16 abril, 2007

Los tiempos retroceden que es una barbaridad

Huyendo malamente del presente, me pongo a leer a Larra y, para entenderlo mejor, repaso algunas historias de su tiempo. Y, diablos, me encuentro con aquel episodio de 1834, en tiempos de la Regencia de María Cristina y del gobierno de Martínez de la Rosa, cuando, en julio, el cólera morbo se extiende por parte del país y alguien hace correr el bulo de que los frailes habían envenenado el agua de Madrid. La reacción del populacho acabó con el asesinato de ochenta frailes en la capital, y la quietud del gobierno extendió la reacción a otras partes. Parece que Mendizábal, que gobernó desde septiembre de 1835, no fue muy ajeno a la interesada difusión de aquel malévolo rumor, según algunos historiadores. Pérez Galdós retrató esos tiempos en el número 20 de sus Episodios Nacionales, “Un faccioso más y algunos frailes menos”.
Pues no sé, debo de tener el día torcido. Resulta que me pongo a pensar y esos hechos me recuerdan demasiado este presente del que quería separarme un rato. Ya no se queman frailes, eso no, pero el gustillo por agitar a la turbamulta parece que se mantiene. Primero fue por el 11-M y para cargarse aquel torpe gobierno presidido por uno que se creía tocado por la mano de los dioses angloparlantes. Todos a la calle, pásalo. Después, los otros andan agitando el cotarro callejero porque se rompe España y porque los cómplices de los asesinos, dicen, fueron (los amigos de) los que ahora gobiernan. El Gobierno, hoy, continúa echándole las culpas del atentado al PP y el PP continúa cargándoselas al Gobierno actual. Y el ambiente sigue calentándose como si las bombas las hubieran puesto talmente los unos o los otros; o como si hubiesen pillado a éstos o aquéllos envenenando los pozos de agua.
Faltan Larra y Galdós, eso es cierto, pero casi todo lo demás ahí está, España eterna. Y el populacho con crecientes ganas de gresca y los que mandan jaleando y jaleando.
Lo dicho, deben de ser cosas mías. Voy a ponerme con Virgilio, a ver si se me aplaca la neura. Me refiero al poeta latino. Por si las moscas.

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