¿Saben ustedes que desde hace unos años existe una intensa discusión doctrinal sobre si la tortura, la de verdad, la física y atroz, puede estar moralmente y jurídicamente justificada en algunos casos? No estoy hablando de esa tortura a escondidas que se hace un día sí y otro también en las cárceles y sótanos de las tiranías de un color o de otro, ni de la que asquerosamente se ha puesto a practicar en los últimos años un país como Estados Unidos, confundiendo la guerra con el salvajismo y la defensa de las libertades con el hozar de los cerdos que, por definición, nunca defienden libertades. No, me refiero a si estará justificado alguna vez torturar a cara descubierta, con la frente alta, diciendo miren, yo di la orden de torturar a ése y, por tanto, soy un tipo con loables principios y un estadista ejemplar al que podéis dedicar vuestro amor de ciudadanos con toda la tranquilidad y la más firme convicción, porque yo os defiendo y velo por vuestros derechos y por las libertades que la Constitución recoge.
Pues eso es lo que vienen proponiendo algunos juristas y constitucionalistas en países como Estados Unidos o Alemania. Y casi siempre usan el mismo ejemplo para que se vea su posición y persuadirnos de sus buenas razones. Resulta que, pensemos, un peligrosísimo terrorista ha colocado una bomba de relojería en una gran ciudad y se sabe que estallará en dos horas en algún lugar muy concurrido. No da tiempo a desalojar la ciudad entera y se desconoce el sitio exacto en que puede ocurrir la catástrofe que siegue cientos o miles de vidas. Puede ser un tren, quizá una plaza pública, tal vez un centro comercial, incluso un colegio. ¿Torturamos o no torturamos? Esos autores dice que sí y que por supuesto y que con todas las de la ley y con una organización científica y exacta del rigor y los pasos del sufrimiento. Hasta que cante, pues si no canta va a ser peor. Porque vale más arrancarle los ojos y los testículos a ese malvado que arriesgar tan gravemente la vida y la integridad física de tanto ciudadano inocente.
Por supuesto, como quien hace el ejemplo hace la trampa, se da por sentado que a la policía y a los políticos que la gobiernan no les cabe ninguna duda de nada de lo dicho: ése precisamente, el detenido, es el que ha puesto la bomba o el que está en la conspiración para que explote, ha sido él y conoce perfectamente cada detalle de ésos que se han de averiguar para salvar vidas. Cómo no. Lo que nunca se cuela en el ejemplo es la sombra de la duda. Porque pudiera ser que el detenido se parezca mucho al terrorista sospechoso y que una fatal equivocación haya llevado a que se detenga a la persona que no es y que, además, esa persona erróneamente apresada y ferozmente torturada sea…, usted mismo, querido lector, o un hijo suyo. Ah, mecachis, se le han puesto a usted de corbata sin necesidad de que se los aprieten los especialistas, ¿eh? Porque se da usted cuenta de la pinta de moro que usted o su hijo se gastan, o de que a veces les da por salir con chapela para quitarse de la cara el sol de mediodía. Pues ajo y agua, ya le están aplicando la picana o metiendo debajo de las uñas unas agujitas muy monas, aunque desinfectadas, eso sí.
¿Jugamos con los ejemplos a nuestro albur, ya que sale gratis y es aleccionador y divertido? Miren, hay un presidente de gobierno, llamémoslo W para que no haya líos con las variables habituales, que si X que si Z, y ese presidente del gobiernof, W, está dispuesto a poner en marcha una campaña de juego sucio en las alcantarillas del Estado, de terrorismo de Estado. Quiere cargarse a los que mandan en una peligrosa trama terrorista, pongamos que de fundamentalistas islámicos, y a sus cómplices y a algunos que les dan aliento y apoyo moral. Puede que los muertos, al cabo de un año, lleguen a doscientos o a mil, quién sabe. También es probable que se cometa algún error, daños colaterales, y que mueran unos cuantos inocentes que pasaban por allí o que se parecían al buscado o que tuvieron la mala pata de alquilar un piso o venderles unos móviles a los felones. Una de ésas víctimas inocentes puede ser usted, o puede sucederle a su hijo. Así que mire esto: usted tiene un restaurante y sabe que llegará esta noche a cenar en él ese presidente de gobierno que va a hacer que perezcan unos cientos, y, de ellos, unos cuantos que no tienen culpa de nada. Terrible. Pero en su mano está la solución, usted mismo puede cortar por lo sano con un poco de terrorismo gastronómico. Como usted es un gran investigador de alimentos y sustancias, acaba de descubrir que la mezcla de no sé qué pimentón malayo con un poco de tomate raf de Almería da un veneno fulminante y que ni se detecta en los análisis y autopsias. Así que, ¿se lo aplicamos esta noche a W y salvamos así un puñado de vidas, incluso inocentes?
