Créanme, no sé muy bien qué pensar. Mi liberalismo canoso a veces me deja así, atorado. Pongamos que nos me gustan mayormente los argumentos de un lado ni los del otro. Y argumentos por la calle de en medio se me ocurren pocos. El aborto es un tema muy serio, poco apto, entre personas con cacumen, para tópicos, eslóganes y frivolidades de programa electoral. Así que hablaré un rato de sexo.
Las arrugas y callosidades de mi liberalismo no me impiden ser un convencido defensor del sexo libre, esto es, de la libertad sexual. Pero el sexo, por ser asunto serio, debe ser más serio y más responsable cuando es libre. Que el sexo sea libre significa que cada uno debe obrar en esa materia según los dictados de su conciencia y al hilo de sus compromisos libremente asumidos, consigo mismo y con el prójimo. Impedir a alguien con madurez suficiente practicar el sexo con otra persona libre (o consigo mismo, caramba) es tan monstruoso y enfermizo como monstruoso y enfermizo sería obligar al sexo al que no lo desea o lo considera pecadísimo total. Allá cada uno con sus manías, sus fobias, sus filias y sus cálculos. Que cada palo y cada vela se aguanten o no, según quieran.
En los tiempos de la furibunda represión era comprensible que las pulsiones mal contenidas explotaran en un aquí te pillo, aquí te mato. En esta época de bendita libertad, se entiende mal que el personal juvenil siga preñando de tres en fondo. Descuéntense, por supuesto, accidentes lamentables e inimputabilidades estimuladas en noche loca. Con todo, sigue siendo una burrada la proporción de alegres embarazos no deseados. Ya no es por falta de información, ya no es porque no haya donde hacérselo con calma y sin sobresaltos, ya no es porque no se tenga donde mercarse un condón o el artilugio impeditivo más sofisticado. Tengo para mí (y que me disculpen los más modernos si esto suena pelín antiguo) que es porque hay mucha irresponsabilidad. Si al mozuelo no le pasa nada ni le tose nadie por cargarse todas las asignaturas, ni por no querer trabajar, ni por ciscarse en los papás si se ponen bordes, ni por mentarle la madre al profesor, ni por echar todos los viernes la vomitona en el hall del dulce hogar, and so on, por qué se va a preocupar de evitar que la colegui del quinto (de primaria) se quede embarazada como si tal cosa.
A eso vamos, a la bendita irresponsabilidad. Y al machismo. A mí aún no me alcanza la reconversión ideológica para decir que se deba prohibir el aborto, ni me da la hipocresía para pensar que cambiar a una ley de plazos suponga la más mínima alteración en la cantidad de abortos que ya se practican con la ley vigente y sus fáciles trampas. Lo que no me encaja es que cualquier chavalilla pueda abortar como el que se compra un paquete de pipas y, ya puestos, hasta se ahorre la bronca doméstica. Seré más franco (y no me hagan juegos con la palabrita): si mi hija tuviera diecisiete años y se embarazara sin querer, le ofrecería todas las alternativas que estuvieran en mi mano y mi mayor apoyo para su decisión, fuera la que fuera. Y, una vez que hubiera optado y fuera el momento procesalmente oportuno, le echaría una bronca de padre y muy señor mío y le recordaría que quien puede lo más, puede lo menos. O sea: tú, guapa, abortas o no, pero con tu decisión te has hecho mayor, autónoma y suficiente para todo y se acabó el trato privilegiado por tu supuesta condición adolescente e inimputable.
Elevemos la perspectiva de lo personal a lo general y saquemos a relucir nuestro feminismo serio. Y el feminismo serio nos dice que a las menores y a muchas mayores conviene reconocerles mil derechos, ciertamente, admitir que son dueñas de su destino y de su cuerpo. Pero, precisamente por eso, la propiedad implica responsabilidad. Y la responsabilidad supone que es del género tonto y propio de descerebradas con sexo pero sin seso andar abriéndose de piernas ante cantamañanas que no se ponen un condón, por ejemplo. Educación sexual de la buena la tiene quien sabe decir no cuando hay que decir no, aunque el mocoso empalmado llore como si hubiera perdido la Champions o te jure que esa tarde te ama más que a Messi e Iniesta juntos.
Y por ahí llegamos al puñetero machismo de estos imberbes de las narices y de sus contrapartes con trenzas. Me huelo que las ministras encargadas de la cosa se lo están poniendo a huevo a los machitos de bragueta fácil y alma de limaco. Ahora sí que van a argumentar como dignos descendientes del macho ibérico: venga, tontina, lo hacemos así que mola más, mañana te compras la pastilla y tan contentos, y, si se te olvida, abortas sin que se enteren en casa y sin necesidad de que me lo digas ni a mí, que el mes que viene tengo exámenes y los viejos se me ponen pesadísimos si en junio no apruebo Educación para la Ciudadanía.
