Acabo de enviar para mi columna de los jueves en El Mundo de León el texto que copio aquí al final. Es uno de esos días en que anda uno caliente con la universidad. Vean.
Por un lado, ayer y hoy cumplí mi propósito de asistir a uno de esos cursos de innovación docente, o como se llamen. Aguanté lo que pude y procuré no hacer el gamberro. Pero, como sospechaba, eso es la leche en bote. Mas sobre eso y sobre experiencia experiencia extrasensorial espero escribir aquí detenidamente mañana o pasado.
Por otro lado, esta mañana recibí la llamada a la que aludo en el texto de más abajo. Era del funcionario de la universidad al que llegan las reclamaciones por las facturas impagadas de libros. Como algunos otros de mi Facultad, me voy agenciando, con ayuda de los amigos del equipo, proyectos de investigación. Sólo así se puede en estos tiempos conseguir dinero para comprar los libros con los que trabajamos, libros que no son nuestros, obviamente, sino que quedan en la biblioteca universitaria. Pues resulta que, aunque las facturas sean de marzo, la universidad no las paga hasta diciembre. Los proveedores montan en cólera, llaman o escriben indignados a ese funcionario y éste, que es amigo, me telefonea a mí. Yo le respondo que nada puedo hacer y que no es mi culpa, pero me replica que sí puedo hacer algo, protestar. Así que protesto a mi manera, ésa que siempre me critican los partidarios de lavar los trapos sucios en casa (¿qué casa, dónde hay una casa?) y de dirimir los conflictos en reuniones de "la Familia"; es decir, protesto públicamente, pues ya me sé yo de qué sirve escribirle una cartita al cargo académico de turno.
Para colmo, un buen amigo y prestigioso investigador de "ciencia dura" en universidad andaluza me reenvía, indignado, un correo electrónico en el que se informa de que los investigadores universitarios podemos solicitar proyectos con cargo al plan E del 2010 ("Fondo Estatal para el Empleo y la Sostenibilidad Local 2010" -qué puñetera manía con la sostenibilidad; ¿qué zarandaja es ésa de la sempiterna y omnipresente sostenibilidad? Metafísica para botarates-) para los ayuntamientos. Miren en qué acertados y desesperados térmios me lo cuenta:
"Hacer comentarios ya me da pereza, ¡estamos cayendo tan bajo! Ahora los concejales van a decidir los Proyectos de I+D+i que se financian. Mi colega -el que le envió el mensaje a mi amigo- me decía que se va, que no aguanta más, es joven y puede buscarse la vida fuera de este maldito país. No puedo evitar decir algo: Para que no se pierda el dinero en levantar y volver a cerrar aceras, que se invierta en I+D+i, ¿pero por qué coño no se invierte directamente en I+D+i con todas las garantías que exigen esas inversiones?".
También me entero, por otro querido compañero, de que a una profesora que conozco y estimo se le ha denegado la acreditación para titular de universidad pese a que los dos informes de los expertos encargados de revisar su currículum eran favorables. ¿Argumentos? Que esa profesora, que no ha podido pasar de profesora ayudante de los de toda la vida -se llame como se llame su concreto contrato- no ha dirigido tesis doctorales ni ha sido investigador principal en proyectos. Ah, ¿pero se conceden proyectos de investigación que lleven un profesor ayudante como investigador principal? ¿Cuántas tesis doctorales han dirigido hasta ahora en Derecho -en adelante serán casi todas, lo sé- los profesores contratados? La monda. Viva la evaluación objetiva y bien motivada y adelante con los controles de calidad. De paso, que nos revisen la próstata, o lo que corresponda según el género.