¿Ven qué fácil es enredar con los dilemas morales y buscarse excusas cuando, por una parte, abrimos las portillas para que salga a pasear la bestia encerrada, y, por otra parte, jugamos con los ejemplos y las disculpas como más nos convenga?
Ahora lean esto que declara hoy en El País Felipe González, en una entrevista que le hace Juan José Millás:
“Eso (se refiere al difícil e incontrolable manejo de los fondos reservados) son las tripas del Estado. Ya hace mucho que no estoy en el poder pero te voy a decir una cosa que a lo mejor te sorprende. Todavía no sé siquiera si hice bien o hice mal, no te estoy planteando un problema moral, porque aún no tengo la seguridad. Tuve una sola oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA. Antes de la caída de Bidart, en 1992, querían estropear los Juegos Olímpicos, tener una proyección universal... No sé cuánto tiempo antes, quizá en 1990 ó 1989, llegó hasta mí una información, que tenía que llegar hasta mí por las implicaciones que tenía. No se trataba de unas operaciones ordinarias de la lucha contra el terrorismo: nuestra gente había detectado -no digo quiénes- el lugar y el día de una reunión de la cúpula de ETA en el sur de Francia. De toda la dirección. Operación que llevaban siguiendo mucho tiempo. Se localiza lugar y día, pero la posibilidad que teníamos de detenerlos era cero, estaban fuera de nuestro territorio. Y la posibilidad de que la operación la hiciera Francia en aquel momento era muy escasa. Ahora habría sido más fácil. Aunque lo hubieran detectado nuestros servicios, si se reúne la cúpula de ETA en una localidad francesa, Francia les cae encima y los detiene a todos. En aquel momento no. En aquel momento solo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir. Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés, no te explico toda la literatura, pero el hecho descarnado era: existe la posibilidad de volarlos a todos y descabezarlos. La decisión es sí o no. Lo simplifico, dije: no. Y añado a esto: todavía no sé si hice lo correcto. No te estoy planteando el problema de que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad. Una de las cosas que me torturó durante las 24 horas siguientes fue cuántos asesinatos de personas inocentes podría haber ahorrado en los próximos cuatro o cinco años. Esa es la literatura. El resultado es que dije que no”.
Antes de entrar en el fondo del asunto, permítanme que me pregunte qué se gritaría hoy en todo el país y qué diría Millás si esto lo hubiera declarado Aznar; o Sarkozy, si queremos algo más de distanciamiento para nuestro juicio. Pero no busquemos ecuanimidad, que ya sabemos que de ésa no gasta ni el Papa, pese a la iluminación que lleva.
El caso es que Felipe todavía no sabe si hizo bien o mal por no volar aquella casa con todos los etarras dentro. No se plantea que a lo mejor estaba allí también uno que no era jefe ni nada, sólo el conductor o la amante de alguien. Da igual, daños colaterales. Lo de los daños esos no lo inventaron ni Cheney ni Bush, al parecer. Además, nos queda la duda de si dijo que no los destripasen porque su conciencia moral no se lo permitía o porque el choque diplomático con Francia podría ser de órdago. Tampoco alivia sus dudas el hecho de que, si no recuerdo mal, a aquellos de Bidart los detuvo al fin la policía, lo que demuestra que el mismo fin de que dejasen de matar se podía lograr sin ilegalidad ni inmoralidad. No, su duda es la que es, y como tal perdura: ¿no habré hecho lo indebido, cielo santo, por no ordenar que los mataran a todos con una bomba potente y bondadosa?
