos son así. Los expongo y que el lector vaya pensando si todo encaja con algo de coherencia, en cuyo caso el que yerra soy yo, o si, por el contrario, alguien o algunos han perdido algo más que la brújula.
Un día, hace unos pocos años, estaban en Bolonia los ministros de educación de la UE y se tomaron unas copas, casi fijo. Luego, repito, luego, decidieron fijar el modelo de enseñanza universitaria que regiría en todos los países de la Unión en el futuro. Pusieron todo patas arriba, llevados por ese optimismo que bien conocemos los que somos dados a espirituosas y bajativos. Y quedó la cosa en que en todas las Universidades habrá después del 2010 una enseñanza con un primer ciclo de no más de cuatro años, un segundo ciclo que se llamará de maestría o máster y que no durará más de dos años y un tercer ciclo, correspondiente al doctorado. De modo que el orden queda en grado, postgrado y doctorado. Muy bien, por decir algo.
Ahora están los ministerios correspondientes fijando los criterios para organizar el grado, es decir, el primer ciclo. Todavía no se ha acabado ese trabajo, por lo cual las enseñanzas de grado o primer ciclo no pueden comenzar aún. Como quien dice, no se han puesto las paredes maestras de la casa. Pero, con arrojo y determinación, algunos consejeros autonómicos han pensado que, caray, como lo de las paredes va para largo, por qué no vamos haciendo tejado. Y manos a la obra, están regulando y poniendo en funcionamiento segundos ciclos allí donde todavía no se sabe cómo va a ser el ciclo primero ni, por consiguiente, ha podido cursarlo nadie. Será porque el orden de los factores no altera el producto o porque el producto importa un bledo.
Nos preguntábamos en esta Autonomía mesetaria qué pasaría. Y un día, hace bien poco, vimos a la contradicción asomar la patita por debajo de la puerta. Pues, en efecto, la Consejería competente convocó, con prisa y breves plazos, concurso de propuestas para que las universidades de este territorio ofertaran masters. Todos pensamos que cómo vamos a empezar por el segundo ciclo sin haber hecho ni saber nada del primero. Los rectores o vicerrectores competentes corrieron a reunirse con el dueño de la convocatoria y retornaron con gesto desencajado. Sin perder minuto, reunieron a decanos, directores de departamento y directores de instituto universitario para comunicarnos le curiosa nueva: que dicen en la Junta que esta convocatoria no es para usarla. ¿Mande? No, que la sacan por sacarla, la convocatoria, pero nos han rogado a las universidades que no solicitemos masters, pues no piensan aceptar ni uno o, a lo máximo, un par de ellos. Cáspita. Es como si un convento de frailes organiza una caravana de mujeres para una fiesta de solteros dentro de sus muros y, cuando todas van llegando, les cuentan que no, que era broma, que allí nadie piensa casarte ni echar un casquete tan siquiera. Las afectadas, como nosotros, preguntarían que entonces para qué la convocatoria. No se sabe, pero se supone que será por pasar el rato o tenernos entretenidos en labores útiles y productivas.
Así que de esa reunión volvemos convencidos de que la autoridad es una calientamentes, pero que luego ná de ná, ajo y agua. Pero pasa una semanita y llega convocatoria urgentísima para nueva reunión sobre lo mismo. Y ahí el Vicerrector nos explica que las cosas han cambiado, pues la Universidad más grande va a pedir un puñado de masters y que los demás han pensado que total si va a pedir uno, pues que pidan todos, que pedir es gratis y luego ya verán ellos por dónde pasan las solicitudes y si se autoriza algún maáster, muchos o ninguno.
