El escándalo de la gripe A es un buen banco de pruebas para pasar revista a la situación actual del Derecho y de la responsabilidad jurídica y política. A estas alturas ya parece demostrado que a la Organización Mundial de la Salud le metieron un gol con la mano algunos reputados investigadores de su plantilla y que, a su vez, la OMS llevó a los Estados a invertir sumas enormes en vacunas inútiles y tal vez perjudiciales. Algunos de esos médicos de la OMS tenían más que turbias relaciones con la industria farmacéutica y, al parecer, recibieron suculentas recompensas por sembrar en el mundo la alarma de la gripe A. Se urdió una alarma universal para buscar el gran negocio de las vacunas, se habó de pandemia, se anunció que morirían cientos de millones de personas. Resultó una gran patraña, pero se lo creyeron los pueblos, picaron los gobiernos y los laboratorios se hicieron de oro a base de vender vacunas. Ahora hasta el presidente de la Comisión de Salud del Consejo de Europa declara que “la supuesta pandemia es un montaje de los gigantes farmacéuticos y la Organización Mundial de la Salud” y el propio Consejo de Europa ha elaborado una propuesta de resolución en la que se afirma que la las compañías farmacéuticas han sobornado a científicos y funcionarios de las agencias de salud para alarmar a los gobiernos, a fin de vender medicinas y vacunas contra esa gripe que se decía tan peligrosa. Además, se habla de posibles daños a pacientes que han recibido las vacunas innecesarias.
¿Y ahora qué? ¿Quién responde? Estamos con las vergüenzas al aire, again. Por un lado, vuelve a hacerse bien patente que no hay mejor negocio que asustar a la ciudadanía. Que viene el coco. Andamos acoquinados y copados: violentísimos ladrones acechan a la puerta de nuestras casas, y todo el mundo a gastarse un pastizal en alarmas y sistemas de seguridad; violadores de niños y adultos pululan por doquier, y como locos a pedir más policías, jueces superespecializados y bragas o calzoncillos de acero; un día se vuelven locas cuatro vacas y se dispara el consumo de pollo y cerdo, pero al día siguiente le entra la gripe al cerdo y todos a vacunarse y a comer acelgas. Por no hablar de cómo el terrorismo alimenta a los fabricantes de todo tipo de artilugios para el control en los aeropuertos y donde se tercie. Serán problemas diferentes y cada uno merecerá su análisis sosegado, pero en términos generales sólo cabe un ruego en voz muy alta: ¡ya está bien de manipular y de lucrarse económica y políticamente con el miedo!
Una simple noticia precipitada o un rumor científico interesado pueden arruinar el turismo de un país, alterar los hábitos de consumo de la humanidad que puede elegir lo que consume o provocar olas de autoritarismo desbocado en medio planeta. Eso es manipulación pura y dura. Mucha institución científica de prestigio, mucho investigador con galones y premios y, al final, cualquier trola médica o tecnológica pasa como verdad, al menos durante el tiempo bastante para que unos cuantos se forren. ¿Dónde está la ciencia libre y desinteresada? ¿Dónde se encuentran los científicos capaces de salir a la palestra y poner en solfa las pseudoverdades de esa confabulación entre industrias y medios de comunicación? Si esos espíritus libres y suficientemente informados existen -y hay que suponer que existirán o, en claso contrario, toca cerrar chiringuitos-, sólo podemos pensar que viven asustados y faltos de arrojo o que están condenados al ostracismo por todo ese sistema pendejo.
¿Y ahora qué? ¿Quién responde? Estamos con las vergüenzas al aire, again. Por un lado, vuelve a hacerse bien patente que no hay mejor negocio que asustar a la ciudadanía. Que viene el coco. Andamos acoquinados y copados: violentísimos ladrones acechan a la puerta de nuestras casas, y todo el mundo a gastarse un pastizal en alarmas y sistemas de seguridad; violadores de niños y adultos pululan por doquier, y como locos a pedir más policías, jueces superespecializados y bragas o calzoncillos de acero; un día se vuelven locas cuatro vacas y se dispara el consumo de pollo y cerdo, pero al día siguiente le entra la gripe al cerdo y todos a vacunarse y a comer acelgas. Por no hablar de cómo el terrorismo alimenta a los fabricantes de todo tipo de artilugios para el control en los aeropuertos y donde se tercie. Serán problemas diferentes y cada uno merecerá su análisis sosegado, pero en términos generales sólo cabe un ruego en voz muy alta: ¡ya está bien de manipular y de lucrarse económica y políticamente con el miedo!
