Lo de la adaptación del sistema universitario al Espacio Europeo de Educación Superior se está haciendo de un modo más que raro. Se trata de que los títulos europeos sean convergentes, es decir, lo suficientemente parecidos como para que tenga sentido el reconocimiento de cada uno en los distintos países. Sin embargo, aquí el Ministerio español no ha querido dar directrices sobre contenidos mínimos de los distintos planes de estudio, con lo que cada universidad puede diseñar el plan que le venga en gana. ¿Cómo van a parecerse nuestros planes a los europeos si ni siquiera se parecen entre sí? Algunos colegios profesionales, como los de ingenieros, se alarman y dicen que no van a colar los titulados en ingeniería que hayan estudiado quién sabe qué cosas chuscas.
Además, se empieza la casa por el tejado. Antes de poner en marcha las enseñanzas de grado, se instauran en muchos centros las de posgrado, que es como si uno se empeña en poner la azotea antes de levantar los tabiques. Para rematar, en muchos lugares comienzan a decir que los estudios de máster podrán contar como la parte teórica del título de doctorado; o sea, como si el aperitivo fuera parte del postre. Un lío. Para mayor desconcierto, hay universidades en las que no computa la docencia de sus profesores en posgrados. ¿Alguien entiende que la enseñanza en títulos oficiales no cuente como docencia?
Y lo mejor de todo es que ahora resulta que no hay dinero para las reformas. Esto es, usted planea una reforma integral de su casa, encarga los proyectos al arquitecto y avisa a los albañiles, pero cuando le dicen a cuánto asciende la obra, responde que no piensa pagar ni un euro. Las Comunidades Autónomas se apresuraron a pedir las competencias sobre universidades, pero no repararon en que algo tendrán que poner de sus presupuestos para que la institución se transforme y funcione adecuadamente. Contra el Ministerio se vivía mejor.
Los rectores gallegos, por ejemplo, ya están poniendo el grito en el cielo, puesto que los gobernantes terrenales de la educación superior no les hacen caso y les dicen que con su p(l)an se lo coman. Los políticos contestan que vienen tiempos de vacas flacas y que los dineros no alcanzan para lujos. Entonces, ¿hacemos la reforma o no la hacemos y seguimos como hasta ahora?
En España el gasto en universidad no llega el 1% del PIB. La media de los países europeos de nuestro entorno es del 1,3. En Estados Unidos está en el 3,3.
A lo mejor alguien debería plantarse, pero quién. ¿Los rectores? ¿El profesorado? ¿Y los estudiantes? ¿Qué dicen? ¿De cuánto se enteran?
Además, se empieza la casa por el tejado. Antes de poner en marcha las enseñanzas de grado, se instauran en muchos centros las de posgrado, que es como si uno se empeña en poner la azotea antes de levantar los tabiques. Para rematar, en muchos lugares comienzan a decir que los estudios de máster podrán contar como la parte teórica del título de doctorado; o sea, como si el aperitivo fuera parte del postre. Un lío. Para mayor desconcierto, hay universidades en las que no computa la docencia de sus profesores en posgrados. ¿Alguien entiende que la enseñanza en títulos oficiales no cuente como docencia?
Y lo mejor de todo es que ahora resulta que no hay dinero para las reformas. Esto es, usted planea una reforma integral de su casa, encarga los proyectos al arquitecto y avisa a los albañiles, pero cuando le dicen a cuánto asciende la obra, responde que no piensa pagar ni un euro. Las Comunidades Autónomas se apresuraron a pedir las competencias sobre universidades, pero no repararon en que algo tendrán que poner de sus presupuestos para que la institución se transforme y funcione adecuadamente. Contra el Ministerio se vivía mejor.
Los rectores gallegos, por ejemplo, ya están poniendo el grito en el cielo, puesto que los gobernantes terrenales de la educación superior no les hacen caso y les dicen que con su p(l)an se lo coman. Los políticos contestan que vienen tiempos de vacas flacas y que los dineros no alcanzan para lujos. Entonces, ¿hacemos la reforma o no la hacemos y seguimos como hasta ahora?
En España el gasto en universidad no llega el 1% del PIB. La media de los países europeos de nuestro entorno es del 1,3. En Estados Unidos está en el 3,3.
A lo mejor alguien debería plantarse, pero quién. ¿Los rectores? ¿El profesorado? ¿Y los estudiantes? ¿Qué dicen? ¿De cuánto se enteran?
(Publicado por el que suscribe recientemente en algún lugar)
En el clavo, como casi siempre.
ResponderEliminarHay una cosa que nunca he entendido y seguro que hay algún amigo del blog que puede sacarme de dudas: si en España el gasto en universidad no llega el 1% del PIB (muy inferior a la media europea) y el gasto en justicia no llega al 0,5% (frente al 3 %, p. ej., de Alemania), la inexorable aritmética impone que habrá algo, lo que sea (festejos populares, subvenciones a gentes ociosas, gastos de representación...), a lo que dediquemos un porcentaje del PIB que multiplique varias veces las cifras correspondientes de otros países. Si no es en enseñanza superior, ni en justicia, ni en educación en general, ni en sanidad, ni en defensa, ¿en qué carajo se gastan nuestro dinero?.
...en tarjetas de crédito con las que pagar las comidas que dan sustento a los restaurantes a los que ninguno de nosotros podrá ir nunca (o casi nunca si tiene un poco de suerte), por no hablar de otros vicios menos confesables...
ResponderEliminar@tomás: mucho gasto ha de ir a personal.¿No ha oído hablar del pleno empleo "público"? Más que por tarjetas doradas, @rebelde, habría que preguntar por asesores...Y las Universidades son un ejemplo. No hay profesor que no tenga una pequeña canonjía. Salud, M.
ResponderEliminarLa verdad es que estoy esencialmente de acuerdo en que los estudiantes practicamente no se enteran de nada de esto que esta pasando. Retomando uno de los argumentos que usted siguió durante la clase de hoy, es cierto que estamos "apijotados" de una manera colectiva, sin embargo ¿ que soluciones proponer? no se me ocurre nada viable, ya que la masa ahora mismo esta totalmente poseída, atrapada en esta especie de mentalidad prefabricada de serie, privatizandonos de libertad a pesar de que en apariencia cada vez estemos mas libres.Desde mi mas humilde opinión, creo que la humanidad esta condenada bajo esta corriente de pensamiento emergente y cada vez mas destructiva , eso si, condenada por ahora.
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