Hagamos un intento de ver las cosas con la mayor distancia posible, sin esta manía que le ha entrado al país de que todos tengamos que optar, sí o sí, o por Sodoma o por Gomorra.
Por encima de cualquier otra consideración, lo que me parece un desastre es la pedagogía social, política y jurídica que están haciendo los poderes establecidos, comenzando por el gobierno. Ingenuo sería pensar que el Derecho es un instrumento rígido, independiente del influjo político o ajeno a toda manipulación posible por parte de los que tienen las instituciones por el mango. Pero es una cuestión de límites y formas, a fin de cuentas. Y lo que aquí y ahora está sucediendo es el supremo y definitivo descrédito de lo jurídico, la lección definitiva de que con las normas jurídicas ni se defienden valores relevantes ni se salvaguardan bienes sociales ni se procura el interés general, que todo es instrumento puro y duro de conveniencias partidistas y que por unos votos más o por una coalición gubernamental futura el que manda puede pasarse por el arco del triunfo legalidades y legitimidades con el mismo espíritu con que el mayor desalmado prostituiría a su madre o daría en esclavitud a sus hijos.
Y no se me diga que exagero con las comparaciones. Son imágenes y es un decir, ya lo sé, pero la analogía se mantiene válida en lo que pretende: la falta radical de principios, la evaporación de toda convicción que no sea instrumental para pescar poder por el poder, sin reparar en gastos, sin pararse en daños. Sigo sin querer entrar en qué cosas merezcan ser tipificadas como delitos y cuáles no, admito que el legislador penal haya incurrido en más de un exceso en los últimos años, jaleado por una opinión pública cuyas emociones más bajas son manipuladas con saña por los medios de comunicación que sirven a este o aquel partido o grupo económico. Dicho sea de paso, admitiendo todo lo que se quiera, va siendo hora de pedir coherencia al legislador, a los políticos y a los guardianes de lo políticamente correcto. Que cantarle loas a un etarra asesino y glosar su mérito moral no sea delito me parece estupendo, de verdad; pero entonces vamos a ir revisando también ciertos tipos penales, como los de los artículos 510 y siguientes del Código Penal. Porque no acabo de entender por qué está peor dar vítores a Hitler o a Goebbels que a De Juana y por qué no se puede afrentar a los judíos pero sí a los maquetos o a los españoles o españolistas. Y, además y aunque signifique sumar peras con manzanas, la próxima vez que se me ocurra hacer un chiste machista o sexista u homófobo o no sé qué güevos, que no vengan a tocarme las narices con críticas y reproches. Aquí cada uno dice y hace lo que le da la gana, somos tolerantes, fiamos el juicio a las intenciones y no a las palabras y listo. Saldremos todos ganando. Pero, insisto, nada de ley del embudo y de lo gordo para Otegui y lo estrecho para un fulano que no negocia con bombas.
En lo que estábamos, que una cosa es que este o aquel partido impongan su mayoría para penalizar o despenalizar comportamientos y otra, bien distinta, que conviertan las normas penales en puro juguete de sus apaños. El mismo gobierno que hoy azuza a los fiscales para “construir imputaciones” mañana los presiona para que las retiren, el mismo gobierno que incitaba ayer a los fiscales para mantener una acusación hoy les ordena que recojan velas. Y, yendo más allá de lo penal, el gobierno que hace cuatro días dio su visto bueno más o menos entusiasta a la reforma de un estatuto de autonomía, ahora intenta licuarlo, convertirlo en papel mojado. Ese mismo gobierno lucha a brazo partido para que no se declare la inconstitucionalidad de los preceptos de ese estatuto, pero simultáneamente insinúa que hay una imposibilidad constitucional de aplicarlos y que, por tanto, habrá que ir haciendo lo que la mayoría gubernamental en cada periodo pueda y quiera. Y esto son sólo unos pocos ejemplos de nada, podríamos seguir la enumeración de cachondeos jurídicos recientes hasta la extenuación.
