Es hora de irse a la cama, pero están hirvientes los noticiarios. Menudo día. Resulta que a la cúpula de la SGAE la empapelan por piratear dineros de los derechos de autor. No se bajaban la pasta de internet, no, sino que operaban con arreglo al procedimiento establecido: crear sociedades ficticias a nombre del alguna cuñada y desviar dineros para las cuentas propias. Viva la congruencia. Al bar de la esquina lo demandan por poner musiquilla durante el plato del día y ellos se lo llevan puesto a algún paraíso tributario. Cojonudo. O de cómo asestarle una puñalada por la espalda a la causa por la que decían que luchaban. Espero que los autores más reivindicativos de sus derechos dizque sacrosantos se constituyan en acusación particular y pluscuamperfecta. Porque digo yo que los propios autores propiamente dichos eran víctimas del pirateo financiero de sus inmaculados protectores. Con amigos así, para qué enemigos. La primera medida urgente habría de ser indulto inmediato para todos los condenados –pocos- por atentar contra los derechos de autor a base de bajarse por la cara unas canciones de Fórmula V o de Los Diablos.
Y lo de Strauss-Kahn. En la era de la información no hay que creerse nada, ciertamente. Los caminos del dinero y de la abogacía de altos vuelos son inescrutables. Pero, corcho, ahora resulta que las fiscalía gringa ha descubierto, dicen, que la presunta violada pecía de la SGAE. El día que acabemos desconfiando por igual y de antemano de las víctimas tanto como de los verdugos, se habrá cerrado el círculo vicioso. Dicho sea con todo el respeto para víctimas y verdugos propiamente dichos, para imputados y putadas. Pero va tocando sacar conclusiones generales y adoptar medidas preventivas.
Conviene innovar en materia de seguros y sexo. O de cómo el sexo seguro hay que enfocarlo de otra manera. Nadie debería encamarse con parte ajena, o incluso propia, sin haber suscrito una póliza que cubra los muy variados riesgos. Riesgo de embarazo, riesgo de que se vayan gritando que es usted un falócrata irredento, riesgo de que a la salida de la ducha te espere un fiscal en salto de cama. Si usted tiene una empresa de cualquier cosa, suscribe un seguro de responsabilidad civil; si usted es cirujano, otro tanto, por si le vienen con que el hígado del paciente ya no es lo que era; si usted es profesor, lo mismo, no sea que cargue con los gastos por la depresión de estudiante acosado por las dudas. Así que si lo que se le ocurre es tener un revolcón con señora o señor que le hace la danza de la cofia o se ha bebido a su costa la cosecha del noventa y uno, ni se le ocurra ir sin seguro: sin su seguro frente a todo riesgo sexual.
No tengo ni puedo tener ni remota idea de qué pasó en aquella habitación del francés, y espero que si hubo violencia contra la mujer, pague el culpable como debe, aunque no más de lo que le costaría haberla matado, por lo del principio de proporcionalidad de las penas y tal. Pero sí me parece que, apellídese usted Strauss-Kahn o López, no hay que tomarse confianzas, incluso bien consentidas, sin un buen pliego de condiciones generales y sin seguro que cubra los riesgos. Con condón legal, vaya. Piense que, hoy, toda relación íntima es a tres: usted, la contraparte y el sistema jurídico. Y que este último tiende a la precocidad y el gatillazo en su sien de usted. Así que ojo.
En cuanto a lo de la sgae, la situación da asco. Pero no me da asco la sgae, eh (quiero decir, no me da más asco todavía - uno tiene sus umbrales, como todo hijo de vecino, y ya estaban bien sobrepasados): me dan asco las caras de pretendida sorpresa y las declaraciones de hay que ver cómo está el mundo.
ResponderEliminarLas mismas caras que veremos el día que los 'bancos' españoles empiecen a reventar uno tras otro, cuando alguien les obligue a decir la verdad sobre lo que llevan en los balances (en los balances españoles, se entiende, porque en los balances de las participadas en Caimanes y Vírgenes ya sabemos que está todo lo poquito bueno).
En cuanto a lo del chimpancé en celo, lo que yo leo en las noticias es que han descubierto que la camarera se puso en contacto con un par de bandarras de aquí te espero, aprendices de concejales de urbanismo o algo así, para ver cómo podía exprimir más la situación. No parece que haya cambiado la situación en lo más mínimo en cuanto al hecho central, ése pringosillo y tembloroso y que deja DNA para que se diviertan los de la brigada científica.
Pero digo yo, para qué pararnos en el crimen pequeño, cuando a los ojos de todos está el más grande: presidiendo el FMI, ha sido una de las piezas claves en el robo más desvergonzado de la historia.
No, de veras, sigamos así. El buen sentido indica que es el camino más corto hacia la solución.
Salud,