Excelentes las pistas que nos da el amigo Lopera en un comentario de ayer mismo. Merece primera plana. Vean primero esta noticia sobre la manera en que algunas tías se gastan los dineros de todos con la misma alegría con la que en tiempos del machismo duro (y lamentabilísimo) las marquesonas se pulían las rentas de sus maridos: pinche aquí, pinche.
En mi pueblo, que en tiempos parecía un bosque de falócratas y todo eso de cuya descripción ahora se puede vivir de puto padre y sin dar palo al agua, habríamos dicho que semejantes proyectos ni son investigaciones ni son nada, son mariconadas. Ahora no se puede expresar de tal manera, pues se nos pueden caer encima los del otro lobby y jodernos vivos. Conste, pues, que yo aquí empleo dicho término descargándolo de toda connotación genérica y considerándolo sinónimo de este otro: machada. O sea, maneras de denominar a las idioteces que, además, dan de comer a las avispa(da)s y los avisp(ad)os.
¿Para cuándo un estudio de género del lenguaje de los locutores de fútbol, que al elemento principal en todo partido lo llaman "esférico" en lugar de "pelota"? Fíjense qué proyecto superguay y de mucha pasta puede salir aquí. Cábría que lo financiaran en paridad el Instituto de la Mujer y la Secretaría de Estado de Deportes, si bien lo ideal sería que para la ocasión se creara un Centro Superior de Pelotas. Tampoco sobraría un Observatorio de Género de las Pelotas (OGEPELO), que creo que aún no hay.
El proyecto pártiría de una observación que, en una primera etapa, se debería contrastar y medir adecuadamente: los locutores futbolísticos casi siempre llaman esférico o balón a lo que podrían igualmente, y quizán con más propiedad, denominar pelota. ¿Por qué optan por el género masculino? Pues porque tratándose del objeto esencial de tan exigente deporte, se trata de poner de relieve que tal centralidad ha de ocuparla lo masculino. La perspectiva masculina de los locutores les contamina su visión de las pelotas, y por eso las llaman esféricos. Ahora bien, una vez confirmada la hipótesis anterior, cabría un nuevo e interesante capítulo sobre por qué llaman esos sujetos pelotas a las pelotas en las contadas ocasiones en que las denominan así. Y aquí las cosas son aún más claras: les ponen dicho género para incitar, seguro que de modo inconsciente, pero no menos lamentable, a la violencia de género. Reparemos en que casi siempre que usan el femenino, pelota, es para referirse a que algún jugador le va a dar una patada. Dicen, "el árbitro pita (ojo al verbo pitar también, y al correspondiente sustantivo) el final del partido y toma en sus manos el balón", pero antes han repetido varias veces fórmulas como ésta: "el delantero golpea con precisión la pelota y la mete en el fondo de la red" (¿y qué me dicen del concepto de red en la que se meten las pelotas?); o como esta otra: "el portero patea la pelota y la manda hasta el área rival".
En fin, que queda mucho por hacer.
Mientras tanto, no perdamos de vista la otra noticia que nos recuerda Lopera: el Ministerio de Ciencia e Innovación suprime el programa "Consolider", con el que se financiaban proyectos de investigación científica serios y muy costosos.
País de coña/o.
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