Parece
que no hay vuelta de hoja: nos vamos al hoyo. ¿Y qué habrá allá abajo? No se sabe, pero es
de temer: pobreza, hambre, gente desesperada, convulsiones sociales, tremendo
aumento de la inseguridad ciudadana, emigración masiva a América del Sur (otra
vez), catastrófica decadencia de los servicios públicos más importantes,
cambios en la configuración de las ciudades y sus barrios, con creciente
separación entre barrios pobres y de miseria y zonas de privilegiados, estas
fortificadas y con gente armada en las entradas de las urbanizaciones, colapso
de las cárceles, comercio ilegal con ciertos productos básicos, tal vez
racionamiento de algunos alimentos, Estado que recurre a maneras autoritarias,
auge de los partidos extremos, manifestantes muertos y policías muertos,
Cataluña y País Vasco que se marchan definitivamente a buscarse la vida por su
cuenta, carreteras y calles llenas de baches, chabolas de hojalata en los
descampados, remesas de dinero que poco a poco van llegando del extranjero para
que los emigrados auxilien a sus parientes de aquí, fuga masiva de cerebros,
decadencia terminal de nuestro sistema científico y educativo con consecuencias
por lo menos para medio siglo…
Cuando
empiezo esta nota, por la mañana, la prima de riesgo está en 550 puntos, el interés
del bono a 10 años casi en el 7 %, la deuda española acaba de ser calificada en
el nivel del bono basura. Nos despeñamos y va tan rápido esto, que nos
sorprende y nos sorprenderá hasta a los más pesimistas. Se han arruinado por
sus propios méritos los bancos, el que tiene cuatro perras las saca de los
bancos y se las lleva al extranjero, el Estado no puede pagar a su personal ni
mantener sus gastos y servicios durante mucho más tiempo, pues va a colapsar
por la conjunción de deuda con altísimos intereses y déficit. No hará falta
despedir funcionarios: no tendremos de dónde cobrar. Se ahorrará el paso de la
reforma territorial de Estado: se recentralizará autoritariamente y por
imperativos (reales o fingidos) de orden público, para intentar mantener el orden
en las calles entre la gente que se queda sin comida, simplemente.
A
toda velocidad descendemos y cualquiera puede adivinar el desenlace. Y este jodido
gobierno no reacciona, esto es abracadabrante. Sigo con esta nota a las seis y media de la
tarde, en un tren Alvia camino de Castellón. Va toda velocidad el tren hacia
Valencia ahora, y me recreo muy melancólicamente en el paisaje, las tierras
hermosos de la España mía, cruzadas por vías de tren de alta velocidad y
autovías de primera que no se repetirán en mucho tiempo y que irán decayendo,
deteriorándose, convirtiéndose en caminos a
ninguna parte. Pesimismo, sí, pero este pesimismo de uno va cargado de
aciertos en los últimos tiempos. No tiene mérito, lo que iba a pasar y lo que
sucederá si no viene un milagro lo veían y lo ven hasta los ciegos. Salvo los
ciegos voluntarios, claro, que han sido tantos y tan esforzados.
Por
mí mismo no me importa tanto lo que suceda, francamente. Tiene su gracia esta elemental
biografía con ida y vuelta, con principio y final en la pobreza y la austeridad
forzosa. Lo siento por mi pequeña Elsa más que nada, qué tristeza haberla
traído a una tierra sin porvenir, pero espero que, cuando toque, su hermano
brillante la ayude a salir de aquí y a buscarse la vida con valentía, como él.
A
esta hora vuelvo a mirar los periódicos como el que se contempla una herida que
supura. La dichosa prima ha pasado de los 550 y El País habla de que estamos al borde de un “precipicio”. Gran
descubrimiento, pero bien está que se diga por si alguno insiste en silbar
mirando al cielo. Dice ese periódico que es por “las dudas sobre España”. Sigue
teniendo su gracia la cosa. ¿Dudas? ¿Quién en su sano juicio y con ganas de
usarlo puede tener dudas? Certezas, son certezas, España está acabada, no
tenemos ni producimos bastante para mantener nuestro gasto y los que
custodiaban y gestionaban los dineros, públicos y privados, se han hartado de
robar, se han puesto las botas, pero siguen mandando.
