Acabo de ver en un periódico asturiano que el acuario de Gijón ha adquirido un segundo tiburón. Eso es noticia, ya ven. Debe de ser porque en verano no hay mayormente qué contar, salvo las temperaturas y los incendios. Por eso también dedican los periódicos tanto tiempo a entrevistas chorras con bañistas horteras o a dar cuenta de que en una playa local veranea el antiguo batería de Fórmula V, pongamos por caso. Apasionante todo.
Que un acuario compre un tiburón no debe de ser como para tirar cohetes, digo yo. Además, habría que ver qué birria de escualo, seguro que en la fase terminal de su carrera. Lo espectacular sería que un acuario comprara una vaca suiza. Supongo que estas informaciones aparecen porque el director de turno, del acuario o de lo que sea, llama al periódico y avisa: oye, que vamos a comprar un par de truchas reproductoras para la piscifactoría, a ver si lo sacáis, que a la gente estas cosas le interesan mucho. Y el jefe de redacción allá manda a un becario o un periodista en prácticas que, dispuesto a abrirse camino a base de celo e inteligencia, aprovecha y le hace toda una entrevista al satisfecho personaje. ¿Desde cuándo tiene usted tratos con tiburones? ¿Este tiburón que viene ha vivido en muchos mares? ¿Come gente? ¿Cómo valora usted el metrotrén que el ayuntamiento quiere construir hasta cerca de aquí? ¿Es usted partidario de los peces de agua dulce? ¿Come bacaladillas en su casa?
Oye, y queda una página muy apañada, muy humana, muy de playa y de leer mientras los niños te echan arena en el bocadillo de tortilla que te ha preparado tu suegra con poca sal y el huevo poco hecho. El verano se compone de estos detalles que nos acercan a nosotros mismos y nos ayudan a tomar conciencia de lo poco que propiamente somos los que llenamos la playa y atoramos el chiringuito. Anda, mira, el acuario de Gijón ha comprado un tiburón nuevo. ¿Qué es una acuario, papá? Un sitio con agua donde hay bichos, hijo. Plenitud familiar.
Sé que suena horrible y entiéndanmelo como chorrada, pero lo bonito de verdad sería poner un antropológico en lugar de un acuario o un zoológico. Podría ser con gente viva o disecada, pero mejor viva. Eso sí, con todas las comodidades, un sueldecillo majo y unos días de permiso al mes. Ya me imagino los distintos sectores, con sus jaulitas. Aquí "antropología política", con un diputado mudo, un concejal tránsfuga, un magistrado constitucional, una senadora de cuota y un líder nacionalista que se empeña en que aquella esquina de la jaula es suya y quiere pintarla de purpurina. Al otro lado, frente por frente, "antropología económica". Como quien dice, lo de los tiburones. Con un presidente de consejo de administración, un sindicalista liberado, un ministro de industria y el director de la sucursal bancaria suya de usted lamiéndoles la levita a los otros y suplicando ascensos a base de endilgarle a usted otras ocho visas y una ChupiRed con la que le hacen el 0,01 por ciento de descuento en todas las gasolineras.
Yo me pido que haya una sección de "antropología académica" y que la jaula sea como la de los canarios, para que en el palo más alto se balancee un rector al ritmo del "gaudeamus" y en los nidos de abajo se apareen catedráticos/as con becarias/os al grito de "dale con pasión a la acreditación" o de "no hay promoción sin un buen revolcón". Y con un par de currantes del personal de administración y servicios revoloteando por fuera de la jaula todo el rato, so pretexto de que es su hora del alpiste o que tienen cita con el médico o que están de baja porque les ha salido un padrastro donde la uña del dedo meñique de la mano izquierda.
Imaginen la noticia en los mismos periódicos que hoy cuentan lo del tiburón: el antropológico de Gijón compra un nuevo catedrático, se cree que de Latín. Yo iría a verlo, palabra.