Tuvo que sufrir lo suyo este hombre, hubo de padecer dolor y desesperanza al descubrir que otros daban la orden de ir matando de uno en uno a muchos de la banda de aquellos que él no quiso que mataran de golpe. Pero, diablos, no dice en la entrevista que está mal lo uno y lo otro, o que todos deberían haber decidido como él decidió. No, lo que afirma es que quién sabe qué es lo bueno y cuándo se acierta. Para que veamos lo que hay y cuánta es la grandeza de los estadistas con principios. “Todavía no sé si hice lo correcto”, le confiesa González a Millás, que mañana escribirá –con su magnífica prosa, de las mejores- que Aznar es un asesino y Rajoy un ladrón. Ay, Millás, Millás, cómo te gusta hacerte la paja en el ojo ajeno. ¿O no era así el dicho evangélico? De todos modos, leeré con cuidado tus próximas columnas por si criticas en ellas esto que te contó Felipe y lo pones de chupa de dómine.
Yo opino que Felipe González hizo mucho bien a este país durante los primeros años que gobernó, mucho. Luego fue lo suyo una vergüenza y con él mismo empezaron esta degeneración de la democracia y esta cleptocracia a la que no se le ve final posible. Y da pena, infinita pena y un poco de asquito, leer lo que hoy mismo declara González sobre cómo él no se enteraba de nada, de nada de nada, ni de cuánto robaban los que robaban ni de cuánto mataban los que mataban desde las alcantarillas del Estado, ni de nada. De aquellos polvos vienen estos lodos y de la degeneración intelectual y moral de buenos e inteligentes políticos, como González, nos llega ahora esta desgracia de que nos gobierne un ignorante amoral, incongruente e incapaz como Zapatero y de que a mucha gente le parezca bien que no sepa lo que hace y lo vote porque tiene la ceja así o porque lo apoya cualquier director de cine tan mono como oligofrénico o porque si viene la derecha a lo mejor roba y mata. Manda pelotas. Y González sigue contando que él no sabía nada de los que robaban, aunque estaban en su mismísimo gobierno, y que todavía se pregunta si hizo bien por no mandar que mataran a todos los etarras aquel día, que los mataran a todos con una sola bomba, para ahorrar tiempo, dinero, munición y vidas de inocentes. Manda pelotas.
Qué gran ejemplo para sus clases y sus escritos van a desaprovechar la mayor parte de nuestros grandes profesores de Ética, y todo por no subirse los calzoncillos o las bragas y no perderse la propi de los señoritos.
Pues eso es lo que vienen proponiendo algunos juristas y constitucionalistas en países como Estados Unidos o Alemania. Y casi siempre usan el mismo ejemplo para que se vea su posición y persuadirnos de sus buenas razones. Resulta que, pensemos, un peligrosísimo terrorista ha colocado una bomba de relojería en una gran ciudad y se sabe que estallará en dos horas en algún lugar muy concurrido. No da tiempo a desalojar la ciudad entera y se desconoce el sitio exacto en que puede ocurrir la catástrofe que siegue cientos o miles de vidas. Puede ser un tren, quizá una plaza pública, tal vez un centro comercial, incluso un colegio. ¿Torturamos o no torturamos? Esos autores dice que sí y que por supuesto y que con todas las de la ley y con una organización científica y exacta del rigor y los pasos del sufrimiento. Hasta que cante, pues si no canta va a ser peor. Porque vale más arrancarle los ojos y los testículos a ese malvado que arriesgar tan gravemente la vida y la integridad física de tanto ciudadano inocente.
Por supuesto, como quien hace el ejemplo hace la trampa, se da por sentado que a la policía y a los políticos que la gobiernan no les cabe ninguna duda de nada de lo dicho: ése precisamente, el detenido, es el que ha puesto la bomba o el que está en la conspiración para que explote, ha sido él y conoce perfectamente cada detalle de ésos que se han de averiguar para salvar vidas. Cómo no. Lo que nunca se cuela en el ejemplo es la sombra de la duda. Porque pudiera ser que el detenido se parezca mucho al terrorista sospechoso y que una fatal equivocación haya llevado a que se detenga a la persona que no es y que, además, esa persona erróneamente apresada y ferozmente torturada sea…, usted mismo, querido lector, o un hijo suyo. Ah, mecachis, se le han puesto a usted de corbata sin necesidad de que se los aprieten los especialistas, ¿eh? Porque se da usted cuenta de la pinta de moro que usted o su hijo se gastan, o de que a veces les da por salir con chapela para quitarse de la cara el sol de mediodía. Pues ajo y agua, ya le están aplicando la picana o metiendo debajo de las uñas unas agujitas muy monas, aunque desinfectadas, eso sí.
