A la presidenta de la Diputación de León, que es del PP y manda más que nadie en ese partido en la provincia, el viceportavoz del grupo socialista en la Diputación la llamó comadreja y alimaña. Andaban acusándose de cosas. Dice ese señor que antes, fuera de sesión, ella lo había calificado como hijo de puta.
Hasta ahí todo normal, pues si la política nacional da para lo que da, qué vamos a esperar de la provincial y municipal. Ya se sabe que el cuidado de la polis está en todas partes en manos de los mejores, en esta democracia nuestra de doble capa.
¿Qué pasó luego? Pues que un grupo de alcaldesas del PP salieron a defender a su jefa, patrona, lideresa o lo que sea. Vale, nada que objetar. Para eso está la tropa. O el tropo, o el trapo, que no sé muy bien cómo va lo del género aquí. Pero, sí, con el género hemos topado. Pues las rígidas regidoras argumentan de este jaez:
“Como alcaldesas exigimos una rectificación pública, ya que consideramos que es un ataque a la mujer y en política no todo vale”.
Hasta ahí todo normal, pues si la política nacional da para lo que da, qué vamos a esperar de la provincial y municipal. Ya se sabe que el cuidado de la polis está en todas partes en manos de los mejores, en esta democracia nuestra de doble capa.
¿Qué pasó luego? Pues que un grupo de alcaldesas del PP salieron a defender a su jefa, patrona, lideresa o lo que sea. Vale, nada que objetar. Para eso está la tropa. O el tropo, o el trapo, que no sé muy bien cómo va lo del género aquí. Pero, sí, con el género hemos topado. Pues las rígidas regidoras argumentan de este jaez:
“Como alcaldesas exigimos una rectificación pública, ya que consideramos que es un ataque a la mujer y en política no todo vale”.
E insisten en que el ofensor ha de pedir disculpas urgentemente por haber proferido “un insulto claro a una mujer”. Lo mismo solicitan al PSOE, que también pida excusas, si no quiere ser “cómplice de una descalificación verbal a una mujer”.
Fin de la historia. Me quedo con una duda que no me va a dejar pegar ojo esta noche: ¿a ese grupo de alcaldesas debemos calificarlas, por eso que han dicho y sólo por eso, como muy rancias conservadoras o como feministas de pro? ¿Andan en plena liberación femenina o son restos de la antigua Sección Femenina?
Sospecho de su conservadurismo porque eso de que a la mujer hay que llevarla en palmitas y no decirle cosas que hieran sus oídos tiernos y no ofender su extrema sensibilidad con gestos ordinarios o palabras malsonantes ya me lo decían a mí los curas del colegio, los mismos que nos informaban de que, mientras los varones somos medio lerdos y más bastos que la lija, las damas, todas -a no ser unas pocas muy pecadoras y echadas a perder del todo-, son clavaditas a la Virgen María y de un fino que sobrecoge, frágiles y etéreas a más no poder. Caigo ahora en la cuenta de que mis dudas abarcan también a aquellos padres claretianos, pues, contrariamente a lo que siempre he pensado, quizá los guiaba un cabal afán de redención femenina, eran feministas avant la lettre. No sé.
Apuesto a que la mayoría piensa que esas mandamases (¿o mandameses? ¿o mandamasas?; sigo genéricamente atorado) son conservadoras por eso que dicen y, más que nada, porque lo dicen desde el PP y a ver si no. Vale, pero ¿y cuándo las del PSOE, o más, razonan de igual manera, clavadito así? ¿Que no? Oigan, aquí estamos intentando hablar en serio. Voy en tren ahora mismo y no puedo tirar de hemeroteca virtual, pero sería facilísimo ver a más de cuatro señoras progresistísimas poniendo idénticos pucheros de virgen de trinchera y sosteniendo que el que insulta un poco a una mujer ofende al mujerío completo.
Llegará el día en que alguno pensará que es mejor no hablarles. Ni mirarlas siquiera. No vaya a ser. Qué cosa, oye.
