13 mayo, 2011

¿Una rectora para Unileón?

(Publicado ayer en El Mundo de León)

Hace poco que un periódico informaba de que solo diez de las setenta y cinco universidades españolas tienen una rectora. Habrá razones históricas y estadísticas, pues las damas siguen estando en minoría en los claustros, especialmente en lo más alto del escalafón profesoral. Es cuestión de tiempo y cabe que en un cuarto de siglo se haya dado vuelta a la tortilla. Hoy, la mayor parte de las carreras tienen ya entre sus estudiantes más mujeres que varones y es común que ellas obtengan mejores calificaciones. Y cuando se trata de opositar, también son las señoras las que vienen logrando mejores éxitos. Así, en las oposiciones que son salida típica para los titulados en Derecho, como las de jueces o fiscales, cerca de dos tercios de los que ahora salen adelante son chicas. Como profesor, uno se queda muchas veces pensando qué futuro tendrán esos muchachos, ellos, con los que se cruza en los pasillos y que se pasan las horas y los días hablando nada más que de fútbol, sólo de fútbol, como si no les cupiera otra cosa en la cabeza o no tuvieran preocupación mayor que la de saber si Ronaldo se lesionó o si fue penalty lo que le hicieron a Messi. Dan un poquito de pena.

También entre los profesores jóvenes, los pocos que quedan, van igualándose las mujeres. Puede que fuera bueno que nos superasen en todos los sentidos, a ver si la universidad sale, también la nuestra, de esta postración. Las universidades se han convertido en nidos de burócratas, en refugios de correveidiles, en pasatiempo para conspiradores de pacotilla, en terreno abonado para trepas de medio pelo, en madriguera para mentirosos y falseadores de cualquier calibre... Con las excepciones de rigor, por supuesto, que cada vez son menos y están más amargadas. Por eso, puestos a agarrarse a alguna esperanza, a lo mejor sería buena cosa que las mujeres pasaran a la vanguardia y, con nuevo impulso y cabeza más clara, sacaran la universidad de semejante decadencia.

En fin, a la vista de cómo andamos y ante la constancia de que ya hay aquí, desde hace algún tiempo, catedráticas de mucho fuste y mente bien amueblada, algunos nos preguntamos: ¿no va siendo hora de que la Universidad de León tenga una rectora con lo que hay que tener?

6 comentarios:

  1. Que suerte tienes, juan Antonio, y que envidia me das. Por tus comentarios supongo que tus alumnas y compañeras entretendrán sus cafés discutiendo de filosofía del derecho, o de otras filosofías, y desgranarán las más técnicas y aburridas sentencias de audiencias y tribunales superiores de justicia. Quizás tambien hablen de dioses y ciencias o aventuren posibles consecuencias de las próximas elecciones. Me las imagino discutiendo de temas de mujeres como brechas salariales y techos de cristal, alguna incluso introducirá la hipótesis des suelo de goma espuma como alternativa a un techo de cristal virtual...En fin, como te decía me das envidia, porque mis amigas, que son universitarias, profesoras de instituto y profesionales varias se preocupan por temas tambien trascendentales como el festival de eurovisión o por lo bien que trabaja Paco el peluquero mariquina o por la última boda real. Para que paticipe me preguntan por mi opinión de hombre acerca de las asistentas a la boda real (es un caso real). En fin, no es que no sepan o no entiendan de otros temas como la política o el futbol o no se preocupen por la crisis económica: tienen opinión y muy fundada y razonable...si se lo sacas, pero rápidamente alguna dice que como no va a haber crisis y se queja de que no encuentra tallas Yo las puedo intentar picar argumentando que no puede ser, algo falla, si tantas mujeres quiern comprar cierta prenda ¿como es que ningún fabricante la fabrica?...mutis, simplemente no las hay y tiene que dar muchísimas vueltas por muchas tiendas para encontrar algo (otro caso real). Eso hace que mis limitadas cualidades me impidan relacionarme adecuadamente y, bueno, se beneficia mi hija, que tambien se aburre, y consigue así que le preste mucha más atención...En fín. Juan Antonio, como te dicía, gte envidio mucho.
    Arturo

