(Publicado hoy en El Mundo de León)
Les propongo un acertijo: cuál es el oficio en el que se triunfa por haber fracasado, en el que se asciende después de haber hundido lo que se traía entre manos. En efecto, era fácil: es la política; al menos la política tal como se entiende en este club de carretera que son los partidos dominantes. Y tal como a la política jugamos los ciudadanos del montón, claro.
Si usted es futbolista, juega de defensa central y mete cada domingo tres goles en la portería de su propio equipo, lo quitarán fulminantemente de la alineación y le recomendarán que se dedique a la jardinería hogareña, igual que si es delantero y tiene la manía de rematar con las posaderas. Si usted es fontanero y no deja grifo que no gotee ni tubo que no se atasque, no lo volverán a contratar, por barata que ponga su tarifa. Si usted es cartero y confunde los buzones con las papeleras, acabará buscándose serios problemas. Pero si usted tiene la política como profesión, ya puede dejar el ayuntamiento en coma y a los ciudadanos a dos velas, ya puede haber sido ministro del gobierno que convirtió un Estado próspero en un país para el desguace, ya puede, si estuvo de parlamentario, haberse pasado la legislatura dormitando o votando lo que le manda el jefe y prohíbe el sentido común: a la siguiente no le dan la patada, sino que lo ascienden o, en el peor de los casos, se queda donde estaba, para que no se deprima. La política se ha convertido por estos pagos en el arte de la impunidad con recochineo.
Que cada cual se quiera a sí mismo y se busque la vida como buenamente sepa es de lo más natural. Que los partidos amparen a su gente y se compadezcan de los suyos más torpes e incapaces, en especial si no tienen más oficio o dónde pescar beneficio, probablemente es fenómeno que explicará la ciencia etológica. Lo que no cuadra tan bien es que los ciudadanos apliquen una caridad tan mal entendida o una clemencia así de suicida y que sigan erre que erre, votando a los mismos partidos con candidatos que se cambian de puesto con ademán impasible. Y aquí no ha pasado nada. Nos pegan porque nos quieren, pensamos.
No es un problema de tal o cual partido, es un problema nuestro. Y no solo de León, aunque también. ¿Qué iban a hacer sin nosotros?
y ahora se presenta Cascos por Madrid, dejando a Foro Asturias, en Foro, a secas, y proponiendo algo parecido a Unión, Progreso y democracia en relación con el modelo territorial de España: servir de contrapeso a los partidos de nacionalismo fraccionario y tal.
ResponderEliminarMás competencia para U P y D y para el partido popular.
Todos los partidos son agencias-empresas captadoras de votos, su meta es el poder y el manejo del presupuesto público, de los fondos públicos, colocar a los suyos y maximizar los votos obtenidos y el poder conseguido, tan sencillo como eso.
Es uno de los mayores inconvenientes del bipartidismo. Lo que dice es verdad en virtud del mismo.Habría que arreglarlo,¿ley electoral?.Usted es el abogado.
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