Miren qué magnífico y divertidísimo artículo publica hoy, en Cinco Días, Federico Durán, catedrático de Derecho del Trabajo y antiguo presidente del CES.
No me digan que esos legisladorcillos pijos no parecen, además, tontos de remate y horteras hasta la náusea. Seguramente lo son. Tan monos y repulidos, tan sin género ni especie ni nada. Criaturillas profilácticas. Pequeños, peludos, suaves, diríanse de algodón.
Así, a la carrera. El Préambulo tiene 1.900 palabras, de las que sobran, a ojo de buen cubero, 600.
ResponderEliminarDe los restantes dos tercios habría que aportar modificaciones redaccionales de enjundia a otro tercio, digamos, para empezar a hacerlo potable.
Un botoncito de muestra que no resisto a compartir con Vds. (la negrita es mía) (las carcajadas, también):
Por otro lado, en este mismo sentido de potenciación de los servicios públicos de empleo se está procediendo a la reforma de las políticas activas de empleo con el objetivo de mejorar la eficacia de este importante instrumento de intervención en el mercado de trabajo, en especial para la atención de las personas desempleadas y la mejora de su empleabilidad.
Si una 'frase' como ésta no se puede reducir a la mitad ... por lo menos ...
En toda esa merienda de negros encuentro NUEVE veces la expresión (desafortunada, concuerdo) personas trabajadoras. Incidencia: 1%.
No he seguido leyendo el Real Decreto, pero ya me viene una perplejidad, dicha así con la boca pequeña: ¿estamos seguros de que el no sexismo de chichiminichi sea el mal principal que aqueja a los textos legislativos contemporáneos?
Salud,
A mí, con todo, lo que más me sorprende es la carta blanca de la que goza el feminismo en nuestro país para hacer y deshacer a su antojo, en este terreno de la lengua, pero en tantos otros.
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