no bajo a los infiernos/subo
hasta mi hijo clausurado
en su bondad/belleza/vuelo/
y torturado/concentrado/
asesinado/dispersado
por los dolores del país/
¿algún fueguito crece de
la gran silencio de tus ojos?/
oigo la noche caminar
por tus huesitos/duelen/huelen
a tu menor pisado/a
la palomita que tenías
tornasolándose la voz
de hijito solo por la guerra/
por la mitad/por las provincias
desiertas del puro dolor/
hijo que nadie hará otra vez/
golpeo las puertas de la muerte
para desalojarte de
hechos que no te corresponden.
Juan Gelman, de palabra.
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