Escribe hoy José Carlos Llop una tercera de ABC que da que pensar, más allá de que algunos dudemos de su confianza en que la recuperación espiritual de Europa pase, entre otras cosas, por Benedicto XVI. Se titula “De Rushdie a Pamuk: una deriva” y señala el contraste entre la solidaridad europea y mundial que hace veinte años se desencadenó con Salman Rushdie, cuando fue condenado por el fanatismo islamista, y la indiferencia con que en el Viejo Continente se ha tratado el exilio forzado de Orhan Pamuk, premio Nobel de literatura al que el fanatismo ultranacionalista turco no le perdona las obvias verdades que ha proclamado sobre el genocidio armenio. De insolidaridad con los amenazados, miradas para otro lado y proyección de los sentimientos humanos con los represaliados lejanos, casi nunca con los próximos, algo sabemos también en este país.
Puestos a establecer contrastes, podríamos también comparar semejante indiferencia ante el hombre real amenazado, al que se han apresurado a dar asilo las universidades de ese país que encarna las esencias del mal para tanto bienpensante acomodado de estos pagos, EEUU, con el reproche que mucho progresista cómodo y acomodado ha expresado cuando aquel periódico danés incurrió en el tremendo pecado de publicar unas caricaturas de Mahoma. Nuestro presidente, tan colega del primer ministro turco en el empeño de montar una alianza con civilizaciones que no tienen mucho empacho en amenazar a sus ciudadanos más libres. Creo que ZP en el caso de las caricaturas se limitó a decir que su publicación había sido una imprudencia. De la persecución de Pamuk no recuerdo que haya dicho nada. Seguramente ni sabe quién es. Eso sí, tiene una tendencia nuestro líder carismático a hacerles la corte a los más chulos y matones, vaya usted a saber por qué extraños motivos de su psique de colorines.
Pero dejemos a este presidente nuestro con sus indigencias polivalentes y preguntémonos por qué a las gentes de Europa les inquieta más el enfado de los islamistas por las caricaturas de su profeta que las amenazas de muerte a un escritor que no se aviene a complicidades ni se conforma con el discursito del todo el mundo es bueno y de viva la paz de los cementerios. Puede que me equivoque, pero no se me ocurre más que una explicación: miedo ratonil, apocada cobardía.
La diferencia decisiva está en que si Pamuk habla pueden matarlo a él. Pues que se busque la vida, quién le manda, piensa en el fondo nuestro burguesito bienpensante, mientras descorcha su botella de tinto de reserva. En el fondo Pamuk le importa tan poco como Mahoma y todas sus caricaturas. Pero hay una diferencia crucial para nuestro calculador ciudadano. Por lo de las caricaturas pueden matarnos a cualquiera, pues ya sabemos que el obseso islamista no repara en gastos ni discrimina entre víctimas posibles. Y eso ya no, mire usted, que lo primero es nuestra seguridad, ahora que ya casi he acabado de pagar la hipoteca y que vamos a cambiar las cortinas del chalet. Como cuando decimos que bien estuvo lo de De Juana por consideración al derecho a la vida. Tiene bemoles esta elevada consideración del derecho a la vida de los otros, que no es más que apego mezquino a la vida propia. El lema de esta sociedad está claro: por si acaso. Somos la generación de los porsiacasistas. Todos somos Neville Chamberlain, el del "apaciguamiento". Mira, otro lema interesante.
Puestos a establecer contrastes, podríamos también comparar semejante indiferencia ante el hombre real amenazado, al que se han apresurado a dar asilo las universidades de ese país que encarna las esencias del mal para tanto bienpensante acomodado de estos pagos, EEUU, con el reproche que mucho progresista cómodo y acomodado ha expresado cuando aquel periódico danés incurrió en el tremendo pecado de publicar unas caricaturas de Mahoma. Nuestro presidente, tan colega del primer ministro turco en el empeño de montar una alianza con civilizaciones que no tienen mucho empacho en amenazar a sus ciudadanos más libres. Creo que ZP en el caso de las caricaturas se limitó a decir que su publicación había sido una imprudencia. De la persecución de Pamuk no recuerdo que haya dicho nada. Seguramente ni sabe quién es. Eso sí, tiene una tendencia nuestro líder carismático a hacerles la corte a los más chulos y matones, vaya usted a saber por qué extraños motivos de su psique de colorines.
Pero dejemos a este presidente nuestro con sus indigencias polivalentes y preguntémonos por qué a las gentes de Europa les inquieta más el enfado de los islamistas por las caricaturas de su profeta que las amenazas de muerte a un escritor que no se aviene a complicidades ni se conforma con el discursito del todo el mundo es bueno y de viva la paz de los cementerios. Puede que me equivoque, pero no se me ocurre más que una explicación: miedo ratonil, apocada cobardía.
La diferencia decisiva está en que si Pamuk habla pueden matarlo a él. Pues que se busque la vida, quién le manda, piensa en el fondo nuestro burguesito bienpensante, mientras descorcha su botella de tinto de reserva. En el fondo Pamuk le importa tan poco como Mahoma y todas sus caricaturas. Pero hay una diferencia crucial para nuestro calculador ciudadano. Por lo de las caricaturas pueden matarnos a cualquiera, pues ya sabemos que el obseso islamista no repara en gastos ni discrimina entre víctimas posibles. Y eso ya no, mire usted, que lo primero es nuestra seguridad, ahora que ya casi he acabado de pagar la hipoteca y que vamos a cambiar las cortinas del chalet. Como cuando decimos que bien estuvo lo de De Juana por consideración al derecho a la vida. Tiene bemoles esta elevada consideración del derecho a la vida de los otros, que no es más que apego mezquino a la vida propia. El lema de esta sociedad está claro: por si acaso. Somos la generación de los porsiacasistas. Todos somos Neville Chamberlain, el del "apaciguamiento". Mira, otro lema interesante.
