10 febrero, 2011

Más bobaditas legislativas sobre universidades. ¡Hay miles!

Es muy emocionante esto de leer la nueva normativa universitaria tratando de imaginarse el percal y la pinta de sus redactores. ¿Cuántas clases universitarias habrán impartido? ¿Tendrán sexenios y cosas así? ¿Habrán dirigido tesis doctorales que merezcan tal nombre? ¿Serán de culo gordo o astifinos? No sé, no sé.
Miren qué simpático este trocito de norma. Está en la nueva regulación de los estudios de doctorado, que tiene una gracia que no se puede aguantar, una gracia vomitiva, concretamente. Se trata del Real Decreto 99/2011, de 28 de enero, por el que se regulan las enseñanzas oficiales de doctorado, que en su Anexo II se ocupa de los "Criterios de evaluación para la verificación de los programas de doctorado a que se refiere el artículo 10.5 de este real decreto". Dice ahí que, entre otras cosas, se valorará "La participación en el programa de otras instituciones participantes".
Es una sabia medida. Ciertamente. Sí. Se aprecia mejor si desglosamos las posibilidades que habrán manejado los sesudos redactores.
a) ¿Se debería valorar la participación de instituciones que no participan? De mano parece que no, pero luego piensas que, si se valora positivamente la participación de las que participan y se puede, por qué no, valorar negativamente que no participen más de las que participan, pues hay discriminación, y también cabría valorar negativamente que las que participan participen y positivamente que no participen algunas que válgame Dios. Así que, para que nos dejemos de cuentos, las cabezas ministeriales decidieron decir nada más que eso que dicen: que sólo se valorará la participación de las que participan, aunque no se nos dice si tal valoración habrá de ser positiva o negativa.
b) ¿Habrá instituciones que participan sin participar? Ya sabemos cómo es la gente; y las instituciones, igual. Se apuntan a todo nada más que para participar en el apuntarse y luego no participan en lo que hay que participar. De lo que se desprende que conviene diferenciar entre tipos de participación de los participantes, tal como hace el legislador, aunque sin que se le note. De tal forma que, al valorar la participación de las participantes, lo mismo se valora que participen de verdad o sólo de boquilla, pero al final pareció mejor dejarlo así, genérico: que si participan, participan, y ya está, y que quien haya de valorar valore lo que le salga de las partes partícipes.
Confío en que esta modesta exégesis ayude a una recta aplicación del precepto y, consiguientemente, a la mejor evaluación de la participación doctoral participativa.
De nada.

2 comentarios:

  1. Ja ja ja ja ja....
    ¡Dios mío! verdaderamente estamos en manos de una pandilla de bobos analfabetos.
    Groucho Marx sentiría envidia

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  2. Jamás he pensado en hacer el doctorado...por eso no me interesa demasiado, pero si es verdad que mis profes tienen y han tenido influencia en mi persona. En cualquier caso yo no quiero quedarme de profe, aunque si cursé el cap, inclusive. (nunca se puede saber que te depara la vida..) No eres objetivo, no demasiado, pero si eres influyente..MUCHO..piensa en tus tiernos alumnos...tienes mucha influencia. Yo aún recuerdo la determinación de personas concretas, muchas profes en mis decisiones, mis percepciones, mi ideología...Tienes poder en esas mentes moldeables y no eres..precisamente imparcial...¿No puedes hacer nada para ser más? ¿No puedes transcenderte? eso creo que hacen algunos, se transcienden, son más..Pero tú, no terminas de conseguirlo.

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