Desde
los famosos mercados o desde las cancillerías de la Europa de arriba, con los
defectos que a unos y otros correspondan, no nos verán a ustedes o a mí a lo
nuestro, intentando mantener el tipo o cumplir honradamente con lo que nos
compete. No, no, lo que percibirán, desde esa media distancia que permite observar
el conjunto, es un país de mangantes irredentos, de grandes partidos políticos
completamente corruptos e incapaces, de grandes empresas en complicidad con las
politiquerías más sucias y acostumbradas a chupar de nuestro bote mientras
ensalzan las virtudes del marcado libre, la competencia pura y la desregulación,
de burocracia mastodóntica y autorreferente llena de curiosos vínculos
familiares, partidistas y mafiosos. A un engendro así yo tampoco le prestaría
unos billetes ni me avendría a pagarle las copas y los caprichos a perpetuidad.
¿Alguna
solución todavía? A la desesperada y jugándose las diez de últimas, nada más
que cabría una: gran coalición, gobierno conjunto de PP y PSOE y cuantos más
con sentido común y algo de patriotismo (miren, a lo mejor se vuelve a poner de
moda esta palabra y de nuevo sentimos patria ahora que ya no tendremos país)
estén dispuestos a arrimar el hombro sin buscar su inmediata y fácil ganancia electoral.
Un gobierno democrático de excepción, y pacto de salvación. ¿Para hacer qué?
Dos cosas interrelacionadas. Una, operar a corazón abierto, meter el bisturí
hasta el fondo y amputar todo el tejido gangrenado, si duele como si no. Pero
con acuerdos bien asentados antes de llegar al quirófano, para que no paguen
solo unos o los mismos de siempre nada más y para que se aprecie que las
medidas se toman por razón de Estado o de nación y no de partido o de grupúsculo
económico-político-mafioso. Dos, una conjunta y bien coordinada tarea de
pedagogía social, poniendo a la sociedad ante su situación y su oscuro futuro,
tratándonos como mayores de edad, enseñándonos que la alternativa no es entre
sacrificios bien repartidos o quimérico mantenimiento del llamado Estado del
bienestar, sino entre renuncias parciales y bien distribuidas o ruina completa
y para mucho tiempo. Y el primer elemento de esa pedagogía tendría que ser la
predicación con el ejemplo, la poda fulminante del sistema de canonjías del que
beben y viven tantos lameculos de los partidos y tantos paniaguados de este
sistema político pervertido y delictivo. Los ciudadanos podemos comprender,
podemos asumir, podemos echarnos ese nuevo trabajo a la espalda. Pero hace
falta antes que nada el buen ejemplo y la guía solvente. Porque esto que ahora
hay, Rajoy y Rubalcaba, Rubalcaba y Rajoy, es una ridícula caricatura que nos
haría reír si no nos estuviera matando.
Oigan,
amigos, si me equivoco y me tengo que tragar mis negros augurios, estaré tan
contento que prometo cervezas por mi cuenta, y tapas, para todos los que de
ustedes pasen por León cuando quieran. O por Gijón, en ese caso con buena
sidra.
Amén para el análisis, pero no para el pesimismo que extrae del mismo. Lo verdaderamente terrorífico era seguir con la mentira.
ResponderEliminarGobierno de unidad nacional habrá que hacerlo - pero en torno a un nuevo partido, no con esas dos cochambres nauseabundas que cita. La política, como la naturaleza, tiene horror del vacío, y se mueve para llenarlo. Y lo que hay hoy en la cumbre de nuestras instituciones es un espantoso vacío - de gobernantes, de legisladores y de magistrados, por decirla a la montesquieuana manera.
Salud,
Las conquistas sociales de los últimos 35 años están totalmente en entredicho.