Dicho todo lo anterior, estoy de acuerdo en que Bush es un cretino y el culpable sin atenuantes de muchísimas muertes de gentes que deberían seguir bajo la dictadura de Sadam para no matarse entre sí, aunque él asesinara a unos cuantos de tarde en tarde. Como te digo una cosa, te digo la otra. Lástima que a Pamuk no lo amenazara la Cia o no esté encerrado en Guantánamo. Entonces Europa sería un clamor sin miedo. Y vuelvo a decir lo mismo, por si las moscas: la Cia torturadora y Guantánamo también son porquerías intolerables, también.
Ilmo Sr catedrático
ResponderEliminarle diré que la persecución del turco Pamuk, referente a sus comentarios, le diré que hay que medir a todos por el mismo rasero, bien sea porque lo diga la ONU o bien porque lo diga Occidente, esto es como la plaza de la fruta, toma y trae, lo que no se puede juzgar es un comportamiento y dejar al resto con chaqué y pajarilla.
Quiero decirle a VI, además, que el planeta Tierra, está corrompido a todos los niveles por culpa de la globalización mundial, por lo tanto, mientras haya tantas religiones y tanta hambruna en Africa los ciudadanos de a pie siempre tendremos la bota puesta en el cuello, por si no nos matamos al caer ya se encargan de torcer la bota y dejarnos bien rematados.
Por lo tanto, mientras no haya ley y orden y una justicia social para todos igual, esto seguirá siendo una caca que se seguirá llamando caca de la vaca.
Con independencia de que Rushdie escribe en inglés, y es en Inglaterra donde ha desarrollado casi toda su carrera literaria (por lo que se le percibe como a un europeo más, especialmente por los anglosajones), mientras que Pamuk escribe en turco, y es percibido como un no-europeo por los europeos (diferencia ésta perceptiva de la que también sería interesante hablar), un acontencimiento crucial separa a uno y otro: el 11 S, entre nosotros subrayado por el 11 M. Y, por tanto, como muy bien dice Garciamado, la generalización del miedo entre el personal. Máxime cuando Pamuk, además de denunciar el genocidio armenio en Turquía(que no tuvo lugar ayer, sino en 1915, es decir, hace casi cien años), es una de las voces más críticas no solo con el actual Gobierno turco sino, especialmente, con la creciente influencia islamista en su país. Y esto es, a mi juicio, lo que realmente ha provocado que los europeos se desentiendan en buena medida de él (no todos: ahí está la concesion del Nobel, que es genuinamente europeo).
ResponderEliminarSin embargo, en mi opinión hay también un aspecto ideológico importante, que podría definirse como la incapacidad para comprender en su justa medida la amenaza que implica el islamismo radical para lo que llamamos Occidente y, desde luego, para Europa (en paralelo con el crecimiento del escepticismo acerca de que los conceptos de Occidente y Europa signifiquen algo). Y, evidentemente, cuando una amemaza no se percibe como tal, se carece de la capacidad de reaccion necesaria ante situaciones como las de Pamuk.
Las causas de esta no-percepción, especialmente entre la que, para entendernos, llamamos la izquierda, sería otro interesante objeto de análisis.
Por último, debo mostrar mi desacuerdo en que más valdría haber dejado que los iraquíes sufrieran la dictadura del régimen de Sadam, para evitar que ahora se maten entre ellos. En el fondo, el no intervencionismo no es sino mirar hacia otro lado. Y el "no a la guerra" puede encubrir la mayor insolidaridad con los que son masacrados, y la mayor ayuda para los genocidas.
¿El no intervencionismo, o la no injerencia en los asuntos de otro Estado? ¿Quién es esa entidad divina que decide, acuerda intervenir para poner orden en un determinado estado?
ResponderEliminarLa no injerencia podrá ser en un sentido amplio eso precisamente: mirar para otro lado en muchas ocasiones, pero es el único criterio para ser respetuosos con un estado. Al menos yo cuando analizo esto considero a los estados como personas, hago esa simplificación.
Pero voy a relajarme, entro en trance: A partir de ahora gracias a la aniquilación del principio de no injerencia se acabara el hambre en el mundo. Por fin esta guerra será el principio de una nueva era: bush será el nuevo Mesías alimentara a toda Africa, todos los hombres seremos grandes hermanos unidos por un nuevo Estado: el planeta Tierra.
PD: Es fácil esto se arregla con cuatro bombas que cullons.
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ResponderEliminarJurisprudent:
ResponderEliminarDe entidades divinas, nada. De hecho, lo han decidido:
- La ONU (mediante la utilización de los Cascos Azules)
- La OTAN (Yugoslavia)
- Cualquier Estado que considere perjudicados gravemente sus intereses por otro Estado (USA en Afganistan).
Esto, únicamente, en cuanto a la ingerencia militar, porque no creo que se refiera ud. a la ingerencia no militar.
A mi juicio, la comunidad internacional debería de avergonzarse por no haber intervenido en Ruanda, o en Dafour, o en el Kurdistán iraquí, por poner tres ejemplos. ¿O considera ud. el genocidio una cuestíón interna cuando lo llevan a cabo los estados canallas contra sus propios ciudadanos?.
Cuestión diferente es determinar las normas jurídicas que deben regular la intervención internacional, normas que, naturalmente, deben adoptarse mediante tratados internacionales multilaterales, y en el seno de la ONU, lo cual, por supuesto, exigiría una reforma de ésta, de profundo calado. ¿Utópico?. Pues vale. La alternativa es continuar mirando hacia otro lado. Como hicimos con Ruanda. Bien relajados, eso sí. Todo sea por la no injerencia.