¿Cuántas
cosas verdaderamente decisivas, tremendas, hemos vivido los que tenemos menos de
setenta años, por decir algo? A escala social o colectiva, quiero decir. Muy pocas o ninguna. Si yo tuviera que
mencionar una mía particularmente importante, diría que la muerte de Franco,
que me tocó con diecisiete años. Pero eran pocos años en verdad y la
importancia del momento estaba más en el ambiente que en mi conciencia, aunque
no era un inconsciente. Pero ya van muchas generaciones que no tienen la
experiencia de una guerra, en el propio país o muy cercana, ni de una gran
catástrofe económica, ni de una hambruna o un tremendo desastre natural; y así.
Esa puede ser la causa de que el personal no se inmute ahora mismo, a pesar de
la que se está formando la tormenta perfecta, el gran huracán que nos puede
llevar por delante y, en términos económicos y de calidad de vida, hacernos
aparecer hace treinta o cuarenta años, otra vez la raída chaqueta de pana y la
boina, el bocadillo de escabeche y unas rodajas del chorizo casero.Y sin el móvil de últimísima generación ni el nuevo I-Pad, mecachis.
Me
pregunto cómo sería, un suponer, si ahora se desencadenara una guerra civil
aquí, en España, o una guerra europea ahí al lado de nuestras fronteras. Quiero
decir que cuánta de esta gente que veo completamente ajena al mundanal ruido en
este momento seguiría, en tal caso, igual de ausente y a su bola, impasible y
como si no hubiera por qué torcer el gesto o cambiar el paso, ni de qué preocuparse mayormente, salvo de ver si el Madrid ficha o no a un croata que dicen que es un figura. Me los imagino al
encontrarte al atardecer a ti, pegado a tu radio. Qué, quién va ganando, te
preguntarían. Y tú que los franceses, pero que… Y ahí ya se te marcharon porque
tenían manicura y llegaban tarde. ¿Cómo diablos se hace para que nada importe
un carajo, aunque esté en juego tu futuro y el de tus hijos? Me jugaría ahora
mismo mil euros a que de mis ciento cincuenta estudiantes de este año ni diez
van a saber hoy ni van a comentar este mes con nadie la noticia económica del
día, lo de que la dichosa prima se ha echado definitivamente al monte y nos ha
dejado aquí a medio vestir. ¿Cómo lo hacen? ¿Tendrán razón y será mejor así? ¿Sentirán
algo cuando sus papis ya no tengan para pagarles el móvil nuevo o les dará
igual? ¿Y cuando ya no puedan ir a clase en Audi? (No lo digo por hablar, un
día me puse a contar cuántos Audis había en los aparcamientos estudiantiles del
campus leonés y perdí la cuenta).
Estoy
pasando cuatro días en Pontevedra con las mujeres de mi casa y con mi familia
política, y los tengo fritos a todos, Elsa incluida, o casi. Por ejemplo, hoy
mismo ando como poseso buscando con quién comentar que la
prima de riesgo ha rebasado por primera vez los seiscientos puntos y que si
nos intervendrán ya mañana los del Norte
o esperarán a que refresque un poco. Les estoy amargando estos días playeros a
mis pobres suegros, que qué culpa tienen y que a ver qué castigo les vino con
este yerno que parece masoca o del FMI.
Si
se esperara con mucha certeza un tremendo huracán, un terremoto, alguna
inundación o una lluvia de sapos, yo qué sé, la gente andaría inquieta y en los
bares no se comentaría otra cosa; tampoco en las casas a la hora de la cena.
Pero a lo mejor es porque los terremotos se entienden y los tornados también,
pero esto de la economía es demasiado misterioso, extraño a más no poder,
esotérico por completo. ¿Será esa la razón de que nos quedemos como atontados y
sin saber qué decir?