¿No se dan cuenta de que la ciudadanía percibe que las normas no cuentan en sí, que todo depende de los intereses del poder, que no hay ya comportamientos jurídicamente lícitos o ilícitos, sino meramente útiles o inútiles para los que cortan el bacalao? ¿No ven que el día que no quede rastro de la confianza del pueblo en jueces, fiscales y funcionarios en general la corrupción dejará de verse como excepción criticable y pasará a tomarse como pauta inevitable y éticamente justificada? ¿No perciben que cuando todos y cada uno de nosotros, en los asuntos legales que nos conciernan y sobre los que tengamos algún control, razonemos como Zapatero –y como Rajoy, si quieren; el problema es que el que ahora mismo está mandando es el otro sinvergüenza, sin más ideología que su megalómana amoralidad- y los que le bailan el agua, todo va a ser una podredumbre de infamias, abusos y selvático desorden?
Podríamos volver a menear a Max Weber con lo de la ética de convicciones y la ética de la responsabilidad. De acuerdo en que la política pide mucho de esta última. Pero todo tiene un límite. En política muchos fines justifican muy especiales medios. Pero no valen, no pueden valer todos los medios. Del mismo modo que no podemos aceptar el asesinato por razón de Estado, por ejemplo, tampoco cabe admitir la disolución de los fundamentos normativos del Estado por razón de partido; salvo que nos hayamos vuelto todos locos, claro. Aplicado de nuevo al caso de anteayer, mismamente: que el fiscal acuse, no acuse, mantenga o retire acusaciones; pero no puede, no debe hacerse al dictado coyuntural del interés que tenía ayer el gobierno o del nuevo que tiene hoy. A muchos les sonará excesivo esto que voy a afirmar ahora mismo, pero francamente lo pienso: hay modos de superar el terrorismo que son más perjudiciales que el terrorismo en sí. Uno es el terrorismo de Estado; otro, el ya citado del antiterrorismo de partido, de la complicidad electoralista con terroristas, de la búsqueda de una paz que se quiere a cualquier precio, pero sólo porque (se cree que) permite soñar con votos.
Debo de ser una mala bestia, y lo asumo. Pero prefiero que siga ETA con sus atentados antes que ver lo que estamos viendo. Hay más nobleza en muchas muertes que en la sucia anomia de muchos “vivos”. Hay guerras que más vale perder con la cabeza alta y luchando por los ideales de la democracia y el Estado de Derecho que perder con la oscura impotencia de los inútiles que venden a quien sea por un mendrugo o un rato más de coche oficial. Porque de perder de una manera o de la otra se trata, por lo visto.
El zapaterismo no es un problema político, es una enfermedad moral de esta sociedad. El hecho de que no exista un antídoto “popular” no le quita ni un ápice de dramatismo al mal. Somos una sociedad indecente, sin convicciones, amoral, apática y burra y nos gobierna quien mejor nos representa. Y nos manipulan quienes mejor nos entienden, el Otegui y compañía. Tenemos que darnos prisa para robar lo que quede antes de que esto se complique definitivamente. Y para colocar a los parientes y para pedirles a los discípulos una chupadita más antes de hacerlos funcionarios a toda prisa. Que esto se cierra por derribo, amigos, y quién sabe qué vendrá.
De acuerdo en la brillante frase:
ResponderEliminarEl zapaterismo no es un problema político, es una enfermedad moral de esta sociedad.
Pero mientras haya tanta gente (*) que se da cuenta de ello, hay posibilidad de esperanza.