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  2. Arturo, entonces, según usted, tal y como se desprende de sus palabras, las mujeres somos cotillas, paletas, marujas… Cómo una mujer va a ser rectora ¡hasta ahí podíamos llegar!, y mucho menos si es una mujer que se cuida y gusta de vestir bien, ¡seguro que haría del despacho un vestidor! Si seguimos por ahí yo podría decir que menos mal que, por suerte para nosotras, tenemos a nuestro lado a hombres excelentemente preparados, con máster en levantamiento de vidrio en barra fija y doctorado en fuera de juego, que por supuesto son excelentes críticos de la última sentencia del juez de línea de turno. Sin embargo, creo que, tanto en lo referente a unas como a otros, seguir por ahí es una solemne chorrada.
    Una alumna de García Amado.

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  3. Señora Marta:
    veo que no ha pillado correctamente el sentido de mi comentario. Soy de la opinión de que los cargos se deben conseguir por las características personales, pero no por las condiciones personales. Se puede ser un buen candidato o candidata por los conocimientos, por la inteligencia, por ser muy listo o por la habilidad para negociar o mediar entre diferentes grupos y tendencias o por cualquier otra que se valore, pero NO por ser quien eres. NUNCA por tus condiciones personales. Si el Señór García Amado nos hubiera hablado de su candidata y de las cualidades que, a sus ojos, la harían una rectora ideal, pues nada que objetar, fueran cuales fueran esas cualidades. No quiero poner ejemplos pues a buen seguro que me volvería a malinterpretar, sacaría punta a mis palabras y ante cualquier término algo desafortunado ya tendría carnaza para acusarme, lo que seguro haría muy bien pues deduzco que es vd. jurista.
    Arturo

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  4. Sr. Arturo,
    Puede ser que yo no haya pillado el sentido de su primer comentario, o que usted no lo ha expresado correctamente o no ha manifestado lo mismo en ambos, puesto que, leyendo éste y comparándolo con el primero no logro hallar semejanza alguna, en fin, seré yo que debo estar muy espesa.
    Respecto a lo que dice en éste último referente a la valoración de un candidato por sus conocimientos o habilidades y no por sus condiciones personales estoy totalmente de acuerdo.
    Y le he de decir que deduce mal, pues, aunque estoy estudiando para ello, aun no soy jurista. Sin embargo, si así lo fuera, considero que no lleve ello añadido la capacidad para malinterpretar ni sacar “carnaza”, ni sería esa mi labor o principal cualidad.
    Marta

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  5. Hablando se entiende la gente. Suerte en sus estudios Marta
    Arturo

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  6. Y tanto que se entiende su primer comentario, Don Arturo.

    Se entiende que dice con absoluta claridad que las mujeres universitarias de su entorno (siempre excluida su hija) no alcanzan las cualidades intelectuales de las que habla D. Garciamado. Y que le envidia, porque le gustaría que sí las alcanzaran.

    Lo cual significa:
    a) Que en su opinión las mujeres universitarias de su entorno (excluida su hija) sólo se interesan por temas marujiles, por más que usted intenta sacarlas de su ignorancia; o
    b) O bien que no es así, en cuyo caso tendría razón Marta y lo que usted escribe es una chorrada.

    Y como yo no conozco sus circunstancias, no sé si vive usted rodeado de una marujería que le hastía o no es así. Así que no sé cuál de las dos opciones es la cierta. Así que prudentemente me abstengo de opinar.

    Ahora bien: lo de pretender que cuando dice "las mujeres universitarias que me rodean se interesan sólo por zafiedades", en realidad está diciendo "soy un férreo defensor de la meritocracia individual" sí es de hacérselo mirar, ¿eh?

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