Sí, parecen tontas. O lo son. Quiero decir que son del género bobo algunas de las autoridades universitarias. Sucede en muchas. Y, como a todos los lerdos, se la dan con queso. Hay ejemplos y muestras por un tubo, pero hoy les cuento uno solamente. Para qué deprimirse más de lo estrictamente imprescindible.
Un amigo de una querida universidad, sabedor de mi aversión a los timos y las mamonadas que hoy cuelan como ciencia superferolítica y avanzadísima técnica de gestión de recursos humanos y felicidad universal, me ha contado que el otro día fue a un curso de esos que las univesidades organizan para supuesta formación de su personal. Ni supuesta formación ni gaitas, qué carajo. Si usted quiere contemplar una auténtica antología del disparate y un desfile de friquis en toda regla, si quere ver a lo más imbécil de los campus españoles marcando paquete mientras vende mercancía averiada que el expositor tiene por exquisita, dese una vuelta por los cursitos esos y eche un vistazo. Con las excepciones correspondientes, por supuesto, que las habrá. Un diez o quince por ciento, como mucho. El resto, basura. Incluida una parte de los asistentes que, si no van nada más que por el titulejo que facilita las acreditaciones (¡manda pelotas!), se suele componer de "flipaos" que, cuando el profe se lo pide, ponen los deditos así con las yemas juntitas y piensan en un deseo, o que cierran los ojos fuerte fuerte, dirigidos por el genio de turno, para ver si son capaces de sentir una breve vibración en el clítoris o en un pliegue del escroto, lo cual será señal del poder de la mente del profesorado con cazcarria mental.
Bien, pues mi amigo visitó uno de esos cursos sobre cómo rascarse los güevos sin que el alumno te lo note y se pillo un cabreo bárbaro. Así que se fue a san Google y metió el nombre del figura que lo impartía. Y se encontró con estas cositas que ahora cuento.
El profe de profes guays se define tal que así: "muchos me consideran experto en coaching y en comunicación, pero prefiero presentarme como experto en felicidad o mentor de sueños. Pongo al alcance de las personas la pionera Metodología Autocoaching® que consigue mejorar la productividad de las personas, tanto personal como profesionalmente. Ofrezco métodos prácticos para saber cómo conseguir la felicidad, incrementando la motivación y profesionalidad". Mentor de sueños, míralo. Y yo sin depilar.
Señora (bueno, o señor, da igual), dígame usted la verdad: ¿usted se acostaría un ratito con un tipo que se define como experto en autocoaching? Auto, encima; que a lo mejor todavía tendria su gracia si fuera heterocoaching, que supongo que será hacerle coachinadas a otro. Pero, caray, encima el coaching es auto. Coach, coach, coach.
Escribe cosas que se titulan "¿Quieres tener razón o ser feliz?", "El poder de la mente" (se lo dije, lo de las vibraciones íntimas), "¿Cómo te sientes?", "A ver si despertamos", "Imaginando un mundo mejor". Huy, yo ya casi me siento bien, como renovado. Se me está poniendo contento el coaching.
Mismamente, miren aquí qué mono es lo de "El poder de la mente". Y sin tocarse ni nada.
A lo que íbamos. Que la vida está muy achuchá bien lo sabemos todos, y por eso se comprende que cada cual se busque las lentejas como pueda. El hombre este tiene todos mis respetos como buscavidas. Las universidades que lo contratan, no. Salvo que ya de una vez demos por bueno que las universidades se han convertido en nidos de tontainas haciendo el gilipollas.
En la noche de los investigadores ya son pardos todos los gatos. Y las gatas.
Mecagoentó.
Un amigo de una querida universidad, sabedor de mi aversión a los timos y las mamonadas que hoy cuelan como ciencia superferolítica y avanzadísima técnica de gestión de recursos humanos y felicidad universal, me ha contado que el otro día fue a un curso de esos que las univesidades organizan para supuesta formación de su personal. Ni supuesta formación ni gaitas, qué carajo. Si usted quiere contemplar una auténtica antología del disparate y un desfile de friquis en toda regla, si quere ver a lo más imbécil de los campus españoles marcando paquete mientras vende mercancía averiada que el expositor tiene por exquisita, dese una vuelta por los cursitos esos y eche un vistazo. Con las excepciones correspondientes, por supuesto, que las habrá. Un diez o quince por ciento, como mucho. El resto, basura. Incluida una parte de los asistentes que, si no van nada más que por el titulejo que facilita las acreditaciones (¡manda pelotas!), se suele componer de "flipaos" que, cuando el profe se lo pide, ponen los deditos así con las yemas juntitas y piensan en un deseo, o que cierran los ojos fuerte fuerte, dirigidos por el genio de turno, para ver si son capaces de sentir una breve vibración en el clítoris o en un pliegue del escroto, lo cual será señal del poder de la mente del profesorado con cazcarria mental.
Bien, pues mi amigo visitó uno de esos cursos sobre cómo rascarse los güevos sin que el alumno te lo note y se pillo un cabreo bárbaro. Así que se fue a san Google y metió el nombre del figura que lo impartía. Y se encontró con estas cositas que ahora cuento.
El profe de profes guays se define tal que así: "muchos me consideran experto en coaching y en comunicación, pero prefiero presentarme como experto en felicidad o mentor de sueños. Pongo al alcance de las personas la pionera Metodología Autocoaching® que consigue mejorar la productividad de las personas, tanto personal como profesionalmente. Ofrezco métodos prácticos para saber cómo conseguir la felicidad, incrementando la motivación y profesionalidad". Mentor de sueños, míralo. Y yo sin depilar.
