29 agosto, 2007

¿Virtuosos a la fuerza?

Esto ha escrito Rogelio, un amigo del blog, a propósito del debate que el último post ha provocado sobre el tema de la castración química de ciertos delincuentes sexuales:
"¿Qué sucederá el día en que los investigadores, que lo harán, den con un gen, retrogén o protogén inhibidor de la maldad, que nos despoje del germen del mal? ¿ Será lícito el suministro obligatorio de dicha sustancia desde la guardería, al igual que ahora lo son los programas de vacunación infantil por motivos de salud pública ? Si la salud según la OMS es: "El estado de completo bienestar físico, psicológico y social", ¿no podrían incorporarse estas cuestiones al ámbito de la salud pública?".
Me ha recordado una cosilla que escribí hace unos cuantos años después de leer una novela de H. Stangerup titulada El hombre que quería ser culpable. En la novela se recrea una sociedad en la que las terapias y medios de control social casi han desterrado el delito y todo comportamiento antisocial. Todos son buenos y probos sin alternativa posible, pero el protagonista de la novela mata a su esposa porque no soporta esa virtud impuesta y quiere sentir la culpa y la condena para seguir considerándose humano.
El que tenga ganas y paciencia, puede ver aquel texto si pincha aquí.

3 comentarios:

  1. Creo que esa idea ya está en "La naranaja mecánica" (The clockwork orange) de A. Burgess. Una sociedad de gandhis caería muerta en la inacción.

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  2. ¿Y no está también en "Un mundo feliz" de Huxley? Yo a veces me pregunto si no estaremos caminando hacia ese tipo de sociedades más rápido de lo que creemos.

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  3. ¿Y no está también en el catálogo de otoño del Venca? (qué pasa, cada cual cita a sus clásicos).

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