Yo sí permitiría la venta relativamente libre de la píldora del día después y no me opongo al aborto en esos casos, pero , en contrapartida, haría obligatoria la delación: quién fue el grandísimo capullo que se lo montó así contigo, niña. Y a ese bribón que tiene espermatozoides por neuronas le daría una somanta de palos. Y, como lo de los palos ya no se lleva y nos puede empitonar Garzón por violar varios convenios internacionales sobre reproducción de menores, habría que inventarse algún sistema civilizado de sanciones. Por ejemplo, un añito de trabajos para la comunidad en cosas tales como limpiar la mierda en los baños de la estación de autobuses y cinco años sin tele y sin Bolonia. Eso sí sería feminismo del bueno y no toda esta demagogia de descerebradas de banco azul que les hacen el juego a los pequeños cretinos con pene.
Las arrugas y callosidades de mi liberalismo no me impiden ser un convencido defensor del sexo libre, esto es, de la libertad sexual. Pero el sexo, por ser asunto serio, debe ser más serio y más responsable cuando es libre. Que el sexo sea libre significa que cada uno debe obrar en esa materia según los dictados de su conciencia y al hilo de sus compromisos libremente asumidos, consigo mismo y con el prójimo. Impedir a alguien con madurez suficiente practicar el sexo con otra persona libre (o consigo mismo, caramba) es tan monstruoso y enfermizo como monstruoso y enfermizo sería obligar al sexo al que no lo desea o lo considera pecadísimo total. Allá cada uno con sus manías, sus fobias, sus filias y sus cálculos. Que cada palo y cada vela se aguanten o no, según quieran.
En los tiempos de la furibunda represión era comprensible que las pulsiones mal contenidas explotaran en un aquí te pillo, aquí te mato. En esta época de bendita libertad, se entiende mal que el personal juvenil siga preñando de tres en fondo. Descuéntense, por supuesto, accidentes lamentables e inimputabilidades estimuladas en noche loca. Con todo, sigue siendo una burrada la proporción de alegres embarazos no deseados. Ya no es por falta de información, ya no es porque no haya donde hacérselo con calma y sin sobresaltos, ya no es porque no se tenga donde mercarse un condón o el artilugio impeditivo más sofisticado. Tengo para mí (y que me disculpen los más modernos si esto suena pelín antiguo) que es porque hay mucha irresponsabilidad. Si al mozuelo no le pasa nada ni le tose nadie por cargarse todas las asignaturas, ni por no querer trabajar, ni por ciscarse en los papás si se ponen bordes, ni por mentarle la madre al profesor, ni por echar todos los viernes la vomitona en el hall del dulce hogar, and so on, por qué se va a preocupar de evitar que la colegui del quinto (de primaria) se quede embarazada como si tal cosa.
A eso vamos, a la bendita irresponsabilidad. Y al machismo. A mí aún no me alcanza la reconversión ideológica para decir que se deba prohibir el aborto, ni me da la hipocresía para pensar que cambiar a una ley de plazos suponga la más mínima alteración en la cantidad de abortos que ya se practican con la ley vigente y sus fáciles trampas. Lo que no me encaja es que cualquier chavalilla pueda abortar como el que se compra un paquete de pipas y, ya puestos, hasta se ahorre la bronca doméstica. Seré más franco (y no me hagan juegos con la palabrita): si mi hija tuviera diecisiete años y se embarazara sin querer, le ofrecería todas las alternativas que estuvieran en mi mano y mi mayor apoyo para su decisión, fuera la que fuera. Y, una vez que hubiera optado y fuera el momento procesalmente oportuno, le echaría una bronca de padre y muy señor mío y le recordaría que quien puede lo más, puede lo menos. O sea: tú, guapa, abortas o no, pero con tu decisión te has hecho mayor, autónoma y suficiente para todo y se acabó el trato privilegiado por tu supuesta condición adolescente e inimputable.
Elevemos la perspectiva de lo personal a lo general y saquemos a relucir nuestro feminismo serio. Y el feminismo serio nos dice que a las menores y a muchas mayores conviene reconocerles mil derechos, ciertamente, admitir que son dueñas de su destino y de su cuerpo. Pero, precisamente por eso, la propiedad implica responsabilidad. Y la responsabilidad supone que es del género tonto y propio de descerebradas con sexo pero sin seso andar abriéndose de piernas ante cantamañanas que no se ponen un condón, por ejemplo. Educación sexual de la buena la tiene quien sabe decir no cuando hay que decir no, aunque el mocoso empalmado llore como si hubiera perdido la Champions o te jure que esa tarde te ama más que a Messi e Iniesta juntos.