Una simple noticia precipitada o un rumor científico interesado pueden arruinar el turismo de un país, alterar los hábitos de consumo de la humanidad que puede elegir lo que consume o provocar olas de autoritarismo desbocado en medio planeta. Eso es manipulación pura y dura. Mucha institución científica de prestigio, mucho investigador con galones y premios y, al final, cualquier trola médica o tecnológica pasa como verdad, al menos durante el tiempo bastante para que unos cuantos se forren. ¿Dónde está la ciencia libre y desinteresada? ¿Dónde se encuentran los científicos capaces de salir a la palestra y poner en solfa las pseudoverdades de esa confabulación entre industrias y medios de comunicación? Si esos espíritus libres y suficientemente informados existen -y hay que suponer que existirán o, en claso contrario, toca cerrar chiringuitos-, sólo podemos pensar que viven asustados y faltos de arrojo o que están condenados al ostracismo por todo ese sistema pendejo.
A lo mejor va haciendo falta una nueva e invertida versión del famoso principio de precaución: no se deben tomar medidas defensivas o de prevención mientras no se tenga constancia seria de las amenazas; o, dicho de otra forma, hay que recuperar una digna noción de riesgo y acostumbrarse a convivir apaciblemente con él, pues una vida supuestamente segura entre miedos incontrolables e inducidos es peor vida que la que acontece entre peligros asumidos con naturalidad. Quizá hay que darle una nueva vuelta de tuerca al amigo Ulrich Beck y empezar a sostener que hemos pasado de la sociedad del riesgo a la del riesgo del riesgo.
Sí, ahora se va a investigar a unos cuantos de esos científicos corruptos que se lucraron al difundir la alarma. Serán expulsados de la OMS y de instituciones “altruistas” similares y... continuarán cobrando de los laboratorios de farmacia y de la industria sanitaria. ¿Y qué más va a pasar? Nada, salvo el descrédito mayor de esas organizaciones internacionales que se necesitan para cumplir debidamente su labor. A la postre, menos controles, más desorden y más ganancia de pescadores de río revuelto.
¿Dónde están y cómo se pueden exigir las responsabilidades jurídicas? ¿Dónde se ubica el delito?, pues ha de haberlo si el Derecho penal mantiene algún sentido, ¿Quiénes son sus autores y cómo se les puede condenar? Difícil, difícil. Y, desde luego, las farmacéuticas se van de rositas, eso seguro. Hay quien anda proponiendo que actúe la Corte Penal Internacional. Quimérico me parece y bien me gustaría escuchar o leer opinión mejor fundada. ¿Los tribunales nacionales? ¿Para procesar a quién, dónde y cómo? Impunidad inevitable porque el Derecho sigue siendo local, casi paleto, mientras que el delito más serio se ha vuelto global y ubicuo, está en todas partes y en ninguna al mismo tiempo. Primero fue el hard-law, luego el soft-law; llegamos al fin al chof-chof-law.
¿Y los políticos? En buena ley, los políticos deberían asumir sus responsabilidades o, al menos, flagelarse un rato. Por memos, por crédulos. ¿Cuántos asesores tienen los ministerios de sanidad europeos, por ejemplo? ¿Dónde está la comunicación con las instituciones científicas nacionales? ¿Quién carajo sabe algo o a quién se puede o se debe preguntar en estos casos? Pero, tranquilos, ningún ministro va a dimitir ni a entonar el mea culpa. Nadie lo va a hacer.
¿Y los dineros gastados por causa de esta estafa científico-empresarial? ¿Ya pagó, por ejemplo, el Ministerio de Sanidad a los laboratorios? ¿Ha de pagarles si no lo hizo o puede reclamar esos millones de euros abonados a los defraudadores? No parece que los tiros vayan por ahí y da la impresión de que el Derecho calla o callan sus operadores. Eso sí, el otro día un padre de estudiante me contó que le habían obligado a devolver todo el importe de una beca de varios años de su hijo por no sé qué requisito mal cumplido. Bien estará, pero ¿y las farmacéuticas? ¿Qué acción o recurso procesal tengo yo para, como ciudadano apoquinante, exigir que se me indemnice por mi cuota de daño patrimonial y moral? ¡Si hasta me pidieron que dejara de saludar con besos y apretones de manos a mis amigos para evitar el contagio de una enfermedad que resultó dolosamente falsa! Digo más, puestos a computar perjuicios personales, por la dichosa gripe A y la consiguiente psicosis yo mismo me perdí dos conferencias en España, pues se suspendieron los cursos en que había de impartirlas, debido a que se habían matriculado varios mejicanos, y hasta me quedé sin un viaje a México para un interesante congreso, ya que también se anuló porque México estaba lleno de mexicanos con mucha gripe. La monda.
