La ecuanimidad era verde y se la comió un burro; o una reata de ellos. El pensamiento único es también un pensamiento tartamudo y nuestro sentido crítico tiene cada lapsus de no te menees. Si por aquí viniera el mastuerzo de Bush, saldrían a la calle miles y miles de personas a protestar contra imperialismos y guantánamos, y no faltaría razón. Si aparecieran Castro o Chávez se manifestarían los otros, algunos llegados en chárter desde Miami, para expresar su indignación contra dictaduras reales o virtuales y contra payasos elevados a líderes de la liberación de los oprimidos del mundo, que manda carallo; y no faltaría razón. Cuando se reúnen los del G-8 se movilizan legiones de alternativos de variado pelaje, hierros en las orejas y pañuelo palestino para quejarse de las injusticias del capitalismo; y más de una razón se les puede reconocer.
Pero, corcho, llega a Madrid el Rey de Arabia Saudí, satrapía de libro, teocracia cruel, dictadura montada por los parientes de Alí Babá, y aquí no se mueve ni Alá. Al contrario, se percibe un frufrú de calzoncillos y bragas cayéndose el unísono, el Rey de Nuestra Cosa se descoyunta de tanto abrazar, la Reina se pone las joyas más caras y se tapa las pantorrillas, el alcalde de Madrid abre la caja fuerte y saca las llaves de oro y los conseguidores habituales hacen fila al grito de señorito, déme algo, chacho, y le regalo unas ramitas de romero y le leo la mano. Creo que hasta las modelos más reputadas se depilan de urgencia, por si las urgencias.
Cuentan las crónicas que muchos de los jeques –o lo que sean- del séquito alauí, alauá, alabin-bon-vivant no se quitan las gafas de sol ni en las cenas de gala. Da igual, como si dan un concierto de pedorretas durante el segundo plato o se abandonan al santo regüeldo, a ésos hay que reírles las gracias porque tienen parné y, como han puesto a la oposición a la sombra o en mejor vida, no hay peligro de que a las puertas de algún palacio capitalino se amontonen exiliados y antiglobalizadores para gritar que no puede ser y que cómo vamos a cuadrarnos ante semejantes déspotas bañados en oro negro y del otro. También dicen los periódicos que a la cena que aquí les ofrecen las fuerzas vivales de nuestro país asistieron pocas mujeres, no vaya a ser que esos señores con capota se pongan a regurgitar su misoginia durante los brindis al sol del desierto. Pero tampoco consta que las feministas hayan dicho este ovario es mío ni que Garzón se haya puesto a cavilar sobre la posibilidad de imputarlos y emputecerlos por maltrato doméstico o por no respetar la ley de igualdad entre los sexos.
No, les ponemos mesa y cama, cerramos los ojos y decimos aquello de sigue, sigue, que me está gustando.
Pues eso.
Pero, corcho, llega a Madrid el Rey de Arabia Saudí, satrapía de libro, teocracia cruel, dictadura montada por los parientes de Alí Babá, y aquí no se mueve ni Alá. Al contrario, se percibe un frufrú de calzoncillos y bragas cayéndose el unísono, el Rey de Nuestra Cosa se descoyunta de tanto abrazar, la Reina se pone las joyas más caras y se tapa las pantorrillas, el alcalde de Madrid abre la caja fuerte y saca las llaves de oro y los conseguidores habituales hacen fila al grito de señorito, déme algo, chacho, y le regalo unas ramitas de romero y le leo la mano. Creo que hasta las modelos más reputadas se depilan de urgencia, por si las urgencias.