Y por ahí llegamos al puñetero machismo de estos imberbes de las narices y de sus contrapartes con trenzas. Me huelo que las ministras encargadas de la cosa se lo están poniendo a huevo a los machitos de bragueta fácil y alma de limaco. Ahora sí que van a argumentar como dignos descendientes del macho ibérico: venga, tontina, lo hacemos así que mola más, mañana te compras la pastilla y tan contentos, y, si se te olvida, abortas sin que se enteren en casa y sin necesidad de que me lo digas ni a mí, que el mes que viene tengo exámenes y los viejos se me ponen pesadísimos si en junio no apruebo Educación para la Ciudadanía.
Yo sí permitiría la venta relativamente libre de la píldora del día después y no me opongo al aborto en esos casos, pero , en contrapartida, haría obligatoria la delación: quién fue el grandísimo capullo que se lo montó así contigo, niña. Y a ese bribón que tiene espermatozoides por neuronas le daría una somanta de palos. Y, como lo de los palos ya no se lleva y nos puede empitonar Garzón por violar varios convenios internacionales sobre reproducción de menores, habría que inventarse algún sistema civilizado de sanciones. Por ejemplo, un añito de trabajos para la comunidad en cosas tales como limpiar la mierda en los baños de la estación de autobuses y cinco años sin tele y sin Bolonia. Eso sí sería feminismo del bueno y no toda esta demagogia de descerebradas de banco azul que les hacen el juego a los pequeños cretinos con pene.
Efectivamente, cuando la educación lo es en la irresponsabilidad más absoluta, y el sistema educativo consiste en mantener a púberes y jóvenes en una infancia artificialmente prolongada, libre de toda obligación, ¿como iba a ser de otra manera? Hablar de sexo responsable, hoy día, tiene la misma mala prensa que hablar de la necesidad de esfuerzo en el aprendizaje.
ResponderEliminarTal es el mensaje: no te preocupes, nene/nena, que si no apruebas, o si sales del insti o de la uni hecho un ignorante/a, no pasa nada, y si follas al tutún y le quedas embarazada, o la embarazas a ella, tampoco, faltaba más, que papá Estado te da todas las facilidades para que abortes y/o te desentiendas. Tu sigue feliz, que ya nos ocupamos nosotros de todo. Limitate a votarnos cada equis años.
Y esto nos lo venden como un avance en las libertades y en los derechos civiles. Sin vergüenza alguna.
Debería impartirse educación sexual obligatoria en los colegios, a partir de los 7 años, pero ello tampoco solucionaría nada mientras se continúe con el discurso de que el sexo es solo un juego (que también lo es, ojo, y de los mejores que imaginarse puedan), del que no se deriva responsabilidad personal alguna.
Por cierto, yo pondría a limpiar letrinas, a cuidar a ancianos, o a realizar otros trabajos en favor de la comunidad, no solo al machito, sino también a la niña boba.
Saludos.
También queda la solución ,para evitar tanto embarazo, que si el novio llora y ama más que a Messi pues que la novia se deje follar el culo , que hay quien dice que da más gusto y es más estrecho.
ResponderEliminarBueno, yo he procurado criar a la mía en la siguiente escala de prioridades:
ResponderEliminar[a] cuando te haga ilusión de verdad A TI, estés preparada y te apetezca en serio A TI mozo que te trate como debe, nena (y los argumentos manidos de "no me quieres" o "todas lo hacen" que se los cuente a su señora tía, a ver si con la primita cuelan)
[b] con los medios preventivos necesarios (puestos a exagerar seis o siete preservativos uno encima de otro, pero ahí ya comprendo que me puede el instinto de protección) con el fin de que SOBRE TODO LO DEMÁS, no me pesque una enfermedad como el SIDA, que esa sí que puede arruinármela la vida;
[c] ya que evitamos esas enfermedades, evitamos, por supuesto, que no se quede embarazada, que tiene mucha vida por delante (entre otras cosas, para aprender a ganársela) antes de dedicarse al noble arte de cantar nanas, si eso es lo que quiere
[d]que si, a pesar de todo, mete la pata (bueno, no ella exactamente) acuda a nosotros, porque sepa que nadie va a tomarse más en serio su bienestar y apoyar sus decisiones. Esto, efectivamente, incluye una bronca del siete una vez solucionado el tema; lo más difícil del arte de la crianza, por cierto: conseguir que sepan aceptar los diversos rapapolvos, sin entusiasmo, por supuesto, pero tampoco sin pánico cerval, sabiendo que quien se los echa puede y DEBE. Vamos un "quien la hace la paga"... y si además miente u oculta, la paga muchísimo más cara. ¿No son los eminentes juristas los que hablan de "nocturnidad, ocultación y alevosía"?
