Los amigos de este blog saben de sobra que no es santo de mi devoción. Concedo que hasta hay por mi parte algo de visceral en esta tirria. Me resulta profundamente inauténtico, lo tengo por un trepa, no creo para nada en su ideología supuestamente izquierdista, que me parece postiza, inmadura y compuesta de tópicos y latiguillos sin sustancia, no le veo más principios que un ansia infinita de poder a cualquier precio, lo considero capaz de vender su alma (y la nuestra) al diablo con tal de gobernar y dar rienda suelta a un afán de poder por el poder. No me parece que tenga idea tangible del Estado ni que se tome en serio la Constitución ni que vea en los ciudadanos nada más que votantes. Su formación intelectual es tan paupérrima que cuesta creer que nos hayamos puesto en sus manos. Seré injusto, puede ser, pero ya he dicho que ante determinados tipos de persona me puede la víscera y me vence la desconfianza.
Y, con todo y con eso, hallándome fuera de España en este momento, leo los periódicos y me asalta una especie de piadosa comprensión, me enternece, siento una inusitada empatía con él, creo que puedo entenderlo. En El Mundo aparece una foto tremenda, de soledad, de forzado disimulo, como si el personaje hubiera abandonado a la persona y se hubiera quedado a merced de sus propias carencias, con el culo al aire, como ante un espejo inclemente.
Se solaza el periodista al explicar que mientras un buen puñado de dirigentes de medio mundo se junta para conversar entre sí y con Bush, Zapatero se queda solo en su asiento, sin nadie alrededor, fingiendo que estudia unos papeles o que lee unos importantísimos mensajes en su móvil. No levanta la mirada, se hace el abstraído, aparenta que reflexiona. Se ha hecho un flaco favor a sí mismo al decir un rato antes que seguramente hablará con Bush, que habrá tiempo y ocasión para intercambiar impresiones, que tendrá oportunidad de sobra para todo tipo de charlas. Al final, sus personal se esmera para contarnos que se vio un momento con el presidente afgano y con no sé quien más.
Da corte llamar a las cosas por su nombre. Los hechos y la situación ya no permiten atenuantes. No se trata de una actitud deliberada, de un gesto con valor político o moral, de una orgullosa autoafirmación o de un hacer valer el criterio autónomo e independiente del país, España, al que allí está representando. Se menciona su aislamiento, su soledad, el abandono al que acaba reducido. No me cuesta imaginar que los minutos se le hacen eternos, que desea que llegue el día siguiente y volver a casa y tener con quien conversar y a quien mandar. Seguramente en su fuero interno sabe las razones de su actitud, no puede engañarse, está perdido, desplazado, al margen, fuera de lugar. Y eso es precisamente lo que me inspira una compasión exenta de malas intenciones, una ternura poco irónica.
Yo realmente no sé si es tan importante que en esa reunión de la OTAN se diga cuatro trivialidades con Bush. Probablemente no. Contaría, eso sí, para la imagen, para vender la moto en casa, para que parezca que pinta y que pintamos algo. Tanto antiamericanismo para acabar así, mendigando un ratito para la foto y para simular que se dice algo más que ese tristísimo “Hola, hola, felicidades” del primer y brevísimo cruce de saludos. En un receso se juntan varios estadistas y Bush y charlan informalmente en un rincón. Zapatero no está allí, no se arrima, se queda pegado a su asiento. Luego, Bush hace ademán de acercarse, pero Zapatero no levanta la vista y el otro pasa de largo. Menudos son los del Imperio.
Mas no nos hagamos ilusiones, nuestro Presidente no ha desairado al norteamericano, todos saben lo que ocurre. Pero aquí ni los periodistas más críticos se atreven, por lo que se ve, a nombrar la cruda realidad, a describir la razón que lo retiene. Él no puede acercarse a aquellos que departen en la esquina, él se aterra cuando ve que Bush puede decirle algo. ¿Por qué? Cojones, digámoslo y entendámoslo, aunque nos muramos de vergüenza ajena y aunque seamos capaces de ponernos en su lugar en ese instante, o precisamente por eso: NO SABE NI PALABRA DE INGLÉS. Si la reunión no está organizada y prevista, con los traductores al lado, no le queda más salida que rehuir los encuentros, que mostrarse esquivo, que fingirse ocupado, que aparentarse ausente. Y eso, francamente, me apena. Por él, sin ironía. Y por nosotros.
Es lo que hay. Es lo que somos. Eso sí, en casa los putos jefes. Y más chulos que nadie. Typical spanish. Porca miseria.
