25 febrero, 2012

Poemilla sabatino

Hay mañanas que son

de palabras remisas,

reticentes, esquivas,

adormecidas.

¿Decir? Callar.

Asoman unas piernas

entre las sábanas,

llega olor a café

por los balcones,

motores

en las calles.

Los periódicos cansan,

letanías.

Escribir sería alivio,

un poema cualquiera,

una declaración de amor,

no sé,

la lista de la compra,

mismamente.

Mas el verbo dormita,

la luz no lo seduce.

Cuelga una mano cerca

de la alfonbra.

La mañana se estira,

somnolienta

y no sé

si esto es dicha

o si me pesa

el silencio.

O porque es sábado.

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