Nuestro Presidente del Gobierno ha vuelto adonde le gusta, a casita, después de entrevistarse largamente con el Presidente de Senegal allá en aquel país. Cuentan las crónicas que las pasó negras ZP para entenderse, pues todos sabemos que no está hecho lo que se dice un políglota y aquellos senegaleses hablan nada menos que francés. Y eso que esta vez se lo había aprendido hasta con música, pues como iba a darles a los senegaleses, entre otras cosas, unos barcos para vigilar sus costas, lo cantaba tal que así:
Il était un pertit navire,
Il était un pertit navire,
il était un petit navire,
qui n'avait jajaja mais navigué,
qui n'avait jajaja mais navigué. Ohé! Ohé!
Y Moratinos, con el embajador y un par de docenas de subsecratarios, secundando al jefe. Pinche aquí y oígalos.
Como si nada. El senegalés, impasible el ademán. Empeñado en venderle a José Luis un cinturón. Cuero, cuero puro, le decía, chapurreando la lengua de Cervantes en lo que le convenía. Y José Luis que no, que ya tiene. Y el senegalés que bueno, entonces abanico, barato, barato, pa Consoles, más barato que Carrefour, José Luis, José Luis, Conseles contenta, tú vas a ver. Y Moratinos terciando, cómprale algo, Papes, joer, a ver si hay manera de hablar de lo nuestro. Pues cuánto el cinturón, le pregunta José Luis. Y el negrito que dos mil euros y José Luis que suelta la exclamación, confiado en la torpeza idiomática del interlocutor: ¡la madre que lo parió! El negrito que se pone negrazo y que le habla apresuradamente y de modo airado a su traductor. Y éste que resume: que usted, señor Zapatero, le ha mentado a la madre y que o pide disculpas o él retira al embajador en Madrid y pone una fábrica de cayucos. Bueno, perdón. Nuestro Presidente pone esa cara suya, convincente, tan riquín. Y el otro que vale, pero que además el cinturón. Saca José Luis la cartera, pero se le adelanta Moratinos y paga los dos mil euros. Creyendo solventada esa parte inicial del protocolo, vuelve la delegación española a la carga con el tema principal de la reunión. Óiganlo.
Como si nada. El otro apenas los deja terminar su musical perorata y contraataca con una billetera. Billetera, cuero, barata, barata, para fondos reservados. ZP y Moratinos se miran, le echan paciencia y preguntan que cuánto otra vez. Tres mil, tres mil, ustedes muchos euros, barato, barato, más barato que Carrefour. Se les congestionan los rostros a los españoles y el otro lo nota. Así que interpela a nuestro ministro de Exteriores: tú comprender negro porque tú Mora, tú comprender negro porque tú Mora. Caramba, no había caído, comenta Moratinos con una sonrisa de oreja a oreja. Qué jodío, mira qué ocurrente. Cómprale la billetera, hombre.
Y así fue transcurriendo la reunión, según fuentes diplomáticas. Todo un éxito. Allá se quedaron varios barcos guardacostas que ya los senegaleses están examinando a ver si son reversibles o de doble uso. Y la delegación española regresó feliz, cargada de presentes. Bueno, al menos ya tengo resuelto lo de los reyes para Sonsoles y las niñas, comentó al aterrizar José Luis. Qué tío, cómo negocia.
Y Moratinos, con el embajador y un par de docenas de subsecratarios, secundando al jefe. Pinche aquí y oígalos.
Como si nada. El senegalés, impasible el ademán. Empeñado en venderle a José Luis un cinturón. Cuero, cuero puro, le decía, chapurreando la lengua de Cervantes en lo que le convenía. Y José Luis que no, que ya tiene. Y el senegalés que bueno, entonces abanico, barato, barato, pa Consoles, más barato que Carrefour, José Luis, José Luis, Conseles contenta, tú vas a ver. Y Moratinos terciando, cómprale algo, Papes, joer, a ver si hay manera de hablar de lo nuestro. Pues cuánto el cinturón, le pregunta José Luis. Y el negrito que dos mil euros y José Luis que suelta la exclamación, confiado en la torpeza idiomática del interlocutor: ¡la madre que lo parió! El negrito que se pone negrazo y que le habla apresuradamente y de modo airado a su traductor. Y éste que resume: que usted, señor Zapatero, le ha mentado a la madre y que o pide disculpas o él retira al embajador en Madrid y pone una fábrica de cayucos. Bueno, perdón. Nuestro Presidente pone esa cara suya, convincente, tan riquín. Y el otro que vale, pero que además el cinturón. Saca José Luis la cartera, pero se le adelanta Moratinos y paga los dos mil euros. Creyendo solventada esa parte inicial del protocolo, vuelve la delegación española a la carga con el tema principal de la reunión. Óiganlo.
