El tal Sarkozy está dando mucho juego y seguramente va a seguir así. Al margen de otras consideraciones, eso se agradece, al menos en comparación con la monotonía de los políticos de por aquí.
Entre lo más llamativo del jefe de los franchutes está su facilidad para fichar para ministerios y altos cargos a tantos militantes notables y famosos del partido de doña Segolène. Va camino de dejarla con los cuadros en cuadro. Lo último ha sido proponer a Strauss-Kahn como sustituto de Rodrigo Rato, pero eso no es nada, comparado con la facilidad con que ha conseguido ministros y ejecutivos gubernamentales a base de birlárselos a los socialistas. Y uno se pregunta: ¿será que los convenció a base de prometerles políticas de lo mas progresista, o será más bien que donde esté un sillón que se quiten las siglas y las lealtades? Mucho me temo que haya bastante más de esto último.
En el fondo, ese baile y semejante manera de ponerle los cuernos al partido de uno de toda la vida encaja la mar de bien con el vaciamiento ideológico de la política actual. Como no quedan propiamente ideologías en pugna, más allá de los eslóganes y de cuatro frases para la chusma, inventadas por asesores de imagen y de campaña, los partidos y sus dirigentes se tornan intercambiables, fungibles hasta la náusea. Se trata de personas que quieren gobernar y, generalmente, alimentar su vanidad con poder y notoriedad pública, y que no tienen empacho en vender su alma al diablo a nada que les digan ahí tienes ese puesto y a los tuyos que les den.
Cabe, pues, descartar que por regla general los altos mandos de los partidos crean verdaderamente en lo que para ganar votos proclaman cuando toca, y no me parece que sean muy distintas las cosas en Francia y aquí. Si fueran diferentes, seguramente por estos pagos no veríamos tantos pactos contra natura para el gobierno de ayuntamientos, comunidades autónomas y hasta de la nación misma (con perdón por lo de nación).
¿Y la militancia de a pie? Es posible que el militante del montón sea más fiel a sus siglas y le tenga más fe a las ideas, reales o supuestas, que su partido defiende. O, al menos, que deteste al rival con más coherencia y persistencia mayor. Seguramente porque fe es creer lo que no se ve y el votante leal piensa con ingenuidad que al apoyar a éste y no al otro contribuye a procurar un país distinto. El día que se nos acabe de caer la venda de los ojos no sé qué va a pasar.
Entre lo más llamativo del jefe de los franchutes está su facilidad para fichar para ministerios y altos cargos a tantos militantes notables y famosos del partido de doña Segolène. Va camino de dejarla con los cuadros en cuadro. Lo último ha sido proponer a Strauss-Kahn como sustituto de Rodrigo Rato, pero eso no es nada, comparado con la facilidad con que ha conseguido ministros y ejecutivos gubernamentales a base de birlárselos a los socialistas. Y uno se pregunta: ¿será que los convenció a base de prometerles políticas de lo mas progresista, o será más bien que donde esté un sillón que se quiten las siglas y las lealtades? Mucho me temo que haya bastante más de esto último.
En el fondo, ese baile y semejante manera de ponerle los cuernos al partido de uno de toda la vida encaja la mar de bien con el vaciamiento ideológico de la política actual. Como no quedan propiamente ideologías en pugna, más allá de los eslóganes y de cuatro frases para la chusma, inventadas por asesores de imagen y de campaña, los partidos y sus dirigentes se tornan intercambiables, fungibles hasta la náusea. Se trata de personas que quieren gobernar y, generalmente, alimentar su vanidad con poder y notoriedad pública, y que no tienen empacho en vender su alma al diablo a nada que les digan ahí tienes ese puesto y a los tuyos que les den.
Cabe, pues, descartar que por regla general los altos mandos de los partidos crean verdaderamente en lo que para ganar votos proclaman cuando toca, y no me parece que sean muy distintas las cosas en Francia y aquí. Si fueran diferentes, seguramente por estos pagos no veríamos tantos pactos contra natura para el gobierno de ayuntamientos, comunidades autónomas y hasta de la nación misma (con perdón por lo de nación).
¿Y la militancia de a pie? Es posible que el militante del montón sea más fiel a sus siglas y le tenga más fe a las ideas, reales o supuestas, que su partido defiende. O, al menos, que deteste al rival con más coherencia y persistencia mayor. Seguramente porque fe es creer lo que no se ve y el votante leal piensa con ingenuidad que al apoyar a éste y no al otro contribuye a procurar un país distinto. El día que se nos acabe de caer la venda de los ojos no sé qué va a pasar.
¿Cuántos dirigentes del PSOE se pasarían con armas y bagajes a un hipotético gobierno de Rajoy si éste les ofreciera algún chollete guapo? ¿Y cuantos del PP se dejarían querer por Zapatero si no tuviera su alma vendida a los traficantes de naciones y a los desenterradores de abuelos zurdos?
Ilmo sr catedrático
ResponderEliminarle diré que respecto a las ideologías marxistas-leninistas o a las políticas de la globalización actual, son todos unos mamporreros que ya han cogido la política, lo mismo la francesa que la española como una profesión de vividores para sentarse en la poltrona por los siglos de los siglos.
Hablando del sr Sarkozy, Chirac , extrema izquierda y partidos verdes que son los mismos, que son todos unos mamporreros y unos indeseables porque para el único político honrado y adoctrinado ideologicamente, el sr Le Pen, se tuvieron que unir todos los fariseos franceses poara que tal sr no llegara a la presidencia del gobierno francés.
Volviendo a nuestra nación, le diré que el sr Carrillo, de comunista de élite y de asesino pasó a ser eurocomunista terminando con la ideología marxista-leninista igual que el sr ZP se hace llamar ahora progresista de centro que como bien dice VI, actualmente no existe doctrina ni ideología en el partido socialista ni en el popular a excepción de una pequeña dosis que lleva IU, aunque IU es una confederación de partidos, no dejan de ser la mayoría de ellos hijos de aquellos indeseables que se hicieron con la 2ª república masacrando al clero, a la gente del pueblo que iba a misa o simplemente por ser católico.
Respecto al sr Rajoy, le diré que es otro farsante y otro fariseo que no tiene ni doctrina ni ideología y que se hace llamar también progresista de centro.
Como ya le dije en una ocasión, el centro no es ningún partido polítyico ni de izquierdas ni de derechas, es un centro ficticio.
Le diré que en España si existe una ideología y una doctrina que es el nacionalsindicalismo realizado por los mejores pensadores del s XX y XXI, uno se llama José Antonio Primo de Rivera otro Onésimo Redondo, Ramiro Ledesma, Ruiz de Alda que fueron los que crearon el sindicato agrario en tierras de campos, lo cual si se lee VI las obras completas de cualquiera de los mencionados, verá VI que si existe una doctrina y una ideología y una revolución pendiente que tienen los falangistas porque no nos han dejado hacerla.
Creo que le sería muy conveniente que se leyera las obras completas de estos pensadores ya que me da la impresión como le dije en cierta ocasión que tiene VI muy poco tiempo para leer, porque eso de que no existen ideologías es como si me dijera VI que en el tiempo universal que vivimos no existe el Papa y sus cardenales o como que no hay familia, cosa que pongo en duda que VI diga que puede ser una simple insensatez por parte mía, pero yo creo que en este caso el insensato es VI.
Si tiene alguna duda le ruego a VI que me conteste a este correo electrónico que estoy mandando.