(*) Un posible listado:
1. García Amado
2. Hermann Tertsch
3. Arcadi Espada
4. Alfonso Lazo
5. Fernado Savater
6. Francisco Sosa
7. Feliz de Azúa
8. Gabriel Tortella
9. Carlos Herrera
10. Ignacio Camacho
11. Muñoz Molina
12. Serafín Fanjul
13. Mikel Buesa
14. Victor Pérez Díaz
15. Antonio Robles
16. Javier Caraballo
Y otros muchos que seguro que conocéis y que no sólo no han sido contagiados por la enfermedad, sino que con el antibiótico de la "Independencia" y el de la "Libertad", permiten que muchos aún tengamos esperanzas de que esto no se vaya al ...
P.S. Pueden añadirse todos los nombres que, o se me han olvidado, o simplemente desconozco.
Esta entrada, con su permiso presunto, la enlazo en mi página.
ResponderEliminar[Aplausos por la entrada]
ResponderEliminarTe enlazo y recomiendo.
"la lección definitiva de que con las normas jurídicas ni se defienden valores relevantes ni se salvaguardan bienes sociales ni se procura el interés general"
ResponderEliminar¡Le ha costado! No sé si lo podremos aprobar. Creo que septiembre fue hace mucho y suspendío estrepitosamente.
Pero no se preocupe usted es un caso de esos de "a la vejez viruela".
Sr Profesor Antetodo.
ResponderEliminarLe diré que respecto a mi persona de que parezco un fake, le diré, que a mucha honra, pero no como Vd que se parece a la momia de Stalin creo no equivocarme en ningún aspecto respecto a la clase de persona o sujeto que es Vd.
Porque si en Madrid hay mucha fachería, le diré que en Asturias hay mucho rojerío malnacido, como un día personalmente con mi señora y seis matrimonios más íbamos por Mieres y había una manifestación de marxistas-leninistas en cuya pancarta se leía : nosotros somos los nietos de aquellos que no pudisteis matar. Vimos con todo el decoro a diez jóvenes con banderas de España hacer frente a esos energúmenos y salir corriendo tirando la pancarta que portaban en sus manos como unos cobardes y entonces me di cuenta que la situación en Asturias quieren Vds por lo que me dice de que soy un fake, le diré que con su demencia personal me da la impresión que Vd quiere otro año 1934 para correr desde Pumarín hasta Trubia retrocediendo todos los marxistas-leninistas cobardemente asesinando obispos, vicarios, violaciones de monjas, conventos quemados, niños asesinados y al mismo tiempo viendo que Vds presumían de demócratas antes de ganar las elecciones municipales en el 34, perseguían Vds aparte de todo el clero en general asesinando a falangistas que lucharon voluntarios a favor de la II República voluntariamente defendiendo la legalidad del gobierno y levantándose el marxismo-leninista contra la pobre II República, inclusive matando y aporreando a la derechona que se hacía llamar la CEDA, primero de Calvo Sotelo o bien de Gil Robles, pero Vds corrían tanto que no sabñían si iban por la izquierda , la derecha o el centro, ya que había patriotas luchando contra los indeseables que llegaron a implantar en Madrid y en Cataluña la hoz y el martillo como única bandera constitucional según decía el famoso Frente Popular de 1936.
Si Vd quiere una lección de historia verdadera y auténtica espero su respuesta a la mayor brevedad para enseñarle a Vd un poco de historia y ayudarle a recordar.
A los ciudadanos nos llega un olor nauseabundo desde el campo de la política.
ResponderEliminarEsto está tan emponzoñado que no creo que se arregle solo con talante e hipocresía.
Quisiera lanzar una idea para que se desparrame entre la mayoría silenciosa: Puesto que todos los actuales líderes políticos tienen su buena parte de culpa en el actual encanallamiento de la política, todos deberían dar un paso atrás para que los ciudadanos podamos votar objetivamente en las próximas elecciones al Parlamento.
Necesitamos una bocanada de aire fresco.
Señores Zapatero, Rajoy, Llamazares, y algún otro, establezcan un pacto ante el pueblo español para no encabezar las candidaturas de sus partidos en las próximas elecciones. Busquen nuevas caras para los carteles electorales. A Vds no los quiero en la papeleta que yo elija - no lo merecen - ni en la de la oposición, porque no quiero votar "contra personas indignas".