Señora (bueno, o señor, da igual), dígame usted la verdad: ¿usted se acostaría un ratito con un tipo que se define como experto en autocoaching? Auto, encima; que a lo mejor todavía tendria su gracia si fuera heterocoaching, que supongo que será hacerle coachinadas a otro. Pero, caray, encima el coaching es auto. Coach, coach, coach.
Escribe cosas que se titulan "¿Quieres tener razón o ser feliz?", "El poder de la mente" (se lo dije, lo de las vibraciones íntimas), "¿Cómo te sientes?", "A ver si despertamos", "Imaginando un mundo mejor". Huy, yo ya casi me siento bien, como renovado. Se me está poniendo contento el coaching.
Mismamente, miren aquí qué mono es lo de "El poder de la mente". Y sin tocarse ni nada.
A lo que íbamos. Que la vida está muy achuchá bien lo sabemos todos, y por eso se comprende que cada cual se busque las lentejas como pueda. El hombre este tiene todos mis respetos como buscavidas. Las universidades que lo contratan, no. Salvo que ya de una vez demos por bueno que las universidades se han convertido en nidos de tontainas haciendo el gilipollas.
En la noche de los investigadores ya son pardos todos los gatos. Y las gatas.
Mecagoentó.
Es la nueva era: pirámides de abundancia, cómo perseguir y conseguir tus sueños, pseudociencia junguiana, la búsqueda del yo interior auténtico, tantrismo, hermafroditismo psíquico realizante, cómo ser multimillonario con el mínimo esfuerzo,yoga y chakras, sectas "cienciológicas", el código Da vinci, sexología y felicidad, cómo descubrir la verdad, meditación y desarrollo personal, las reencarnaciones, los celtas y el mundo de los sueños, descubra su potencial energético, las realidades kármicas que vivimos, karma y felicidad, la sabiduría de los lamas y el tibetanismo, el planeta y la nueva era , new age y músicas, cómo superar la depresión, los sabios del Himalaya, apúntese ya profesor.
ResponderEliminarEs sólo un ejemplo más del desprecio que muchas autoridades académicas sienten hacia sus docentes y de la poca consideración que les merecen. Respecto a los asistentes, nada tengo que decir de quienes van por el diploma para la acreditación y se limitan a dormitar o a llevarlo del mejor modo posible. Pero los que salen entusiasmados de un curso así (si alguno hubiera) y creen que han aprendido mucho, no pueden ser profesores de universidad. Simplemente les falta el nivel intelectual mínimo necesario. Da igual de qué den clase. Es una cuestión de mínimos y de respeto.
ResponderEliminarGracias por destaparles.
Ardn
en las universidades convencionales sí que hay basura. Se " educa " sólo para el materialismo, y el ser humano no pasa de ser nunca un mero animal " intelectual", pero no despierto a las maravillas de su ser cósmico.
ResponderEliminarDesde el instituto de antropologia gnóstica Samael y Litelantes, queremos invitarle, Señor Amado, a alguna de nuestras charlas o conferencias.
" INSTITUTO DE ANTROPOLOGIA GNÓSTICA SAMAEL Y LITELANTES" ( BUSCAR INTERNET)
Existía una verdadera universidad Atlante, quiero referirme de forma enfática a la sociedad Akaldana, que estudiaba el origen prístino del hombre. La sociedad Akaldana estaba formada por sabios de toda la antigüedad. La Atlántida.
ResponderEliminarusted es celta, de raza aria, de ojos verduscos, su origen está en el Himalaya, origen de iniciados y maestros.
ResponderEliminarla pseudociencia, paraciencia, medicinas alternativas, etc, casi " venden " hoy más que la ciencia seria y que ha pasado rigurosos cribados. Se aprovechan de la novedad y de nombres más o menos mistéricos, atractivos y/o pomposos. Sus " víctimas " son desesperados, delirantes, esquizofrénicos, snobs, y muchísima gente " normal ", incauta, ignorante, pseudosabihonda y ávida de nuevas experiencias; que no da valor a muchas cosas y situaciones de nuestra civilización masificada , deshumanizada, antipersonalista y completamente cerrada a los avances hacia un mundo de fraternidad universal y cese del sufrimiento injusto e inncesario. La gente no quiere sufrir, busca como nunca jamás, en la mitología, en las paraciencias, en lo " maravilloso" y providencial o proverbial.
ResponderEliminarUffff!!!!!
ResponderEliminarmagia sexual y magia negra. los templarios. los masones. Antiguos egipcios, atlantes, celtas, vikingos, aztecas, mayas, incas, nórdicos, chinos. Las runas. Buda y Jesús. los Avatharas, etc.
ResponderEliminarSr Amado, le encontraremos.
Querido Profesor:
ResponderEliminarLo primero que ha de hacer es limpiar a fondo la casa propia, es decir, su universidad. Mire lo que me comentan que acaban de presentar:
- CURSO DE EMPRENDEDURISMO DE BASE TECNOLOGICA (CEBT IBÉRICO).
Y yo me pregunto, una y otra vez, si esta gente en la universidad no tiene siquiera activado el corrector del Word cuando le ponen título a los programas, porque lo de "emprendedurismo" es de traca.
Empiece a hacer limpieza, a indicar con nombres y apellidos quiénes son esos que permiten que en las universidades se escriba TAN mal.
Añorando los colores...