Ay, este país de excesos y de todo a destiempo y fuera de lugar. Hace un par de días ya contaba aquí el ambiente crispado (¡un manifiesto contra la crispación, intelectuales!) que se está viviendo en la localidad leonesa de Cistierna desde que el pasado fin de semana fue asesinado a puñaladas el hermano del alcalde, por intentar poner fin a una pelea en la que participaban los conocidos matones locales que acabaron con su vida. El pueblo no deja de protestar, de gritar en la calle, y quiere tomarse la justicia por su mano. La familia del muerto ha publicado un comunicado ejemplar llamando a la calma y a que se confíe en el Estado y la ley. Con todo, ayer alguien prendió fuego a la casa de la familia de los homicidas.
Esos excesos que provoca la ira popular en casos así no son nada infrecuentes en España. Y, por supuesto, deben ser condenados con toda rotundidad. Efectivamente, para evitar y reprimir el crimen están las instituciones correspondientes del Estado y a ellas hay que fiar cualquier espíritu justiciero. Dicho esto, conviene puntualizar: esas reacciones son frecuentes salvo..., que mate ETA, y sobre todo si mata en Euskadi. Ah, amigo, ahí el personal ya se la coge con papel de fumar. Que alguien me explique por qué. ¿No duelen igual todos los muertos? ¿Hay muertes más disculpables por razón de la raza, la nación o el tipo de vesania del asesino? Bien sabemos ya que si las víctimas son ecuatorianas la reacción social es mínima. Es lo que tiene el nacionalismo de cualquier signo, sirve para clasificar muertos y jerarquizarlos.
¿Por qué tanta timidez, tantas contemplaciones, tantas reservas a la hora de reaccionar contra los etarras? Mucha gente tiene puro miedo y mira para otro lado. Eso ya define al personal. Contra los gitanos y en masa es más fácil. Muy bonito. Otros no quieren que peligre el cargo o la prebenda que tienen o que ambicionan. Curiosamente, aquí, a día de hoy, criticar a ETA puede servir para que te llamen facha y te pongan en alguna tonta negra. Otros, muchos, calculan, antes de decir esta boca es mía, si la reacción favorecerá al gobierno o a la oposición y si se moverán los votos cuando la ciudadanía se indigna. Estamos enfermos de ese pueril maniqueísmo político. Y los que mandan echan cuentas todo el rato y piensan en clave de futuras alianzas de gobierno y sobre los cadáveres y los chantajeados pergeñan posibles mayorías para mañana. Es como una variada antología de la miseria humana, de la más rastrera mezquindad. Sólo en algo hemos avanzado: ya no disculpamos el crimen con el famoso “algo habrá hecho”. Aunque ya veremos la próxima vez...
Hubo una ocasión en que fue distinto, cuando ETA le dio el tiro en la nuca a Miguel Ángel Blanco maniatado. La reacción fue masiva y, entre otras iniciativas, nació el Foro de Ermua. Arzallus se apresuró a decir que era una maniobra del PSOE y Anasagasti declaró que detrás de estaba el CESID, nada menos. Cuando ETA asesinó a Jose Luis López de Lacalle, miembro del Foro, la reacción ya no fue la misma. Había vuelto a nacer la división y todo se planteó de nuevo en términos de estrategias y conveniencias políticas. Hoy, se le reprocha al Foro ser un aliado del PP. Todo antes que admitir que haya gentes que simplemente quieran luchar contra el fascismo, por la vida y por la libertad, al margen y por encima de etiquetas partidistas. Hace unos días el Ayuntamiento de Ermua aprobó una moción para que el Foro dejara de llamarse de Ermua. Votaron a favor los concejales nacionalistas y todos los del PSOE, incluido el alcalde, que era uno de los fundadores del Foro. Antes el sillón que la decencia, naturalmente.
En este país todavía hay crímenes de primera y de segunda. Los políticos siempre los han clasificado así. El pueblo, parece que definitivamente contaminado, vuelve a sentirlo de ese modo. Este pueblo, que ya difícilmente confía en legisladores, fiscales y jueces, pero que ha aprendido a nadar y guardar la ropa, que desprecia la integridad de los mejores, que trata de reproducir fielmente el comportamiento de esos sonrientes rastreros que ha elegido para que lo gobiernen. Tan monos todos.
Dos cuestiones
ResponderEliminarEl tema de Vascongadas y el Foro de Ermua - fue una gozada escuchar ayer a la conferenciante en el salón del Ayto. Pero la presentación que Vd hizo, no fue del todo atinada ya que comparó el silencio del pueblo alemán 1933-45 con el silencio de ciertos españoles, pues bien, todos sabemos que el pueblo alemán callaba respecto al pueblo judío y aquí es silencio es entre españoles y más concreto entre vascos. Sin entrar en valoraciones claro. Era más correcta la comparación que hizo la invitada, con el Gulag soviético.
Los calés- no se les puede criminalizar, hay gitanos extraordinarios, pero el pueblo en masa no fue a quemarles la casa, eso lo debieron hacer tres o cuatro personas, el pueblo en masa fue a protestar porque el alcalde era del PSOE y por quedar bien con el poder.
La sorpresa de la gente - me llama hoy a la hora de comer un amigo mío diciéndome que ayer a las 23'00 h en Radio 1 el maestro Sosa Wagner razonaba con otro jurista nacionalista catalán y no se explicaba este amigo (profesor de química)como el jurista catalán se apoyaba en la Constitución para defender que Cataluña era una nación.