Cuentan las crónicas que muchos de los jeques –o lo que sean- del séquito alauí, alauá, alabin-bon-vivant no se quitan las gafas de sol ni en las cenas de gala. Da igual, como si dan un concierto de pedorretas durante el segundo plato o se abandonan al santo regüeldo, a ésos hay que reírles las gracias porque tienen parné y, como han puesto a la oposición a la sombra o en mejor vida, no hay peligro de que a las puertas de algún palacio capitalino se amontonen exiliados y antiglobalizadores para gritar que no puede ser y que cómo vamos a cuadrarnos ante semejantes déspotas bañados en oro negro y del otro. También dicen los periódicos que a la cena que aquí les ofrecen las fuerzas vivales de nuestro país asistieron pocas mujeres, no vaya a ser que esos señores con capota se pongan a regurgitar su misoginia durante los brindis al sol del desierto. Pero tampoco consta que las feministas hayan dicho este ovario es mío ni que Garzón se haya puesto a cavilar sobre la posibilidad de imputarlos y emputecerlos por maltrato doméstico o por no respetar la ley de igualdad entre los sexos.
No, les ponemos mesa y cama, cerramos los ojos y decimos aquello de sigue, sigue, que me está gustando.
Pues eso.
PD.- Escrito lo anterior, me topo con la noticia de que la Casa Real (la española) está que trina porque los saudíes han dado el chivatazo, con foto incluida, de que doña Leti asistió a una de esas cenas con el Rey saudí, pese a estar de baja por maternidad. Baja y delgada, pero mírala, no quiso perdérselo. Hay que ver lo que valen los reales; perdón, quise decir los riales.
¿Es verdad que le han dado el "toisón de oro"?
ResponderEliminarIlmo sr catedrático feliz nacimiento de su hija. Respecto a lo que VI me habla del acogimiento de los monacacas de Arabia Saudí, no me extraña que la casa de los borbonazos tuvieran la alegría de ver a sus jeques y a su séquito y a su harén privado, por lo tanto no me extraña que no asistiera nadie a su palacete que entrarían unas sesenta mil familias simplemente con lo que tiene de jardines que son inmensos , sin contar las canchas ni el hipódromo que tiene, etc...
ResponderEliminarMientras tiene al pueblo aburrido con una renta per cápita de las más bajas de Africa y Europa y con los mocos colgando, ellos gastándose el dinero que les da el petroleo que verdaderamente no es de ellos sino del pueblo y que lo despilfarran sin piedad mientras el pueblo saudí se muere de hambre y de necesidades, no me extraña del borbonazo español, por decir algo de lo de español porque para mí es un intruso por herencia que no le pertenece el trono de España ni el principado de Asturias, pero bueno, no se preocupe VI que el pueblo español tiene lo que se merece ya que votaron sí al referendum cuando le nombraron príncipe de España, cuando en la realidad actual del siglo XXI tenemos al verdadero rey de España paseandose sin ser el rey, estos se adelantaron una dinastía a Luis Alfonso de Borbón.
Y hablándole de tanta realeza si me gustaría que me hablase VI de la muerte de Alfonso de Borbón en la estación de esquí porque aquí los medios de comunicación no nos lo pusieron muy claro ¿Sabe VI algo eh? pues cuentemelo.
Cuénteme VI lo de la asturiana Dª Leti que se fue al banquete de los moros africanos estando de baja por enfermedad por su feliz parto, me gustaría que me explicara que hace el ministerio de Trabajo sabiendo que ha ido a una cena de gala a nivel real con los monos africanos ¿qué hace la Seguridad Social que no ha actuado contra esa ciudadana por muy princesa que se haga llamar?, porque por ese sistema también los ciudadanos debemos de tener los mismos derechos que la asturiana porque si fuera un ciudadano el que estuviera de baja y le pillaran emborrachándose seguro que le quitaban la paga a ver como la Constitución española es tan mentirosa que nos engaña con sus artículos habiendo una discriminación muy grande de arriba a abajo.
Le diré respecto a los reales y a los riles que ya no hay reales sino que el trabajo dignifica a las personas y ya está bien de alimentar parásitos que por suerte no les considero españoles sino más bien italianos y portugueses.
Sin más se despide si me quiere contestar respecto a alguna duda.