Que un acuario compre un tiburón no debe de ser como para tirar cohetes, digo yo. Además, habría que ver qué birria de escualo, seguro que en la fase terminal de su carrera. Lo espectacular sería que un acuario comprara una vaca suiza. Supongo que estas informaciones aparecen porque el director de turno, del acuario o de lo que sea, llama al periódico y avisa: oye, que vamos a comprar un par de truchas reproductoras para la piscifactoría, a ver si lo sacáis, que a la gente estas cosas le interesan mucho. Y el jefe de redacción allá manda a un becario o un periodista en prácticas que, dispuesto a abrirse camino a base de celo e inteligencia, aprovecha y le hace toda una entrevista al satisfecho personaje. ¿Desde cuándo tiene usted tratos con tiburones? ¿Este tiburón que viene ha vivido en muchos mares? ¿Come gente? ¿Cómo valora usted el metrotrén que el ayuntamiento quiere construir hasta cerca de aquí? ¿Es usted partidario de los peces de agua dulce? ¿Come bacaladillas en su casa?
Oye, y queda una página muy apañada, muy humana, muy de playa y de leer mientras los niños te echan arena en el bocadillo de tortilla que te ha preparado tu suegra con poca sal y el huevo poco hecho. El verano se compone de estos detalles que nos acercan a nosotros mismos y nos ayudan a tomar conciencia de lo poco que propiamente somos los que llenamos la playa y atoramos el chiringuito. Anda, mira, el acuario de Gijón ha comprado un tiburón nuevo. ¿Qué es una acuario, papá? Un sitio con agua donde hay bichos, hijo. Plenitud familiar.
Sé que suena horrible y entiéndanmelo como chorrada, pero lo bonito de verdad sería poner un antropológico en lugar de un acuario o un zoológico. Podría ser con gente viva o disecada, pero mejor viva. Eso sí, con todas las comodidades, un sueldecillo majo y unos días de permiso al mes. Ya me imagino los distintos sectores, con sus jaulitas. Aquí "antropología política", con un diputado mudo, un concejal tránsfuga, un magistrado constitucional, una senadora de cuota y un líder nacionalista que se empeña en que aquella esquina de la jaula es suya y quiere pintarla de purpurina. Al otro lado, frente por frente, "antropología económica". Como quien dice, lo de los tiburones. Con un presidente de consejo de administración, un sindicalista liberado, un ministro de industria y el director de la sucursal bancaria suya de usted lamiéndoles la levita a los otros y suplicando ascensos a base de endilgarle a usted otras ocho visas y una ChupiRed con la que le hacen el 0,01 por ciento de descuento en todas las gasolineras.
Yo me pido que haya una sección de "antropología académica" y que la jaula sea como la de los canarios, para que en el palo más alto se balancee un rector al ritmo del "gaudeamus" y en los nidos de abajo se apareen catedráticos/as con becarias/os al grito de "dale con pasión a la acreditación" o de "no hay promoción sin un buen revolcón". Y con un par de currantes del personal de administración y servicios revoloteando por fuera de la jaula todo el rato, so pretexto de que es su hora del alpiste o que tienen cita con el médico o que están de baja porque les ha salido un padrastro donde la uña del dedo meñique de la mano izquierda.
Imaginen la noticia en los mismos periódicos que hoy cuentan lo del tiburón: el antropológico de Gijón compra un nuevo catedrático, se cree que de Latín. Yo iría a verlo, palabra.
Pues yo creo que mejor que montar un acuario con universitarios, es mejor llevar a los visitantes a la propia universidad para mostrarles "in situ" como funciona eso: abres una puerta introduciendo una moneda y, zas, ves al académico de turno practicando la lengua viva con una becaria que necesita mejorar el idioma; abres otra, y ves a un rector practicando la gestión con un grupo de incondicionales que le muestran en fila la adhesión incondicional de sus gluteos... En fin, que con la recaudación se podría financiar la imprescindible y siempre pospuesta mejora educativa de la institución superior un potosí. Los especímenes disponibles superan con creces a los que se pueda ver en cualquier acuario/animalario del universo universal.
ResponderEliminarDe un admirador incondicional recién llegado a tu blog.
Hace un par de años ya probaron, bien que tímidamente, los británicos ... dicen que corría el mes de agosto.
ResponderEliminarSaludos estivos,
Otra noticia interesante relativa a este tema, recién aparecida: proviene del zoo de Phoenix.
ResponderEliminar¿Quién dijo que el mes de agosto fuera informativamente estéril?
Saludos a todos,