¿Jugamos con los ejemplos a nuestro albur, ya que sale gratis y es aleccionador y divertido? Miren, hay un presidente de gobierno, llamémoslo W para que no haya líos con las variables habituales, que si X que si Z, y ese presidente del gobiernof, W, está dispuesto a poner en marcha una campaña de juego sucio en las alcantarillas del Estado, de terrorismo de Estado. Quiere cargarse a los que mandan en una peligrosa trama terrorista, pongamos que de fundamentalistas islámicos, y a sus cómplices y a algunos que les dan aliento y apoyo moral. Puede que los muertos, al cabo de un año, lleguen a doscientos o a mil, quién sabe. También es probable que se cometa algún error, daños colaterales, y que mueran unos cuantos inocentes que pasaban por allí o que se parecían al buscado o que tuvieron la mala pata de alquilar un piso o venderles unos móviles a los felones. Una de ésas víctimas inocentes puede ser usted, o puede sucederle a su hijo. Así que mire esto: usted tiene un restaurante y sabe que llegará esta noche a cenar en él ese presidente de gobierno que va a hacer que perezcan unos cientos, y, de ellos, unos cuantos que no tienen culpa de nada. Terrible. Pero en su mano está la solución, usted mismo puede cortar por lo sano con un poco de terrorismo gastronómico. Como usted es un gran investigador de alimentos y sustancias, acaba de descubrir que la mezcla de no sé qué pimentón malayo con un poco de tomate raf de Almería da un veneno fulminante y que ni se detecta en los análisis y autopsias. Así que, ¿se lo aplicamos esta noche a W y salvamos así un puñado de vidas, incluso inocentes?
¿Ven qué fácil es enredar con los dilemas morales y buscarse excusas cuando, por una parte, abrimos las portillas para que salga a pasear la bestia encerrada, y, por otra parte, jugamos con los ejemplos y las disculpas como más nos convenga?
Ahora lean esto que declara hoy en El País Felipe González, en una entrevista que le hace Juan José Millás:
“Eso (se refiere al difícil e incontrolable manejo de los fondos reservados) son las tripas del Estado. Ya hace mucho que no estoy en el poder pero te voy a decir una cosa que a lo mejor te sorprende. Todavía no sé siquiera si hice bien o hice mal, no te estoy planteando un problema moral, porque aún no tengo la seguridad. Tuve una sola oportunidad en mi vida de dar una orden para liquidar a toda la cúpula de ETA. Antes de la caída de Bidart, en 1992, querían estropear los Juegos Olímpicos, tener una proyección universal... No sé cuánto tiempo antes, quizá en 1990 ó 1989, llegó hasta mí una información, que tenía que llegar hasta mí por las implicaciones que tenía. No se trataba de unas operaciones ordinarias de la lucha contra el terrorismo: nuestra gente había detectado -no digo quiénes- el lugar y el día de una reunión de la cúpula de ETA en el sur de Francia. De toda la dirección. Operación que llevaban siguiendo mucho tiempo. Se localiza lugar y día, pero la posibilidad que teníamos de detenerlos era cero, estaban fuera de nuestro territorio. Y la posibilidad de que la operación la hiciera Francia en aquel momento era muy escasa. Ahora habría sido más fácil. Aunque lo hubieran detectado nuestros servicios, si se reúne la cúpula de ETA en una localidad francesa, Francia les cae encima y los detiene a todos. En aquel momento no. En aquel momento solo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir. Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés, no te explico toda la literatura, pero el hecho descarnado era: existe la posibilidad de volarlos a todos y descabezarlos. La decisión es sí o no. Lo simplifico, dije: no. Y añado a esto: todavía no sé si hice lo correcto. No te estoy planteando el problema de que yo nunca lo haría por razones morales. No, no es verdad. Una de las cosas que me torturó durante las 24 horas siguientes fue cuántos asesinatos de personas inocentes podría haber ahorrado en los próximos cuatro o cinco años. Esa es la literatura. El resultado es que dije que no”.
