(Publicado hoy en El Mundo de León)
Cómo cambia la perspectiva de las cosas y el modo de sentir. Estas navidades he dado algunos paseos por la ciudad. Iba viendo los comercios, pero esta vez con un pensamiento nuevo y bastante triste, pues me preguntaba, de cada uno de los que observaba, cuánto duraría y si lo vería cerrado dentro de unos meses. Imagino que en tiempos de guerra es así como se mira a los soldados que se despiden para marchar al campo de batalla, pensando cuántos retornarán vivos a casa y cuáles serán los que acaben en lejanas tumbas. Ahora lo que uno se plantea es cuántas tiendas, bares o restaurantes sobrevivirán a la crisis económica. Se nos dice en unos y otros casos que al final llegará la victoria, pero cuando se sabe que el enemigo es muy fuerte, adelantamos los responsos e imaginamos cómo será la vida después de las derrotas.
Si al menos tuviéramos confianza en nuestros generales… Mal asunto es que descubramos enseguida que nos mienten los que nos dirigen, que ellos mismos están desconcertados, que pugnan más que nada por ponerse personalmente a salvo y que nos tratan como carne de cañón. Que no habría subidas de impuestos nos decían ayer los que se ofrecían para sacarnos del atolladero, y nos los suben a la primera de cambio. Que se incentivaría la actividad productiva y se dinamizaría el sistema económico, y nos acortan los dineros para que no podamos comprar ni invertir. Que se reducirían gastos superfluos del Estado y se racionalizaría la organización administrativa y su gestión, pero son los gastos nuestros los que se acaban y es la gestión de los hogares la que se vuelve imposible, mientras sigue incólume y monstruoso un Estado tan caro como disfuncional. Que el objetivo capital era el de crear puestos de trabajo, mas se liquida la obra pública y se condena a muerte la empresa pequeña o el negocio familiar modesto.
Se venden muy pocos coches nuevos, pero aumenta una barbaridad la compra de coches de superlujo. Las navidades próximas veremos más tiendas con la persiana bajada y más locales abandonados, pero podremos solazarnos al contemplar las brillantes luces de los palacios y el buen tren de vida de los políticos y sus paniaguados. La esperanza es lo último que se pierde, mas queda poca.
Que manera de empezar el año. La verdad es que esto no pinta bien, pero tb tu cada día estas más y más pesimista.Se supone que lo peor de la crisis ya paso y poquito a poquito iremos remontando. Aunque yo soy tan pesimista como tu, y me parece que a esto le queda tirón todavía. Tiendas que cierran, sí; pero no tanto bares.Creo que están aguantando el tirón ya sea porque somos un país con tradición de hacer vida en la calle y mejor reunirse a tomar unas cañas. No sé, para reyes los comercios si estaban llenos. Aún ,queda esperanza; que como dices es lo último que se pierde. pero si, esto no pinta bien; quien fuera funcionario. Ah ,no que lo mismo los echan igual por ahora les congelan o les bajan, No sé. Los economistas andan liado con la gestión de la deuda, con la refinanciaciones; no se aclaran ni ellos, cuanto más nosotros. ¿peligro de deflación? ufff..como apuntas, penas de nuevo año.
ResponderEliminarEn cualquier caso, Le deseo feliz año nuevo!!! A pesar de su pesimismo, a nivel individual; están usted y su familia a resguardo. Porque si eso no fuese así, entonces si que esto se va a pique, pero a pique..No será para tanto, de otras peores ya salio este país; luego contamos las bajas; luego para que adelantarnos.
Una pequeña ración de optimismo: un decreto ley para que se bauticen como Esperanza el 100% de mujeres nacidas durante 2012, acabariamos mejor el año...
ResponderEliminarLo del porcentaje es para hacer económico el asunto...
Y ya puestos al 90% de machos se le puede poner Job...
un que lio...jajajaja, bueno ; se puede proponer.
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