01 octubre, 2012

¿Mis diez películas jurídicas favoritas? Por Rafael Antuña Egocheaga



(Mi buen amigo Rafael Antuña, gran abogado gijonés, elaboró este trabajo al hilo de una encuesta de la de la CGAE para elegir las veinticinco mejores películas de leyes. Disfrútenlo y tomen nota de las recomendaciones).

Que nadie piense que voy a contracorriente, sino todo lo contrario, sin duda estoy y estaré conforme en altísimo porcentaje en las elecciones de los votantes y de los expertos de esta página.

Solo trato de dar una visión un poco más amplia, partiendo además de mis gustos y mis fobias personales, que todo cinéfilo tiene. De hecho, hay tendencia a sectorizar demasiado este tipo de encuestas, como sucedió en la confección de “Las 25 mejores películas legales” publicada en la  prestigiosa “revista ABA (American Bar Asssociation) journal”, con las votaciones de doce de los mejores abogados de USA, a la que se ha achacado con razón estar centrado en el cine anglosajón y en el cine de abogados o de juicios. La visión debe ser más amplia.

Y esa es la cuestión: ¿Cuáles son las películas jurídicas?

Ahora en España el “Cine y Derecho” es una asignatura de nuestras facultades, gracias a lo cual hay por fin numerosos estudios y blogs al respecto, tema en el que nos llevan ventaja otros muchos países. Y entre esos estudios podemos citar la detallada e interesante exposición del libro “Derecho y cine en 100 películas”, del que son autores los profesores de la Universidad de Oviedo, Benjamín Rivaya (hoy Decano de la Facultad de Derecho)  y Pablo de Cima. No es un tema sencillo, pues las relaciones entre Derecho y Cine incluyen numerosos puntos de vista. Por cierto, el libro es de la Editorial Tirant Lo Blanch, que tiene una exitosa colección de estos temas, donde precisamente el último título publicado por Benjamín Rivaya se titula : “Un vademecum judicial. Cine para jueces”.

Como no es el momento de explayarse sobre el tema, simplificaría la cuestión (aun a fuerza de equivocarme) en que película jurídica será aquella  de ficción (excluyo solo los documentales por limitar los campos)  en que la trama principal del film es jurídica, sin excluir campo alguno del derecho (derecho penitenciario, orden público, derecho internacional, derecho laboral, derecho de extranjería, derechos fundamentales, derecho político, etc).

Por ello, ateniéndome a esto, sería muy difícil clasificar de película jurídica a la divertida Cita a ciegas (1987) de Blake Edwards, pues  aunque tiene un acosador de su ex-novia que es abogado, una ex-novia con problemas de incapacidad legal cuando prueba el alcohol, un juez padre del abogado acosador, sesión y pacto judicial, un matrimonio forzado… y el desternillante asesoramiento sobre derecho matrimonial de la ex-novia a la mujer de un rico hombre de negocios japonés, con la consiguiente escena en el restaurante de lujo cuando se levantan de sus mesas varios abogados al oír la petición de un letrado para llevar el divorcio de la oprimida mujer nipona. Por otro lado, sería discutible incluir en esta categoría La Lista de Schindler(1993)  de Steven Spielberg (para muchos, como yo, su mejor film), pese a tratar de los campos de concentración nazi, crímenes contra la humanidad y las triquiñuelas legales del protagonista para salvar a los judíos de su lista.
Ahora bien, la enjundia jurídica y de todo lo que rodea al film (una historia real) ha dado lugar a un meritorio libro sobre la misma, del Catedrático de Filosofía del Derecho de León, Juan Antonio García Amado, en la mencionada colección de la editorial Editorial Tirant Lo Blanch. Igualmente sería difícil calificar de jurídica una de las grandes obras del genio del clarinete, Woody Allen, Match Point (2005), pese a que trata el tema del culpable que se libra de la quema por un golpe de fortuna que condena a un inocente. Igualmente, entendería que la mítica Fahrenheit 451(1966) de cinéfilo Francois Truffaut, es una película de ciencia ficción, como no podía ser de otra forma al basarse en una novela de recientemente fallecido Ray Bradbury.

En fin, volviendo al principio, sin desdeñar ninguna de las ya votadas, de las ya recomendadas y de las finalmente ganadoras, trataré de hacer simplemente mi particular “Lista de Schindler”, citando diez películas para mi destacables y algunas referencias colaterales.