Antes de entrar en el fondo del asunto, permítanme que me pregunte qué se gritaría hoy en todo el país y qué diría Millás si esto lo hubiera declarado Aznar; o Sarkozy, si queremos algo más de distanciamiento para nuestro juicio. Pero no busquemos ecuanimidad, que ya sabemos que de ésa no gasta ni el Papa, pese a la iluminación que lleva.
El caso es que Felipe todavía no sabe si hizo bien o mal por no volar aquella casa con todos los etarras dentro. No se plantea que a lo mejor estaba allí también uno que no era jefe ni nada, sólo el conductor o la amante de alguien. Da igual, daños colaterales. Lo de los daños esos no lo inventaron ni Cheney ni Bush, al parecer. Además, nos queda la duda de si dijo que no los destripasen porque su conciencia moral no se lo permitía o porque el choque diplomático con Francia podría ser de órdago. Tampoco alivia sus dudas el hecho de que, si no recuerdo mal, a aquellos de Bidart los detuvo al fin la policía, lo que demuestra que el mismo fin de que dejasen de matar se podía lograr sin ilegalidad ni inmoralidad. No, su duda es la que es, y como tal perdura: ¿no habré hecho lo indebido, cielo santo, por no ordenar que los mataran a todos con una bomba potente y bondadosa?
Tuvo que sufrir lo suyo este hombre, hubo de padecer dolor y desesperanza al descubrir que otros daban la orden de ir matando de uno en uno a muchos de la banda de aquellos que él no quiso que mataran de golpe. Pero, diablos, no dice en la entrevista que está mal lo uno y lo otro, o que todos deberían haber decidido como él decidió. No, lo que afirma es que quién sabe qué es lo bueno y cuándo se acierta. Para que veamos lo que hay y cuánta es la grandeza de los estadistas con principios. “Todavía no sé si hice lo correcto”, le confiesa González a Millás, que mañana escribirá –con su magnífica prosa, de las mejores- que Aznar es un asesino y Rajoy un ladrón. Ay, Millás, Millás, cómo te gusta hacerte la paja en el ojo ajeno. ¿O no era así el dicho evangélico? De todos modos, leeré con cuidado tus próximas columnas por si criticas en ellas esto que te contó Felipe y lo pones de chupa de dómine.
Yo opino que Felipe González hizo mucho bien a este país durante los primeros años que gobernó, mucho. Luego fue lo suyo una vergüenza y con él mismo empezaron esta degeneración de la democracia y esta cleptocracia a la que no se le ve final posible. Y da pena, infinita pena y un poco de asquito, leer lo que hoy mismo declara González sobre cómo él no se enteraba de nada, de nada de nada, ni de cuánto robaban los que robaban ni de cuánto mataban los que mataban desde las alcantarillas del Estado, ni de nada. De aquellos polvos vienen estos lodos y de la degeneración intelectual y moral de buenos e inteligentes políticos, como González, nos llega ahora esta desgracia de que nos gobierne un ignorante amoral, incongruente e incapaz como Zapatero y de que a mucha gente le parezca bien que no sepa lo que hace y lo vote porque tiene la ceja así o porque lo apoya cualquier director de cine tan mono como oligofrénico o porque si viene la derecha a lo mejor roba y mata. Manda pelotas. Y González sigue contando que él no sabía nada de los que robaban, aunque estaban en su mismísimo gobierno, y que todavía se pregunta si hizo bien por no mandar que mataran a todos los etarras aquel día, que los mataran a todos con una sola bomba, para ahorrar tiempo, dinero, munición y vidas de inocentes. Manda pelotas.
Qué gran ejemplo para sus clases y sus escritos van a desaprovechar la mayor parte de nuestros grandes profesores de Ética, y todo por no subirse los calzoncillos o las bragas y no perderse la propi de los señoritos.
Sí, leí anoche esta entrevista y me resultó igualmente sorprendente este párrafo. González hizo bien en "impedir" que se "descabezara" a ETA por medio de una bomba. Lo lamentable es:
ResponderEliminar(1) Que ni él mismo sepa que hizo bien (manda narices).
(2) Que alguien le haya propuesto poner una bomba en Francia a la cúpula de ETA.
Y aquí llegamos al meollo del asunto, porque lo verdaderamente interesante sería conocer qué otras cosas se le propusieron en la lucha antiterrorista y él sí aceptó. Porque, seamos claros, el que haya osado poner semejante propuesta encima de la mesa del presidente del gobierno debía saber que su puesto de trabajo no corría peligro al hacerlo, es decir, que la guerra sucia contra el terrorismo no estaba absolutamente descartada, que no era rechazada de plano por cuestiones morales.