ResponderEliminarPero España nunca ha sido un país rico: emigración económica masiva, subdesarrollo secular, aislamiento en Europa, falta de virtudes cívicas y de cohesión nacional, separatismo, etc.
Parecía que España estaba en la élite mundial pero fue un engaño tremebundo.Zapatero dijo que para el año 2010 superaríamos la renta per cápita alemana y aquí estamos, retrocediendo 25 años en la historia, por lo menos.
Las desigualdades sociales no son buenas consejeras para la convivencia social y la vida en general, tampoco la pérdida de soberanía fiscal, presupuestaria y económica, ni la poca respuesta de la sociedad civil, salvo el llamado 15-M.
Las conquistas sociales de los últimos 35 años están totalmente en entredicho.
ResponderEliminarPero España nunca ha sido un país rico: emigración económica masiva, subdesarrollo secular, aislamiento en Europa, falta de virtudes cívicas y de cohesión nacional, separatismo, etc.
Parecía que España estaba en la élite mundial pero fue un engaño tremebundo.Zapatero dijo que para el año 2010 superaríamos la renta per cápita alemana y aquí estamos, retrocediendo 25 años en la historia, por lo menos.
Las desigualdades sociales no son buenas consejeras para la convivencia social y la vida en general, tampoco la pérdida de soberanía fiscal, presupuestaria y económica, ni la poca respuesta de la sociedad civil, salvo el llamado 15-M.
Ojalá te equivoques amigo. Me apunto a esa cerveza leonesa.
ResponderEliminarLo que no tengo tan claro es que un gobierno de coalición de dos partidos inoperantes dé como resultado el gobierno que necesitamos. Esto es como fusionar dos bancos podridos esperando que den como resultado uno mayor y solvente. Pero, ahora soy yo el que espero estar equivocado. Ciertamente es de las pocas esperanzas que nos quedan.
que disgusto por Dios. Esta usted más pesimista que nunca. Esperemos que reflotemos pronto, esto no puede seguir así. Tanto parado, es la familia la que está absorbiendo esta hecatombe. Vi una viñeta del roto que ponía jóvenes sin futuro nos lleva a futuro sin jóvenes.
ResponderEliminarDesde México, nada o poco que opinar; sólo sugerir, por experiencias nacionales, que hay que meter un poco de orden en estas cosas de crisis económicas, no vaya a ocurrir como a nosotros que al querer explicar a los críos lo que ha pasado, luego no podemos atinar a precisar a cual crisis nos estamos refiriendo: ¿a la de 1984?, ¿a la de 1992? ¿acaso a la de 1994? ¿ a cuando le quitamos 3 ceros a la moneda? ¿o a la de 2008?Y todo por no haber tomado providencias en hacer propias denominaciones, que luego eso de las fechas se revuelven y confunden.Una cadena de incisos, para acá hubiera sido funcional.
ResponderEliminarSe veia venir, nos vamos al hoyo? No, llevamos mucho tiempo ahí abajo, pero en este país, el de "D. Quijote", todavía lo negamos, pero no sólo nosotros, tenemos unos dirigentes, no es porque opine que los del PP son malos dirigentes, yo opino que cualquier politico es corrupto, o sea, me da igual el color que tengan, sólo miran para y por ellos, y no es la manera de dirigir un país, pero para mas I.N.R.I. tenemos un presidente Gallego y ya se sabe el dicho, si te encuentras un Gallego por las escaleras no sabes si sube o si baja.
ResponderEliminarEn conclusión, entre todos ellos, y todos es todos, nos han llevado donde estamos pero encima en el país de D.Quijote, decimos que no estamos muy intervenidos, estamos con el agua por encima del pelo y todavia pensamos que no estamos mal, Bruselas ya empieza con las exigencias, cerrar los bancos con problemas, según las agencias de calificación, las mismas que nos "regalaron" el "bono basura", nuestra querida Caja España es la primera, que vendrá después? Pero no os preocupeis dirá nuestro "Gallego" No estamos intervenidos, claro nuestro millón de políticos sigue cobrando 3.500 euros a pesar de la intervención, ala, que viva el país de D. Quijote, ahora los molinos se llaman "Merkel" pero no nos damos cuenta que nuestro "mal", es nuestra forma de ser, Irlanda, saldrá de la intervención, pero Grecia, Italia y España, no, somos latinos, y los latinos pensamos voy a hacer "J" sin preocuparme de los demás, sólo que me vaya bien a mi, los Germanos, incluyo a Irlanda, piensan en grupo, si hago "J" como le afectará al resto?