1.- CINE MUSICAL:  “CHICAGO” (2002).

Dirigida por Rob Marshall, protagonizada por las estrellas Ricard Gere, Renée Zellweger y Catherine Zeta-Jones, acompañados de secundarios de relieve como  Queen LatifahJohn C. ReillyChristine Baranski o  Lucy Liu. Un rotundo homenaje a los musicales de Bob Fosse (creador del musical de Broadway que ha triunfado en todos los escenarios del mundo, en el que la película se inspira evidentemente), que ganó seis Oscar y tres Globos de oro.

Mi debilidad por muchos musicales hace que sea una de mis películas preferidas, pero no hay duda que la trama jurídica está presente desde el primer al último plano, juicio espectáculo incluido con los pasos de claqué de Ricard Gere.

Y si hablamos de musicales “jurídicos”, entonces debo mencionar  Jesucristo superstar (1973), dirigida por Norman Jewison, original versión de la ópera rock de  Andrew Lloyd Webber y Tim Rice. Y con esto dejamos abierta la puerta del cine jurídico a todas las películas sobre la pasión de Jesucristo, pues su argumento no es otro sino el de su proceso y ejecución.


2.- CINE ROMÁNTICO: “MATRIMONIO DE CONVENIENCIA”(1990).

Dirigida por el australiano Peter Weir (autor en su país de películas tan notorias como Gallipolli o “El año que vivimos peligrosamente, afincado luego en USA para gestar otros films notables como Unico testigo o El club de los poetas muertos), protagonizada por un inmenso (aun no tanto físicamente) Gérard Depardieu  y una estilosa Andie MacDowell. La trama jurídica central se denota ya desde el título (“Green card” en inglés, o sea, la tarjeta de residencia en USA), con un inmigrante ilegal que busca en un matrimonio fingido la solución a su situación, pero el aparato estatal les acaba descubriendo, justo cuando el amor había prendado de veras en la falsaria pareja.

Me resulta difícil encontrar otros ejemplos de cine jurídico romántico, pero sin ser tan evidentes como la citada, quizá puedan citarse dos películas argentinas de Juan José Campanella: “El hijo de la novia(2001) y   El Secreto de sus ojos (2009). Posiblemente también la exitosa El lector (2008)  de Stephen Daldry, igualmente clasificable dentro de las películas sobre crímenes contra la humanidad o nazismo.


3. CINE ESPAÑOL: “EL VERDUGO” (1963).

No incluir  al genio valenciano Luis García Berlanga sería de verdad un crimen en el más puro sentido de la palabra, pero es que además esta película es un insuperable ejemplo, aparte de clásico indiscutible, de la película española tragicómica y de comedia negra, siendo realmente increíble que en su época superarse como lo hizo la censura. El irrepetible José Isbert da lo mejor de sí mismo y le secundan con esmero Emma Penella y Nino Manfredi, pero como todas las películas de Berlanga es realmente coral y los secundarios lo bordan.

En la filmografía del valenciano hay otras películas de corte jurídico, como la fallida Todos a la cárcel (1993) o la mítica “¡Bienvenido Mister Marshall!(1953); pero si uno quiere aprender algo de derecho mercantil y de la vida cotidiana española de entonces (aun alejada de los productos y servicios financieros que hoy día nos llevan de cabeza) puede morirse de risa con Plácido (1961) y las desventuras de su protagonista (interpretado por el singular cómico Cassen) para poder pagar la primera letra de cambio de su motocarro en día de Nochebuena, justo cuando las burguesas ociosas de la ciudad de provincias organizan la campaña de “Siente un pobre a su mesa”.

Y si de verdad queremos profundizar en derecho mercantil histórico, entonces habrá que ir a la más reciente versión del clásico de Shakespeare, El mercader de Venecia, dirigida en 2004 por Michael Radford y protagonizada por Al PacinoJeremy IronsJoseph Fiennes, donde el eficaz abogado logra evitar que a su cliente le arrebaten la libra de carne del cuerpo a su cliente, pago que exigía el malvado judío Shylock.

Por otro lado, ya que hablo de cine español, una breve mención  para la impactante El crimen de cuenca  (1979) de Pilar Miró, basada en hechos reales.