¿Con qué noticia nos aterrarán y nos timarán impunemente mañana? Por de pronto, corren rumores de que muchos pedagogos universitarios provocan diarrea y vómito y que en ellos anida una nueva cepa del virus de la fiebre porcina. Pásalo.
Sí, ahora se va a investigar a unos cuantos de esos científicos corruptos que se lucraron al difundir la alarma. Serán expulsados de la OMS y de instituciones “altruistas” similares y... continuarán cobrando de los laboratorios de farmacia y de la industria sanitaria. ¿Y qué más va a pasar? Nada, salvo el descrédito mayor de esas organizaciones internacionales que se necesitan para cumplir debidamente su labor. A la postre, menos controles, más desorden y más ganancia de pescadores de río revuelto.
¿Dónde están y cómo se pueden exigir las responsabilidades jurídicas? ¿Dónde se ubica el delito?, pues ha de haberlo si el Derecho penal mantiene algún sentido, ¿Quiénes son sus autores y cómo se les puede condenar? Difícil, difícil. Y, desde luego, las farmacéuticas se van de rositas, eso seguro. Hay quien anda proponiendo que actúe la Corte Penal Internacional. Quimérico me parece y bien me gustaría escuchar o leer opinión mejor fundada. ¿Los tribunales nacionales? ¿Para procesar a quién, dónde y cómo? Impunidad inevitable porque el Derecho sigue siendo local, casi paleto, mientras que el delito más serio se ha vuelto global y ubicuo, está en todas partes y en ninguna al mismo tiempo. Primero fue el hard-law, luego el soft-law; llegamos al fin al chof-chof-law.
¿Y los políticos? En buena ley, los políticos deberían asumir sus responsabilidades o, al menos, flagelarse un rato. Por memos, por crédulos. ¿Cuántos asesores tienen los ministerios de sanidad europeos, por ejemplo? ¿Dónde está la comunicación con las instituciones científicas nacionales? ¿Quién carajo sabe algo o a quién se puede o se debe preguntar en estos casos? Pero, tranquilos, ningún ministro va a dimitir ni a entonar el mea culpa. Nadie lo va a hacer.
¿Y los dineros gastados por causa de esta estafa científico-empresarial? ¿Ya pagó, por ejemplo, el Ministerio de Sanidad a los laboratorios? ¿Ha de pagarles si no lo hizo o puede reclamar esos millones de euros abonados a los defraudadores? No parece que los tiros vayan por ahí y da la impresión de que el Derecho calla o callan sus operadores. Eso sí, el otro día un padre de estudiante me contó que le habían obligado a devolver todo el importe de una beca de varios años de su hijo por no sé qué requisito mal cumplido. Bien estará, pero ¿y las farmacéuticas? ¿Qué acción o recurso procesal tengo yo para, como ciudadano apoquinante, exigir que se me indemnice por mi cuota de daño patrimonial y moral? ¡Si hasta me pidieron que dejara de saludar con besos y apretones de manos a mis amigos para evitar el contagio de una enfermedad que resultó dolosamente falsa! Digo más, puestos a computar perjuicios personales, por la dichosa gripe A y la consiguiente psicosis yo mismo me perdí dos conferencias en España, pues se suspendieron los cursos en que había de impartirlas, debido a que se habían matriculado varios mejicanos, y hasta me quedé sin un viaje a México para un interesante congreso, ya que también se anuló porque México estaba lleno de mexicanos con mucha gripe. La monda.
¿Con qué noticia nos aterrarán y nos timarán impunemente mañana? Por de pronto, corren rumores de que muchos pedagogos universitarios provocan diarrea y vómito y que en ellos anida una nueva cepa del virus de la fiebre porcina. Pásalo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLas vacas locas, la gripe del pollo (Jesús), las motos de agua, el PP que nos quita las pensiones, los albanokosovares, el ántrax, la adicción a internet, los quads, el tráfico de órganos, el polvo de ángel, el anisakis, los ordenadores zombis...
ResponderEliminarY luego están los clásicos de temporada: entre finales de primavera y el inicio del verano, la epidemia de meningitis en un colegio -por lo general, valenciano-; ya en agosto, el bajo nivel de agua en los pantanos; en otoño, diversos globos sonda del gobierno de turno y los videojuegos que incitan a la violencia y van a hacer del chaval un anibalécter de cuidado; entrado diciembre, esa nevada que, primero, nos anuncian como de película cara de Hollywood, y luego, cuando cae dos semanas después, sirve para denunciar la imprevisión de las autoridades porque la pequeña no llegó a piano ayer.
