Si hubiera que caracterizar la situación política en hoy en España, podríamos decir, muy pedantemente, que oscila entre lo paradójico y lo aporético. Ello provoca un desplazamiento radical de las expectativas, del que correlativamente se deriva una profunda desubicación de los juicios políticos del ciudadano, al que no le queda más alternativa que el escepticismo paralizante o un tipo de afinidad política totalmente desideologizada, descaradamente maniquea y que se parece más al tipo de simpatía que se tiene por un equipo de fútbol que a la actitud reflexiva con la que se supone que se toman, o se deberían tomar, las opciones políticas en el seno de las llamadas democracias deliberativas.
Esa gran paradoja de la política en España se manifiesta en tres aspectos principales:
1. Para tener alguna posibilidad de ganar el gobierno del Estado, vía mayoría parlamentaria, se ha hecho ineludible hacer política antiestatal. En otros términos, se torna poco menos que inviable obtener una mayoría parlamentaria y de gobierno si no es a partir del compromiso previo de adelgazar el Estado central, de sacar a subasta y liquidación sus medios y sus poderes. En sí no es malo, en absoluto, que haya una tensión dinámica, un contrapeso entre Estado central y tendencias descentralizadoras de distinto tipo. Pero esa tensión rompe por uno de sus polos cuando el Estado deja de estar en condiciones de defenderse, cuando los gestores de su política lo abandonan a la búsqueda de sus intereses u obsesiones puramente personales.
Y ahora la gran paradoja. Puesto que son los partidos que ocupan el lugar de la izquierda, PSOE e IU, los que avalan con hechos y palabras esa desestatalización del Estado, le toca a la derecha hacer un tipo de oposición que la saca de sus esquemas habituales, de sus casillas, y rompe de raíz con su tradición, pues se ve obligada a tomar en su mano la defensa de quien tradicionalmente le ha gustado muy poco: el Estado. La tradición política de la que venimos habla de una izquierda estatista, en el sentido en que confía en un Estado fuerte que sea capaz de aplicar las políticas de solidaridad y redistribución a las que alude el punto siguiente; y de una derecha que hace su base del mercado, por un lado, y de poderes locales, de fuerte impronta caciquil y elitista, por otro.
Primer aspecto, por tanto, en que tenemos una especie de mundo al revés que sume a muchos progresistas sinceros en la perplejidad, pues respaldar a los partidos de izquierda supone alinearse con actitudes que han venido caracterizando a la derecha, mientras que avenirse a votar a la derecha por su recién proclamada lealtad al Estado de todos y a la Constitución sume en el desconcierto y la desconfianza. En resumen, una izquierda tradicionalista y una derecha que hace gala de patriotismo constitucional es algo así como la pasar a ver el mundo invertido en la imagen del espejo: todo está al lado contrario de lo que se suponía la realidad.
1. Para tener alguna posibilidad de lograr el gobierno del Estado es necesario ahora propugnar una política antiigualitaria y muy escasamente solidaria en el conjunto del Estado. La opción prioritaria por las comunidades parciales dentro del Estado y por los poderes locales pone al gobierno estatal en permanente subasta entre esos poderes, que otorgan mayorías a cambio de tratos de favor y privilegios comparativos. Cualquier comunidad autónoma que carezca de un partido nacionalista con representación parlamentaria significativa acaba y acabará en el furgón de cola. Y si, para colmo, su economía no es de las más boyantes del Estado, esa comunidad se ve condenada a que su posición desventajosa se acreciente en lugar de mermarse por la acción de la política estatal, pues un gobierno del Estado que tiene que complacer a los más poderosos que le dan los votos con que se sustenta, renuncia, en un contexto de recursos obviamente limitados, al objetivo redistributivo e igualador de los derechos y servicios de todos los ciudadanos del Estado.
De ahí nace la segunda paradoja, pues vemos a la izquierda aprovecharse de la fragmentación y favorecer con ánimo de medro político inmediato los movimientos centrífugos y los egoísmos locales de las comunidades políticamente poderosas, mientras que le queda a la derecha el papel de predicadora de la solidaridad y defensora de los servicios públicos y los derechos sociales igualitariamente repartidos. Otra vez el mundo patas arriba, pues esa función de preconizar la solidaridad interpersonal e interterritorial, de la mano de una Administración estatal central suficientemente fuerte, dotada y dinámica, ha sido hasta hace bien poco la tarjeta de presentación de la izquierda, mientras que la derecha fiaba toda distribución a la mano invisible del mercado y subordinaba la solidaridad a los intereses sociales más fragmentarios y egoístas, comenzando por el interés empresarial y continuando por los intereses particularistas de burguesías locales y lobbies comunitarios.
3. Para poder obtener actualmente el gobierno del Estado español se hace cada vez más conveniente, si no imprescindible, afirmar la prioridad de los derechos grupales sobre los derechos individuales de los ciudadanos. Un buen ejemplo, de plena actualidad, nos lo ofrecen los derechos lingüísticos. El derecho de una comunidad nacional o cuasinacional a mantener su idioma como seña esencial de la identidad colectiva se hace prevalecer, por ejemplo, sobre el derecho individual de los comerciantes a rotular sus artículos en la lengua que quieran, o de los médicos a elegir el idioma en el que hablan con sus pacientes o de los padres a escoger en qué lengua desean que sean prioritariamente educados sus hijos.