4. DERECHO LABORAL: “NOVECENTO” (1976).

Ha sido calificada como ejemplo de película sobre el Movimiento Obrero y el propio director Bernardo Bertolucci quiso hacer un gran homenaje al comunismo italiano en el que entonces militaba. El fresco histórico es en todo caso más amplio: explotación de los campesinos, el surgimiento del comunismo en las clases proletarias, el final de la Primera Guerra Mundial, el nacimientos del Fascismo apoyado por los grandes capitales y terratenientes, así como su caída, con la reflexión utópica del final de la cinta.

Esta epopeya (estrenada en los cines en dos partes) significó para mí un antes y un después en mi cinemanía, quedé realmente fascinado y conmovido, aparte de servirme para “enamorarme cinematográficamente” de dos jóvenes mitos del cine: Robert de Niro y Gérard Depardieu. Además contaba con un elenco de actores sensacional, incluyendo a dos veteranos ilustres como Sterling Hayden y Burt Lancaster.

Sobre derecho laboral hay ejemplos destacables incluso en el cine USA, como Norma Rae (1979) dirigida por Martin Ritt (en su día víctima de la “caza de brujas” de Hollywood) y  con Oscar a la mejor actriz para Sally Field. Así como la menos conocida F.I.S.T. Símbolo de Fuerza (1978), sobre el sindicalismo USA, dirigida por Norman Jewison y protagonizada por el ya triunfador Silvester Stallone (justo tras el primer “Rocky).

Si nos ponemos aun más nostálgicos (los viejos tiempos de los cines de arte y ensayo), podemos volver a los ojos a la casi olvidada La Sal de la Tierra (1954), dirigida por Herbert J. Biberman, sobre la discriminación salarial de los obreros mexicanos en las minas de zinc de Nuevo México y la emancipación de sus mujeres, como impulsoras de la huelga, pese a la oposición de sus esposos. En 1999 la película fue incluida entre los filmes que preserva el National Film Registry de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos por ser considerada «cultural, histórica, o estéticamente significativa».

Y esto sin dejar de lado la italiana Ladrón de bicicletas (1948), de Vittorio de Sica.


5. DE DICTADURAS Y OTRAS LACRAS: “Z” (1976).

Basada en hechos reales (asesinato del líder pacifista griego Grigoris Lambrakis) la película (con guión en el que participó quien fuera nuestro Ministro de Cultura Jorge Semprún)  parte de la investigación del crimen  del político (Ives Montad) por un  juez de instrucción (Jean-Louis Trintignant), donde queda patente su inutilidad antes los mecanismos de la dictadura y el terrorismo de estado. La tercera estrella del reparto es la esposa del político, la actriz griega Irene Papas. Obtuvo el Oscar a la mejor película extanjera.

Su director Konstantinos Gavras, también llamado Costa-Gavras, griego-francés, hizo siempre patente su compromiso político, pero evolucionó sin negar los hechos que parte de la izquierda europea no quería ver, siendo buen reflejo otra película aquí clasificable, La Confesión (1970), protagonizada por Ives Montad y su esposa Simone Signoret, denunciando el estalinismo, lo cual levantó ampollas e hizo que fuese considerado un apestado en muchos círculos progresistas. La película tuvo un gran éxito y se convirtió en auténtico fenómeno político y cultural.

Más tarde, Costa–Gavras, nos dejó a todos verdaderamente conmocionados (yo pude verla precisamente el mismo día que Felipe González gano sus primeras elecciones) con Missing (desaparecido)” (1982) protagonizada por Jack Lemmon y Sissy Spacek, sobre las atrocidades de la dictadura chilena de Pinochet (obtuvo el Oscar al mejor guión adaptado, co-escrito por el director).

Más tarde nos brindó una  excelente película judicial,  que muchos votan por su excelencia, donde también denuncia el nazismo y la ocultación de sus criminales en los países occidentales, La Caja de Música (1989), posiblemente el mejor trabajo de su protagonista Jessica Lange y con un excelente Armin Mueller-Stahl.


