En realidad no debe sorprendernos, pues siempre ha sucedido así con dioses y santos. Es su naturaleza propia y los mortales del montón hemos de asumirlo, aunque no lo entendamos muy bien. Hoy son infinitamente buenos, todo amor, cuidado y sacrificio por sus criaturas, justificando que se les ame, se les obedezca y se les ore por esa prodigiosa entrega desinteresada y paciente a nuestro bien y nuestra dicha, y mañana se sueltan con un porrón de plagas o desenfundan la espada flamígera y se cargan más malos que un escuadrón entero de Stevens Segal en pleno ataque de furia, lo que se considera también razón de sobra para amarlos, obedecerlos y orarles igualmente, esta vez porque más nos vale portarnos bien para evitar sus iras y porque en el fondo admiramos más al que se gasta mala hostia y es cinturón negro en hecatombes que al que pone la otra mejilla cuando, bien mirado, podría partirle la cara al rival que viene del averno.
Bueno, pues aquí está pasando con Zapatero. Hasta ayer mismo más de medio país alababa su dulce apego a la negociación y el diálogo, su pacifismo a ultranza, su férrea voluntad para buscar consensos y puntos de encuentro con ETA (con el PP no, que ésos son unos hideputas, ya lo sabemos, y van por ahí con banderas y cosas y son nacionalistas -españoles-), su inofensiva sonrisa, en la que se veían combinados el candor de una María Goretti y la determinación de un Gandhi. Al mismo tiempo, sonaban altas –pero amables, eso sí- y por doquier las voces que repetían que a ETA no se la puede derrotar con la policía y los fiscales, que la fuerza la refuerza y que cada detenido y cada condenado son riego para su semillero de gudaris catatónicos, etc., etc. Carajo, y de repente cambia la actitud de dios y, con ello, se modifican también los discursos y las proclamas de sus fieles.Gandhi cogió su fusil y sus seguidores se quitan las túnicas blancas a toda prisa y aparecen en uniforme de camuflaje, juran venganza y prometen seguir a su líder, que acaba de proclamar la guerra santa y de ponerse a sí mismo el alias de El Implacable, ahí es ná. Acojonaos todos, se acerca el Día de la Bestia. Llegó el comandante y mandó atacar. Antes mandaba parar. Para eso es el comandante, ¿o qué? No es una rectificación, no; no es reconocimiento de ningún error táctico ni estratégico, no; no es que hubiera antes mala información o reflexión insuficiente, no; no es que no se fuera tan buen negociador como se presumía, no. Es que las divinidades son así y hacen lo que en cada momento se les pone. A mí de Zapatero no me extraña, pues se lo monta como dios. Los que me chocan son los otros, los de la troupe, que pasan de la oración al estrangulamiento como si tal cosa. Hace falta mucho entrenamiento para tanta versatilidad.
Si llega a ser ZP el que se hace la foto chorras en las Azores, en casa de Durao Barroso y con el Tony y el George, figuraría a estas horas la imagen en la Antología de Fotos con Encanto (Editorial El País-Aguilar) y se explicaría en las aulas como ejemplo de fotografía humanitaria. Me temo. Sospecho. Eso sí, la guerra de Irak la habrían ganado las Fuerzas del Bien. Según es éste, al que hasta sus víctimas llaman Bambi de Acero, imagínate.
Estoy intentando recordar a qué me suena esto de que un gobierno de los Muy Buenos del Todo se ponga de muy mala uva con ETA y jure que se van a enterar los muy malandrines, y no caigo. Ando espeso. Y perplejo.
Bueno, pues aquí está pasando con Zapatero. Hasta ayer mismo más de medio país alababa su dulce apego a la negociación y el diálogo, su pacifismo a ultranza, su férrea voluntad para buscar consensos y puntos de encuentro con ETA (con el PP no, que ésos son unos hideputas, ya lo sabemos, y van por ahí con banderas y cosas y son nacionalistas -españoles-), su inofensiva sonrisa, en la que se veían combinados el candor de una María Goretti y la determinación de un Gandhi. Al mismo tiempo, sonaban altas –pero amables, eso sí- y por doquier las voces que repetían que a ETA no se la puede derrotar con la policía y los fiscales, que la fuerza la refuerza y que cada detenido y cada condenado son riego para su semillero de gudaris catatónicos, etc., etc. Carajo, y de repente cambia la actitud de dios y, con ello, se modifican también los discursos y las proclamas de sus fieles.Gandhi cogió su fusil y sus seguidores se quitan las túnicas blancas a toda prisa y aparecen en uniforme de camuflaje, juran venganza y prometen seguir a su líder, que acaba de proclamar la guerra santa y de ponerse a sí mismo el alias de El Implacable, ahí es ná. Acojonaos todos, se acerca el Día de la Bestia. Llegó el comandante y mandó atacar. Antes mandaba parar. Para eso es el comandante, ¿o qué? No es una rectificación, no; no es reconocimiento de ningún error táctico ni estratégico, no; no es que hubiera antes mala información o reflexión insuficiente, no; no es que no se fuera tan buen negociador como se presumía, no. Es que las divinidades son así y hacen lo que en cada momento se les pone. A mí de Zapatero no me extraña, pues se lo monta como dios. Los que me chocan son los otros, los de la troupe, que pasan de la oración al estrangulamiento como si tal cosa. Hace falta mucho entrenamiento para tanta versatilidad.
Si llega a ser ZP el que se hace la foto chorras en las Azores, en casa de Durao Barroso y con el Tony y el George, figuraría a estas horas la imagen en la Antología de Fotos con Encanto (Editorial El País-Aguilar) y se explicaría en las aulas como ejemplo de fotografía humanitaria. Me temo. Sospecho. Eso sí, la guerra de Irak la habrían ganado las Fuerzas del Bien. Según es éste, al que hasta sus víctimas llaman Bambi de Acero, imagínate.
Estoy intentando recordar a qué me suena esto de que un gobierno de los Muy Buenos del Todo se ponga de muy mala uva con ETA y jure que se van a enterar los muy malandrines, y no caigo. Ando espeso. Y perplejo.
Ya, pero la duda es si es ZP o Polanco el que manda.
ResponderEliminarDebe de ser Polanco, porque hoy viene en el Mundo un reportaje sobre como sobreviven muchos ciudadanos con menos de 600 euros y uno piensa que por muy niño pijo que sea ZP si tiene algo de socialista y de obrero le debería dar asco que haya ciudadanos/as en estas condiciones y, por el contrario, el y los miembros de su gobierno gozando de la vida.
Como cantaba el difunto Bambino : Pobre del pobre