Cuando nos ahoguemos, y no taredando, diremos, si nos hubieramos tirado una cuerda unos a otros igual no nos habiamos ahogado.
En España, los mayores poosedores de deuda pública, es el señor Botín y los Chinos, en Alemania, son los propios Alemanes, esto nos lleva a la conclusión de que sólo pensamos por y para nosotros, que queremos, nos hudimos, no hay solución... Niko17
A pesar de todo, hemos avanzado mucho. España es un país civilizado del primer mundo, con un decente nivel de vida para amplísimas mayorías sociales, ahora precarizadas. Se ha acabado con el analfabetismo, aunque subsiste el funcional, se han igualado las zonas rurales y urbanas en equipamientos, hay grandes infraestructuras y más licenciados promedio que en el resto de Europa. También mucho más paro y amenazas serias sobre la sanidad y la educación. Sin embargo, se han asentado los valores laicos constitucionalistas, y hasta damos el pego como clases medias ilustradas, siendo pueblo-pueblo.
ResponderEliminarEl meollo de la cuestión es que hay miedo a las verdaderas reformas de sistema político y que la democracia parlamentaria de soberanía nacional, está desapareciendo en todos los sitios, cediendo el paso a Troikas FMI, BCE Y UE, " comités de sabios ", G-8, G-20 ( se supone que con participación española ),
Foros de Nuevas Economías, foros Davos, think tanks Washington, Berlin,Frankfurt, etc
en suma, organizaciones capitalistas supranacionales que representan a los dichosos y misteriosos "mercados": grandes agencias de calificación económica, Bancos de gran liquidez y envergadura, grandes multinacionales y fortunas de mercaderes y casas comerciales, intereses inconfesables de la globalización protagonizada por un 1% de la población en todos los países, etc
Supongo que, como apuntas, algo tendrá que pintar la decencia en todo esto. No se puede tocar el sueldo de los policías o los enfermeros sin tocar ANTES los tramos más altos del IRPF. No se pueden tocar las prestaciones de los enfermos o los jubilados sin tocar ANTES el Impuesto sobre el Patrimonio. No se puede lanzar la tijera sobre la educación de los niños sin antes haber aumentado los tipos impositivos de ese fraude organizado llamado SICAV.
ResponderEliminarSi no, la respuesta sería clara.
Se rebaja el sueldo de policías y enfermeros, se les quitan prestaciones a enfermos y jubilados, se recorta la educación de los niños... para proteger las rentas más altas, los patrimonios millonarios o la juerga tributaria de los megamillonarios en las SICAV.
El problema ahora está centrado en lo económico pero su raíz la hunde en la política -o ausencia de la misma- y en la pérdida de valores morales pero también jurídicos.
ResponderEliminarY esta parte veo que la desarrolla usted muy poco. Clama al cielo en lo que se han convertido los juzgados de familia y los de violencia de género, la subversión de derechos de la legislación que regula esas materias y las prácticas habituales en dichos juzgados, pero todavía clama más el silencio en que se han encerrado los juristas a la hora de analizar lo que ahí está pasando y hacer una mínima evaluación de esas legislación. Debo corregir lo del silencio de los juristas, más bien debería decir de los potencialmente críticos porque asociaciones como la inefable Themis, esas sí no guardan silencio.
¿Hay poderes antes los que hay que callar y solo cabe el silencio?
Donen sangre, por favor, sobre todo los grupos A y 0.
ResponderEliminarUn abrazo, profesor, y perdone.
David.