La historia del Estado moderno está determinada por la denodada lucha de los movimientos progresistas por lograr la prevalencia de las libertades individuales sobre las tradiciones y los vínculos grupales, por liberar a los individuos de las ataduras a la tierra, la familia, la religión del grupo, las tradiciones y los demás lazos de la tribu, el clan o las comunidades particulares. A esto se añadió, en segunda fase, la porfía, bastante exitosa, por unos derechos sociales -educación, sanidad, vivienda...- concebidos como recursos al servicio de la autonomía individual, del más pleno dominio del individuo sobre sus decisiones y su propia vida. En cambio, el conservadurismo ha tenido secularmente su nota característica en planteamientos comunitarios o grupalistas de base tradicional, y de ahí su apego constitutivo a instituciones como la familia o como la nación, sustancialistamente entendida, como entidad suprapersonal, como organismo que es titular de derechos que predominan sobre las libertades de sus miembros en caso de conflicto. La izquierda ha preferido siempre al Estado sobre la nación, un Estado impersonal, hecho de normas generales y abstractas al servicio de reformas sociales de propósito redistributivo e igualador, mientras que la derecha otorgaba trato de favor a la nación como entidad material, frente a un Estado impersonal del que desconfiaba, pues sabía que en la tradición que hace a las naciones hay una importante baza para resistir frente a las reformas inducidas desde un Estado comprometido prioritariamente con la liberación personal y social de los individuos.
Es evidente que también en esto las posiciones se hallan hoy invertidas. La caída del Muro y la desafección de la clase trabajadora ha llevado a la izquierda a una desesperada búsqueda de nuevos sujetos colectivos de la revolución o agentes de la lucha contra "el sistema", y ha ido a encontrarlos en las comunidades nacionales y culturales, con total prescindencia del hecho de que tales comunidades son muchas veces escasamente respetuosas con la sed de autonomía de sus miembros y están muy a menudo gobernadas y manipuladas por oligarquías económicas y políticas que revierten en beneficio particular la cantinela de los derechos del grupo. También con esto la derecha pierde su habitual clientela y se ve forzada a abrirse espacios en el electorado mediante la defensa de libertades y de un modelo de individuo autónomo que tradicionalmente le importaron muy poco o nada.
Si el anterior análisis fuera válido, serviría de base explicativa para fenómenos que aquí y ahora tanto nos desconciertan, como los siguientes:
- Hay muchos izquierdistas y derechistas cabreados porque los partidos de su sesgo hacen exactamente la política opuesta a la que venía siendo su razón de ser y la fuente de sus apoyos.
- Los partidos tienen que suplir con adhesiones personales acríticas y con una intensificación de la propaganda y del alineamiento social basado en la crispación y la dialéctica amigo-enemigo lo que antes era un más comprensible y reflexivo debate de ideas y propuestas de acción social. Se debilitan, por tanto, la ideología y el debate serio sobre ideas y son reemplazados por una combinación de posibilismo de los cuadros partidistas y de sumisión acrítica al líder que asegure un gobierno valorado sólo como poder, ya no como instrumento para el cumplimiento de programas de acción social.
- Obtienen toda la ventaja los partidos o líderes que renuncien por completo a una política basada en principios y que se fijen como objetivo exclusivo la obtención del poder, pues ese aligeramiento del "lastre" moral e ideológico facilita una política de pactos y promesas libérrima y no subordinada a más condición ni traba que el regateo de ventajas materiales y políticas entre los socios de turno.
- Los partidos que traten de mantener la prioridad de una política de Estado o que quieran formular nuevos principios aglutinadores de la política común (por ejemplo, la idea de la prioridad de España como nación que defiende Rajoy como base de su impepinable suicidio político) se ven y se verán sumidos en procesos de descomposición interna -véanse los casos de ahora mismo, Piqué, Nuñez Feijoo, Camps, incluso...-, pues sus cuadros locales sólo pueden obtener votos en sus feudos si entran al trapo de la subasta del Estado central y la búsqueda del privilegio territorial. Así que si la derecha quiere ganar el gobierno del Estado tiene que apuntarse a la esquilmación del Estado y tiene que abandonar, de paso, toda veleidad nacionalista españolista, pero no para hacerse cosmopolita o universalista, sino nacionalista "periférica". Lo que es bueno para el PP del Estado es malo para el PP de Cataluña o Galicia, y viceversa. La defensa del Estado perjudica irremediablemente a los partidos estatales que quieran hacer política de Estado, paradójicamente, salvo que se concertaran para una defensa común de lo estatal, cosa que requeriría una altura de miras y una dejación de resentimientos que no parecen nada probables.
Por tanto, pase lo que pase y mientras la ley electoral no cambie -y no se cambiará- o mientras la izquierda no sea capaz de recuperar su espíritu definitorio o la derecha de cambiar su discurso metafísico y rancio, poco creíble, por una defensa real y comprometida de los derechos, el Estado español, en cuanto Estado efectivamente apto para implementar políticas comunes y velar por los iguales derechos de todos sus ciudadanos, está condenado a muerte, salvo en lo que quede, durante un tiempo transitorio, de cascajo meramente simbólico y nominal.
Es tiempo de caraduras sin programas, ideales ni escrúpulos, de trepas, de arribistas. A la izquierda y a la derecha. Descansa en paz, España. Descansa en paz, socialismo democrático. Vivan las tribus y la lucha de clases.
Esa gran paradoja de la política en España se manifiesta en tres aspectos principales:
1. Para tener alguna posibilidad de ganar el gobierno del Estado, vía mayoría parlamentaria, se ha hecho ineludible hacer política antiestatal. En otros términos, se torna poco menos que inviable obtener una mayoría parlamentaria y de gobierno si no es a partir del compromiso previo de adelgazar el Estado central, de sacar a subasta y liquidación sus medios y sus poderes. En sí no es malo, en absoluto, que haya una tensión dinámica, un contrapeso entre Estado central y tendencias descentralizadoras de distinto tipo. Pero esa tensión rompe por uno de sus polos cuando el Estado deja de estar en condiciones de defenderse, cuando los gestores de su política lo abandonan a la búsqueda de sus intereses u obsesiones puramente personales.