Vendrá más de lo mismo, de un sitio o de otro, pero lo mismo.
ResponderEliminarEn efecto, creo que se han cruzado todos los límites, hace ya bastante tiempo, y que el panorama no hará sino empeorar día a día.
ResponderEliminar¿Que alternativas quedan?. La de la cabaña en el monte y la desconexión informativa no está mal, al menos sería un respiro, pero, aparte de que las cabañas están carísimas últimamente, supondría algo así como tirar la toalla.
Otra alternativa es continuar denunciando y reflexionando en voz alta todo lo posible, y confiar en que la bola de nieve crezca, se vertebre la sociedad civil, y terminemos por desterrar, como a un mal sueño, las burocracias partidistas y las banderías canallas de esta manera de hacer política. Personalmente, creo que es hermoso, pero altamente improbable. Además, varias generaciones se quemarán entre tanto.
Otra posibilidad es la de intentar poner en marcha una fuerza política de nuevo estilo, capaz de elaborar y llevar a cabo un proyecto político diferente y serio. Sería genial, pero no creo que sea posible, aquí y ahora.
¿Hay más alternativas? ¿Deberíamos pensar en proponernos, como objetivo inmediato, desalojar al PSOE del Gobierno ? Democráticamente, claro. ¿no somos los ciudadanos quienes eligen a sus gobernantes en un Estado democrático como el nuestro? Y solo falta un año para las elecciones generales.
Pero entonces, la cuestión es: ¿puede perder las próximas elecciones el PSOE si no las gana el PP?. y ¿cambiaría algo si las ganara el PP?
Algunas de las razones por la me veo obligado a formularme estas preguntas son:
1. La crítica permanente a la política, a los partidos, a los que desempeñan cargos públicos en un Estado democrático (con todas las limitaciones e imperfecciones que se quieran) no debe confundirse con la crítica al sistema en sí mismo, pues ello sería hacer el caldo gordo a golpistas y antidemócratas de toda calaña (y no descarto a nadie: ni a los de los sables, ni a los nacionalsocialistas, ni a aquellos que pretenden hacer del Estado un mero instrumento de sus intereses de grupo o partido, ni a los nihilistas, ni a los mafiosos, ...).
2. Me preocupa el que cada vez haya más gente, sobre todo jóvenes, que digan que todos los políticos, sin excepción, son unos ladrones y unos sinvegüenzas, que esto no es sino una selva sin normas, que por tanto todo vale, y que maricón (sin ofender) el último. Me preocupa porque son campo abonado para los fascismos de todos los colores. Y no creo que se deba echar leña a ese fuego.
3. Me parece cada vez más insoportable (y, porqué no decirlo, más peligroso) el enfrentamiento ciudadano -por ahora solo dialéctico, a excepción de los del hacha y la serpiente- y el deterioro de las instituciones, que se extiende como una mancha de aceite conforme pasan los días.
Claro está, habrá quien piense que no hay que mancharse las manos en propuestas concretas, sino mantenerse firme en las propias convicciones, y ejercer la crítica y el análisis lo más honestamente posible, sin esperar resultado alguno. Para lo otro ya están los políticos. Pero, aunque entiendo esta actitud, y en cierta medida la comparto, debo confesar que me ocasiona cada vez más desazón.
Es un problema de lenguaje. Con la cursilada y lo políticamente correcto han llevado a la gente a la degradación total, por todas partes y ahora continua su estrategia de manipulación.
ResponderEliminarEs un asunto de mentes prepueriles, realmente, pero nos van a joder.
No es cuestión de derecho o de política, o de moral, es cuestion de estupidez.
Son una manada de esclavos orgullosos de serlo defendiendo a su amo y su esclavitud.
Y nosotros somos los malos.
Y si pueden, nos matarán.