Como si nada. El otro apenas los deja terminar su musical perorata y contraataca con una billetera. Billetera, cuero, barata, barata, para fondos reservados. ZP y Moratinos se miran, le echan paciencia y preguntan que cuánto otra vez. Tres mil, tres mil, ustedes muchos euros, barato, barato, más barato que Carrefour. Se les congestionan los rostros a los españoles y el otro lo nota. Así que interpela a nuestro ministro de Exteriores: tú comprender negro porque tú Mora, tú comprender negro porque tú Mora. Caramba, no había caído, comenta Moratinos con una sonrisa de oreja a oreja. Qué jodío, mira qué ocurrente. Cómprale la billetera, hombre.
Y así fue transcurriendo la reunión, según fuentes diplomáticas. Todo un éxito. Allá se quedaron varios barcos guardacostas que ya los senegaleses están examinando a ver si son reversibles o de doble uso. Y la delegación española regresó feliz, cargada de presentes. Bueno, al menos ya tengo resuelto lo de los reyes para Sonsoles y las niñas, comentó al aterrizar José Luis. Qué tío, cómo negocia.
Ilmo Sr catedrático, le diré, que la venta del cinturón quizá le venga muy bien al Sr Papes para cuando vaya a Marruecos se lo ponga como punto de castidad por si atraviesa algún túnel oscuro en el Sahara no se vaya a encontrar con lo que no le gusta, que sepamos aquí en España.
ResponderEliminarRespecto al famoso cinto del que VI alega en su escrito, cuéntenos VI los 4000 contratos que ha firmado el Sr Papes para que venga medio Senegal aquí a España con contrato porque la clase trabajadora española con tanto marroquí, chinos y tanta lacra de los países del este estamos buscando pallá del Caribe o bien por el Amazonas algún territorio que no tenga bandera para podernos instalar allí y dedicarnos a la caña y al café, por lo tanto, el sr Papes después de tantas sandeces y estupideces en sus giras por Europa y por Africa quizá le venga muy bien el cinturón de cuero que se compró por 2000 euros para cuando se le acerque el Sr Zerolo muy de cerca y quizá lo deba de usar.
Era profesor, ¿verdad?
ResponderEliminar(jajajajajajaajajajajajajajaja)
Era profesor, ¿verdad?
ResponderEliminar(jajajajajajaajajajajajajajaja)
Genial ! Hacía tiempo que no me descoj.. , perdòn, me reía tanto.
ResponderEliminarIgual el negrito tiene más reversivilidades en la cabeza que tú, estás como un cencerro loco, tú TIZNATE, POR DIOS Y POR LA PATRIA (la que tu solo imaginas y no existe)
ResponderEliminarAnonymous , querido anonymous, te diré, que la cabecita que tengo entre las piernas igual que la que tengo encima de los hombros está para defender a la madre patria y pirabarme alguna negra o alguna latina e inclusive a alguna conocida tuya, porque da la casualidad que me considero un gran patriota de la España imperial y con todos los respetos a tú persona, nada más me acuerdo de tí cuando voy a la taza del water.
ResponderEliminar2ª parte : respecto al famoso cuero senegalés y a la famosa cartera, me da la impresión que padeces el mismo síntoma que el capitán Papes y respecto a que Dios nada más existe en mi cabeza me doy cuenta que eres un ateo y un poco hp = hermano proletario.
ResponderEliminarY respecto a que la patria está en mi cabecita loca, te diré, que la culpa no es mía sino del general Franco por no decirte otra cosa más fuerte, la tuvo él, por dejar tantos desgraciaos sueltos en nuestra querida España, como puede ser el caso tuyo, ya que me considero español por los cuatro costados y te voy a repetir que en estos momentos me voy al servicio a ver como está la taza del water para mandar una carta a la Zarzuela y otra a la Moncloa . Agur
Pues yo recomendaría que quien fuese a marruecos en vez de cinturón de castidad llevase condones.
ResponderEliminarEn marruecos hay chicos y chicas muy apetecibles, lo último que yo llevaría allí sería un cinturón de castidad.