(Publicado hoy en El Mundo de León)
Lo peor de esta crisis, con la que tenemos para rato aun, es que se ensaña con los más desvalidos y los inocentes, con los que menos culpa tienen y los que disponen de menos recursos para defenderse o salir adelante. En tiempos de escasez la injusticia social aumenta, mientras los pícaros y los desalmados siguen haciendo su agosto tanto o más que antes.
Pero, dicho eso, forzoso es reconocer que tiene también sus partes buenas esta situación y que alimenta algunas esperanzas. Permítanme que enumere ciertos aspectos de nuestra vida y de esta sociedad que pueden mejorar.
En el ámbito estrictamente personal, a lo mejor aprendemos a vivir tranquilos y a disfrutar de nuevo de lo cercano y lo sencillo. Puede que volvamos a dar con el encanto de pasear por la orilla del Bernesga un sábado, de tomar unos vinos en los bares del barrio, de recorrer la catedral o San Isidoro con los mismos ojos e igual atención que la que ponemos cuando hacemos turismo en países lejanos y nos enseñan cualquier minucia de allá. Quizá dejemos de hacer el hortera a tiempo completo y de fingir que entendemos de vinos caros, de dar la paliza a los amigos con el último crucero, de gastarnos medio sueldo en El Bulli o lugar equivalente, donde nos ha sabido todo peor que en la taberna de junto a casa, aunque decimos que delicioso y genial, nada más que para marcar paquete. Y así todo. Usted, que el año pasado estuvo en Vietnam o Perú, ¿cuánto hace que no visita los Picos de Europa o Sahagún de Campos?
En lo social vendrá bien un examen de conciencia. A ver si dejamos de admirar a los timadores y expertos en dar el palo en las instituciones o en las empresas públicas. Y de votar a los mismos que nos arruinaron y todavía ponen la mano y se hacen los ofendidos. Ojalá recuperemos las calles, la palabra, nuestra soberanía como pueblo y la decencia y el gusto por la vida. Porque para disfrutar de la vida no hace falta ser rico ni hacerse el importante ni competir con nadie, sólo se necesita estar a gusto con los cercanos y, de vez en cuando, dar una patada en el trasero a los ladrones de guante blanco y a los sinvergüenzas de marca. Con un poco de suerte, los días volverán a ser placenteros, sin tanto cuento y tanta historia.
yo es que como del boom de la construcción que ni enteré. Yo andaba de linda estudiante y ahora que ..hay crisis. Pero vaya yo vino caros, ufff, garrafon antes de baretos. Ahora no, que hacemos botellon, mucho mejor; y más barato. A Vietna...anda hombre; la única vez que sali de España fue con el viaje de estudios del isntituto, que fuimos a Francias y no te lo pierdas en autobus. Del boom y de las espuertas de dineros que tenia gente yo que ni lo olí eso, pero de la crisis; eso si que me tienen reservada mi parte. pa que veas..
ResponderEliminarA Laponia nos vamos a ir a aceptar trabajos. Antes la revolución. Yo me ofrezco como el que tira la primera piedra a la vez que diga una frase para la Historia : ¡A tomar por el culo con todos!
ResponderEliminarMILLONES DE PARADOS, MILLONES DE OPORTUNIDADES ...
ResponderEliminar¡Sí, habéis leído bien! El paro es una oportunidad si cambiamos nuestra mirada, si dejamos de pensar cómo nos invitan a hacerlo los medios masivos de comunicación, si superamos nuestra propia educación ...
¿Te parece imposible? Precisamente esta palabra es la que nos mantiene encerrados en la vieja mirada, con los viejos resultados ...
Te invito a pensar fuera de lo establecido, más allá de los límites en que nos hemos encerrado ¿Te apetece conocer nuevas propuestas a la crisis ...? ¿Te atreves a mirar diferente ...? Si es así, te propongo acompañarme en la siguiente charla:
http://vimeo.com/38157804