13 septiembre, 2011

Mientras no seamos así no tendremos universidad decente

Andaba esta mañana hojeando números atrasados de algunas revistas importantes de mi especialidad y fui a dar con el tercer volumen del número 23 de la que se llama Ratio Iuris, correspondiente a septiembre de 2010. En las últimas páginas del índice me encontré con un título que me resultó raro, Announcement, y allá fui a fisgar de qué se trataba. Mereció la pena. Abajo, al final de la entrada, les copio entero ese texto.

Resulta que tres importantes profesores de teoría del Derecho, entre ellos Enrico Pattaro, director de la mencionada revista, fueron los editores de un importante tratado de filosofía del Derecho en varios volúmenes. En el volumen sexto un profesor relativamente conocido, Martin Stone, había escrito un capítulo sobre “The Nature and Significance of Law in Early Modern Scholasticism”, treinta páginas en total. Pues bien, ya con el libro en la calle, se descubrió que gran parte de esas páginas eran puro plagio. No plagio de una sola fuente, sino de diez trabajos distintos de otros autores, todos los cuales se enumeran en la nota que estoy comentando. Lo que ahora hacen los firmantes es denunciar tal hecho, indicar de qué textos originales se realizó la copia ilícita, informar de dicho acto vergonzoso por todos los medios disponibles, tanto impresos como a través de internet, y encargar a otro autor la redacción de aquel capítulo, de cara a futuras ediciones de la obra.

Hasta ahí bien, pero no es muy grande la sorpresa, pues sabemos de sobra que hay mucho pirata camuflado de profesor de cualquier cosa. Como los redactores de la nota explican, ni ha sido esta la primera vez ni será la última. Pero, ah, amigo, al lector español que sepa de los males de nuestra corrupta universidad lo que le hace dar un buen salto en la silla es otro pequeño detalle, al principio de este texto que gloso. Pues en el segundo párrafo se da cuenta de que en marzo de 2010 la Universidad Católica de Lovaina, donde enseñaba el plagiario señor Stone, lo ha puesto de patitas en la calle, después de que la “Comisión de Integridad Científica” de la misma investigara los hechos del caso.

Eso ya es harina de otro costal. ¿Qué habría pasado si el dr. Stone enseñara en una universidad española? Se echaría tierra sobre el asunto, se culparía a la prensa si informaba del desaguisado, se tildaría de traidores y envidiosos a los colegas que denunciaran tamaña indecencia, se haría pasar tal denuncia por venganza política o maniobra contra el rector… Y el correspondiente vicerrector de investigación seguramente miraría para otro lado con cara de a mí qué me cuentan, silbaría tangos y, todo lo más, prometería una investigación a fondo para dentro de un año y luego se dejaría todo correr, correr y correr, sin mover un dedo más. Y el deshonesto, tan chulo y voceando por las esquinas que a él no lo llama plagiario ni su propia madre y que a ver si va a tener que darle dos bofetadas a alguien.

Así somos. Mejor dicho, así estamos por aquí. Ejemplos, a puñados. ¿Recuerdan aquel de los físicos orensanos sobre el que informó el Frankfurter Allgemeine Zeitung, pues hasta Alemania tuvieron que acudir los denunciantes, ya que aquí todo se encubría y ni los periódicos querían decir nada, con la leve excepción de El País, después de mucho porfiar? Aquí contamos el caso hace unos meses.

Años atrás, bastantes, cuando un servidor era un joven ayudante, hubo un profesor de aquella facultad que publicó en una revista de su especialidad un trabajo que había hecho un alumno suyo. Al alumno lo había calificado con un notable y le había dicho que estaba regularcito su escrito, pero luego esa lumbrera profesoral le cambió el nombre al artículo y lo publicó como propio. El alumno descubrió la cochinada y denunció al sinvergüenza. Se le abrió expediente y poco después se cerró el expediente: no había caso, dijo el instructor. Los hechos probados estaban probadísimos, hasta yo mismo vi el original y el plagio. Como conocía un poco a tal instructor, que era profesor asociado y tenía su empleo principal en el mundo de la Administración de Justicia, le pregunté amablemente por qué habían terminado así las cosas. Su contestación fue de esta guisa: “Hombre, tenemos que ser un poco tolerantes; al fin y al cabo, quién no ha plagiado alguna vez en su vida”. Con un par. Luego conviene tirar de la cadena.

Ya tienen que estar mal las cosas por estos pagos para que a uno a veces le apetezca hasta ser belga. Ya tiene que ser chunga la situación, no me digan que no. En un lustro más,envidiaremos hasta a los de el Congo.

Aquí les pego la nota de la revista:

I have never had the pleasure of meeting Mr. Martin Stone, but I have had the displeasure of coming up against the serious act of plagiarism with which he crossed my path. Here is how the story goes.