Nos lo curramos los de siempre y mi Universidad solicita un total de 12 de tales postgrados. Al parecer, Valladolid pide 54, Salamanca 21 y Burgos 9. Las privadas pasan de todo y no solicitan nada. Y mira por dónde, en El Mundo de Castilla y León del jueves, día 22, vienen unas declaraciones del Director General de Universidades de la Junta de Castilla y León. El buen señor, que alguna responsabilidad tendrá en la convocatoria de marras y que algo sabrá de por qué esa prisa en organizar el segundo grado antes del primero, se explaya ahora con lo que sigue. Que muy bien por la prudencia de las privadas, que han hecho lo debido al no pedir, y que qué imprudentes y alocadas las universidades públicas que se han lanzado a hacer uso de la convocatoria y mira ahora qué lío, que resulta que vamos a tener que tomar en serio una propuesta que era de broma, je, je. Que hay que ver cómo son estos universitarios, les insinúas cualquier cosita y se calientan, qué poca contención, cuanta irreflexión, qué alocado ímpetu.
Para que no se diga que tergiverso o exagero, extracto algunos párrafos relevantes de lo que el periódico nos cuenta: Para el Director General la públicas “se han precipitado” porque han propuesto “un número muy elevado de masters, cuando aún hay demasiada incertidumbre”. En su opinión “se han lanzado sin tener experiencia, sin metodología docente, cuando los títulos deberían tener de momento un carácter experimental”. Fin de la cita. Pues maravilloso, oiga, usted convoca a presentar masters y luego se mosquea porque le responden y le hacen caso. Y le parece mal que se presenten universidades que no tienen experiencia en algo en lo que por definición no puede haberla, pues comienza ahora. Es como si a un célibe total le regañamos por querer echar su primera cana al aire sin haber echado antes ninguna. Y le decimos: cómo pretendes echar el primero si no has echado antes ninguno, hombre de Dios. Lo único lógico sería que nos respondiera que no, que lo que quiere es echar el segundo, antes que el primero, para ir ya con experiencia. Que cambia el orden y listo.
Pero el tema no acaba ahí, tiene muchos más bemoles, pues el señor Director General continúa tal que así: “Existen muchas incógnitas que no dependen de las universidades, ni de la Junta, sino del Ministerio”, existen “muchas incertidumbres”, pues “no se conoce la relación que tendrán estos masters con los grados o los precios públicos”. Y termina, feliz, así: él hubiera sido partidario de que antes de regular el postgrado se hubiera hablado del grado. Magnífico, coincidimos en eso. El detalle pillín está en que el que se ha puesto aquí a regular el postgrado antes de hablar del grado ha sido él. Si no fuera por esa minucia, no estaríamos dudando sobre si la lógica que el buen hombre aplica es la aristotélica de toda la vida o una variante revolucionaria de la lógica fuzzy.
Me ha gustado. Forma elegante y humorística, no exente de caridad, de describir cómo se las gasta un bellaco incompetente encumbrado a una Dirección General por sus servilismos.
ResponderEliminarEstamos arreglaos; al hilo del último párrafo "... si la lógica que el buen hombre ... lógica fuzzy", me recuerda un semicomentario que escuché de pasada en la facultad.
ResponderEliminarEn una clase práctica de Filosofía del Derecho, se enfrentaban dialecticamente los dos mejores, alumno/a de la promoción 1999-2004, los dos únicos que sacaron las 25 en junio de su promoción. Pues bien, el alumno A defendía la concepción del Derecho como norma, con tres libros encima de la mesa : ... y la norma, y porque la norma y éste autor dice que la norma... y la alumna A (coincidencia pero los dos nombres propios comienzan por A)pidiendo sosiego ...pero no te pongas así y tal ..., cuando de repente garciamado levanta los brazos deesde el fondo del aula y en elevado tono advierte : ¡la lógica, ¿dónde está la lógica?!, por desgracia iba con prisa y no pude preguntar qué quiso significar garciamado y enterarme un poco más del contexto, yo me preguntaba, ¿cómo es posible que esos dos alumno/a cometieran un error lógico? y ahora me lo sigo preguntando ¿cómo es posible?
Bueno tampoco será para tanto, nada, nada. No. Alguien coseguirá hechar un casquete para ir haciendo boca mas que na...
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