23 febrero, 2010

Hoy me permito recomendar el artículo de Ignacio Camacho

No me sumo a la tropa escandalizada por libertades bajo fianza ni al punitivismo que usa cualquier pretexto para pedir más penas y ejecuciones sumarias. No. Pero descontado lo que pudiera haber de eso, si es que algo, me parece una maravilla el artículo de hoy de Ignacio Camacho en ABC. Porque pone el dedo en la llaga de la telebasura, la miseria moral de la sociedad civil y la inanidad de la sociedad cuentista de discursito fácil cuando no llueve.
Léanlo y no me regañen mucho si resulta que Ignacio Camacho, además de escribir en ABC -que ya será delito-, tiene una prima que repitió tercero de BUP o un amigo que fuma. Que ya no sabe uno qué recomendar, caray.
Aprender de Neira. Por Ignacio Camacho.
SI ves a un cabrón pegándole a una mujer, no te metas. No vayas en ningún caso a defenderla. Te puede pasar como a Jesús Neira, que te dejen hecho un guiñapo de una paliza, te manden medio muerto al hospital y encima acaben echándote la culpa. Al cabo del tiempo, cuando la agredida te haya puesto a parir en todas las televisiones que hayan querido pagarle el salario de la infamia, cuando al agresor lo hayan soltado bajo fianza después de un año y medio sin hacer justicia, cuando entre todos te hayan tirado encima varias toneladas de mierda y tu honor esté tan vapuleado como tus huesos, la gente se hará un lío y te confundirá con un personaje más de ese mundillo miserable y sórdido y ya no se sabrá si eres víctima o culpable, si un caballero andante o un entrometido pendenciero, o simplemente un friki más de esos que andan contando historietas por los platós de la telebasura de medianoche. Te arruinarán la vida y la fama y te someterán a la peor de las condenas: la de la duda, la de la equidistancia, la de esa confusión viscosa e indiferente que uniforma las cosas y las personas en la banalidad de un espectáculo morboso, en la truculencia enfermiza de una máquina de picar escándalos sin distinciones éticas ni categorías morales.
Ésa es la lección. Si una mala tarde te cruzas con un presunto canalla maltratando a guantazos a una muchacha no vayas a dejarte llevar por el impulso de las apariencias. Déjalo correr. Frena tu ímpetu honorable, no saques conclusiones precipitadas. Puede suceder que el tipo al que tomas por un violento chuloputas sea tan sólo la conflictiva víctima de una sociedad injusta o el infeliz sujeto de un trauma inevitable. Quién sabe. No escuches los prejuicios de tu burguesa educación reaccionaria. Puede ocurrir que en vez de un acto de salvaje dominancia machista se trate de un complejo psicodrama liberador, de una retorcida terapia de pareja, de un asunto interno. No te confundas. Hazte el sueco, sigue leyendo el periódico, finge que esperas el autobús. Y, sobre todo, embrida tu nobleza de espíritu y sujeta el reflejo de tu hombría de bien hasta que tengas un cuadro de situación y de circunstancia. Sé prudente, pragmático, realista: no vayas a confundir a una mujer con una dama.
Mira a Neira, si no. Primero molido a golpes y luego sometido a un innoble zarandeo moral, cubierto de insultos, equiparado a la gentuza con la que se mezcló en su arrebato de decencia. La mujer a la que defendió le ha escupido en el alma. Las vestales del feminismo se han cruzado de brazos en un silencio ominoso y despreciable. La justicia se ha empantanado en casuismos y atenuantes. Y cierta opinión pública ha llegado a minimizar la causa de sus lesiones y lo ha humillado con el tormento de la sospecha. Míralo y no te equivoques: si crees que es un héroe civil o un ejemplo de dignidad estás definitivamente pasado de moda.

3 comentarios:

  1. - "La justicia se ha empantanado en casuismos y atenuantes" (pero ¡si ni siquiera hay sentencia, cómo cojones va a haber atenuantes ni casuismo!).

    - "Y cierta opinión pública ha llegado a minimizar la causa de sus lesiones y lo ha humillado con el tormento de la sospecha". Eso es lo que me he perdido. ¿Alguien sabe a qué opinión pública se refiere?

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  2. De Neira se hablaba bien en las tertulias cuando estaba en coma, y era un icono del progrerío feminazi.

    El problema de Neira es que despertó, y resulta que no solo no era feminazi, sino era un tipo que no estaba de acuerdo con nuestro gobierno socialista revolucionario; y lo que es peor: opinaba en público en contra del gobierno socialista.

    De ahí en adelante, leña al mono que es de goma. Para que aprenda a estar calladito. Y para que los españoles que podríamos opinar en público algo diferente del mensaje oficial gubernamental aprendamos a estar calladitos.

    Tenemos el país que nos merecemos.

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  3. Acabáaaaaaramos. Lo que a lo mejor quiere decir Ignacio Camacho es precisamente lo que sugiere el amigo Anónimo: que como actuó heroicamente el día de la agresión, entonces no se pueden denostar sus gañanadas políticas.

    Acabáaaaaramos.

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