6. APARTHEID: “UNA ARIDA ESTACION BLANCA” (1989).

Su directora, la francesa nacida en Martinica, Euzhan Palcy no es precisamente una figura destacable y prolífica, pero consiguió  dirigir la adaptación de una exitosa novela (las denuncias del régimen sudafricano estaban  en auge), cuyo guión coescribió, logrando una obra certera y contando con un elenco de actores principales de lujo: Susan Sarandon, Donald Sutherland y Marlon Brando. La sinopsis, según (FILMAFFINITY) es la que sigue: Sudáfrica, años setenta. El prestigioso profesor blanco Ben du Toit ha vivido toda su vida al margen de los horrores e injusticias del apartheid sudafricano. Nunca quiso tomar partido. Cuando el hijo de su jardinero negro es arrestado en Soweto durante una manifestación de protesta, Ben piensa que la policía tiene sus razones. Pero, cuando el chico es detenido otra vez por la policía y no regresa a casa. Ben le promete a su jardinero investigar el incidente.

Lógicamente, todo acaba en un juicio inútil pues la dictadura no admite fisuras, que es donde interviene Marlon Brando como abogado; papel corto, pero en el que muestra, a veces con la indolencia de sus últimos años, su enorme personalidad, de modo que podemos incluirle en el cajón de los “grandes abogados”. Incluso le nominaron al Oscar al mejor actor secundario. Curiosamente, el actor en su discutible (por lo sesgada) y entretenida autobiografía “Canciones que mi madre me enseñó”, afirma que ¡todo lo bueno que tiene el film es gracias a sus aportaciones, y todo lo malo es aquello que guionista y directores cambiaron o ignoraron de sus consejos! En fin, todo modestia… Pero el film está bien y el paso del tiempo no le afecta mucho pese a que ya hemos superado el Apartheid y ahora son posibles otro tipo de películas en Sudáfrica (Invictusde Clint Eastwood del 2009) y hasta la celebración de un Mundial de Fútbol.

Por otro lado,  la película comentada seguía la estela de una gran superproducción dirigida por Richard Attenborough, Grita Libertad (1987), narrando la detención y muerte del líder negro Steve Biko (Denzel Washington) y los problemas del periodista Donald Woods que se hace su amigo (Kevin Kline) que la final tiene que abandonar el país clandestinamente.


7. DE GRANDES ABOGADOS: Impulso Criminal” (1959).

Esta cinta, dirigida por  Richard Fleischer, se suma a larga lista de películas contra la Pena de Muerte, pero con un caso paradigmático, pues no hay ni error judicial ni víctimas de las injusticias sociales, sino que los asesinos son dos niños ricos, superdotados intelectualmente y estudiantes de derecho, de modo que cometieron su crimen por el mero placer de hacerlo. Y sin que se ponga en duda su culpabilidad, en el juicio surge la figura de un gran y prestigioso abogado, protagonizado por una de las leyendas del cine, Orson Welles, que lucha denodadamente por convencer de la maldad de la pena capital. En sus alegatos encontramos frases que ponen sin duda los pelos de punta, como: “Se nos dice que los tratemos iguala ellos que a su víctima. Señoría, si no somos más bondadosos, más humanos, mas considerados y más inteligentes que estos dos chicos enfermos, sentiré haber vivido tanto tiempo”.

La verdad es casi todas las grandes estrellas del cine han tenido su papel de gran abogado (ya citamos antes a Marlon Brando y a Richard Gere, luego citaré a Henry Fonda), por ejemplo:

Humprey Bogart.  Llamad a cualquier puerta(1949).
Charles Laughton.  Testigo de cargo(1957).
James Stewart.  Anatomía de un asesinato(1959).
Spencer Tracy.  La herencia del viento(1960).
Gregory Peck.  Matar a un risueñor(1962).
Paul Newman y James Mason.  Veredicto Final(1982).
Robert Redford.  Peligrosamente juntos(1986).
Harrison Ford.  Presunto inocente(1990).
Kevin Kostner. “J.F.K. Caso abierto(1991).
Denzel Washington. “Philadelphia(1993).
Dustin Hoffman. Sleepers” (1996).


