En la edición de Castilla y León del ABC de hoy, domingo, viene un artículo titulado "El rector Penas y el Pirulí de la Habana", que copio a continuación. En la edición digital no consigo ver quién es el autor. En cualquier caso, la iniciativa rect(or)al es interesante y dice mucho de por dónde nos van a dar en los tiempos venideros.
Y otra cosa: ¿este rector no era aquel que hacía la pelota al PP un día sí y otro también y el que armó el cisco para no poner la bandera de León a la entrada de los baños? El PP no soltó carguete, ¿eh, colega? A ver éstos, hombre, a ver éstos. Que lo del rectorado se acaba en cuatro días y luego qué va a hacer uno con una cátedra a palo seco.
Alguna ley debería ordenar que cuando los rectores acaban su último mandato se conviertan en estatuas de bronce. O de sal y que no les pongan techo. Para evitarles el espectáculo de después y el señorito, deme algo.
Bueno, pues ahí va el artículo y que me perdone su autor por no saber su nombre en este momento.
El rector Penas y el Pirulí de la Habana.
No tengo el placer académico y personal de conocer al doctor Ángel Penas, rector de la Universidad de León. No sé si llegó a las fragancias del poder inducido por los efluvios seductores de ZP, o debido al impulso dorado de la UPL tras el pendón de doña Urraca, o inspirado por las esencias empaquetadas del PP en un envoltorio de Cristian Dior. Sería fácil averiguarlo, pero da igual porque los buenos ejemplos, como decía Montaigne, son realmente quienes levantan la solidez de un edificio. Por esto mismo, sus declaraciones del viernes pasado, hechas en medio de una campaña electoral desquiciada y para memos radicales -en Madrid Gallardón es a Leguina lo que ZP a Rajoy: la misma dictadura de partido y el resto es idiotez cultivada-, me han llamado poderosamente la atención.
En ellas asegura el rector Penas, con gran alegría -y en esto se parece a Juan Ramón Jiménez que hacía de cualquier bagalela una joya-, que el gallego se impartirá en las aulas de su Universidad a partir del próximo curso por una razón de peso: porque ello aumentará la expectativa laboral de sus alumnos. Y acto seguido remachó este argumento decisivo con otra razón mucho más ambiciosa para que el personal -el que aún no se había caído del guindo-, se despanzurrara de una vez con la ley de la gravedad: también se impondrán en la universidad leonesa el catalán y el euskera. Lógico, y es que el magnífico vela, precisamente, por «aquellos que luego tienen que encontrar, a través de oposición o concurso, plazas de trabajo en comunidades autónomas en las que la lengua cooficial con el español es imprescindible». Y tan imprescindible.
Total, que ante la avalancha de solicitudes se ha colapsado la secretaría general y, como en las carnicerías de postín que trinchan los filetes cual jamón ibérico, han tenido que acudir a un riguroso turno con ticket electrónico y todo. Y es que son tantas las oportunidades de promoción laboral las que ofrece la república gallega a los universitarios leoneses que no cabe otro remedio que estar al loro y crear un nuevo plan Marshall. De hecho, Bill Gates, a la chita callando, ha empezado a sustituir el inglés por el gallego tanto en la red como en el emporio de sus dominios donde tampoco se pone el sol.
Y en este magno proyecto -y hasta ahí podíamos llegar-, no subyace ninguna intención política. ¿Pero cómo va a haberla, so zopenco? Cuando al doctor Penas le dijo cierto periodista que la propuesta olía a perfume de ZP y a licitación de concejalía para la Alianza de Civilizaciones, «lo negó tajantemente», certifican las crónicas. Y como no quiere que sus alumnos hablen el gallego de Fraga, que se parece al que farfulla una vendedora de pulpo en cuaresma, será el gobierno gallego quien emita certificados y homologaciones a los alumnos leoneses. El señor Penas está a punto de convertirse en presidente de la comisión de sabios que asesora a ZP. O sea, lo más parecido a la señora Raimunda de mi pueblo cuando gritaba en la plaza: al rico pirulí de La Habana, el que no lo compra hoy se muere mañana.
No tengo el placer académico y personal de conocer al doctor Ángel Penas, rector de la Universidad de León. No sé si llegó a las fragancias del poder inducido por los efluvios seductores de ZP, o debido al impulso dorado de la UPL tras el pendón de doña Urraca, o inspirado por las esencias empaquetadas del PP en un envoltorio de Cristian Dior. Sería fácil averiguarlo, pero da igual porque los buenos ejemplos, como decía Montaigne, son realmente quienes levantan la solidez de un edificio. Por esto mismo, sus declaraciones del viernes pasado, hechas en medio de una campaña electoral desquiciada y para memos radicales -en Madrid Gallardón es a Leguina lo que ZP a Rajoy: la misma dictadura de partido y el resto es idiotez cultivada-, me han llamado poderosamente la atención.
