22 marzo, 2011

Nuestros evanescentes bien alimentados

Muy breve, que llevo todo el día disertando para estudiantes a la boloñesa y en casa me esperan una familia y una cena (que hacer).
Hace un rato puse a los estudiantes a comentar unas sentencias por escrito -no suelo escaquearme con esos trucos, pero hoy había que meterlos en vereda- y, mientras, me dediqué a hojear El País del día, edición en papel. Casi me da un soponcio. Todo quisque ahí a favor de que los zapaespañoles vayamos a la guerra de Libia, que a este paso ya es casi guerra santa.
Yo no me pronuncio sobre el fondo, sino sobre la superficie. Concretamente, sobre lo superficial que es la gente que parece seria y profunda. Debe de ser que yo no me entero y que, corroído siempre por las dudas, no capto que mis contemporáneos más resultones viven en la certeza y cambian de certezas según sople el viento o dependiendo de con quién vayan a salir esta noche. Sus convicciones son como sus tangas, vaya, los tienen de distintos colores y algunos hasta con sabores. Pa que veas y pa que no te pares nunca a debatir en serio y como si te fuera la vida en lo que ellos se ponen a modo de calzoncillo mínimo.
Qué le vamos a hacer, a mí se me abren las carnes, pueblerino birrioso que soy. Nunca llegaré a nada, me falta cintura ideológica y tengo el alma más rígida que confesor tridentino. Dudo, sí, hasta sobre algunas guerras. Pero no se me quitan las dudas al ver qué decide mi amo. No tengo amo, y conste que reconozco que vendría bien. Y si fuera simple, tontorrón y veleta, como el de estos ideólogos de la falta de sustancia, mejor que mejor. Ni ama. A muchos los veo más bien con ama: cueros, antifaces, látigos y unos alfileres o imperdibles que les colocan ellas a ellos cara al sol en los cataplines para que griten que les gusta. Y ellos gritan que sí y que más y ahora Zapatero que mande a la Legión y todo y que corten a Gadafi en finas rebanadas y lo echen a los cerdos y que jamás se habrá visto ni oído guerra más justa, oremos.
Ya me había excitado con las primeras treinta páginas, de las cuales dedica el diario oficial dos tercios a glosar las virtudes de esta guerra nuestra y las excelencias de nuestras armas y las de nuestros aliados, incluido EEUU, que ahora es de los buenos más mejores, de los nuestros de toda la vida. Pero cuando llegué a la 31 y me encontré la tribuna de Vicenç Fisas, que pone que es "director de la Escuela de Cultura de la Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona", me vine con todo y me quedé como vacío.
De la Escuela de Cultura de la Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona, manda cojones. Lo que son las universidades hoy en día. Alucinas.
Se les ha quedado la ideología oficial chuchurría por culpa del ama, y sus escuelas de la paz se han puesto a declarar la guerra. Si quieres pacer, para bellum. Ya lo decían las vacas de mi aldea, tan cucas. Que tu mano derecha no sepa a quién dispara tu mano izquierda.
Tienen un descaro cósmico y una infinita hambre de pesebre y buen pienso. Luego existen.

7 comentarios:

  1. Lo mejor de este blog es que tras leerlo uno no se siente un bicho raro en la sociedad.

    Se me ocurren, así a vuela pluma, tres o cuatro sitios más donde se están produciendo rebeliones y guerras civiles (porque, no lo olvidemos, lo que tiene lugar en Libia es una guerra civil) y donde no estamos interviniendo. Supongo que porque los periódicos no se han enterado aun y no le han dado el bombo necesario.

    O igual es que Europa depende energéticamente del suministro Libio...

    Pero no, no creo que Zapatero, Sarkozy y demás se muevan por estos intereses.

    Y lo peor de todo es que si uno se muestra reticente a entrar en guerra con Libia (con la facción comandada por Gadafi, convendría puntualizar) resulta que acaba en el bando de Berlusconi, que mire usted por donde, tiene intereses en Libia... Concretamente le interesaba que siguiera como estaba.

    La Realpolitik lo controla todo, profesor.

    NO A LA GUERRA!

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  2. Cuando se han perdido la coherencia y la dignidad por debajo de límites indecibles (véase el artículo del criminal de Blair en El Mundo), ya no hay salida. El principio de no contradicción se ha ido al santo carajo.

    Precisamente se trataba de eso que Mr. Lucillo comenta. De no hacer negocietes con Libia. De no venderles armas. Y cuando el chumpa chumpa ha empezado, de dejarles claro que iban a tener unas sanciones de aquí te espero - congelación de fondos, suspensión de acuerdos, aislamiento.

    Como no se ha hecho todo eso a tiempo, ahora nos intentan vender lo de "guerra contra la guerra". Y habrá quien se lo crea.

    Lo único bueno de todo esto - un clavo más, y de los grandes, en el ataúd de la OTAN, con Alemania y Turquía pasando a la grande.

    Salud,

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  3. Un artículo muy interesante:
    http://www.huffingtonpost.com/marjorie-cohn/stop-bombing-libya_b_838827.html

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  4. Yo que Zapatero estaría acojonao, nada más que se enteren los Bardem de lo de la guerra lo van a correr a gorrazos.

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  5. Se me olvidaba: NO A LA GUERRA.

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  6. 1.- Es cierto que hay varios conflictos abiertos en los que se debería intervenir para proteger a los civiles.
    2.- Es cierto que los paises que intervrienen en Libia tienen intereses en el país.
    3.- Eso no implica que sea falso que, llegadas las cosas en Libia al estado que habían llegado la única manera de pararlo es con fuerza militar.
    Entonces o se está a favor de proteger a los opositores a Gadafi o no se está. Si se está a favor sólo hay una manera de hacerlo -lo que no garantiza el éxito-. Si no se está a favor, bueno, pues a otra cosa.
    Porque seamos serios; enviar negociadores, acordar embargos y aislar al régimen...¿de qué ribera caribeña me sonará a mi eso? ¿o era por el centro de África? ¿cerca de China, quizás?

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  7. Hombre, es que lo maś moral y lo que hay que hacer evidentemente es dejar que un gobierno dictatorial saque el armamento pesado y mate cien mil o trescientos mil ciudadanos de su país mediante bombardeos y disparos de tanques y morteros. Vamos, es lo que hariamos todos los bien nacidos sin pensarlo dos veces: nada en absoluto.
    Es de cajón. Las dudas éticas están fuera de lugar.

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