(Publicado hoy en El Mundo de León)
No es solo la decadencia económica la que nos está sumiendo en el desánimo y condenándonos a la depresión, es también la miseria moral la que nos deja sin esperanza. Por doquier andamos rodeados de pequeños roedores que van únicamente a lo suyo, que traicionan hasta a su abuela nada más que por ganar dos euros o por no perder uno, que no arriesgan ni un simple pelo por resistirse a un delito u oponerse a una ilegalidad grande o a una inmoralidad evidente, que no tienen empacho en mentir de cualquier forma y a cualquiera con tal de sacar algún beneficio, que dan coba a quienquiera que tenga algo de poder o de influencia, aun cuando se trate de un reconocido indecente o de un corrupto de tres al cuarto, que venden su alma a cualquier diablo de medio pelo y que la venden por cuatro duros. Lo copan todo y, mientras el barco se hunde, esos animalillos roban los flotadores o montan un negocio de alquiler de las lanchas de salvamento. Si así se porta ya por lo común el pueblo llano, qué decir de cualquiera que ejerza algún gobierno. La trampa es ley, la mentira va a misa y la difamación del crítico o del independiente es herramienta preferida. Se parecen casi todos al marido pillado en falta que responde, cínico, aquello de querida, no es lo que estás pensando. Claro que no, es peor, hablamos de ausencia de honor, de carencia de señorío, de utilitarismo ramplón, de la creencia de que cualquier interés propio justifica todos los medios, empezando por el disimulo, siguiendo con la mentira y acabando en la más descarada ilegalidad o la inmoralidad más evidente.
Ejemplos tenemos para dar y tomar, que cada cual mire a su alrededor. Pero déjenme que les ponga esta vez uno lejano. No sé si el yernísimo Urdangarín será culpable o inocente, igual que no estoy seguro de si no llegará a León un tsunami este jueves, uno que entre por Gijón y cubra la meseta de agua salada. Raro parece, pero imposible del todo no es. Lo que me asquea y me hace verlo muy parecido a tanto cantamañanas que por aquí pulula es leer cómo carga todas las culpas a su antiguo socio y amigo. Prefiere parecer imbécil por completo antes que asumir la responsabilidad por sus acciones y las consecuencias de sus faltas. Todo un ejemplo.
Además, que los pocos que creíamos en su inocencia nos extrañamos, al menos yo me espanto, de como puede ser tan chivato el duque este de mierda.
ResponderEliminarPero una perrilla floja, como para ir con el a cualquier sitio o que sepa algo de uno que lo sabe el juez enseguida.
Chivato pestoso, que poca dignidad, si al final se le recordará por algo será por chivato mamón.
hombre, si por parecer imbécil te libras de cárcel o de lo que le vaya a caer, porque dicen que tiene cuarenta abogados. alucina, ese no va a pagar nada.
ResponderEliminar¿Aún tienen capacidad para sorprendere en asuntos de esta indole? Me sorprende enormente, resultaria hasta chocante de no ser porque evidencia de manera descaradamente vergonzosa eso de que la justicia trata a todos por igual no es más que una mentira gorda y cochina. Urtangarin muy bien asesorado por sus estupendos abogados entona lo de soy inocente y la culpa es del otro, brillante estrategia ¿ les falta a caso a los Duques de Palma el riego de mayo? Muy listo no es, eso esta claro, pero de ahí a ser poco menos queidiota profundo hay un inmenso abismo. A mi personalmente este galapago deportista, especialista en su tiempo libre en la escalada de riesgo nunca gozo de mi simpatia, quizas porque no pertenezco a esa mayoria social que aplaude la hipocresia y la apariencia. A fin de cuentas al final hasta tendremos que pedir disculpas a semejante joya, y no de la corona precisamente. ESO, URDANGARIN PASARA COMO LA JOYA DE LA CORONA ESPAÑOLA EMBLEMA MUNDIAL DE COMO FUNCIONAN LAS COSAS EN ESTE NUESTRO PAIS. !!HOLÉ!!
ResponderEliminarTambién podríamos fijarnos en ejemplos que tenemos mucho mas cerca de casa , como los profesores que aprovechan la libertad de cátedra de la que disponen en la facultad de , pongamos magisterio, para hacer llamamientos a huelgas o apologías de determinados sentires políticos...
ResponderEliminarCaso prácrtico:
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