Y ahora la gran paradoja. Puesto que son los partidos que ocupan el lugar de la izquierda, PSOE e IU, los que avalan con hechos y palabras esa desestatalización del Estado, le toca a la derecha hacer un tipo de oposición que la saca de sus esquemas habituales, de sus casillas, y rompe de raíz con su tradición, pues se ve obligada a tomar en su mano la defensa de quien tradicionalmente le ha gustado muy poco: el Estado. La tradición política de la que venimos habla de una izquierda estatista, en el sentido en que confía en un Estado fuerte que sea capaz de aplicar las políticas de solidaridad y redistribución a las que alude el punto siguiente; y de una derecha que hace su base del mercado, por un lado, y de poderes locales, de fuerte impronta caciquil y elitista, por otro.
Primer aspecto, por tanto, en que tenemos una especie de mundo al revés que sume a muchos progresistas sinceros en la perplejidad, pues respaldar a los partidos de izquierda supone alinearse con actitudes que han venido caracterizando a la derecha, mientras que avenirse a votar a la derecha por su recién proclamada lealtad al Estado de todos y a la Constitución sume en el desconcierto y la desconfianza. En resumen, una izquierda tradicionalista y una derecha que hace gala de patriotismo constitucional es algo así como la pasar a ver el mundo invertido en la imagen del espejo: todo está al lado contrario de lo que se suponía la realidad.
1. Para tener alguna posibilidad de lograr el gobierno del Estado es necesario ahora propugnar una política antiigualitaria y muy escasamente solidaria en el conjunto del Estado. La opción prioritaria por las comunidades parciales dentro del Estado y por los poderes locales pone al gobierno estatal en permanente subasta entre esos poderes, que otorgan mayorías a cambio de tratos de favor y privilegios comparativos. Cualquier comunidad autónoma que carezca de un partido nacionalista con representación parlamentaria significativa acaba y acabará en el furgón de cola. Y si, para colmo, su economía no es de las más boyantes del Estado, esa comunidad se ve condenada a que su posición desventajosa se acreciente en lugar de mermarse por la acción de la política estatal, pues un gobierno del Estado que tiene que complacer a los más poderosos que le dan los votos con que se sustenta, renuncia, en un contexto de recursos obviamente limitados, al objetivo redistributivo e igualador de los derechos y servicios de todos los ciudadanos del Estado.
De ahí nace la segunda paradoja, pues vemos a la izquierda aprovecharse de la fragmentación y favorecer con ánimo de medro político inmediato los movimientos centrífugos y los egoísmos locales de las comunidades políticamente poderosas, mientras que le queda a la derecha el papel de predicadora de la solidaridad y defensora de los servicios públicos y los derechos sociales igualitariamente repartidos. Otra vez el mundo patas arriba, pues esa función de preconizar la solidaridad interpersonal e interterritorial, de la mano de una Administración estatal central suficientemente fuerte, dotada y dinámica, ha sido hasta hace bien poco la tarjeta de presentación de la izquierda, mientras que la derecha fiaba toda distribución a la mano invisible del mercado y subordinaba la solidaridad a los intereses sociales más fragmentarios y egoístas, comenzando por el interés empresarial y continuando por los intereses particularistas de burguesías locales y lobbies comunitarios.
3. Para poder obtener actualmente el gobierno del Estado español se hace cada vez más conveniente, si no imprescindible, afirmar la prioridad de los derechos grupales sobre los derechos individuales de los ciudadanos. Un buen ejemplo, de plena actualidad, nos lo ofrecen los derechos lingüísticos. El derecho de una comunidad nacional o cuasinacional a mantener su idioma como seña esencial de la identidad colectiva se hace prevalecer, por ejemplo, sobre el derecho individual de los comerciantes a rotular sus artículos en la lengua que quieran, o de los médicos a elegir el idioma en el que hablan con sus pacientes o de los padres a escoger en qué lengua desean que sean prioritariamente educados sus hijos.
La historia del Estado moderno está determinada por la denodada lucha de los movimientos progresistas por lograr la prevalencia de las libertades individuales sobre las tradiciones y los vínculos grupales, por liberar a los individuos de las ataduras a la tierra, la familia, la religión del grupo, las tradiciones y los demás lazos de la tribu, el clan o las comunidades particulares. A esto se añadió, en segunda fase, la porfía, bastante exitosa, por unos derechos sociales -educación, sanidad, vivienda...- concebidos como recursos al servicio de la autonomía individual, del más pleno dominio del individuo sobre sus decisiones y su propia vida. En cambio, el conservadurismo ha tenido secularmente su nota característica en planteamientos comunitarios o grupalistas de base tradicional, y de ahí su apego constitutivo a instituciones como la familia o como la nación, sustancialistamente entendida, como entidad suprapersonal, como organismo que es titular de derechos que predominan sobre las libertades de sus miembros en caso de conflicto. La izquierda ha preferido siempre al Estado sobre la nación, un Estado impersonal, hecho de normas generales y abstractas al servicio de reformas sociales de propósito redistributivo e igualador, mientras que la derecha otorgaba trato de favor a la nación como entidad material, frente a un Estado impersonal del que desconfiaba, pues sabía que en la tradición que hace a las naciones hay una importante baza para resistir frente a las reformas inducidas desde un Estado comprometido prioritariamente con la liberación personal y social de los individuos.
Es evidente que también en esto las posiciones se hallan hoy invertidas. La caída del Muro y la desafección de la clase trabajadora ha llevado a la izquierda a una desesperada búsqueda de nuevos sujetos colectivos de la revolución o agentes de la lucha contra "el sistema", y ha ido a encontrarlos en las comunidades nacionales y culturales, con total prescindencia del hecho de que tales comunidades son muchas veces escasamente respetuosas con la sed de autonomía de sus miembros y están muy a menudo gobernadas y manipuladas por oligarquías económicas y políticas que revierten en beneficio particular la cantinela de los derechos del grupo. También con esto la derecha pierde su habitual clientela y se ve forzada a abrirse espacios en el electorado mediante la defensa de libertades y de un modelo de individuo autónomo que tradicionalmente le importaron muy poco o nada.