Bueno, esto es lo que mando al periódico y que espero que salga pasado mañana. Ganando amigos por amor al arte. ¿Sufriré algún grave desarreglo psicológico? El pedagogo que dictaba el curso de esta mañana llegó a la conclusión de que sí y me hizo ver que tengo un Yo Padre negativo, en lugar de tener un Yo Hijo juguetón y un Yo Adulto consentidor y aficionado a la inteligencia emocional, que es -por lo que he podido concluir- algo así como la inteligencia con condón y la puntita nada más. Bueno, pues será eso o que mi Yo tiene un cabreo de P.M., que no es Policía Militar. Al texto:
LOS MALES DE LA UNIVERSIDAD
Los males de las universidades son estructurales, endémicos. El ruinoso y deprimente estado de cosas cada vez depende menos de quién sea el rector o qué equipo gobierne esta universidad o aquella. A los de aquí los tengo por gente honesta y con buena intención, pero esto ya no hay por dónde cogerlo. Entre modas pedagógicas en plan new age con caspa, legislación hecha por necios con ínfulas y ruina derivada de la mala financiación y, al tiempo, de una pésima gestión económica que ya es tradicional, vamos de crisis en fracaso y de fracaso en ridículo.
Contaré un caso. Hoy he recibido una bronca amistosa. Resulta que un servidor, como tantos otros colegas, consigue proyectos de investigación con cargo al ministerio del ramo o a otros organismos públicos. Con esos dineros los investigadores vamos adquiriendo aparatos, libros u otros medios para nuestros departamentos. El ministerio, por ejemplo, ingresa el importe anual de cada proyecto a la universidad y a ésta le toca abonar las facturas. Esos pagos a las empresas proveedoras se retrasan meses y meses. Nuestra universidad tiene un agujero heredado de veinticuatro millones de euros y retiene aquellas cantidades para atender otros gastos más urgentes, imagino.
Pero la catástrofe económica no impide a las universidades seguir pagando actividades perfectamente inútiles y hasta se sufragan congresos y seminarios sobre la colaboración universidad-empresa o sobre cómo crear empresas. Estupendo. Primero decimos cómo hay que erigir empresas y de qué manera pueden cooperar económicamente con nosotros y luego las arruinamos porque no les pagamos a tiempo. Bonita paradoja.
Si un servidor y tantos otros compañeros no nos molestáramos en lograr financiación con proyectos, en comprar libros -o aparatos de laboratorio, etc.- y en investigar, o simplemente en aparecer por el puesto de trabajo, nadie nos reclamaría nada o nos abochornaría, como hoy me ha ocurrido. Podríamos pasar mejor el tiempo, y con mayor aplauso, buscándonos algún carguete, conspirando en las cafeterías del campus o asistiendo a cursos -financiados por la universidad- sobre inteligencia emocional o sobre el papel de las empresas en la investigación. Todo muy sostenible, eso sí.
Contaré un caso. Hoy he recibido una bronca amistosa. Resulta que un servidor, como tantos otros colegas, consigue proyectos de investigación con cargo al ministerio del ramo o a otros organismos públicos. Con esos dineros los investigadores vamos adquiriendo aparatos, libros u otros medios para nuestros departamentos. El ministerio, por ejemplo, ingresa el importe anual de cada proyecto a la universidad y a ésta le toca abonar las facturas. Esos pagos a las empresas proveedoras se retrasan meses y meses. Nuestra universidad tiene un agujero heredado de veinticuatro millones de euros y retiene aquellas cantidades para atender otros gastos más urgentes, imagino.
Pero la catástrofe económica no impide a las universidades seguir pagando actividades perfectamente inútiles y hasta se sufragan congresos y seminarios sobre la colaboración universidad-empresa o sobre cómo crear empresas. Estupendo. Primero decimos cómo hay que erigir empresas y de qué manera pueden cooperar económicamente con nosotros y luego las arruinamos porque no les pagamos a tiempo. Bonita paradoja.
Si un servidor y tantos otros compañeros no nos molestáramos en lograr financiación con proyectos, en comprar libros -o aparatos de laboratorio, etc.- y en investigar, o simplemente en aparecer por el puesto de trabajo, nadie nos reclamaría nada o nos abochornaría, como hoy me ha ocurrido. Podríamos pasar mejor el tiempo, y con mayor aplauso, buscándonos algún carguete, conspirando en las cafeterías del campus o asistiendo a cursos -financiados por la universidad- sobre inteligencia emocional o sobre el papel de las empresas en la investigación. Todo muy sostenible, eso sí.
Pregunta: ¿Que hace la Universidad de León (o la que sea) con los "overheads" de los Proyectos?.
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