(Publicado hoy en El Mundo de León).
Este curso ha aumentado de modo muy considerable la matrícula en la mayoría de las carreras de casi todas las universidades. Mismamente, en la Facultad de Derecho de León llevábamos años sin alcanzar los cien estudiantes de nueva inscripción y este año se rebasan los ciento cincuenta. ¿Les habrá entrado a los jóvenes una repentina gana de estudiar? Ojalá, pero es de temer que sean más prosaicas las razones.
Seguro que la crisis económica tiene mucho que ver. Por un lado, para muchos papás se habrá vuelto difícil eso de enviar al niño o la niña a una privada en la que le venden el título por más de lo que vale el estudiante mismo, o lo de conceder al retoño el capricho de cursar en Madrid el estudio que aquí mismo se ofrece, porque hay más ambiente, o en Málaga, pues hace más calorcito y me concentro mejor, papi, anda, porfa. Y, sobre todo, está el personal cayendo de la burra y dándose cuenta de que quizá, para tener mañana un trabajo decente, ayudará el saber algo y el presentar unos títulos. Porque mientras duró la burbuja se pensaba que esto era Jauja y que tonto el último. Cualquier criatura se ponía a los diecisiete a colocar ventanas o a escayolar techos y con veinte abriles ya adelantaba en su Mercedes a los del barrio que habían decidido estudiar una ingeniería o filología inglesa. Más aún, cundía la convicción de que a menores estudios, mayor ganancia, y de que la formación y la cultura son un estorbo hasta para salir en la tele y que hablen de uno.
Bendita crisis, parece que poco a poco volveremos a ser normales. Aunque faltan todavía algunas cositas. Una, que desde infantil hasta la universidad se empiece a enseñar en serio y se deje de hacer caso a esos supuestos expertos en educación que pretenden que todos sepamos lo mismo que ellos, nada de nada. Y otra, que impere de una vez el principio constitucional de mérito y capacidad y que, a la hora de colocarse en la Administración y hasta de lograr empleo en la empresa privada, vayan delante los mejor preparados y más capaces, en lugar de los enchufados y pelotas con o sin carné que hasta ahora se llevan el gato al agua. Con todo eso, a lo mejor un día nos convertimos en un país serio y salimos de nuestra crisis más grave.
Seguro que la crisis económica tiene mucho que ver. Por un lado, para muchos papás se habrá vuelto difícil eso de enviar al niño o la niña a una privada en la que le venden el título por más de lo que vale el estudiante mismo, o lo de conceder al retoño el capricho de cursar en Madrid el estudio que aquí mismo se ofrece, porque hay más ambiente, o en Málaga, pues hace más calorcito y me concentro mejor, papi, anda, porfa. Y, sobre todo, está el personal cayendo de la burra y dándose cuenta de que quizá, para tener mañana un trabajo decente, ayudará el saber algo y el presentar unos títulos. Porque mientras duró la burbuja se pensaba que esto era Jauja y que tonto el último. Cualquier criatura se ponía a los diecisiete a colocar ventanas o a escayolar techos y con veinte abriles ya adelantaba en su Mercedes a los del barrio que habían decidido estudiar una ingeniería o filología inglesa. Más aún, cundía la convicción de que a menores estudios, mayor ganancia, y de que la formación y la cultura son un estorbo hasta para salir en la tele y que hablen de uno.
Bendita crisis, parece que poco a poco volveremos a ser normales. Aunque faltan todavía algunas cositas. Una, que desde infantil hasta la universidad se empiece a enseñar en serio y se deje de hacer caso a esos supuestos expertos en educación que pretenden que todos sepamos lo mismo que ellos, nada de nada. Y otra, que impere de una vez el principio constitucional de mérito y capacidad y que, a la hora de colocarse en la Administración y hasta de lograr empleo en la empresa privada, vayan delante los mejor preparados y más capaces, en lugar de los enchufados y pelotas con o sin carné que hasta ahora se llevan el gato al agua. Con todo eso, a lo mejor un día nos convertimos en un país serio y salimos de nuestra crisis más grave.
¿Un país serio, salir de la crisis?
ResponderEliminarhttp://www.20minutos.es/noticia/862977/0/vilalta/terrorismo/indemnizacion/
Se me ha olvidado el cordial saludo. ¡Cachis!
ResponderEliminarCreo que el lema del escudo patrio dice algo así: "Menos trabajar e ir a la escuela, mándeme usted lo que quiera".
ResponderEliminarCreo que es en general. Creo que no se trata de un trasvase de la uni privada a la pública ni de que los niños se queden en su ciudad si alli tienen universidad. Está todo el mundo matriculado este año en lo que sea, ya sea universidad,ciclos formativos,hasta gente que no había visto un libro en años...Y los que no están matriculados están preparando oposiciones, que no se saben ni si saldran. Si salen todos titulados, batiremos un record. Lo que no sé si será para bien o para mal. Supongo que para bien.
ResponderEliminarY es algo contagioso. A mi me estan entrando ganas de hacer un master. En realidad, dos. Hay dos master que quisiera hacer, y hace poco no se me había pasado esa idea por la cabeza.Ah, has olvidado mencionar que las escuelas de idiomas han recibido más solicitudes que nunca.
ResponderEliminar¿Bendita crisis? En principio estoy de acuerdo.
ResponderEliminarPero depende de por dónde tome. En este momento doy tumbos por Buenos Aires, por donde no venía desde hace algunos años, y estoy viendo con mis propios ojos lo que significa una crisis que ha empujado al país al individualismo salvaje y, cada vez más, al sálvense los poquitos que puedan.
Desde el lunes estaré en Uruguay, donde -dicen que dicen- esa invención teórica, un tanto esotérica, llamada sociedad (completamente periclitada, obsoleta, esencialmente nociva, si damos crédito al liberalismo neodarwinista), sigue funcionando razonablemente. Compararé, y anticipo que compararé con sesgo, bien poco científico, pero qué quieren ...
Veremos nuestra crisis por donde nos lleva. Por el momento, que vuelva la gente a la Universidad pública no me parece mala noticia.
Salud,
Hombre, amigo "un amigo", qué envidia. Hace bastantes años que no me doy una vuelta por Buenos Aires y tengo ganas ya. Y en Uruguay nunca he estado. Disfrute, vea cómo están las cosas por ahí y, de paso, ¿por qué no nos escribe un reportaje majo o unas breves impresiones y nos las regala aquí?
ResponderEliminarSalud, buena estancia en esas tierras y buen regreso.
Gracias por la invitación, que intentaré aprovechar.
ResponderEliminarCreo que más bien será un caleidoscopio de observaciones, o como mucho una carta, pues no conozco la situación tanto como para presentar tesis cumplidas.
Salud,
¿Y en qué empresa va a trabajar tanto nuevo titulado? De aquí 5 años se encontrarán con un titulo universitario (los que acaben, claro) y sin trabajo. No nos engañemos, lo que crea riqueza en un país no es que aumente el numero de matriculados en la universidad, es que se creen empresas donde estos puedan trabajar.
ResponderEliminarLos rectores están contentos, más alumnos, más ingresos. Pero como las universidades no fomentan el espírutu emprendedor, al final, más titulados no equivale a más riqueza