Si el anterior análisis fuera válido, serviría de base explicativa para fenómenos que aquí y ahora tanto nos desconciertan, como los siguientes:
- Hay muchos izquierdistas y derechistas cabreados porque los partidos de su sesgo hacen exactamente la política opuesta a la que venía siendo su razón de ser y la fuente de sus apoyos.
- Los partidos tienen que suplir con adhesiones personales acríticas y con una intensificación de la propaganda y del alineamiento social basado en la crispación y la dialéctica amigo-enemigo lo que antes era un más comprensible y reflexivo debate de ideas y propuestas de acción social. Se debilitan, por tanto, la ideología y el debate serio sobre ideas y son reemplazados por una combinación de posibilismo de los cuadros partidistas y de sumisión acrítica al líder que asegure un gobierno valorado sólo como poder, ya no como instrumento para el cumplimiento de programas de acción social.
- Obtienen toda la ventaja los partidos o líderes que renuncien por completo a una política basada en principios y que se fijen como objetivo exclusivo la obtención del poder, pues ese aligeramiento del "lastre" moral e ideológico facilita una política de pactos y promesas libérrima y no subordinada a más condición ni traba que el regateo de ventajas materiales y políticas entre los socios de turno.
- Los partidos que traten de mantener la prioridad de una política de Estado o que quieran formular nuevos principios aglutinadores de la política común (por ejemplo, la idea de la prioridad de España como nación que defiende Rajoy como base de su impepinable suicidio político) se ven y se verán sumidos en procesos de descomposición interna -véanse los casos de ahora mismo, Piqué, Nuñez Feijoo, Camps, incluso...-, pues sus cuadros locales sólo pueden obtener votos en sus feudos si entran al trapo de la subasta del Estado central y la búsqueda del privilegio territorial. Así que si la derecha quiere ganar el gobierno del Estado tiene que apuntarse a la esquilmación del Estado y tiene que abandonar, de paso, toda veleidad nacionalista españolista, pero no para hacerse cosmopolita o universalista, sino nacionalista "periférica". Lo que es bueno para el PP del Estado es malo para el PP de Cataluña o Galicia, y viceversa. La defensa del Estado perjudica irremediablemente a los partidos estatales que quieran hacer política de Estado, paradójicamente, salvo que se concertaran para una defensa común de lo estatal, cosa que requeriría una altura de miras y una dejación de resentimientos que no parecen nada probables.
Por tanto, pase lo que pase y mientras la ley electoral no cambie -y no se cambiará- o mientras la izquierda no sea capaz de recuperar su espíritu definitorio o la derecha de cambiar su discurso metafísico y rancio, poco creíble, por una defensa real y comprometida de los derechos, el Estado español, en cuanto Estado efectivamente apto para implementar políticas comunes y velar por los iguales derechos de todos sus ciudadanos, está condenado a muerte, salvo en lo que quede, durante un tiempo transitorio, de cascajo meramente simbólico y nominal.
Es tiempo de caraduras sin programas, ideales ni escrúpulos, de trepas, de arribistas. A la izquierda y a la derecha. Descansa en paz, España. Descansa en paz, socialismo democrático. Vivan las tribus y la lucha de clases.
Diría que estás describiendo un estallido, o derrumbe, de algo que llevaba mucho tiempo preparándose. Valdría la pena pues que la charla fuera profundizando en la génesis de esta situación (para comprender mejor) y en posibles propuestas para ir parcheando, o resolviendo, las cuestiones que señalas (para ser pragmáticos).
ResponderEliminarLanzo dos ideas poco cocinadas. Una, que la crisis de la solidariedad está ligada al sistema político, y al hecho de que distribuir las inversiones públicas (por ejemplo, provenientes de los fondos estructurales de Herr Marshall, o de Menheer Marshall) se ha convertido en el "summum" de poder personal y político.
Dos, que el deterioro de los derechos individuales que fotografías también está ligado al sistema político (dicho de otra manera, los derechos individuales, tarde o temprano, molestan a cualquier partido que juegue dentro del sistema), y por lo tanto puede ser combatido sólo por la iniciativa ciudadana fuera de la partitocracia: es decir, por los movimientos.
¡Bienhallado, Garciamado!
ResponderEliminarNo sé de cuál de los padres de la constitución era la pluma freudiana, pero en un lapsus calami muy revelador, preceptos como el art. 149 consideran que las competencias las ejerce o bien EL ESTADO o bien LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS. O sea: ¡que las CCAA no son Estado! En España habría, pues, a) Estado, b) particulares y c) entremedias, como los colegios profesionales o las cámaras de comercio, que no son ni chicha ni limoná, un tertium genus: las CCAA. He aquí que nuestra Ley Fundamental tuvo un acto (constitucional) fallido. Si es que tenemos un Volkgeist con una vida interior de tres pares de cojones.
Esta identificación entre Estado y Estado central se da también en este lúcidamente cabreado Post de Garciamado. ¿Adrede o sin querer?
Podríamos llamar "contagio de prestigio" a un argumentum ad auditores consistente en identificar tu argumento con otro más prestigioso. Así, si no te gusta que el Estado deje de ejercer una competencia como Estado Central para ejercerla como Estado Autonómico, puedes dotarde fuerza a tu argumento identificándolo con el argumento que considera pernicioso que el Estado deje de ejercer una competencia para que la ejerza un particular. El primer argumento tendrá a su favor lo que sea. El segundo, una larga y perstigiosa tradición republicana. Así, unificamos las dos cosas y conseguimos sugerir que "lo republicano es el Estado central".
Pero son dos cosas distintas, y los argumentos deben ir por otra parte. Por supuesto que la derecha no se ha vuelto estatalista. En las CCAA sigue privatizando como una loca (ya os digo: lo más bestia es el inicio de la privatización de las prisiones. Han empezado por las infantiles). Y quieren más CCAA para seguir así (*). En realidad, el debate interno del PP, en términos de estructura, es un disenso sobre quién maneja el pastel privatizador: Camps o Rajoy. Lo de la nación es superestructural.
