27 mayo, 2006

Universidad y blogs. Por Francisco Sosa Wagner.

Está surgiendo, ha surgido ya, una nueva forma de comunicación entre los humanos. Se llama “blog” y aparecen en Internet con solo pulsar nombres o direcciones. Es curioso que los mismos periódicos los incluyen como parte de su oferta, probablemente porque quieren hacer suyos el “producto”, sabedores de que son enemigos cualificados pues ya hay gentes que se informan de la actualidad a través de los blogs y no de las publicaciones convencionales. Dentro de poco carecer de blog propio será un signo de paletez irremediable, de estar en la higuera, en cierta manera como quien no manejaba la máquina de escribir hace años o ahora no sabe manejar el ordenador. Por de pronto, quienes no tenemos blog, nos ufanamos al menos de tener amigos con blog, un nuevo signo de distinción, yo lo tengo en la persona de mi colega de Facultad, el catedrático de Filosofía del Derecho Juan Antonio García Amado. A falta de blog propio, amigos con blog, como forma de ir entrando poco a poco en la modernidad.
¿Cuál es la causa de su proliferación? Creo que el blog es un grito que se emite desde la soledad. En la sociedad actual la posibilidad de emitir opiniones y tener un intercambio fructífero de ideas con amigos o compañeros es muy baja, incluso para quienes tenemos la suerte de trabajar en un medio rico como es la Universidad. En esta se discute sobre la organización de los departamentos o se asiste a juntas y comisiones o se conspira para elegir al próximo secretario de la subcomisión de suministros, no digamos para elegir al rector, entretenimientos todos inútiles, impropios de personas a quienes se les supone un grado elevado de identificación con su quehacer. Hablar, de verdad y en profundidad, de algún asunto de relevancia intelectual, solo en muy contadas ocasiones. Esfuerzos destinados a propiciar encuentros provechosos los hay en forma de conferencias o cursos pero la asistencia a los mismos del profesorado es muy baja, acaso los colegas más inmediatos del ponente y poco más (de los estudiantes solo asisten por lo general los cautivos). Suelo decir, cuando participo en tribunales de tesis doctorales, que la discusión que se suscita con motivo de la defensa de estos trabajos, es una de las pocas ocasiones en que los profesionales debaten sobre argumentos de su oficio con precisión y galanura. Por eso añado: conviene que no se enteren los responsables del sistema educativo superior porque corremos el riesgo de que supriman las tesis. Quien quita la ocasión, quita el pecado. Por de pronto ya va a eliminar las oposiciones públicas para sustituirlas por una leva masiva en la que se colocará el más intrigante, el que disfrute de mejor relación con el vicerrector de turno. Sacrificios de este tipo exige ese rentable embeleco que es la autonomía universitaria.
Si esto ocurre en el ambiente privilegiado universitario ¿qué no ocurrirá en otros que forzosamente han de ser más rutinarios? Pues póngase el lector en lo peor. De ahí que los espíritus más libres, los espíritus con una contenida vocación de insurgentes, recurran al blog para descargar en él sus ocurrencias y darlas al aire, al éter, a la red, al universo, cualquiera sabe a quién. En ese espacio enigmático caen como semillas y son por ello aptas para germinar, a la búsqueda como están de la fecundación. Pero lo importante es que el autor ha descargado, se ha liberado de la presión de sus cogitaciones. El blog tiene función depurativa, el blog es un laxante. He empezado este artículo pensando en la inminente conmemoración del setenta aniversario de la muerte del escritor austríaco Karl Kraus (junio de 1936). La semana próxima explicaré el parentesco de Kraus con el blogero actual.

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