01 octubre, 2013

Otros significados del verbo estar en el español de hoy



                Me escriben algunos alumnos para comunicarme que, puesto que “están en tercero”, no pueden asistir a mis clases de una asignatura de primero que tienen sin aprobar. Es probable que aún les cuelguen otras materias de primer curso y de segundo. ¿Qué significa ahí “estar en tercero”? Que se han matriculado ya de alguna asignatura de ese curso. Es como si cuando pasamos en avión sobre Venezuela decimos “estoy viviendo en Venezuela”; al fin y al cabo, el espacio aéreo venezonalo es parte de ese Estado. O como cuando aquellos del pueblo daban un beso a una señora y decían que ya le habían hecho el amor salvajemente.
                También me gusta mucho cuando me dice “estoy atosigado de trabajo y estresadísimo” algún amigo que se me sienta enfrente durante cinco o seis horas, o al menos ésa es su disposición, para hablar de lo divino y de lo humano y de lo fatal que está todo y que nadie da golpe en este país. Viene a ser como cuando aquella mujer tradicional que ya no se estila le soltaba a su macho un “estoy harta de ti”, al tiempo que le echaba los brazos al cuello y empezaba un contoneo procaz.
                A veces el estar se dilata y se dilata, pero no alumbra el ser. Estoy escribiendo un artículo sobre los derechos de sexta generación y media, te cuenta aquel profesor titular que ya era algo viejo cuando tú hacías la tesis doctoral y que tiene su más conocido hacer en la firma de manifiestos contra la congelación salarial de los funcionarios o en pro de la preservación de las iguanas. Se le olvida que hace diez años, en aquel congreso, ya te informó de que estaba con ese artículo, aunque puede que entonces la generación de los derechos fuera la quinta y se le retrasara el resultado porque alguien, seguro que Dworkin, descubrió una nueva capa de derechos supremos bajo unos principios que alguien se había olvidado al lado del mueble bar.
                Más emoción tiene el concentrarse del estar, como cuando este conocido grita bajito que está a punto de partirle la cara y volvérsela del revés a aquel imbécil de más allá que siempre le lleva la contraria y lo putea, pero es un estar a punto que se consuma en el decir y se hace esencia en la voz leve, no vayamos a liarla de verdad y acabemos llevándonos unos sopapos, encima de lo mal que lo estamos pasando por culpa de aquel cabronazo.
                Estoy contigo, nos dicen muchos de los que se disponen a abandonarnos en cuanto pinten bastos de verdad, y desde que las cosas se pongan feas seguirán estando con nosotros, pero por teléfono y ya sabes, si el algo te puedo servir no tiene más que decírmelo en un guasap y en cuanto regrese de un viaje que tengo a Chile la semana que viene y que durará dos meses, hacemos algo juntos para que se termine ese abuso al que te están sometiendo.
                Muy de hombretones pequeños es el estoy hasta los cojones, que es manera de anunciar la disposición a seguir aguantando, pues cuando la inundación o la presión alcanzan los testículos se supone que es porque están subiendo poco a poco y falta un trecho bueno para que nos lleguen a la cabeza y nos ahoguen, a lo que no esperaremos porque vamos a saltar mucho antes y cantarle las cuarenta al que lo merezca, menudos somos.
                Que están muy decepcionados suelen anunciar los que van a perseverar unos cuantos añitos más; que están que no pueden más apostillan los que en el fondo presumen de su capacidad de resistencia y que hay para rato así, aunque les cueste unas frases; que están a nuestra disposición nos anuncian los que se aprestan a desaparecer hasta que las cosas te vuelvan a ir bien; que están sorprendidos nos juran los que divulgaron antes a los cuatro vientos ese secreto nuestro del que aparentan ahora que se enteran; que están dispuestos a votarnos nos garantizan los que ya comprometieron con el rival su voto, por un modesto óbolo y la cama, prostitución por tradición familiar. Consternados se dicen mil veces los que en el fondo se alegran, excitados se aseguran los que no abrigan respecto de ti más pasión que la de desearte desaparecido o troceado. Que estás guapísima es venablo que se lanzan las damas con la intención más aviesa, como el estás más delgada o el pero el mes pasado estabas más gorda, ¿no?
                En el español de los españoles contemporáneos el verbo estar se conjuga las más de las veces con los dedos cruzados y a la contra, se adereza con granos de hipocresía, mezcla muy bien con el autoengaño o la mentira burda. Casi nunca son los que dicen estar y casi nunca están los que pensabas que eran. Para ver a todos estando, lo mejor es echar maíz y decir pitas, pitas o poner una boñiga y dejarlos venir mosqueados y apetentes. Se posarán zumbando y, mientras se deleitan con el manjar, dirán que están allí por ti, que si no, no habrían ido; o que están violentos, porque en su naturaleza no está comer cacas; o que están hartos de esta vida y que les gustaría ser mariposa y volar en campos de violetas. Es cuando más en su ser están y, por tanto, cuando más son, cuando mienten así y te miran y tú callas y les pones un poco más de bosta porque en el fondo estás enternecido.

4 comentarios:

  1. Hola, buenas tardes desde Madrid, una provincia donde la situación de los bancos de sangre creo que es un poco alarmante. Donen sangre, por favor.

    Y lean el ABC.

    Un abrazo.

    David.

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  2. Qué risas echo con usted, puñetero...

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  3. Buenas tardes, donen SANGRE, por favor.

    Y lean alguna vez el ABC, si quieren, claro.

    Un abrazo.

    David.

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  4. DONEN SANGRE, ES URGENTE, PERO YA.

    Un abrazo.

    David.

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