En el boletín de Iustel de hoy leo que “Gregorio Peces-Barba cree "razonable" la reforma Constitucional y no ve necesario un referéndum por ser "muy técnica" y que “El constitucionalista Luis Aguiar no cree "jurídicamente necesaria" la consulta, aunque "políticamente" pueda plantearse”.
Hombre no sé, es como si le preguntan a un oficial de la Guardia Suiza de El Vaticano que qué le pareció la última misa del Papa, o como si interrogan a Benzema sobre las alineaciones de Mourinho. Qué van a decir, los pobres. Como se pongan críticos, los apartan del servicio o de la alineación para siempre jamás y los venden al Osasuna. Pues aquí lo mismo, salvando las distancias que haya que salvar y por las razones que mesuradamente paso a exponer.
Antes que nada, mi respeto personal hacia esos eximios profesores. Gregorio Peces-Barba fue buen amigo mío antes de que de las entretelas me saliera un blog y le guardo gratitud perenne por más de cuatro gestos de antaño. Con Luis Aguiar nada más coincidí una vez, en Medellín, en congreso que terminó en memorable anécdota que circula en variadas versiones, en las que cada uno se pone de más protagonista a sí mismo, como es ley de vida (académica). Que ellos no vayan a pasar a los anales de la ciencia jurídica, tal vez, nada malo dice de su persona, pues tampoco a otros nos aguarda ese destino y no por eso dejamos de dar la lata y de darnos algo de pote.
La enjundia está en la parte teórica del asunto. ¿Qué valor cabe otorgar al dictamen de un nieto sobre su abuelo, de un abonado de un equipo de fútbol sobre tal equipo, de un vicerrector sobre el rector suyo que allí lo puso, cual jarrón, o de un cangrejo ermitaño sobre la caracola bajo la que se guarece? Hombre, algo sí, quizá, por qué no, depende de los momentos y las tesituras. Pero en general, poco. Pues cuando alguien, con todo el derecho y plena legitimidad, ha sido militante de un partido desde antes de la última glaciación o ha sido propuesto por ese partido para ocupar durante un porrón de años cargo en institución fundamental del Estado, comportándose siempre con la lealtad debida, lo mismo; o muy parecido.
Repito, nada obsta, absolutamente nada, para que un profesor universitario de materias polémicas y contenciosas milite en un partido o reciba de él pellizquillos íntimos. Sólo faltaba. Lo que se debería graduar es el valor de determinados dictámenes y de ciertas apreciaciones: de sus opiniones públicas sobre las medidas políticas y jurídicas de ese mismo partido; o del rival, en su caso. Puesto que se sabe que no van a decir –públicamente; en la intimidad quién sabe en qué hablarán- que muy mal, acaba siendo como interrogar al crío de cinco años que si quiere a su mamá y si la ve guapa. Qué quieren que diga, vamos a ver; pues que sí, que preciosa y que si le compra más gominolas, que se le acabaron.
Conste que a don Gregorio y a don Luis les concedo en este momento del partido (quiero decir de la jugada) un mérito singular, pues se mantienen fieles, no como otros. Es decir, que, a diferencia de variados colegas y conmilitones, no hacen eso tan propio de ciertos roedores cuando la nave está a punto de irse a pique por la impericia del capitán y porque les han embargado, por impago, el timón y las ventanas de los camarotes. Así que olé por no ponerle los cuernos a la patrona después de relación tan larga y aunque se haya vuelto fondona y despendolada.
Nada, en suma, que reprocharles a ellos, si acaso al contrario. Lo que me choca es que periodistas que buscan información, se supone que imparcial y bien técnica, acudan a fuentes de esa forma contaminadas. A lo mejor no es eso lo que buscan. Mismamente entre los constitucionalistas, un servidor podría proponer veinte o treinta nombres de “solteros” y no comprometidos que están en perfectas condiciones para sentar cátedra con enorme solvencia, y entre los filósofos del derecho tres o cuatro que ídem. Porque si se trata de la vis atractiva de los famosos y de que Peces tiene más tirón que Pérez, o Luque que Lucas, luego que no nos extrañe si acaban poniendo en el Constitucional a Belén Esteban o encargándole los dictámenes del Consejo de Estado a Guardiola o Del Bosque, también por lo del tirón.
Fabuloso el cambio en la fotografía de su columna de El Mundo, perfecto profesor. Ese si que es Vd
ResponderEliminarOiga, Rolando, ese cambio se lo debo a usted, que me dio la brasa, como coloquialmente se dice, hasta que me tomé el trabajo de buscar otra foto. Pues gracias.
ResponderEliminarMe resulta de lo más lógico que pregunten chorradas a profesores del partido. Incluso, a los de otro partido o a quienes no pertenecen a ninguno.
ResponderEliminarLa pregunta debería ser: ¿es necesario tomar esa medida?
¿Acaso no hay otras más urgentes y deseables?
Nos siguen tomando el pelo.
Por cierto, lleva unos post muy agudos, de troncharse.
Un cordial saludo.
¡¡¡ REFERÉNDUMS OBLIGATORIOS PARA LA INTRODUCCIÓN DE MEDIDAS DICTADAS DESDE LA UNIÓN EUROPEA !!!!
ResponderEliminarDEMOCRACIA REAL YA .
Pues yo les veo una cierta coherencia y lógica a estos señores. Cuando un barco está haciendo agua por una juntura sí y otra no, efectivamente, reforzar los pespuntes de la bandera es algo "muy técnico", caramba.
ResponderEliminarY en cuanto a lo de los escalofríos que les vienen cuando oyen la "r-palabra", por no decir la "d-palabra", también suena racional. No vaya a ser que llamando a la gente a expresar un parecer sobre la Constitución se ponga a pensar en ella, en cómo se hizo y quién nos la trajo, en lo que le sobra y en lo que le falta, en lo que se tenía que desarrollar y nunca se hizo... Quita, quita. Mucho mejor que la gente se quede ante la tele, que esa sí que es jurídicamente necesaria.
Salud,
A mí me encantaba Gregorio Peces-Barba cuando sólo hablaba de la "Educación para la ciudadanía". ¡Qué ramillete de sandeces! ¡Olé por los cristianos socialistas!
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