¡Bu!
Se olvida usted del terror apocalíptico paradigmático de estos tiempos: ¡El calentamiento global!
ResponderEliminarArmaggedon climático que según los estudios más pesimistas puede acarrear inimaginables catástrofes cuyo culmen desastroso sería la elevación de la temperatura media de la tierra en... dos grados centígrados... en el año 2100.
Acojona, ¿no?
Pues ahora que además se ha hecho evidente que los gerifaltes del IPCC y satélites del mismo manipulan las estadísticas y sabotean a los discrepantes, a los que pedimos más información y menos dogmas nos llaman "negacionistas", lo mismo que a los que rebaten la realidad histórica de la Shoa.
Sospecho que las dudas sobre la gripe A le colocan a usted también en ese batallón de "negacionistas" acerca de los terrores contemporáneos.
Bienvenido.
¡Joder, el calentamiento global! ¡Con Holanda a la cabeza!
ResponderEliminarLo más mejor del calentamiento global es que ha sustituido sin esfuerzo a la siguiente glaciación que iba a haber en las primeras décadas del siglo XXI, según la moda setentera. Del enfriamiento al calentamiento en treinta años. Somos cojonudos.
También estaba la guerra nuclear, pero que se suspendiera esa nos vino bien a mi cuñado y a mí, que ahora precisamente nos tocaba hacer gratis la revisión de los refugios nucleares que instalamos cuando entonces. Y reponer las galletitas saladas era una pasta.
Y el DDT, que acababa con los jilguerillos y con las amapolas del campo.
La cosa ye pasar mieu.
Viendo las cosas desde un punto positivo, paréceme al menos que en el Consejo de Europa se están haciendo las cosas bien. Primero con los informes sobre los paseillos de los hombres de la CIA, y ahora con estas investigaciones. Igual hay que pensarse lo de crear más organizaciones internacionales de este estilo. ¡Parecía que no hacían nada esos señores, pero son los únicos (igual precisamente por lo desapercibidos que estaban) que han sabido ponerse las pilas! Porque... ¿esas enquisas se han hecho en alguna otra organización internacional o país?
ResponderEliminarAplicando el pensamiento de los grandes lobbies (entre ellos los farmacéuticos), "como el Consejo de Europa no sirve para nada, no es necesario ejercer presión sobre ellos". Pero se equivocaron. ¡Por fin encuentro sentido a que se creen instituciones a troche y moche sin mayores funciones o competencias! ¿Habré contraido yo el virus ese de la gripe A y empiezo a delirar?
Probablemente ya lo haya visto, pero ahí va la url de un interesante documental:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=h0JOcksGWkA
Saludos
Profesor, mire a ver que pasa que su página personal en goecities dice que ya no está available. Solucionelo si ve que tal . Gracias.
ResponderEliminar¿Lo de los pedagogos es cierto? Sabía que son gente muy peligrosa y dañina,pero ignoraban que fueran contagiosos; ¿se conocen medidas preventivas? no sé...rociarlos con DDT...atiborrarlos de pastillas antipestíferas...someterlos a cuarentena indefinida en lugares aislados...¿sabe usted de alguna medida de profilaxis eficaz?
ResponderEliminarLeí este blog hace un tiempo y me pareció una ida de olla del autor aún así... me dejó indiferente y lo puse en favoritos. Hoy ... al leer su artículo redactado desde un punto de vista serio y legal he pensado que el autor del primer blog que leí no está tan loco como en un principio habia pensado.
ResponderEliminarCon su permiso, comparto este blog con usted y sus lectores.
Saludos...
http://malomalisimo69.wordpress.com/2009/11/16/nuevas-pandemias-vacunas-milagrosas/
Los videos del último anónimo, sobre la gripe A, son estupendos.
ResponderEliminarJoer,desconocía que la ministra de sanidad ejerció la medicina durante 20 años y que Alemania había comprado dos tipos de vacunas;una para los políticos y militares y otra p'al resto.(No voy a decir cual es la másmejor) ¡Qué cosas, oigan!
Y la Merkel se queda tan ancha.
Exijo la devolución del potosí que han costado las vacunas y la expulsión de la ministra de sanidad. Por cierto, otra que se licenció en derecho.
Creo que se debe hacer un estudio riguroso sobre el tema.Me refiero a que la inmensa mayoría de nuestros políticos han cursado derecho, sin ejercer y pasando directamente a la política. A mí me llama poderosamente la atención, no sé a ustedes.
Un cordial saludo.