Mi santa recibió hoy una revista que se llama “El notario”. Me la mostró y el brillo de sus ojos me hizo pensar que era un catálogo de notarios solteros. Pero no, era el brillo de siempre. Más que arrepentirme por ser mal pensado, me vino una posible idea lucrativa. Ahora que estoy decidido a pasarme a la vida privada y semiclandestina y que, por mi mal comportamiento y hosco carácter poco dado a los consensos, voy a ser menos invitado a dar conferencias alimenticias, debo replantearme maneras nuevas de sobrevivir a la hipoteca inmobiliaria que me tiene estrangulada la economía.
Así que busco socio(s) para poner mano a esta idea que nos puede rescatar de las fauces abominables de la pobreza: una página web, de pago, of course, que recoja el catálogo actualizado de notarios que no han pisado –aún- la vicaría, de notarios casaderos, vaya. También podemos incluir, sin particular desdoro, a registradores de la propiedad, que no son mal trofeo para este tipo de pesca sin muerte.
Imagínense la composición y las secciones. Cada pieza con su nombre o alias, su destino actual o previsible y una foto en la que se vea al sujeto todo rodeado de legajos y escrituras y marcando billetera en el bolsillo interior de su americana fashion total. Ideal será que hagan saber sus aficiones y el tipo de vida que ansían, con pormenor, incluso, de sus opiniones sobre el mundo financiero en general y la situación del peculio propio en particular. Podemos pedirles a estos candidatos que señalen sucintamente sus gustos y preferencias en lo tocante a la contraparte que los busque, con licencia incluso para confesar inocuas desviaciones y vicios asumibles por cualquier suegra de notario; o, cuando menos, morbosas pulsiones que no escandalicen en exceso al confesor de cualquier suegra de notario.
Y luego, cómo no, debemos contar en la página con un potente buscador, capaz de dar satisfacción a las más truculentas pesquisas. Pongamos que alguien busca notario de menos de sesenta y ocho años, con conocimientos de gallego oral, un ferrari rojo y vegetariano. Pues, si lo hay en el mercado, ahí tiene que aparecer con foto y todos los demás datos. De esta manera se evita de un plumazo la profunda decepción que han tenido que vivir tantas chicas de buena fe que han salido con notarios y han descubierto al cabo, con dolor y trauma, que ellos no eran lo que parecían ni daban lo que se les esperaba.
Bonita cosa sería igualmente si conseguimos mantener cada mes una sección de “promociones especiales”. Esto, a su vez, podría dividirse en dos partes. En la primera irían agrupados aquéllos de la última hornada, los que acaban de acceder a tan ilustre condición y, por tanto, aún no pueden exhibir un currilum en euros. Éstos podrían ser los “notarios de primera”, aun cuando esta denominación puede alguien cuestionarla por parecer publicidad engañosa. En la otra parte estarían los “notarios en promoción” y se trataría de los que, urgidos por algún afán perentorio o por ansiedades acumuladas, desean solventar en el menor tiempo y sin reparar en gastos el asunto de la grata compañía que completa la naranja.
Creo que puede ser buen negocio, pues se darían de alta y pagarían la cuota para visitar la web no sólo las mujeres y hombres en edad de merecer, ciudadanos y ciudadanas casaderos de todas las autonomías, sino también muchos papás y mamás de ésos que ponen su mejor esfuerzo en ayudar a sus vástagos a abrirse camino en la vida y labrarse un futuro razonablemente apacible.
Tendremos que tomar algunas decisiones que todavía no tengo muy claras. Por ejemplo, si mezclamos indistintamente notarias y notarios en nuestra exposición o si abrimos para ellas –que son cada vez más- una sección especial, que podría titularse “notarias que notarías”. Sí, creo que el apartado para ellas podría ser ése y que el de los varones se podría llamar “notarios de nota”; o, quizá, “notar(i)os”.
Para la web general tengo un nombre inigualable: www.pornotarios.com. Me apresuro a registrar el dominio, por si las moscas.
Así que busco socio(s) para poner mano a esta idea que nos puede rescatar de las fauces abominables de la pobreza: una página web, de pago, of course, que recoja el catálogo actualizado de notarios que no han pisado –aún- la vicaría, de notarios casaderos, vaya. También podemos incluir, sin particular desdoro, a registradores de la propiedad, que no son mal trofeo para este tipo de pesca sin muerte.
Imagínense la composición y las secciones. Cada pieza con su nombre o alias, su destino actual o previsible y una foto en la que se vea al sujeto todo rodeado de legajos y escrituras y marcando billetera en el bolsillo interior de su americana fashion total. Ideal será que hagan saber sus aficiones y el tipo de vida que ansían, con pormenor, incluso, de sus opiniones sobre el mundo financiero en general y la situación del peculio propio en particular. Podemos pedirles a estos candidatos que señalen sucintamente sus gustos y preferencias en lo tocante a la contraparte que los busque, con licencia incluso para confesar inocuas desviaciones y vicios asumibles por cualquier suegra de notario; o, cuando menos, morbosas pulsiones que no escandalicen en exceso al confesor de cualquier suegra de notario.
Y luego, cómo no, debemos contar en la página con un potente buscador, capaz de dar satisfacción a las más truculentas pesquisas. Pongamos que alguien busca notario de menos de sesenta y ocho años, con conocimientos de gallego oral, un ferrari rojo y vegetariano. Pues, si lo hay en el mercado, ahí tiene que aparecer con foto y todos los demás datos. De esta manera se evita de un plumazo la profunda decepción que han tenido que vivir tantas chicas de buena fe que han salido con notarios y han descubierto al cabo, con dolor y trauma, que ellos no eran lo que parecían ni daban lo que se les esperaba.