Quería decir, "of course": evitamos que se quede embarazada"; y ya puestos, a ver cuándo hay ministra valiente como para obligar a que haya máquinas de preservativos en todos y cada uno de los baños de alumnos, institutos incluidos. Aunque, efectivamente, el problema es sobre todo de educación, y no de accesibilidad
ResponderEliminarDiscrepo con la postura que culpabiliza al "machito" por encima de la chiquilla irresponsable. Precisamente porque ella se juega bastante más que el chavalín, debe de ser más consciente y no dejarse "liar" por los cantos de sirena (o sireno, para ser políticamente correctos) para practicar sexo sin protección. Si se deja convencer porque no tiene personalidad (por ejemplo, porque no quiere que luego el mancebo vaya por ahí diciendo que es una "estrecha") pues puede pagar un precio muy alto, sin duda (aunque se nos trata de vender que abortar es como quitarse un grano, puede acarrear consecuencias perjudiciales, claro está). Pero no olvidemos que esa chica habrá ELEGIDO, irresponsablemente (pues como lo hacen millones de votantes en cada elección que hay), pero elegido con mucha más libertad que ninguna generación anterior.
ResponderEliminarPor otra parte, parece que se va imponiendo que el sexo sin protección (contra el embarazo y las ETS) es más "guay" y placentero que el sexo responsable. Parece que sexo responsable supone que los fornicantes se intercambien documentación sobre su estado de salud y se examinen los genitales cual urólogos o ginecólogos para comprobar la inexistencia de chancros, excemas o parásitos indeseados.
Normal que eso le arruine la libido a cualquiera, pero no, caramba, no. La responsabilidad al sexo, incorporada con normalidad es precisamente un acicate para disfrutarlo mucho más y no estar pensando en "a saber qué sorpresa puedo tener después". Quizá esa concepción sobre que "la responsabilidad sexual es aburrida y mata la espontaneidad" sea gran parte del problema de que se fomente la irresponsabilidad en algo tan íntimo.
Saludos.
Una: un clásico irritante, porque nos saca de las posiciones "blindadas" y nos arroja a todos a la pendiente resbaladiza.
ResponderEliminarEl artículo del gran Carl Sagan y Ann Druyan de 1990.
Guste o no guste la solución, el planteamiento obliga a entrar en harina a todo el mundo: todos tenemos posiciones endebles.
Don, Garciamado, por favor, ruego que confirme comprensión:
ResponderEliminarViene Vd. a decir que aborto libre en plazo para menores, sí, pero que les echen la bronca por irresponsables, ¿no?
Entonces, si bien lo entiendo, el post no es sobre el aborto, sino de nuevo sobre el tema de los menores consentidos...
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La realidad tiene esa cosa contumaz y cabezona. Y es que una cría de quince años tiene un útero feraz y una hormona bravía.
Entonces, tenemos dos vías: o la represión del sexo adolescente y la consideración del polvo como desviación (y a desreprimir luego a la nena de mayor, y a buscarnos una autoimagen mejor para nosotros); o la admisión del sexo adolescente, con los cauces y protecciones debidos. Y cerramos bien fuerte los ojos para intentar ignorar la realidad de que un adolescente es un bicho genéticamente preparado para follar fuera del tiesto (en general, para hacer cualquier cosa fuera del tiesto). Decir "tienes catorce años: folla, pero eres responsable" es mentira, pero nos tranquiliza: no somos fachas, somos unos padres modernos pero no unos boboprogres.
No hay salida: hay riesgo y hay que convivir con él del modo más razonable. Es como lo de la Autoescuela: en algún momento hay que salir a conducir cuando aún eres un peligro público. Sin embargo, nadie ha inventado aún el profesor (o profesora) de Folloescuela, que tenga un volante y un freno para intervenir cuando sea necesario.
(Gott sei dank, esto aún no lo veo más que en cabeza de hija ajena: aún no me ha tocado y confío en que la procreación adolescente se haya abolido en 2020. Y la cosa venérea, hoyga).