On March 8, 2010, Fred Miller, Jr., gave me some bad news he learned from the Katholieke Universiteit Leuven, namely, that Mr. Stone had had to resign from his position at that university when its Commission on Scientific Integrity discovered that Mr. Stone is tainted with a series of plagiarisms. One of these he committed contributing to Volume 6 of the Treatise of Legal Philosophy and General Jurisprudence—a volume titled A History of the Philosophy of Law from the Ancient Greeks to the Scholastics and edited by Fred Miller, Jr., in association with Carrie-Ann Biondi—a thirty-page chapter, the fourteenth, titled “The Nature and Significance of Law in Early Modern Scholasticism,” running from page 335 to page 365 of the same volume. The content of this chapter was judged positively by its editors. The point, however, is that that text was not written by Mr. Stone, but was copied by him, including some passages copied verbatim, from the following works:

  • (i )

Monahan, Arthur P. 1994. From Personal Duties towards Personal Rights: Late Medieval and Early Modern Political Thought, 1300-1600. Montreal: McGill-Queen's University Press, 1994.

  • (ii )

Pagden, Anthony, and Jeremy Lawrance. 1991. Introduction. In Vitoria, Political Writings, xiii–xxviii. Cambridge, Mass.: Cambridge University Press.

  • (iii )

Hamilton, Bernice. 1963. Political Thought in Sixteenth-Century Spain: A Study of the Political Ideas of Vitoria, De Soto, Suárez, and Molina. Oxford: Clarendon.

  • (iv )

Sánchez-Sorondo, Marcello. 1997. Vitoria: The Original Philosopher of Rights. in Hispanic Philosophy in the Age of Discovery. Ed. Kevin White, 59–68. Washington, D.C.: The Catholic University of America Press.

  • (v )

Brett, Annabel S. 1997. Liberty, Right and Nature: Individual Rights in Later Scholastic Thought. Cambridge, Mass.: Cambridge University Press.

  • (vi )

Griffin, Nigel, and Anthony Pagden, Introduction. In Bartolomé de Las Casas, A Short Account of the Destruction of the Indies. I, i–ii. London: Penguin Books, 1992.

  • (vii )

Beuchot, Mauricio, O. P. 1998. The History of Philosophy in Colonial Mexico. Washington, D.C.: The Catholic University of America Press.

· (viii) Costello, Frank Bartholomew, S. J. 1974. The Political Philosophy of Luis de Molina, S. J. (1535–1600). Rome: Institutum Historicum S. I.

  • (ix )

Doyle, John P. 1998. Suárez, Francisco. In Routledge Encyclopedia of Philosophy. Ed. Edward Craig, vol. 9, 189–96. London: Routledge.

  • (x )

Wilenius, Reijo. 1963. The Social and Political Theory of Francisco Suárez. Helsinki: Suomalaisen Kirjallisuuden Kirjapaino.

This was not the first time that deeds, or rather misdeeds, of plagiarism have taken place in the scholarly community, and certainly will not be the last time. As far as we are concerned (Profs. Miller and Biondi, as well as myself), we are trying to remedy the situation, as is appropriate in these cases.

In the first place, we are making the present announcement to the entire scholarly community.

In the second place, we are providing readers with the original sources from which the plagiarizing Chapter 14 of the Treatise Volume 6 is copied, thus making it possible to find those sources and quote them if they need to, and also assess Mr. Stone's plagiarism themselves.

In the third place, we have promptly notified the Treatise publisher, Springer, of this case of plagiarism, and we have put ourselves at the publisher's disposal to do whatever is in our power to make up for Mr. Stone's misdeed: This we are doing not only through this announcement, but also through any other initiative that may prove opportune, such as making this announcement available to appropriate websites and, even more so, providing in the future an amended edition of Volume 6 of the Treatise carrying a new Chapter 14 written by a scholar who, unlike Mr. Stone, should be impervious to the temptations of plagiarism.

We are at the disposal of the Treatise and Ratio Juris readers with respect to any request for further information they may have.

Faithfully,

Enrico Pattaro University of Bologna Editor-in-chief of A Treatise of Legal Philosophy and General Jurisprudence (Dordrecht: Springer, 2005–2011)





Fred Miller, Jr. Bowling Green State University Editor of A History of the Philosophy of Law from the Ancient Greeks to the Scholastics. Vol. 6 of A Treatise of Legal Philosophy and General Jurisprudence (Dordrecht: Springer, 2007)

Carrie-Ann Biondi Marymount Manhattan College Associate editor of A History of the Philosophy of Law from the Ancient Greeks to the Scholastics. Vol. 6 of A Treatise of Legal Philosophy and General Jurisprudence (Dordrecht: Springer, 2007)

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