En ellas asegura el rector Penas, con gran alegría -y en esto se parece a Juan Ramón Jiménez que hacía de cualquier bagalela una joya-, que el gallego se impartirá en las aulas de su Universidad a partir del próximo curso por una razón de peso: porque ello aumentará la expectativa laboral de sus alumnos. Y acto seguido remachó este argumento decisivo con otra razón mucho más ambiciosa para que el personal -el que aún no se había caído del guindo-, se despanzurrara de una vez con la ley de la gravedad: también se impondrán en la universidad leonesa el catalán y el euskera. Lógico, y es que el magnífico vela, precisamente, por «aquellos que luego tienen que encontrar, a través de oposición o concurso, plazas de trabajo en comunidades autónomas en las que la lengua cooficial con el español es imprescindible». Y tan imprescindible.
Total, que ante la avalancha de solicitudes se ha colapsado la secretaría general y, como en las carnicerías de postín que trinchan los filetes cual jamón ibérico, han tenido que acudir a un riguroso turno con ticket electrónico y todo. Y es que son tantas las oportunidades de promoción laboral las que ofrece la república gallega a los universitarios leoneses que no cabe otro remedio que estar al loro y crear un nuevo plan Marshall. De hecho, Bill Gates, a la chita callando, ha empezado a sustituir el inglés por el gallego tanto en la red como en el emporio de sus dominios donde tampoco se pone el sol.
Y en este magno proyecto -y hasta ahí podíamos llegar-, no subyace ninguna intención política. ¿Pero cómo va a haberla, so zopenco? Cuando al doctor Penas le dijo cierto periodista que la propuesta olía a perfume de ZP y a licitación de concejalía para la Alianza de Civilizaciones, «lo negó tajantemente», certifican las crónicas. Y como no quiere que sus alumnos hablen el gallego de Fraga, que se parece al que farfulla una vendedora de pulpo en cuaresma, será el gobierno gallego quien emita certificados y homologaciones a los alumnos leoneses. El señor Penas está a punto de convertirse en presidente de la comisión de sabios que asesora a ZP. O sea, lo más parecido a la señora Raimunda de mi pueblo cuando gritaba en la plaza: al rico pirulí de La Habana, el que no lo compra hoy se muere mañana.
Alegra advertir algún oasis de crítica e inconformismo en los desiertos intelectuales de la Universidad española. Aplausos.
ResponderEliminarNo sé qué delito han cometido los profesores de León pero, por lo que me dicen los colegas de allá, llevan años penalizados. Parece que bajo el mandato de ese rector ningún ser virtuoso ha quedado sin castigo.
ResponderEliminar¿Pero no nos había contado hace tiempo que su rector terminaba el mandato? En todo caso, una idea para los amigos de este blog juristas: ¿por qué no incorporar a las leyes penales el castigo de las declaraciones con una superficialidad recalcitrante, las promesas papanatas, los proyectos de un cinismo rampante...?
ResponderEliminarQue los rectores propongan lo que les parezca... pero que sean responsables de sus decisiones. Ya que se habla tanto de la calidad y evaluación universitaria ¿por qué no evaluar a los rectores? Un ruego a los presidentes autonómicos: QUEREMOS UNA EVALUACIÓN DE LOS RECTORES YA.
ResponderEliminarQue alegría me ha dado leer este artículo, no sólo la gente menos estudiada dice tonterias, también los magníficos, y digo yo por qué no se imparten las clases también en andaluz e incluso en leones, seguro que así su candidato propuesto tendría todos los votos de la UPL, perdón si estos no son lenguas son sólo dialectos, pero ya puestos que más da no. Salud a todos y a esperar la siguiente estupidez que seguro no le irá a la zaga.
ResponderEliminar¡SIERRA, es usted un crack!
ResponderEliminar¡ANECA PARA LOS RECTORES!
¡¡RANECA YA!!
Y si no les sirve de molestia (como decía mi portero de antes), me postulo como Miembro del Comité de Prospectiva y Evaluación Prospectiva (bis) de la Excelencia y la Calidad de la Actividad Rectoral (PEPECAR). Que quiero ponerme a dieta(s).
Si no les sirve de molestia, ¿eh?
Ah: y con todo, la verdad es que su una universidad te ofrece un intensivo de catalán o gallego con el que, en un año, te quitas de enmedio la ventaja competitiva de los nativos, puessss...
ResponderEliminarPero va, da igual. ¿Hay inundaciones, terremotos o rectores? Porco governo! Porco ZP! Como diría el espíritu patrio de la Reina de Corazones: ¡que le corten la cabeza!
Si uno mira la "Web of Knowledge" y escribe el nombre de vuestro Rector salen "DIEZ PUBLICACIONES", y un índice h de 3.
ResponderEliminarEn el CV del portal "Universia" dice que tiene 90 publicaciones. Algo no funciona. Quizás me he equivocado al escribir su nombre, o simplemente que lo llama publicaciones científicas, el "Insitute of Scientific Information" no las considera como tales.