Pero tranquilos, hay Providencia y el seso se reparte con igualdad entre los sexos. Porque miren lo que en su defensa adujo el señor del PSOE que organizó el follón: que él no estaba atacando al género femenino, pues comadreja es un término aplicado a los machos y hembras de esa especie. Mira, por eso no pueden ofenderse otras mujeres, porque comadreja puedo ser hasta yo, no hace falta ser chavala. Es como si a mí me dicen hurón y me pico, olvidando que también existen huronas y no pasa nada.
Razonan unos y otras, unas y otros, con lo que efectivamente tienen en común, al margen del pitirrín o el potorrín que los distingue: los pies.
Espectáculo sublime la política de este país. Qué habremos hecho para merecerlos, qué.
Fin de la historia. Me quedo con una duda que no me va a dejar pegar ojo esta noche: ¿a ese grupo de alcaldesas debemos calificarlas, por eso que han dicho y sólo por eso, como muy rancias conservadoras o como feministas de pro? ¿Andan en plena liberación femenina o son restos de la antigua Sección Femenina?
Sospecho de su conservadurismo porque eso de que a la mujer hay que llevarla en palmitas y no decirle cosas que hieran sus oídos tiernos y no ofender su extrema sensibilidad con gestos ordinarios o palabras malsonantes ya me lo decían a mí los curas del colegio, los mismos que nos informaban de que, mientras los varones somos medio lerdos y más bastos que la lija, las damas, todas -a no ser unas pocas muy pecadoras y echadas a perder del todo-, son clavaditas a la Virgen María y de un fino que sobrecoge, frágiles y etéreas a más no poder. Caigo ahora en la cuenta de que mis dudas abarcan también a aquellos padres claretianos, pues, contrariamente a lo que siempre he pensado, quizá los guiaba un cabal afán de redención femenina, eran feministas avant la lettre. No sé.
Apuesto a que la mayoría piensa que esas mandamases (¿o mandameses? ¿o mandamasas?; sigo genéricamente atorado) son conservadoras por eso que dicen y, más que nada, porque lo dicen desde el PP y a ver si no. Vale, pero ¿y cuándo las del PSOE, o más, razonan de igual manera, clavadito así? ¿Que no? Oigan, aquí estamos intentando hablar en serio. Voy en tren ahora mismo y no puedo tirar de hemeroteca virtual, pero sería facilísimo ver a más de cuatro señoras progresistísimas poniendo idénticos pucheros de virgen de trinchera y sosteniendo que el que insulta un poco a una mujer ofende al mujerío completo.
Llegará el día en que alguno pensará que es mejor no hablarles. Ni mirarlas siquiera. No vaya a ser. Qué cosa, oye.
Pero tranquilos, hay Providencia y el seso se reparte con igualdad entre los sexos. Porque miren lo que en su defensa adujo el señor del PSOE que organizó el follón: que él no estaba atacando al género femenino, pues comadreja es un término aplicado a los machos y hembras de esa especie. Mira, por eso no pueden ofenderse otras mujeres, porque comadreja puedo ser hasta yo, no hace falta ser chavala. Es como si a mí me dicen hurón y me pico, olvidando que también existen huronas y no pasa nada.
Razonan unos y otras, unas y otros, con lo que efectivamente tienen en común, al margen del pitirrín o el potorrín que los distingue: los pies.
Espectáculo sublime la política de este país. Qué habremos hecho para merecerlos, qué.
♪♪♫♫♪♫
ResponderEliminar♪ "El tirabe-que
♫ el tirabe-que
♪ ya no puede mesocrar".
♪♫♫♪♫
Necesito ayuda. URGENTE.
La liada esa del género, el sexo y la "puesta en valor" de la entrepierna(bolsa y agujero han pasado a ser imprescindibles términos económicos) nos seguirá dejando atónitos. Con Alemania y sin Alemania.
ResponderEliminarPues simplemente vivir en León.
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