El modelo jurídico-político de Estado constitucional, democrático y social de Derecho tiene varios presupuestos ineludibles. Cuando tales presupuestos radicalmente se incumplen, ese modelo quiebra y en la práctica rige su contrario.
Tales presupuestos pueden sintetizarse así:
1) El Estado se legitima asegurando la paz pública y la seguridad de cada ciudadano, en lo que tiene que ver primeramente con su vida, su integridad física, su libertad personal y su propiedad. Sabemos que las modernas teorías del contrato social comenzaban por ahí: el ciudadano cede al Estado libertad a cambio de seguridad.
En esto se está dando una primera regresión: el fracaso de algunos Estados a la hora de mantener el orden público y la seguridad frente al delito más odioso está llevando a que los ciudadanos asuman la pérdida de todos sus otros derechos, con tal de mantener esa seguridad básica de poder salir a la calle sin que los maten o los extorsionen. Con el beneplácito colectivo, ese Estado deja de ser Estado de Derecho, con tal de que al menos sea Estado. El ejemplo más claro es hoy El Salvador, pero hacia allá van otros países.
Así que ya saben los que aspiren a gobernar sin límites: promuevan violencia y luego maten a los violentos para hacerse señores absolutos del país. Mano de santo.
2) El Estado se legitima defendiendo la libertad en igualdad de los ciudadanos: todos libres para autogobernarse en lo individual y todos libres e iguales para participar en el gobierno de lo público. Eso es la soberanía popular y eso es lo que hace democrático el Estado constitucional. ¿Cuál es la dificultad en eso? Pues que asistimos a un grandísimo fracaso educativo y nuestros sistemas constitucionales no pueden funcionar sin ciudadanos algo ilustrados y moralmente adultos.
¿Qué ha provocado esta antiilustración y semejante embrutecimiento popular? Pues creo que la acción conjunta de la nueva pedagogía (lo más tonto de cada casa explicando cómo hay que educar a los niños y jóvenes para que lleguen a listos) y de los medios de comunicación y entretenimiento perfectamente alienantes. El ciudadano bruto y por completo egoísta no funciona como el requerido elector reflexivo, respetuoso del bien común y mínimamente ilustrado. ¿Y qué vota? Vota al que lo manipula, al pastor violento, al que le vende seudodiscursos que lo hacen sentirse empoderado cuando, en verdad, es un triste miserable manejado como pura marioneta.
Son esos ciudadanos rebajados a muñecos de trapo los que les ponen los votos a los viles populismos de derecha o izquierda, con espíritu de rebaño, con sumisa actitud de feligrés rendido. No me hagan poner ejemplos de aquí y ahora, no hace falta.
3) Nuestro modelo constitucional presupone que el ciudadano puede pensar y decidir porque tiene tiempo y condiciones para hacerlo, y eso implica que hay servicios públicos dignos que le aportan garantía al menos mínima de satisfacción de sus necesidades más básicas: alimento, educación, sanidad, vivienda... El que ha de pasarse el día revolviendo en las basuras y además apenas sabe leer ni entiende de ningún tema mínimamente complejo malamente podrá explicar lo que vota o diferenciar entre el que lo manipula y el que no, el que miente o dice verdad.
Y aquí tenemos el más grande de los fracasos y la más cínica de las estrategias. Movimientos políticos como el peronismo, en Argentina, o Morena, en México, entre muchísimos más, han aprendido que la mejor manera de tener subyugado y sumiso a un pueblo es empobreciéndolo. Primero trate usted de que sean los más los que vivan míseramente y luego deles limosna para que se la paguen con votos; y, de paso, échele la culpa al capitalismo internacional, la globalización, los colonizadores de antaño, el Club Bildelberg o cualquier pendejadita que se le ocurra y que sus esbirros mediáticos transmitan con constancia.
Esta última es, con toda probabilidad, la más grande paradoja política de nuestro tiempo y la mayor traición a la ciudadanía: muchos partidos que se dicen de izquierda hacen política antisocial y deliberadamente empobrecedora, porque saben que es así como pescan votos de entre los menesterosos más crédulos. Por eso, por ejemplo, al gobierno español actual y a la recua de partidos seudoprogresistas que lo forman no les interesa que en España haya solución para el problema de la vivienda: votan más disciplinadamente los que se quedan sin casa o la pagan muy cara que los que tienen donde vivir y saben que nada le deben a ningún partido.
Así es como estamos, y no parece que vaya a haber arreglo. La suerte está echada y sálvese quien pueda. Una conjunción de cínicos niñatos que aspiran a ricos ha suplantado a los partidos democráticos y genuinamente reformistas. El sueño real consiste en constituir castas hereditarias. Leo por ahí que alguno de esos patéticos tiranos narcisistas ya tiene preparado a su hijo para pronto. Es la salida natural para tal tropa, porque entre ciudadanos libres y iguales nunca tendrían privilegio ni ellos ni sus oscuras familias.
En resumen: si sentimos nuestras vidas en peligro, carecemos de educación para entender lo que alrededor pasa y nos han empobrecido para hacernos obedientes, nos entregamos sin reservas al tirano que nos prometa un poquito de consuelo, aunque sea el mismo que nos ha puesto así. Ellos lo saben, por eso lo hacen. Malditos sean.
Le aconsejo con detenimiento ver a este señor y este vídeo. Puede ser el inicio de un cambio político interior. A mí me sucedió. Sin prejuicios.
ResponderEliminarhttps://youtu.be/xeMisfAo9f0?si=E_zCPw0oeoPq7jz9