Por supuesto que hay razonables argumentos para oponerse a esta descentralización oportunista. En mi opinión, la esencial es, a nivel local, la muerte de la democracia local, y a nivel autonómico, la inexistencia de un control mínimamente serio sobre la administración autonómica (incluso periodístico: las noticias de corrupción regional no venden bien; correlativamente: la falta de opiniones públicas "regionales" o "nacionalidadales")(**). Pero yo no los mezclaría con el debate sobre la desestatalización.
Hasta donde sé: queda inaugurado el primer post de visitante con notas al pie.
(*) Anécdota que me llega por dos fuentes diferentes (por lo que será mentira sólo en un 75 %: háganle el descuento) Hace unos ocho o nueve años, en un acto en la UAM, la Aguirre insinuó en petit comité que había que darle más bolilla al dinámico sector privado también en los servicios jurídicos: que había que ir prescindiendo de los servicios jurídicos de la C.A. y acudir a despachos particulares. Al parecer, contestó Herrero de Miñón: "Esperanza, una cosa es el mercado y otra cosa es el rastro".
(**) Si lo perteneciente al ente colectivo "nación" es "nacional", lo perteneciente al ente colectivo "nacionalidad" será "nacionalidadal".
Ah: la constitución también crea palabras. Nacionalidad, que antes era un sustantivo abstracto (cualidad de lo nacional), pasó a significar también en 1978 "ente colectivo raro".
Para que se joda el "canon gramatical".
Ilmo Sr catedrático, le diré en respuesta al post publicado por VI que la unidad de España ha prevalecido desde los Reyes Católicos hasta el año 1975, respecto que habla VI del Estado quisiera que me dijera VI en qué términos de Estado me habla porque a partir del año 1975 en la nación española los grandes latifundios y capitalistas , aparte de las multinacionales, se han repartido las tierras de España como si fueran parcelas ¿qué credibilidad puede tener el pueblo llano español ante los perjurios que hemos sido sometidos los españoles en la prensa y en la radio por el borbonazo?
ResponderEliminarEl borbón ha engañado al pueblo español como si fueramos perros asilvestrados, cuando un perro asilvestrado (como parecen muchos españoles) tiene que ir a la caza del conejo, del pavo o del ciervo; entonces no se a qué clase de Estado se refiere VI porque somos 52 provincias no 51 y después de vistas las injurias por nuestros dirigentes, jurando ante la Santa Biblia, quisieramos saber cuando escribimos a un amigo de cualquier parte de España para dirigirnos a buscar el correo postal dónde tenemos que mandar esa carta ya que no sabemos donde tenemos que dirigirnos y además tengo que recordarle a efecto filosófico y teólogo y como catedrático que es VI que no se quiere VI dar cuenta ya que le hablo de nación y en nombre del pueblo llano, que Galicia, Vascongadas sujetas al señorío de Castilla y León durante muchos siglos y hablando respecto un poco de Cataluña para no entrar en debates monárquicos ya que soy antipartidista y monárquico de los reyes Católicos que Cataluña era un condado sujeto a la corona de Aragón por dn Jaime I, sin más , le saluda atentamente este principiante de historia.
Sr catedrático, le diré que la izquierda actualmente en España no existe, no me defino como un hombre de derechas pero tampoco de izquierdas porque ya ellos ni siquiera son ni marxistas-leninistas ni stalinistas, le diré que lo poco que puede ser un 35% 50% de socialistas que se hacen llamar, le diré que una mayoría de ellos, hizo la carrera con becas del SEU y del frente de Juventudes ahí han podido aprender mucho, pero ahora como políticos de la actualidad son una caca porque no son nada ...
Sr catedrático, como le comenté que no soy de izquierdas ni de derechas, le diré que el sr Rajoy es más que ZP politicamente ya que en España llevamos 2 años de desgobierno total y de anarquía, dígame VI en 13 años de gobierno socialista 8 con Aznar y 2 años con ZP, no me hable VI ni de la izquierda ni de la derecha porque son unos malandrines, lo mismo la izquierda que la derecha, lo mismo venga del sr Rajoy que de la extrema izquierda, esto ya es un caso insólito en los tiempos en que vivimos, que ninguno de los dos se han preocupado de la gente marginada del pueblo por los de izquierda y derecha y el gran problema social que tenemos en estos momentos como es el problema actual de la emigración tan portentosa que tiene en estos momentos España porque lo mismo un gobierno de izquierdas que uno de derechas han sido unos cobardes, con el problema entre España y Marruecos y todo ha sido una bajeza por parte de nuestros dirigentes y fue tan grande la bajada de pantalones que tuvieron que aún creo que el tufo se huele todavía en Oriente Medio.
(No puidorl)
ResponderEliminarEstimado Antetodomuchacalma,
ResponderEliminarEl uso de dos acepciones del término "Estado" en la CE del que hablas se trata -más bien de pasada- en un apartado del reciente informe del Consejo de Estado sobre la posible reforma constitucional, IV. Inclusión de las denominaciones de las Comunidades Autónomas 4.2 Precisiones terminológicas, pág. 162.
Y los señoritos están de acuerdo contigo. Cito: "Esta ambivalencia, trasunto de una inseguridad conceptual harto explicable, está seguramente en la raíz de muchos entendidos de nuestra vida política".
Y de su expresión bloggera, añadiría yo.
Atentamente,
¡Aargh! Léase "malentendidos" al final de mi nota anterior, penúltimo renglón de la cita. Qué rabia, este puntazo de la dislexia.
ResponderEliminarQuerido y docto amigo:
ResponderEliminarGracias por la información. Me he bajado el informe y lo leeré en las noches de insomnio o terror nocturno. O cuando se junten ambos factores, las noches que me quede a ver a Punset.
Quod non est in bloge...