Se solaza el periodista al explicar que mientras un buen puñado de dirigentes de medio mundo se junta para conversar entre sí y con Bush, Zapatero se queda solo en su asiento, sin nadie alrededor, fingiendo que estudia unos papeles o que lee unos importantísimos mensajes en su móvil. No levanta la mirada, se hace el abstraído, aparenta que reflexiona. Se ha hecho un flaco favor a sí mismo al decir un rato antes que seguramente hablará con Bush, que habrá tiempo y ocasión para intercambiar impresiones, que tendrá oportunidad de sobra para todo tipo de charlas. Al final, sus personal se esmera para contarnos que se vio un momento con el presidente afgano y con no sé quien más.
Da corte llamar a las cosas por su nombre. Los hechos y la situación ya no permiten atenuantes. No se trata de una actitud deliberada, de un gesto con valor político o moral, de una orgullosa autoafirmación o de un hacer valer el criterio autónomo e independiente del país, España, al que allí está representando. Se menciona su aislamiento, su soledad, el abandono al que acaba reducido. No me cuesta imaginar que los minutos se le hacen eternos, que desea que llegue el día siguiente y volver a casa y tener con quien conversar y a quien mandar. Seguramente en su fuero interno sabe las razones de su actitud, no puede engañarse, está perdido, desplazado, al margen, fuera de lugar. Y eso es precisamente lo que me inspira una compasión exenta de malas intenciones, una ternura poco irónica.
Yo realmente no sé si es tan importante que en esa reunión de la OTAN se diga cuatro trivialidades con Bush. Probablemente no. Contaría, eso sí, para la imagen, para vender la moto en casa, para que parezca que pinta y que pintamos algo. Tanto antiamericanismo para acabar así, mendigando un ratito para la foto y para simular que se dice algo más que ese tristísimo “Hola, hola, felicidades” del primer y brevísimo cruce de saludos. En un receso se juntan varios estadistas y Bush y charlan informalmente en un rincón. Zapatero no está allí, no se arrima, se queda pegado a su asiento. Luego, Bush hace ademán de acercarse, pero Zapatero no levanta la vista y el otro pasa de largo. Menudos son los del Imperio.
Mas no nos hagamos ilusiones, nuestro Presidente no ha desairado al norteamericano, todos saben lo que ocurre. Pero aquí ni los periodistas más críticos se atreven, por lo que se ve, a nombrar la cruda realidad, a describir la razón que lo retiene. Él no puede acercarse a aquellos que departen en la esquina, él se aterra cuando ve que Bush puede decirle algo. ¿Por qué? Cojones, digámoslo y entendámoslo, aunque nos muramos de vergüenza ajena y aunque seamos capaces de ponernos en su lugar en ese instante, o precisamente por eso: NO SABE NI PALABRA DE INGLÉS. Si la reunión no está organizada y prevista, con los traductores al lado, no le queda más salida que rehuir los encuentros, que mostrarse esquivo, que fingirse ocupado, que aparentarse ausente. Y eso, francamente, me apena. Por él, sin ironía. Y por nosotros.
Es lo que hay. Es lo que somos. Eso sí, en casa los putos jefes. Y más chulos que nadie. Typical spanish. Porca miseria.
Da aún más pena si se piensa que Zapatero iba para profesor universitario... Incluso lo fue unos años, creo. Y no parece que aprender algún idioma extranjero haya estado jamás entre sus prioridades.
ResponderEliminarTampoco es fácil entender porque no se hace acompañar continuamente de un traductor, o de algún ministro más dotado para las lenguas, cuando está por el extranjero.
Aunque también me gustaría ver una panorámica entera, porque también con las fotos se engaña mucho.
Para mí existen dos posibles causas para esa actitud distante:
ResponderEliminar1 - Los restantes mandatarios temen que lo suyo sea contagioso.
2 - Esta depre, esa noche ha tenido su primer gatillazo.
es muy triste; sin embargo, lo de bucarest no supera (todavía) en ridiculez lo de aquella memorable rueda de prensa de bush y aznar en texas (creo), año 2003
ResponderEliminarNo creo que se trate de su ignorancia del idioma inglés, sino de algo mucho más serio: en foros internacionales como el de la OTAN no tiene absolutamente nada que decir, ni que proponer; carece de cualquier capacidad de análisis; desconoce cuáles son los intereses que ha de defender (¿cómo va a saber cuales son los intereses nacionales en juego, si el concepto de nación le parece discutido y discutible?) , cómo defenderlos, y por qué defenderlos. Es un bluf, cuya máxima expresión en política internacional es la parida de la Alianza de Civilizaciones. Y los demás lo saben (en mi opinión, él también). Y obran en consecuencia, claro está. Pena me da, pero por todos nosotros.
