Vaya, esta vez me la han pisado. La bobadita zapatogrouchesca, digo, la innovación semántica de nuestro Presi sin par. Este hombre está despatarrando el diccionario, y sólo por eso ya pasará a la historia.
Un amigo del blog criticaba un poco la anterior entrega de este diccionario de bobaditas ZPG y se preguntaba que para qué estos análisis guasones y que qué se pretendía demostrar en el fondo. Pues bien, le confieso y confieso a todos los amigos cuál es la pregunta que me inquieta, la hipótesis que no logro apartar de la cabeza y que con cada nueva retorsión terminológica de ZP se me reaviva: ¿y si simplemente tuviéramos un Presidente lelo? ¿Y si, más allá de habilidades concretas o capacidad para el regate en corto y el vis-à-vis venal, fuera simplemente un ceporrón ignorante y lerdo?
O eso o mucho descaro, tertium non datur. Porque no me digan ustedes que con esas definiciones que se gasta puede ser normal. Una de dos, o nos vacila o simplemente es que no da más de sí. Yo aún no tengo claro con cuál de esas posibilidades quedarme, la verdad, y por eso debemos seguir investigando y mirando con lupa sus sesudos discursos.
El caso es que hace tres días se animó de nuevo a definir lo que es una nación, y dijo que una nación es "un conjunto de personas unidas por un vínculo y una historia común". Así que ya sabe usted, su señora o señor y usted mismo/a son nación. Todo matrimonio es una nación. Así que demanden los casados, de consuno con sus cónyuges, libertad, amnistía y, sobre todo, estatuto de autonomía.
Pero el análisis de este nuevo hallazgo ya está hecho, por obra de Luis M. Alonso en La Nueva España del día 19. Véalo aquí.
Venía en EL PAÍS de ayer, y la paternidad no es (sólo) de ZP sino de su gobierno: el engendro es fruto de una orgía -más bien de un aquelarre-. La vicepresidenta ha dicho -cito de memoria- que el gobierno ha decidido que más que definir la identidad catalana, lo que hará será describirla (o algo así). Y la palabra nación en el título preliminar. O sea, que a lo mejor aparece redactado un artículo en estos términos: "Los catalanes se sienten nación", o bien "los catalanes afirman tener un profundo y arraigado sentimiento de identidad nacional". Si prospera, los analíticos tendrán materia para una práctica guapa acerca de los usos del lenguaje, los tipos de definiciones, la distinción entre norma jurídica y proposición normativa. El resto no sé si le encontrará la gracia al invento. Definitivamente: nos toman el pelo.
ResponderEliminarBuena jornada dominguera