Abrazos,
J
Dijo el filósofo Ortega, de verdad que no recuerdo con respecto a qué : "no es eso, no es eso", yo después de leer el post de garciamado digo : "Es eso, es eso". dice garciamado : "el lado contrario de la realidad", perfecto. Ha dejado Vd a un amigo y antetodomuchacalma KO total, a ver por dónde salen ahora, un golpe maestro, un dios del ring en definitiva.
ResponderEliminarLo único que no me convence es cuando afirma que muchos izquierdistas y derechistas están cabreados con sus líderes. Que va, les va de puta madre, a los líderes esos hay que tomárselos a risa los que no somos afiliados a esas empresas y no pensar en guerras ni golpes de Estado, con lo bien que nos lo pasamos yo firmo porque agote la legislatura ZP qué es de mucha risa.
Los afiliados al PSOE son lo mejor, a esos sí que les subía yo los impuestos y les ponía a vivir en pisos de 80 m y con las manos pintadas de blanco, de buen rollo y con talante los fines de semana a cuidar ancianos y hacer favores de integración con inmigrantes.
Estimado anónimo,
ResponderEliminar¿por qué esa pasión por intervenir en las vidas cotidianas de los demás? Remitiéndome a los ejemplos que Vd. pone: por asignarles un apartamento contra su voluntad, por modificar su maquillaje, por organizarles su tiempo libre.
No dudo de su intención didáctica y ética, aún sin compartir sus manifestaciones, ¿pero cree usted que la letra, con sangre entra? ¿O es una propuesta simplemente punitiva, para joder?
Estaría interesado en saber su opinión.
Atentamente,
Apreciado un amigo
ResponderEliminarVd mismo se da la respuesta en su pregunta : didáctica. Soy como el romano aquel que iba detrás del triunfador en la cuádriga recordándole que era un simple mortal a pesar de todos esos vítores y parabienes que recibía y para que se le bajasen los posibles humos de sentirse que su modus vivendi era el correcto.
No me van a hacer ni puto caso, pero es recíproco, con una diferencia, que si yo me muero ahora mismo me la trae floja, no tengo nada que perder, pero ¿pueden ellos decir lo mismo?, ostiá lo que dejan detrás, tiene que ser terrible cuando piensen alguna vez en que tarde o temprano les llegará la muerte y no se llevan la nómina , ni la recomendación al hoyo.
Me gustaría que iurisprudent, que a veces ve muertos, les dijese como es la putrefacción de un cuerpo, para que vayan haciendo talante.
Sigue en mí vigente el famoso Viva la muerte de Salamanca, lo que ya no sigue vigente en el PSOE fue la contestación de Dn Miguel de Unamuno.
Pero no soy yo y mis opiniones las que le deben preocupar , yo más bien me preocuparía de asimilar a garciamado, deben estar Vd y antetodomuchacalma KO de pie (en expresión pugilística, aunque claro, para Vd, ese salvaje deporte le molestará), flotando por el ring (otra expresión del pugilato)de la tolerancia, como ha salido garciamado de la esquina pegando.
Se lo juro un amigo, que creí que entre todos le habíamos puesto en un verdadero aprieto mental , cuando el hablaba de que era para el la izquierda y ha salido no sólo vivito y coleando sino repartiendo leña, es una pasada de jambo, a mí me asombra aparte de hacerme pensar, no me he equivocado de lectura.
"El Maestro dice que es Mozart
ResponderEliminarpero suena como chicle
cuando estás esperando
a que el milagro llegue"
"Cuando has caído en la autopista
y yaces bajo la lluvia y te preguntan como te sientes desde luego tu contestas que no te puedes quejar
Si te estrujan por información
es cuando tienes que actuar mudo:
sólo di que estabas allí fuera esperando a que el milagro llegara."
Hablemos de lo que nos estamos perdiendo mientras discutimos sobre cual es el traje que mejor le sienta a este país.
Las tribus. los localismos.
ResponderEliminarSi al menos los ciudadanos reaccionaran desde abajo.....
lo malo es si las tribus se asientan en la zona estatal exclusivamente.
Pero nopasa nada hombre. votaremos al PP o al PSOE o quien sea como quien ve un partido de futbol, o quien sabe los mismo ni votamos quizás los más inteligetes pasen de futbol... quizás lo más intelignete sería fundar una tribu porque no? mejor que pasar de todo.... al menos queda poder desahogarte entrar en el sistema.....
Estimado anónimo,
ResponderEliminarGracias por la respuesta sentida, mientras esperamos el regreso de nuestro Juan Antonio. Si mantiene su interés didáctico -y le veo vocación- le aconsejo, si me perdona la intromisión, que busque otras formas de expresarlo. Pocos humanos responden bien a la enseñanza "dura", de choque. Obtendrá más resultados con otras técnicas.
Veo además de sus metáforas que propende a una visión marcadamente dialéctica de las interacciones entre personas. ¿Qué le hace pensar -déjeme enarcar una ceja- que aquí nos estemos dando guantazos, en vez de imaginar que estemos danzando, o jugando a pelota, o cantando en coro, o chapoteando en el río, o bebiendo y charlando mientras cocinamos lo que nos vamos a comer más charlando y más bebiendo? Agréguese al corro y disfrute, compañero, que como justamente observa, la vida es corta.
Relativamente al boxeo comercial, competitivo, sagaz me cala Vd., pues considero que la tenue base deportiva que posee no logra compensar la violencia descontrolada y esencialmente homicida que en él se genera, por lo que no lo juzgo ni espectáculo, ni actividad honesta. A la pugna física leal, en cambio, le reconozco grandes virtudes, y por fortuna no es una experiencia que me sea extraña. Creo que el mejor contexto donde expresarla son algunas disciplinas marciales, cuando se entienden y practican con el espíritu adecuado. Los puños, créame, son una cosa muy seria -casi como lo fuera una espada en tiempos- y quien los utiliza banalmente se degrada a sí mismo. El boxeo los banaliza, si me permite un juicio personal, y groseramente.