8. DEL MAESTRO DEL WESTERN: “El sargento negro” (1960).

Del maestro indiscutible John Ford, tenemos autores mucho más preparados para valorar sus logros (como nuestro Fiscal General, Torres Dulce) por lo que modestamente me gustaría destacar que pese a ser tildado de hombre conservador y de derechas, aparte de ser un gran estudioso de la vida e historia norteamericana, nos demostró su carácter verdaderamente liberal al tratar sin reparo alguno temas espinosos para la sociedad norteamericana, como la destrucción de las sociedades indias y, como en esta película, los prejuicios raciales y la discriminación de los negros. La cinta trata de un consejo de guerra (un proceso que se puede tildar de primitivo, con sus enfrentamientos de letrados y un tribunal no profesional pero en busca de la justicia) contra un sargento negro de destacado valor como soldado, que pese a ser inocente, huyó al saberse acusado por un motivo tan evidente como ser negro. El discurso del film contra el racismo da para frases del sargento acusado tan sabrosas como estas: “Muy bonito lo que dijo el Sr. Lincoln de que éramos libres, pero no es cierto, aún no; posiblemente lo seremos, pero aún no”. “No luchamos por los blancos, luchamos por nuestro porvenir”.

El maestro de maestros dio fruto a otra película claramente jurídica en el mundo del western, tocando el tema del paso de la típica “ciudad sin ley” a otra gobernada por las normas legales, El hombre que mató a Liberty Valance(1962).

Asimismo es considera una de las mejores cintas de abogados “El joven Lincoln(1939) protagonizada por un magistral Henry Fonda, que da cuenta de la formación autodidacta del que fuera futuro presidente de  USA y con un juicio donde al final se acaba descubriendo al culpable que no estaba acusado (esto les encanta a los norteamericanos), que contiene diálogos donde prima el sentido de la justicia material, pues cuando el joven letrado protesta ante el salvaje interrogatorio del fiscal, que pretende que la madre de los acusados diga cuál de los dos es el culpable (un verdadero “juicio de Salomón” pues significará que a quien designe será ahorcado) y el fiscal le reprocha su falta de tecnicismo legal, el protagonista responde: “Quizá no se tanto de leyes pero sé que está bien y qué está mal, y lo que Ud. pregunta está mal”.
Hay igualmente un sencillo y certero alegato contra el linchamiento que el pueblo intenta hacer contra los acusados: “Si nos tomamos la ley por nuestra cuenta nos arriesgamos a que entre la confusión y la diversión colguemos a un inocente como culpable. O nos colguemos unos a otros para divertirnos”.

Y no debemos dejar de citar la magnífica “El delator” (1935), con el juicio del  I.R.A. irlandés (un tribunal no estatal o anti-estatal, como ha sido certeramente definido) contra uno de sus miembros que es acusado de traición.


9. EL COLOSO JAPONÉS: “Rashomon.” (1950).

Desde una perspectiva totalmente original (un crimen narrado desde los puntos de vista de los protagonistas, incluida la víctima a través de una médium, con versiones contradictorias que finalmente se aclaran) y con reflexiones filosóficas por medio, podría entenderse que esta obra maestra sería más cine policíaco o negro que jurídico, pero los testimonios se dan frente a la cámara, como si el espectador fuese el instructor de la investigación judicial. Kurosawa se sirvió de dos relatos de un gran escritor japonés, de vida corta y atribulada,  Ryūnosuke Akutagawa; el primero, “Rashomon” (la vieja y señera puerta del pueblo), tiene carácter reflexivo y el segundo, “En el bosque”, es el que contiene la trama criminal narrada desde varios puntos de vista (esté último está incluido en la estupenda y popularísima selección de los mejores cuentos policíacos de Borges y Bioy Casares). El film obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera.

Pero el genio nipón, que expresaba con frecuencia su deseo de hacer obras de corte más moderno, alejadas de la épica histórica, elaboró en 1963, El infierno del odio (el título literal del japonés “Cielo e Infierno” hubiera sido más adecuado al trasfondo moral que se plantea) una cinta urbana con gran trasfondo jurídico, alrededor de un secuestro donde se confunde al hijo de un empresario con el hijo de su chófer, con todas las implicaciones que de ello se derivan, sociales, de conciencia, etc).

Pero si hablamos de extremo oriente, entonces no podemos dejar de citar una película que trata el llamado primitivismo social (la historia de una aldea campesina y rudimentaria del Japón de hace dos siglos, una verdadera sociedad de subsistencia, sistema patriarcal con matrimonios designados, primogenitura hereditaria, trueque, infanticidio económico y la eutanasia apoyada en normas religiosas, aunque realmente basada en motivos económicos),  La balada del Narayama(1983) dirigida por Shohei Imamura, que ganó la Palma de Oro en Cannes.