ResponderEliminarSaludos.
Tendríamos que haber mandado a Aznar a ver que hubiera hecho o a la señora Esperanza Aguirre, tan buena presidenta de Madrid y lo bien que se portó con la ley de Calidad de la Enseñanza, así fue la época donde mayores huelgas estudiantiles tras la transición se registraron.
ResponderEliminarY no creo que tengamos que despreciar a una persona por no saber inglés, mis padres , mis abuelos no entienden más allá de la vida en el campo y creo que son más honrados e inteligentes que muchos otros con conocimientos.
Centremonos y discutamos sobre cosas que importen como el nuevo sistema de estudios universitarios que entrará en los proximos años en vigor o de si nos suben o bajan los impuestos.
Lo demás es querer pasar el tiempo, ¿acaso importaba que Rajoy llevara abierta la chaqueta en el debate con ZP?
Lo de Aznar estuvo mal, estoy de acuerdo con esos señores anónimos.
ResponderEliminarPero para mal, mal lo de Franco, ése sí que era malo, malo.
¿ Y Recaredo ?, que opinan de Recaredo, también se las traía.
hola rogelio, soy el anónimo (más bien la anónima) que trajo a colación lo de aznar en texas
ResponderEliminarque aznar represente paradigmáticamente lo que nietzsche llamó un "hombre pequeño" no hace mejor a zapatero; y que zapatero sea tonto del culo y banal no hace bueno (o menos psicológicamente pequeño y acomplejado, y no "malo" como dice usted) a aznar,
simplemente dije que lo de aznar aquel día fue ridículo y comparativamente más vergonzoso para todos nosotros (también son memorables, por cierto, las imágenes del nodo en las que franco balbucea cuatro frases ininteligibles en inglés); en cuanto a recaredo, me temo que no necesitaba hablar en inglés
es justamente a la necesidad de hablar inglés para andar por el mundo con el título de presidente a lo que yo me refería (me parece que también hablaba de eso el post de garcía amado), pero nada más
con todo, hay que reconocer que aznar sí ha hecho un esfuerzo para aprender el idioma y el lenguaje (que no son exactamente la misma cosa) de los negocios internacionales y progresa adecuadamente, aunque necesita mejorar
por descontado, cada uno tiene derecho a tener sus demonios
un saludo,
Al estimado anónimo que desea que discutamos sobre cosas que importanta:
ResponderEliminar¿le parece poco importante que nuestro Presidente carezca por completo de iniciativas, ideas, propuestas, análisis, etc. etc. que aportar en una Organización internacional en la que España está participando, como es la OTAN?. Y la OTAN es solo un ejemplo. ¿Qué política defiende este Gobierno en la UE, y por qué?. ¿Y en el resto de las organizaciones y foros internacionaels en las que estamos presentes, salvo la inane Alianza de Civilizaciones? Somos una potencia económica que, a causa de la ineficacia de sus actuales gobernantes, carece de peso en la escena internacional. A mi me parece una cuestión importante, ¿no cree?. Lo suficiente como para no echarle la culpa a la enseñanza del inglés.
Saludos
En todo caso creo que el hecho de que nuestro ínclito no hable idiomas es mejor para él.
ResponderEliminarSiempre le puede quedar la duda al auditorio de que las majaderías que está escuchando derivan de una mala traducción.
Y como estamos en el blog de un jurista podriamos hablar de la "presunción de inestulticia o inés titulcia o como se diga".
(más bien anónima): mejor presunción de estulticia que presunción de inocencia; ello porque aunque jurídicamente cualquier gobernante está amparado por la presunción de inocencia (garantía reforzada, by the way, por determinados privilegios procesales), políticamente ningún gobernante debe ser considerado inocente de un modo apriorístico
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, estimada anónima: politicamente, todo gobernante debe siempre ser considerado culpable, de un modo apriorístico.
ResponderEliminarSaludos.
seamos claros, lo que pretende ZP, como haríamos cualquier español de pura cepa, es enseñar mejor castellano a Bush, los idiomas no sirven pa´na, jejeje
ResponderEliminarLa vergüenza es doble, en efecto,
ResponderEliminar1) una grande, que nuestro Presidente del Gobierno no hable otras lenguas europeas (situación a la que, a propósito, estábamos abocados ya el 8 de Marzo, ocurriera lo que ocurriera en las elecciones)
2) una grandísima, que nuestro Presidente del Gobierno vaya a la reunión de la OTAN.
Salud,