29 octubre, 2006

La acusación

EL FISCAL.- ¿Reconoce usted que le dijo a su mujer que le iba a partir la crisma y que hasta cogió el atizador de la chimenea y amagó unos golpes con él?
EL ACUSADO.- No era una amenasa. Taba imahinando una esena para una novela que quiero escribí.
EL FISCAL.- ¿Una novela?
EL ACUSADO.- Zi zeñó.
EL FISCAL.- ¿Ya ha escrito alguna?
EL ACUSADO.- No zeñó, pero toy mu iluzionao y tengo el agumento tó en la cabesa. Un zupeventa va a zé cuando zalga, de lo cuarenta prinsipale, ya verá uté.
EL FISCAL.- ¿Y de qué trata su argumento?
EL ACUSADO.- Pos verá uté, de un marío que e mu buena hente y que tié una muhé haputa que le pone lo cuelno. Asín qu´él ze mozquea y le palte la chola.
EL FISCAL.- ¿Está usted a favor de la violencia doméstica?
EL ACUSADO.- ¿Mande?
EL FISCAL.- Que si ve usted bien que los maridos peguen a sus mujeres.
EL ACUSADO.- No zeñó, pa ná, qué lo voy a vé bien. Ezo e una dezgrasia mu gande mu grande, no hay ná peó que tené que surrále a la parienta. No zabe uté lo que ze zufre.
EL FISCAL.- ¿Usted lo ha probado alguna vez?
EL ACUSADO.- Cuatro hoztia de ná, zi señó, pero ya pagué por ezo, que bien que cumplí mi pena y entoavía no me querían dehá zalí del trullo laz haputaz feminiztaz ezaz.
EL FISCAL.- Pero ahora ha vuelto a amenazar a su mujer. Según consta en autos, usted fue denunciado por amenazarla con el atizador y decirle que le iba a abrir la cabeza.
EL ACUSADO.- Quiá, que e que yo quiero zé ecritó, zeñoría.
EL FISCAL.- ¿Pero amenazó a su mujer o no?
EL ACUSADO.- Era na má qu´un ezayo, zeñoría, una ezena de la novela mía.
EL FISCAL.- ¿Qué escena?
EL ACUSADO.- De cuando el marío cornúo la va a matá por sorra y haputa y po tocále los cohone tó el zanto día.
EL FISCAL.- Pero ella no lo entendió así y lo denunció a usted.
EL ACUSADO.- Poque e una burra, zeñoría, una malparía que no zabe ve que yo zoy na má qu´un artizta y que no pué tar tó el zanto día tocándome loz cohone.
EL FISCAL.- ¿Pero volvería usted a pegarle?
EL ACUSADO.- ¿A quién?
EL FISCAL.- A su mujer.
EL ACUSADO.- Yo namá quiero ze ezcritó y que no me toque lo güevo eza malparía, zeñoría, con tol repeto del mundo ze lo digo a uté. A la otra haputa que le palta la cabeza un rayo o yo qué zé, maldita zea zu eztampa.
EL FISCAL.- Bien, o sea que manifiesta usted que su presunta amenaza tenía una finalidad estético-representativa y simbólica, fruto de una teatralidad exacerbada resultante de la pasión por la narratividad del gesto. Eso me gusta.
EL ACUSADO.- Oiga uté, ezo no me lo dise a mí ni mi ma...
EL FISCAL (interrumpiendo).- No tengo más preguntas, creo que queda suficientemente demostrado que el acusado es un varón de lo más cándido.

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