No sé si me gusta la idea de que la pastillita es machista porque la adolescente es una boba a la que, no gustándole follar (se ve que el mito de que a las mujeres no les gusta se perpetúa: ), se le puede presionar de diversos modos para que lo haga (sucumbe a la promesa de amor, no de placer, por lo que se ve) y además, adolescente caradura, te puedes deshacer de ella fácilmente porque está la pastilla (o eventualmente el aborto). A mi me parece que la pastilla, y el eventual aborto, de machista no tiene nada: proporciona una solución fácil -la pastilla- o difícil -el aborto- a una situación con la que carga la mujer -sobre todo si el otro es un caradura-. Las mujeres no son tontas y cuando esos accidentes suceden es cosa de dos, que ellas también saben lo que hacen.
ResponderEliminarDemagógico:
ResponderEliminarLo del argumento de la desresponsabilización, el machito malo, la nena tonta y la píldora:
Creo que sólo será admisible cuando haya una ley que OBLIGUE a los menores varones embarazadores a cargar con el crío.
Hasta entonces, misma ley para ambos: posibilidad de no atarse.
En serio:
ResponderEliminarAunque éticamente no apruebo el aborto de fetos de cierto desarrollo, no creo que un Estado de una mínima base liberal pueda injerirse en la esfera de la mujer "de la piel p'adentro".
Un Estado que puede obligar a una gestante a llevar su embarazo hasta el final (BVerfG dixit) es un Estado que puede injerirse demasiado en la autonomía de la persona. Esta gigantesca injerencia de la autonomía (¿qué otra injerencia similar existe? La pena de prisión es menos invasiva) ha de ser estrictamente extraordinaria. Un embrión o un feto temprano no la justifican.
Es una cuestión de principios.
Donde dice "Esta gigantesca injerencia de la autonomía" debe decir "Esta gigantesca injerencia EN la autonomía".
ResponderEliminarHola. Yo desde la razón, la mía individual, con lo que quiero expresar que no me afecta ( o eso quiero creer) idea religiosa. Pienso que el aborto es un homicidio, que sin embargo habría que graduar; p.ej: homicidio en "grado de aborto de X tiempo y por X circunstacias"
ResponderEliminarQue podrían no estar penadas por principios de exigibilidad, fuerza mayor etc.
Pero que sepamos que acabar con la vida no nato es homicidio, en grado ínfimo si se quiere.
Hola. Yo desde la razón, la mía individual, con lo que quiero expresar que no me afecta ( o eso quiero creer) idea religiosa. Pienso que el homicidio es un aborto, que sin embargo habría que graduar; p.ej: aborto en "grado de aborto de X tiempo y por X circunstacias"
ResponderEliminarQue podrían no estar penadas por principios de exigibilidad, fuerza mayor etc. Por ejemplo: aborto de un niño de 10 años, pero por indicación terapéutica, porque vuelve loco a su padre.
Pero que sepamos que acabar con la vida nacido es aborto, en grado tardío si se quiere.
Estoy totalmente de acerdo con el señor Amado; a esa panda de macarras irresponsables y fecundadores de quinceañeras lo que mejor les vendría sería un par de ostias de sus respectivos pater familias, aunque sin lugar a dudas no tengo muy claro quien las merece de verdad; los sacos de hormonas o sus estúpidos progenitores.
ResponderEliminarA parte de cosideraciones sinceras y poco "correctas", no hace mucho tiempo me informe acerca de un "nuevo" fenómeno social llamado neo-machismo, sobre el que poco se ha escrito o reflexionado, pero que mi corta edad y mi contacto no muy lejano o incluso actual con el mundo adolescente, me permite observar cada dia sorprendido y a veces estupefacto al cerciorarme de que; en la época de la reprovación del machismo, de los ministerios de igualdad, de las campañas contra la violencia de genero y de las listas paritarias, cada día es mas habitual el machismo entre los jovenes, y lo que es más preocupante; entre las jovenes. Pero no hablo del machismo castizo y tadicional de otras españas ya trasnochadas, sino que hablo de un nuevo machismo resucitado de entre los muertos y que se oculta trás una supuesta "modernidad" de pacotilla. Y cada día me pregunto si era esta la igualdad que perseguian las feministas del siglo XX, si esas "niñatas sedientas de sexo" y sus respectivos "maromos calenturientos" representan la modernidad.
viva la libertad sexual!
"Panda de macarras irresponsables y fecundadores de quinceañeras"XD
ResponderEliminar¡A ver! ¿Dónde está esa panda de macarras, que les afostio? ¿Dónde se esconden? ¡Panda de macarras!
Yo los mataba a todos
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