22 septiembre, 2009

¿Promiscuidad sexual en las universidades?

Asombroso, cómo está el mundo. Casi me da un soponcio al leer en una publicación para universitarios el titular que sigue: “El 41% de los universitarios norteamericanos practica sexo con su profesor”. De infarto. Lo primero que se le ocurre a uno, que es profesor universitario, es que cómo podemos aquí estar tan atrasados. ¿En qué porcentaje andaremos nosotros? Por lo que sé de mí y por lo que conozco a mis compañeros, me parece que aquí no se come un rosco nadie, al menos con el alumnado. Me apresuro a añadir que ni falta que hace y que por fortuna, menudos líos se podrían organizar. Como si hubiera ya pocos enchufes, recomendaciones y favoritismos.
¿Cómo se lo montarán en las prestigiosas universidades gringas? ¿Estará allí bien visto una tutoría tan personal y personalizada que acaba con encamamiento y explicando el profe o la profe, durante el cigarrillo de después, la diferencia entre legado de cosa mueble y legado de cosa inmueble, entre capacidad jurídica y capacidad de obrar o entre el iusnaturalismo teológico y el racionalista? ¿Formaran parte tales métodos del paquete de Bolonia que se nos viene encima? ¿Será que los pedagogos de aquí han montado todo ese cisco desconcertante para poder tirarse tranquilamente a los/as alumnos/as más macizos/as y resultones/as?
Cómo no seguir leyendo, la curiosidad era intensa y morbosa. Mira que si aquí estamos igual y soy el único que no se ha enterado... Lo más que recuerdo es el caso de dos o tres profesores que ligaron con alumnas suyas, sí, pero que rápidamente se casaron con ellas y formaron familias cristianas en las que se repite a la descendencia que no hay que andar follando por ahí sin ton ni son. Y, en lo que se refiere a mi experiencia puramente personal, toda de cuando era muy, muy joven (lo juro), a lo más que llega es a algún baile muy apretado en alguna fiesta de fin de carrera o a algún encuentro posterior con antigua alumna, cuando, pase lo que pase, ya no puntúa para la encuesta, pues ya no era alumna, sino antigua.
Así que, medio angustiado, continúo la lectura y la expectación se torna cabreo. Rediez, cómo está el periodismo. Miren cuál era el truco. Para empezar, la encuesta de la que se toma la noticia la ha hecho Playboy, que viene a ser como el CIS de aquí, pero más caliente e igual de certero. Y, para seguir, vean que estupidez, qué manipulación y qué poco seso tiene el personal que escribe estas cosas. Resulta que lo preguntado a los estudiantes norteamericanos en la encuesta era lo siguiente: “¿Ha mantenido usted relaciones sexuales con algún profesor o sabe de algún alumno que lo haya hecho?” El 41% contesta que sí. ¿Que sí qué? Pues que sí ha mantenido esas relaciones o sabe de alguien que lo haya hecho. Resultado y titular abracadabrante: el 41% de los estudiantes ha tenido relaciones sexuales con algún profesor. La leche en bote.
No hace falta explicar el burdo truco amarillento, pero por si acaso. Pongamos que en una universidad hay mil estudiantes y, de ellos, uno ha tenido sexo con un profesor y todos los demás, los otros novecientos noventa y nueve, se enteraron. Así que a la pregunta de marras todos contestan que sí, pues o bien se han encamado (es el caso de uno solo de ellos) o bien saben que uno se encamó (es el caso de todos los demás). Titular inmediato para atontados: en la universidad tal todos los estudiantes tienen sexo con los profesores. Así estamos y así se forma la opinión pública libre, independiente y bien informada.
Para colmo, miren la foto con que se acompaña la noticia. ¿Ésa qué es, profesora o alumna? Anda ya, hombre.

1 comentario:

  1. el autor a de estar envidioso de nosotros los profesor que nos comemos a nuestros alumn@s

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