Saludos cordiales,
Apreciado un amigo, no creo de verdad que estemos en una situación de guantazos, ya he expresado en alguna ocasión, que no tenga miedo garciamado de que volvamos a currarnos como cuando 1936-39 porque los del PSOE tienen mucho que perder , lo mismo que la derecha (en bienes materiales)y les sale mejor simplemente tirarse de los pelos.
ResponderEliminarCreo más bien que estamos en una situación de mentiras , de falsos pactos, etc ..., pero sobre todo mentiras y suelen venir desde el PSOE (con exceociones) y entonces se puede decir que con ellos sí es una relación dialéctica.
El concepto que tiene Vd del boxeo, no me convence, es un arte noble ¿por qué?, de momento por la división de los boxeadores en distintas categorías, desde el peso paja hasta el pesado; para evitar abusos, puede que antes del enfrentamiento existan declaraciones un tanto fanfarronas, pero démonos cuenta que son deportistas entrenados para alta competición y esa seguridad en sí mismos se transmite en sus declaraciones previas, pero al final del combate hay un abrazo de reconocimiento al contrario, un abrazo de nobleza en la que se funden la alegría del vencedor sosteniendo un poco la derrota del contrincante, como intentando hacerla más leve.
Dicho queda sin ánimo de lavarle el cerebro.
Estimado Anónimo,
ResponderEliminarveo que no está usted informado sobre el boxeo, y que se deja llevar por juicios sentimentales construidos sobre apariencias superficiales.
No se habla de simples fanfarronadas, que por desgracia van asociadas a la falta de deportividad, y se producen en muchos ámbitos. Ni de abracitos de pseudocamaradería.
Se habla en cambio de hechos concretos y sangrantes (y no es una metáfora, por desgracia). Resumiendo al máximo:
1) El boxeo es el único "deporte" en el que la victoria se determina por la cantidad de daño físico infligido al oponente.
2) Las autoridades "deportivas" del boxeo han rechazado consistentemente la enorme mayoría de las propuestas de especialistas médicos para evitar daños y supervisar la salud de los boxeadores. Por ejemplo, prohibición de los golpes a la cabeza, seguimiento sanitario de los boxeadores a lo largo de su carrera, y tomografías y evaluaciones neuropsíquicas periódicas.
3) Como consecuencia, la sucesión de muertos e incapacitados de la que se jacta el boxeo, y no por accidente, sino por causas intrínsecamente ligadas a la propria práctica de la actividad -concretamente, al trauma craneal repetido- es inconmensurablemente mayor a la de cualquier otro deporte.
Relativamente al comienzo de su "post", no subestime la capacidad del ser humano desinformado y azuzado para cometer barbaridades. La historia está llena de "imposibilidades" que desgraciadamente se volvieron posibles.
Dejarse llevar por las retóricas a lo Jiménez Losantos pensando que todo va a acabar en un tirón de pelos es lo que los anglosajones llaman "wishful thinking ." Molicies mentales, en traducción muy libre. Es como subir a un "ring" pensando que, mal que vaya, nos van a hinchar las narices. A lo mejor nos bajan con una hemorragia cerebral incontenible; ocurre con frecuencia no desdeñable.
El hombre prudente evita lo uno, y lo otro. No sólo los hechos, sino las evaluaciones y reacciones frívolas en torno a los mismos.
Atentamente,
Apreciado un amigo
ResponderEliminarEl 1) Le entiendo lo que me quiere decir, pero por si hay algún lector no versado en boxeo, miente Vd al hacer la afirmación de ese apartado porque , por ejemplo, se puede ganar un combate por incomparecencia del rival, y hace falta que concrete lo que Vd quiere decir con "daño físico" porque en otros "deportes" (correr 22 tíos detrás de un balón)hay patadas, cabezazos, escupitajos, codazos ¿sin querer? ¿lances del juego?
Punto 2) o es una falacia ad populum su argumento como si la razón dependiera del número de médicos que opinan que no se golpee en la cabeza, ¿Vd cree que no se puede morir de un buen golpe en el hígado? ¿Vd cree que no se han retirado licencias profesionales por no pasar la revisión médica? , si hubiesen revisado mejor a Pantani o a Jiménez ...
Ahora bien, si Vd no comete la falacia desde este otro punto de vista : la mayoría de médicos opina que ... , da igual, no es falacia pero no es un argumento a favor de suprimir el boxeo sino cuales son las preferencias de un cierto número de médicos.
3) "... de las muertes de que se jacta el boxeo ...", mentira , el boxeo no puede jactarse no es persona, es como si yo digo la policía es asesina, no me pueden procesar por calumnia porque la policía no puede cometer delitos, es una institución y delinquere non potest. Y afirma que no es por accidente , ¿qué le comento? que es Vd quien decide lo que es un accidente y lo que no, supongo.
Respecto a lo de la traducción de Molicie mental, es más atinada la traducción Pensamiento Desiderativo, pero es opinable. Pero le juro por Dios que no es la falacia del Wishful ese, ya verá como no.
Lo del inicio del post, no sea Vd apocalíptico que no va a haber guerra, en todo caso flota en su post el miedo a la muerte, un miedo excesivo, tanto por guerra como por deporte, ¿qué ostias pasa por morirse? , además no se coma la cabeza con la muerte que dentro de cien años todos clones (yo calvo ya estoy ahora). Vd si que incurre en la falacia de la pendiente resbaladiza : " Dejarse llevar por las retóricas ... ocurre con frecuencia ...", está Vd aceptando que posibilidades son ciertas y automáticas.