Y con cierto paralelismo con este film, recalamos en el cine chino, con la cintaQiu Ju, una mujer china,  León de Oro en Venecia (1992), que trata asimismo de un remoto pueblo agrícola con los problemas legales de la protagonista, embarazada, al enfrentarse con el jefe de la comunidad. Fue dirigida por del aclamado director Zhang Yimou (conocido en occidente gracias a Sorgo Rojo de 1987, donde asimismo vemos reflejado el primitivismo social de una comunidad pequeña y cerrada, que adapta la primera parte de la monumental novela del mismo nombre de Mo Yan, de quien se dice revolucionó la literatura china moderna y ha sufrido grandes problemas de censura, con un gran éxito en la difusión clandestina de su obra, sin perjuicio de sufrir pirateo en internet que a niveles chinos ya podemos imaginarnos su magnitud).


10. ESTUDIANTES DE LEYES:  Vida de un estudiante” (1973).

Dirigida por James Bridges,  nos cuenta el paso de un estudiante (interpretado por Timothy Bottoms) por la prestigiosa Universidad de Harvard, siendo la parte principal de la cinta su relación con el profesor de contratos, una leyenda vida de la facultad de leyes, interpretado por un hombre que contaba con una prestigiosísima carrera en el teatro, John Houseman (tuvo incluso importante colaboración con Orson Welles en la época en que éste se dedicó a mundo teatral) que fue curiosamente, con 71 años, su primer papel en el cine y por el que obtuvo además el Oscar al mejor actor secundario. No es muy habitual encontrarse películas sobre estudiantes de leyes y esta resulta muy enjundiosa, con frases como estas: “Derecho es algo nuevo y desconocido (…), a diferencia de sus métodos de enseñanza en el pasado aquí usamos el método socrático. Yo les llamo, les hago una pregunta y ustedes contestan. A partir de mis preguntas aprenderán a enseñarse a sí mismos. (…) A veces creerán que encontraron la respuesta correcta, les aseguro que es una idea delirante de su parte, jamás encontrarán la respuesta correcta absoluta y final. El objetivo declarado es entrenar las mentes pues llegan con un cráneo lleno de papilla y se marchan pensando como abogados.”

Por otro lado, siempre me ha fascinado la muy votada El misterio Von Bülow(1990) dirigida por Barbet Schroeder, que cuentas con las interpretaciones estelares de Jeremy Irons y Glenn Close, pero donde sin duda lo más interesante es el reflejo del trabajo del profesor Alan Dershowitch, interpretado por Ron Silver, (personaje  y caso real, profesor universitario y abogado dedicado especialmente a recursos), cuando busca afanosamente una vía para recurrir  la sentencia desfavorable al presunto asesino de su riquísima esposa, haciéndolo en su casa rodeado de una cohorte de sus mejores estudiantes universitarios, método que sorprendería en un mundo universitario como el de nuestro país.

Suele tener también mucho éxito en el mundo USA las historias de personas que, a trancas y barrancas, hacen  la carrera de derecho para ayudar a una persona conocida que saben es inocente, pero ha sido condenada, como la reciente Betty Anne Waters (2009), dirigida por Tony Goldwin (hizo de malo en la exitosa “Ghost”, actor con dilatada carrera que también prueba suerte en la dirección, especialmente en TV) e interpretada por Hilary Swank y Sam Rockwell; el éxito final y la salvación del falso culpable son obligados en este tipo de películas.

Finalmente, tenemos el caso curioso de Legítima defensa(1997), también muy popular al estar dirigida por Francis Ford Coppola y basarse en un best-seller del otrora abogado John Grisham, donde no solo tenemos el rol de un abogado novato que gana un importante caso (Matt Damon), sino del inquieto  y simpático Danny de Vito, que es un conseguidor de clientes (acude a los hospitales con sus tarjetas a la cara de accidentados, sin recato alguno) y que no es capaz de aprobar, sin embargo, el examen para obtener el título de abogado. A la postre, el importante y emotivo caso se acaba ganando gracias al consejo de un experto en triquiñuelas, un abogado delincuente de nombre “Púgil” e interpretado por el inclasificable Mickey Rourke.

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