Bonita cosa sería igualmente si conseguimos mantener cada mes una sección de “promociones especiales”. Esto, a su vez, podría dividirse en dos partes. En la primera irían agrupados aquéllos de la última hornada, los que acaban de acceder a tan ilustre condición y, por tanto, aún no pueden exhibir un currilum en euros. Éstos podrían ser los “notarios de primera”, aun cuando esta denominación puede alguien cuestionarla por parecer publicidad engañosa. En la otra parte estarían los “notarios en promoción” y se trataría de los que, urgidos por algún afán perentorio o por ansiedades acumuladas, desean solventar en el menor tiempo y sin reparar en gastos el asunto de la grata compañía que completa la naranja.
Creo que puede ser buen negocio, pues se darían de alta y pagarían la cuota para visitar la web no sólo las mujeres y hombres en edad de merecer, ciudadanos y ciudadanas casaderos de todas las autonomías, sino también muchos papás y mamás de ésos que ponen su mejor esfuerzo en ayudar a sus vástagos a abrirse camino en la vida y labrarse un futuro razonablemente apacible.
Tendremos que tomar algunas decisiones que todavía no tengo muy claras. Por ejemplo, si mezclamos indistintamente notarias y notarios en nuestra exposición o si abrimos para ellas –que son cada vez más- una sección especial, que podría titularse “notarias que notarías”. Sí, creo que el apartado para ellas podría ser ése y que el de los varones se podría llamar “notarios de nota”; o, quizá, “notar(i)os”.
Para la web general tengo un nombre inigualable: www.pornotarios.com. Me apresuro a registrar el dominio, por si las moscas.
Es Vd mundial profesor,lo único el adjetivo de las fauces abominables de la pobreza, la pobreza no debe ya tener ni fauces.
ResponderEliminarCreo que el partidazo del futuro será ser arabista.
yo creo que punto es quedaba mejor que el com, pero bueno solo es una opinión.
ResponderEliminarYo me apunto a la idea y prometo trabajar en ella lo que haga falta... sólo quisiera saber... ¿hay descuento para los/las coautores/as de la página en cuestión (qué stress esto de ser políticamente correctos con el género)?
ResponderEliminarQuerido/a Rebelde (qué hábil ha estado usted al ponerse un nick al que no le asoma el género): si se refiere a descuentos en gastos de notaría (escrituras, etc.), no puedo responderle, pues habrá que negociar previamente con el colegio profesional ad hoc. Si, en cambio, alude usted a la posibilidad de que los/as colaboradores/as de la empresa nuestra tengan descuento en nuestras tarifas para otear el mercado, no habrá problema; es más, para nosotros gratis, que así nuestros parientes/as nos tratarán con más miramiento, sabedores de que tenemos en catálogo a unos notarios/as que nos pueden sacar de pobres.
ResponderEliminarQue error. craso error, entrariamos en un circulo vicioso.
ResponderEliminarQue haríamos con usted? a raiz de eso se lo llevarían los demonios, no la bastaría un blogger, no será mejor no saber nada? porque usted dimitir no dimite, aunque amenace con la vida semiclandestina.
O tambien rizaríamos el rizo y comentariamos las peripecias del ser humano y cuantas vueltas para llegar al mismo sitio, etc etc
Creo que comenzaríamos a analizar la informacion que pasaria por nuestras manos, y hacer estadisticas por usuarios y le daríamos entre nosotros a la/o más relacionada/o un premio.
jejeje aprenderíamos mucho no cabe duda; de pobres no ibamos a salir.
yo por mi parte ariadna el des-cuento cuando quieras
Su idea es buena, pero si de verdad quiere atraer público, las fichas de los notarios y regitradores deberían verse acompañadas por fotos en el más puro estilo Pin-Up.
ResponderEliminarLos notarios posando cual Pamela Anderson, tapando sus partes con un Código Civil, o los regitradores posando con sus
libros registrales.
Sin duda, Alonso Martínez estaría muy orgulloso de esta iniciativa. El Derecho Privado serviría no sólo para ganar dinero, sino para encontrar el amor.
(Pst... eh, Garciamado... sí, sí, aquí... Que sí que sabemos el sexo de Rebelde... Recuerde que se rebautizó en esta misma web hace unas semanas).
ResponderEliminar(Disimule, haga como que no me ha oído).
Qué hábil le he visto ahí antetododiscreción... (¡¡Cualquiera dice ahora que se apunta a lo de las fotos a lo pin-up!!)
ResponderEliminarClaro que sí. Yo propongo títulos para los especiales:
ResponderEliminar"Prior pectore": especial topless.
"Pubica fides": especial viceversa.
El consultorio sexual sería bueno titularlo atendiendo al tema que tratasen cada mes.
- "Vicios ocultos: sanéaselos".
- "La notaría (si supieses cómo)".
¡Cuenten conmigo para futuras ediciones!
Pst... Pst AnteTodo V El Discreto, no me delate, hombre (ahora que lo pienso, ¿y lo suyo...?), que yo estaba disimulando, aquí apostado...
ResponderEliminar(Tartamudenando a lo José Luis López Vázquez)
ResponderEliminar¿Lo mío? ¿Qué insinúa, caballero?