Estimado anónimo,
ResponderEliminarencuentro en su última intervención, y ruego excusas si me equivoco, agresividad innecesaria, ausencia de criterio científico, y un cierto psicologismo (muy al uso en los foros). Digo en su intervención, no en Vd., a quien creo que no tengo el placer de conocer. Asciende Vd. con una facilidad envidiable, a partir de mínimos indicios textuales, a retratos psicológicos completos y definidos de su humilde interlocutor; aquí también lo exhorto amigablemente a la prudencia.
Por "daño físico" entiendo la aportación de tal cantidad de energía mecánica a la caja craneal del adversario, que pierde el conocimiento, o por lo menos el control motorio. Se denomina K.O., y bastaría por sí sola para excluir al boxeo de la pretensión de ser deporte.
Si pretende argumentar que el ciclismo o el fútbol son más peligroso que el boxeo, aporte datos de muertes y de lesiones cerebrales graves, y las contrastaremos con mucho gusto. Deberá además depurarlos de la influencia del dopaje, y relacionarlos estrictamente con la práctica de la actividad, pues de otra forma no son comparables.
Si pretende argumentar que los traumas hepáticos son más frecuentes y graves que los cerebrales, haga otro tanto.
Y creo que basta, porque este blog es de política. Sobre todo, lo que despierta mi curiosidad es que Vd. se haya irritado por tener éxito en una predicción. En efecto, estas agriedades con las que me obsequia, y que cordialmente le excuso, vienen de que supuso Vd. unos posts más arriba que me parecería salvaje el boxeo, y efectivamente acertó: le di la razón, argumentando racionalmente por qué me parecía salvaje. Si a Vd. no se lo parece, lo siento mucho, pero no tengo ninguna intención de convencerlo. Sigamos con las discusiones a las que esta casa virtual está vocada.
Atentamente,
Apreciado un amigo , no he tratado de ser agresivo con Vd, pero hay que dar un poco de chispa al asunto.
ResponderEliminarNo hombre, no pretendo ser su psicólogo y me puedo equivocar al pensar que es Vd un miedoso, pero puede que no me equivoque.
Pero tiene razón, no me va a convencer y como Vd tiene ese ¿miedo? ¿para qué aportarle datos? Vd siga disfrutando de esos "deportes" (correr tras un balón, dar pedales cuesta abajo y cuesta arriba, vaya rollo)que yo disfrutaré a mi manera.
Apreciado un amigo, a mayor abundamiento he de expresarle que anoche me urgían a terminar en el ciber porque el argentino de turno tenía algo de prisa con respecto a otros días, por lo que tal vez fuí demasiado breve.
ResponderEliminarMe ratifico en que no quiero que me interprete como agresivo, pero ya sabe que todavía tengo estigmas del barrio que poco a poco voy puliendo gracias sobre todo a la paciencia de los amigos que frecuentamos el blog.
He vuelto a leer su último post en el que me acusa de falta de rigor científico sin decirme que rigor, no obstante le diré que la falta de rigor al referirse al contenido de "daño físico" es suyo, porque ese daño físico se refiere sólo al mundo del boxeo y en concreto a los golpes dirigidos a la cabeza, con lo que es una definición muy poco científica, Vd olvida intencionadamente (porque a pesar de alguna falacia, de torpe no tiene nada, más bien sin conocerle apostaría que es Vd muy inteligente)que en cualquier deporteexisten unas técnicas y unas conductas reglamentarias. Es precisamente ese reglamento de cada deporte el que marca los objetivos a conseguir, que en el caso del boxeo (ganar el combate a los puntos o por incomparecencia, o por lesión o por fuera de combate) no tiene por qué implicar la existencia de lesiones, si bien es cierto que pueden producirse. Si aceptamos como Vd hace que el púgil tiene intención de lesionar, también se podría entender que en el caso del fútbol una carga reglamentaria en el hombro tiene la voluntad de lesionar al contrario tirándole al suelo, o de que en hockey la elevación de la bola se produce no para meter un gol sino para golpear al adversario con la misma.
Es por eso que los diferentes reglamentos prohíben, respectivamente, los golpes bajos o en la nuca, los empujones antirreglamentarios o las elevaciones peligrosas de la bola. En mi opinión, el hecho de que en un deporte se permitan conductas que potencialmente puedan lesionar (puñetazo en boxeo, empujón en el fútbol, elevación de bola en hockey) no implica el que estos deportes estén orientados a causar lesiones o que exista intención por parte del deportista en hacerlo. Es más, si existiera esa intención ya no hay que analizar si el deporte es violento o no, ya que sería una conducta punible por nuestro Código Penal.
Ya que quiere datos : Sentencia AP de La Rioja de 17 -9-1999, Sección 1ª, ponente Sr. Santisteban Ruiz, en un caso en que un jugador de fútbol "de manera intencionada agredió al jugador del otro equipo", de forma que según la Audiencia "de ningún modo puede entenderse como accidental ... al darse en ella una acción dolosa encaminada a lesionar a otra persona". Mire a ver si me trae Vd alguna de boxeo.
¿Cómo puede producirse también un KO en algún miedoso que por azar subiese al ring con el miedo atroz a que se le golpee? ¿quizá fuese su caso? o para que no se me moleste cualquier caso de cobarde; pues bien el KO por esnucamiento se produciría porque de la descomposición que ese miedo provocaría a esa persona, comenzaría a caérsele la cagalera por la pata pabajo resbalaría con su propia mierda y se esnucaria.
Y no aporto datos de muertes en otros deportes porque son tan numerosas que estaría aquí la tira.
Otra mentira que dice Vd es que este blog es de política. Que va, no es sólo de política sino como viene indicado en la cabezera también va de sociología y de algunas cosas más.
No me va a convencer un amigo, pero lo intentó doy fe de ello.
Joder que peste, cuando en un paréntesis (...digo lesión ) aludo a una lesión que se produce en en un púgil antes del combate y que le impida boxear , lo cual no es una incomparecencia sino implica un primer aplazamiento del combate, por lo que ruego no tenga un amigo en cuenta ese término lesión dentro del paréntesis. Gracias si lo hace un amigo.
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