La FANECA no sólo tiene su espacio virtual los sábados, sino que también sale cada día en una emisora de radio de León. Ahí nos vamos turnando el colega y sin embargo amigo Miguel Díaz y un servidor para soltar la filípica diaria sobre la universidad y sus entretelas. Así que, como a estas horas del martes estaré nuevamente deambulando de avión en avión, dejo aquí programado este texto, que se corresponde con una de las cuñas -¿se dice así?- que ayer, lunes, dejé grabadas para esta semana. El tiempo no da para más.
Universidad, docencia y nuevas tecnologías.
El Diccionario de la Academia de la Lengua define fetichismo como “culto de los fetiches” y también como “idolatría, veneración excesiva”. Otra de las acepciones de fetichismo tal vez exceda lo que aquí queremos decir, pues, según ese tercer significado, fetichismo es “Desviación sexual que consiste en fijar alguna parte del cuerpo humano o alguna prenda relacionada con él como objeto de la excitación y el deseo”. Por “fetiche” el Diccionario entiende lo siguiente: “Ídolo u objeto de culto al que se atribuye poderes sobrenaturales, especialmente entre los pueblos primitivos”.
Pues bien, en la universidad, entre buena parte de los docentes -en particular en algunas facultades que se sienten las más modernísimas del mundo- y en especial entre las autoridades del Estado y las autonomías con competencia en asuntos universitarios, se ha implantado un auténtico fetichismo de las nuevas tecnologías. Se quiere a toda costa que el profesorado emplee power point, pizarras electrónicas, proyectores de no sé qué o pantallas de no sé qué más, pero sin preguntarse cómo debería ser realmente tal uso y si ese empleo masivo y acrítico tiene algún inconveniente o sólo ventajas.
Esos nuevos medios son una herramienta y, como tal, en sí no resultan ni buenos ni malos, sino que depende de cómo y para qué se usen. Un hacha en sí no es algo positivo ni negativo. Vendrá muy bien si se necesita talar un árbol o podar unas ramas, pero, en cambio, no podremos alegrarnos si se utiliza para decapitar a alguien. Por las mismas, un buen power point puede ser un excelente apoyo para el profesor a la hora de ir mostrando los esquemas de su exposición, ciertas fórmulas, algunas imágenes que vengan a cuento, etc, pero también estamos ya demasiado acostumbrados a ver profesores que sólo saben ir leyendo lo que aparece en la pantallita, sin capacidad para más explicación ni para construir ni el más mínimo discurso presentable.
Pues bien, en la universidad, entre buena parte de los docentes -en particular en algunas facultades que se sienten las más modernísimas del mundo- y en especial entre las autoridades del Estado y las autonomías con competencia en asuntos universitarios, se ha implantado un auténtico fetichismo de las nuevas tecnologías. Se quiere a toda costa que el profesorado emplee power point, pizarras electrónicas, proyectores de no sé qué o pantallas de no sé qué más, pero sin preguntarse cómo debería ser realmente tal uso y si ese empleo masivo y acrítico tiene algún inconveniente o sólo ventajas.
Esos nuevos medios son una herramienta y, como tal, en sí no resultan ni buenos ni malos, sino que depende de cómo y para qué se usen. Un hacha en sí no es algo positivo ni negativo. Vendrá muy bien si se necesita talar un árbol o podar unas ramas, pero, en cambio, no podremos alegrarnos si se utiliza para decapitar a alguien. Por las mismas, un buen power point puede ser un excelente apoyo para el profesor a la hora de ir mostrando los esquemas de su exposición, ciertas fórmulas, algunas imágenes que vengan a cuento, etc, pero también estamos ya demasiado acostumbrados a ver profesores que sólo saben ir leyendo lo que aparece en la pantallita, sin capacidad para más explicación ni para construir ni el más mínimo discurso presentable.
Hemos pasado en muchos casos de la repetición o puro recitado de manuales o apuntes rancios a la simple lectura por el profesor de esas líneas que van saliendo del ordenador, sin más, como un papagayo, como si todo el trabajo que de un profesor se ha de pretender terminara en la preparación de esas presentaciones. Y cuántas veces un corte de la energía eléctrica o un fallo del ordenador dejan a ese penoso expositor sin palabras, mudo, impotente, acobardado, pues a la vista de todos queda que no se sabe la lección, que no es capaz de explicar nada, que únicamente está adiestrado para leer y leer lo que el ordenador proyecta.
En concursos y acreditaciones se prima hoy en día al profesorado que emplea medios electrónicos y nuevas tecnologías, que “cuelga” materiales docentes “on line”, que hace tutorías virtuales con sus alumnos, etc. Pero nadie mira ni se pregunta si esos materiales tienen o no calidad, si dichas tutorías son serias o son un cachondeo o si las presentaciones en cuestión encierran algún trabajo digno o sólo el más vulgar corta y pega. Por eso se trata de un caso clarísimo de fetichismo académico, porque nada más que se venera el ropaje, la apariencia externa. Se desconoce que un pésimo profesor seguirá siéndolo aunque se vista de seda o aunque prepare en power point unas presentaciones monísimas.