Así que de manera implícita González nos reconoce que otras acciones contra la banda terrorista fueron llevadas a cabo durante su mandato. A mí por lo menos esa es la impresión que me queda tras leerle.
Me pregunto cuanto tardará en conceder una nueva entrevista, porque empiezan a fallarle las fuerzas para reprimir la verdad. Callar es tan pesado, y contarlo todo puede ser tan beneficioso...
Sí, amigo Merlucillo. Es probable que el propio González vaya contando cosas porque le perderán las ganas de hablar, porque echará cuentas de prescripciones, porque vea que en este país sigue habiendo buen ambiente para los políticos leñeros y poco respetuosos con formalismos de leyes y morales...
ResponderEliminarPero mire este otro detalle, de entre tantos en esa entrevista que no tiene desperdicio y que dice mucho más de lo que dice:
"A Segundo Marey lo salva la orden de Pepe Barrionuevo para que lo suelten cuando se entera de que está detenido". Esto declara González. Y las preguntas son más que evidentes:
1) ¿Segundo Marey estaba detenido o secuestrado? Secuestrado, pero González no distingue entre lo uno y lo otro en este caso. ¿Sólo en este caso?
2) O sea, que los que tenían "detenido" a Marey obedecían las órdenes de Barrionuevo y lo soltaron cuando él se lo ordenó? Huy, huy, huy, nos vamos a divertir esta temporada.
Sólo se podrá o sólo podremos regenerar la izquierda cuando deje de tener patente de corso moral y aprendamos que lo que diferencia unas políticas de otras, las tiránicas de las democráticas, las ranciamente reaccionarias de las progresistas, son estas cosas. Y que todo el que hace juego sucio y terrorismo de Estado y manejo de los fondos reservados como un ladrón y da protección de corruptos, etc., etc. es un fachorro lamentable y un déspota sin principios, se llame como se llame el partido en el que milite. Y punto.
Es un despropósito la entrevista, ¿qué sentido tiene hacer esas declaraciones?
ResponderEliminar¿A quién beneficia?
No alcanzo a entenderlo, la verdad.
Mi abuela leía una revista todas las semanas y su sección preferida era ¿qué hubiera sido de mi vida si...?
Pues eso, ya está bien de hacer terapia pública. Que quienes sientan unas ganas irrefrenables de vaciarse, acundan a un especialista y dejen de joder, hombre.
Un cordial saludo.
Los problemas morales empiezan al tratrar a este rufián como como un persoñaje de la izquierda, de asquito!!!
ResponderEliminarA mi me suena a puesta en escena. No creo que tenga tal dilema, hizo lo que tenía que hacer y punto.Hay que ver los histriónicos que son los políticos. En cualquier caso,ya todo eso es agua pasada. Y lo hacer referencia a zp con respecto gonzález es pura tonteria.
ResponderEliminarOtro progresista de Manual de Armani, entre sus logros destacar:
ResponderEliminar- Tasas de desempleo por encima del 20%.
- Vivienda imposible.
- Recorte de las prestaciones por desempleo.
- Rebaja de las indeminzaciones. del FOGASA de los 45 días a los 20 días.
- Regalo de Galerías Preciados a su amigo Cisneros.
- Regalo de otras empresas del grupo RUMASA, así por ejemplo Huarte se enajenó por un importe mucho menor que el valor patrimonial de los terrenos de la constructora.
- Altísimo nivel de deuda.
- Seguridad Social al borde del colapso.
Luego para desmarcarse de la caspa derechona y aburguesada:
- Se hace una tocinera en Pozuelo.
- Cobra en torno a 18.000 euros por conferencia.
- Es amigo íntimo de Slim, al igual que antes lo fue de Cisneros.
En definitiva, otro que enriquece los matices de ese hermoso himno:
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Arriba paaaarias de la tieeeeeerraaaaaa........!!!!!!!
JODER (uy, perdon), podía haber aprovechado la visita del PAPA para confesarse de tan insoportables cargas.
ResponderEliminarLo malo es que a lo peor nos hubieramos quedado si PAPA al oir tales declaraciones, que ya está mayor.