12 septiembre, 2009

Dineros públicos para la ciencia

Cuando el Gobierno hace sonar el río, es que viene una riada. Son bombardeos de ablandamiento. A la gente la hacen pensar que le van a quitar hasta el rosario de su madre y, luego, cuando sólo se llevan la cómoda del salón y la tele nueva, el incauto respira aliviado y piensa que no ha sido para tanto. Por cierto, qué bien que nos van a subir los impuestos indirectos y no la tributación de las sicav. Luego, cuando uno se mete aquí con quien se mete, piensan algunos despistados que es porque uno es un derechoso que quiere el mal de la izquierda y hacerle el juego a la carcuncia que favorece a los cresos. No, amigos, no. Debe de ser extraordinariamente de izquierda esa reforma fiscal que viene y debe de ser izquierda estupenda la que reflejan las palabras de la ministra-búcaro cuando decía eso de que si se les suben los impuestos a los muy ricos se llevan las pelas de España y fíjate tú cómo nos quedamos de tristes. Pues que las saquen y que se las meten en salva sea la parte, ya ves. Ah, y por cierto, como yo también puedo reaccionar como un banquero cualquiera contra la presión impositiva que me dañe, si suben el iva del pan comenzaré a comprarlo por internet a una panadería francesa; o, al menos, traeré de fuera la harina y la levadura, para no pagar el iva aquí, y el pan lo haré yo en casa con la thermomix. Y si suben el iva de los libros, dejo de comprar libros españoles o los fotocopio todos o los mango como en la juventud aquella, hala. Es estupendo cómo nos animan a evadir impuestos con ese argumento de que nos los tienen que cobrar a nosotros y no a los más ricachones porque nosotros somos unos mindundis que los pagamos, en lugar de llevarnos los cuatro cuartos a Suiza. Lo dicho, izquierda radical del todo, un portento de progresismo y justicia distributiva.
Se me fue la cabeza, esto tenía que ir de otra cosa. Ya circula por los periódicos la hipótesis de que para el año que viene el mordisco más grande se lo van a dar en los presupuestos a investigación. O sea, que así va a ser. ¿Cuánto hace que dijo el bobo malo de la Moncloa aquello de que la crisis la superaríamos y el sistema económico lo cambaríamos basándonos en el I+D+I más NSQM (NoSéQuéMás)? ¿No iba a ser la ciencia y tal uno de los pilares de esa economía tan sostenible que está pensando nuestro Gran Timonel Sin Brújula? Pues se ve que no, que era broma.
O sea, que me parece fatal y estúpido lo de recortar precisamente por ahí, mientras, con crisis y todo, sigue creciendo el número de funcionarios del Estado y de las Comunidades Autónomas, se siguen financiando bodrios de todo tipo porque uno que entiende mucho dice que son cultura que te mueres y, que se sepa, no se han deshecho los coleguis de Alí Babá de uno solo de los miles y miles de coches oficiales que en todo el país van y vienen con velinas berlusconianas o con subsecretarios de las partes del consejero de turno, que viene a ser lo mismo.
Pero, ojo, hay algo más que decir y lo voy a decir aunque me cueste un regaño y aunque sea tirar piedras a mi propio tejado. La inversión en ciencia e investigación no ha de bajar, debe subir, y mucho. Pero habría que afinar bastante los criterios de selección de proyectos y actividades financiadas. Por supuesto, y antes que eso, convendría descartar de una maldita vez las corruptelas y las llamaditas telefónicas al ministerio, las llamaditas de quien puede hacerlas y tiene comunicación con el ministro del ramo para decir que cómo no me van a dar a mí ese proyecto. ¿Resultado? Tropecientos mil euros para él, aunque sea una solemne mamarrachada. Conozco muy en detalle alguna historia de esto, pero me la voy a callar para que no se me enoje algún amigo que no tiene culpa real.
Y luego hay que acabar con la frivolidad. Los proyectos serios de ciencia dura realmente importantes deben ser generosísimamente financiados. Los proyectos de ciencias humanas, sociales y jurídicas deberían mirarse con una lupa de aún más aumentos. Control exigentísimo de resultados previos de los investigadores del equipo y, sobre todo, ni una maldita concesión a las modas intelectuales y a los temas para la galería. Sé un poquito qué hablo. Por diversas circunstancias, he visto un buen puñado de propuestas de proyectos de investigación en Derecho durante los últimos años. Creo que no exagero nada si afirmo que un tercio de ellos llevan en su título una de estas palabras: globalización, igualdad, integración y multiculturalismo. No digo que no haya ahí asuntos bien relevantes que dirimir. Pero que sobre esos temas estén en curso y financiados por diferentes Administraciones varios cientos de proyectos en este momento, es un despropósito. Y más cuando se sabe de antemano cuál va a se el resultado obligatorio de cada uno, el mismo siempre: jope, que es muy importante integrar, igualar, respetar la diversidad y andarse con cuidado con lo que se globaliza. Tal cual. Para ese viaje no hacen falta alforjas con euros, ni muchos ni pocos. Si se trata de escribir ensayitos políticamente correctos y comerle la oreja a los bienpensantes, con el sueldo nos alcanza, no se necesitan refuerzos. Que un laboratorio de Física o Química no tenga para el experimento importante y que se inviertan tres mil euros para que algún señorito viaje a un congreso en Boston para presentar una comunicación sobre el derecho de los cortos de vista a unas gafas bien graduadas es un despropósito y un agravio. Un agravio, en primer lugar, para los cortos de vista, a los que no se les van a comprar las gafas porque la pasta se la llevó un investigador con mucho ojo.
Claro que hay que hacer ciencia de la buena en las Humanidades, las Sociales y el Derecho y claro que hay que poner financiación cuando haga falta. Pero ni en tiempos de crisis ni en épocas de bonanza se deben subvencionar las tonterías, las frivolidades ni las poses de unos aprovechadetes que se creen científicos porque han hecho una encuesta a cincuenta niños y han concluido que a unos les gusta el cole y a otros no y que fíjate que distintos son los chavales hoy en día. Es un ejemplo inventado, pero me juego una buena cena a que proyectos así y resultados como éste encontramos por docenas en cuanto nos pongamos a buscar.

2 comentarios:

  1. Esto es insuperable. ¿Iría la factura con o sin IVA?.

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  2. Bueno, lo de los langostinos es verdaderamente insuperable. Recuerda un poco a aquella juerga que se corrieron los políticos promotores de la Expo92 en Zevilla, cuando, yendo a inspeccionar la noche antes el sarao que les habían montado a las autoridades visitantes, se comieron todos los langostinos y se trajinaron a todas las bailaoras. Y por la mañana una resaca del copón bendito y ni una cáscara para los visitantes. ¡Ele!

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