En concursos y acreditaciones se prima hoy en día al profesorado que emplea medios electrónicos y nuevas tecnologías, que “cuelga” materiales docentes “on line”, que hace tutorías virtuales con sus alumnos, etc. Pero nadie mira ni se pregunta si esos materiales tienen o no calidad, si dichas tutorías son serias o son un cachondeo o si las presentaciones en cuestión encierran algún trabajo digno o sólo el más vulgar corta y pega. Por eso se trata de un caso clarísimo de fetichismo académico, porque nada más que se venera el ropaje, la apariencia externa. Se desconoce que un pésimo profesor seguirá siéndolo aunque se vista de seda o aunque prepare en power point unas presentaciones monísimas.
Querido Toño:
ResponderEliminar¡Cuánta razón! ¿No tendrás este mismo blogpost en formato PPT?
Abrazos,
JD
De estos profesores universitarios "pogüerpoinizados" se dice que son "profesores polvorón", por aquello de que les quitas los papeles y se desmonoran.
ResponderEliminarNo sabe usted lo dura que se hace una clase en la que se deducen y desarrollan ecuaciones larguísimas a golpe de diapositiva de power point. Aparte de ser un coñazo infumable, lo mejor para estas cosas es con una tiza y una pizarra, donde es posible seguir el desarrollo.
ResponderEliminarEn mal día llegó el power point a mano de profesores incompetentes...
El Powerpoint es como una pizarra...
ResponderEliminar* con importantes mejoras y
* con muchísimas posibilidades extra de hacerlo rematadamente mal.
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Si usas el PPT con la misma razonabilidad que la pizarra, pero AÑADIENDO utilidad, cojonudo.
Será una buena herramienta si puedes ir haciendo uso de la pantalla para incluir
~> textos legales,
~> esquemas que enmarquen lo que estás diciendo,
~> ¡SHOW!
~> etc.
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Pero si lo usas IGNORANDO CÓMO SE ENSEÑA EN UNA PIZARRA, los alumnos están jodidos.
-> debe ser un APOYO y no el eje de la clase;
-> debe exponer el material de modo SECUENCIAL, siguiendo el ritmo de la exposición, y no todo de golpe (despista a los alumnos);
-> con empleo de énfasis;
-> OR-DE-NA-DA-MEN-TE,
-> etc.
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Pero eso es lo que NO hace quien usa el PPT como:
a) CHULETA para el profesor, que así no se tiene que aprender la clase (¡horror! ¡Un profesor apuntero con su porquería de apuntes proyectados en la pantalla!).
b) REGALITO DE UN ESQUEMA A LOS ALUMNOS PARA QUE NO TENGAN QUE HACERLO ELLOS, pobrecitos.
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¿Os habéis fijado? ¡Eureka! ¡Acabo de inventar el primer comentario en formato PPT!
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[Fin de la exposición, haga click para salir]
Lo que mas risa me da es que en el ambiente universitario, que teoricamente está en la vanguardia del progreso, al PC y al PowerPoint, inventos de los años 80s (bueno, entonces al PowerPoint se le llamaba Harvard Graphics), se les llame Nuevas Tecnologias, cuando son tecnologias mas que maduras, que, apesar de lo que diga la propaganda, evolucionan mas bien poco desde hace años, y que, igual que la fabricacion de coches baratos, ha sido completamente delegada ("outsourceada", dirian los finos) a los paises mas arrastrados de Asia.
ResponderEliminarLa etiqueta de "nuevas tecnologías" es significativa, en efecto. No tanto para identificar la tecnología en cuestión -talludita a decir poco-, sino para ver cómo piensa aquél que la utiliza.
ResponderEliminarSalud,
Además, un reglamento de este mismo mes de enero obliga a las administraciones públicas a comunicarse con los ciudadanos, y a estos con la administración, con formatos normalizados y no privativos (ppt no lo es). Como todo lo que se legisla, papel mojado y ¿buenas? intenciones (ya se sabe, defendemos el Open Source y le regalamos millones a Bill Gates). Pero si fuera joven, y sólo por joder, denunciaría al profesor o la administración que me enviara un cuestionario o cualquier recurso pedagógico en ppt. Diría que no me da la gana pagar por el Office Word , y si quiere, que me envíe sus presentaciones y sus documentos con Open Office. Sería gracioso ver, en la práctica, como se aplicaría ese reglamento.
ResponderEliminarTe has saltado algo, el hecho de que muchos profesores obvien dar clase en virtud de la exposiciones de los alumnos via PowerPoint.¿alguien da más? digo en el sentido de aburrirse más, alumnos mirando el ventanal,alumnos mirando el reloj, profesor mirando su agenda, profesor mirando como hacer con la aneca...todo menos docencia...En fin, la tecnología es lo que viene , pero habrá que ver como hacemos para matar al personal de aburrimiento y de horas vacias de atención e interés...
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