Sí,
puede que ahí esté uno de los motivos. Bien pensado, no se comprende por qué en
las escuelas y los colegios no se explican unos rudimentos de economía y, ya
puestos, de derecho también. Los chavales terminan sus estudios
preuniversitarios conociendo las bases de la física, de la química, de la
biología, de la historia del arte y de la gramática de una lengua o dos, pero
ni remota idea de las claves que mueven las naciones y los grupos sociales: la
economía y el derecho. Así que no es raro, tal vez, que al ciudadano no
inquieto y que no averigua por su cuenta le suene a música celestial todo esto
de las tasas, las primas, los intereses y los índices, cuando, en el fondo, es
de una sencillez aplastante. Y por eso, cuando nos manifestamos u opinamos sin
saber de la misa la media, queda por lo general tan irracional nuestro
comportamiento como si saliéramos de procesión para implorarle lluvia al santo
local o como si recogiéramos firmas para que no tronara esta noche. No quiero
decir que los asuntos económicos sean así de ineluctables, pero ahora mismo no
nos entra en la mollera que de donde no hay no se puede sacar y que emperrarse
en que todo siga igual para que vivamos tan bien como vivíamos es tan estúpido
como cabrearse contra el clima cuando llegan los fríos.
Quedémonos
con esa pregunta, la de por qué en las escuelas no se nos enseña un poco de
economía elemental, algunas sencillas explicaciones de cómo se crea, circula o
se funde la riqueza de los grupos o las naciones. Mi hipótesis, ahora que ando
medio paranoico, es tal que así: porque es más fácilmente manipulable una
población que considere magia o sublime saber el manejo de lo elemental, una
gente que tenga por misterioso y cabalístico lo simple del todo. Porque si
viéramos la economía en su verdadera dimensión, es posible que quisiéramos
participar en su control en lugar de fiarlo a oscuros sacerdotes y a
cantamañanas sin seso.
Estoy seguro que cualquiera de tus alumnos podría haberte dado la explicación del ultimo párrafo sin dudarlo un momento.
ResponderEliminarLos que manejan estas cosas temen mas que a nada que nosotros las manejemos y nos lleguemos a preguntar porque si están para ordenar y facilitarnos la vida...y tal y tal.
Y claro, que luego se nos pueda ocurrir pedir cuentas.
Que ya te has respondido, profesor, que no es hipótesis sino certeza, que las masas solamente deben conocer aquello que les es indispensable a ellos para engrasar el sistema, y eso incluso en sus grados más bajos y elementales, porque de todos (menos de los necios) es sabido que la información constituye la primera fuente del poder, y el arrebañamiento la segunda, inducido por el miedo. Y todavía dicen los (malos) pastores que la culpa es de las ovejas...
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola buenas, tengo 23 años y llevo como dos años aprendiendo por mi cuenta de economia (en el momento más oportuno). La realidad es que con la mayoría de la gente no se puede hablar de estas cosas, no les interesa y no les importa. Es una lástima porque seguramente si la gente supiera más de economía no habríamos llegado a esta situación.
ResponderEliminarQue en las escuelas no se enseñe economía básica es una muestra más de la mediocridad de nuestra educación.
¿Cómo es posible que trás casi 20 años estudiando, haya sido un profesor de derecho en una carrera de ingeniería que nos explicara algo tan fundamental como técnicas de estudio?
Estimado Sr. García Amado:
ResponderEliminarEfectivamente estaría bien que en algún momento de los años de educación previa a la Universidad, se incluyeran en los temarios nociones de economía y, seguramente también de derecho y política. Desconozco si en los nuevos planes de estudio es así; en mi caso, esas materias estaban ausentes.
Llegados a este punto, me gustaría hacerle una pregunta y una propuesta (ambas con ánimo constructivo, no de crítica).
Por un lado, mi pregunta es la siguiente: ¿Cree usted que, a día de hoy, el ciudadano "de a pie" puede hacer algo con respecto a esta crisis, aparte de, como Vd. dice, comentar las noticias que le llegan e intentar ahorrar y ser previsor de cara a lo que pueda pasar en el futuro?
Por otro lado, una propuesta que considero que sería interesante, aunque usted seguramente lo dude, es que incluyera en su blog unas "Lecciones básicas de economía" (donde explicara de una forma clara y concisa, esos conceptos que menciona, tales como tasas, primas, intereses e índices) y, tal vez, igual que dije antes, de derecho y de política. Considero que a algunos de los lectores de su blog (y me incluyo) nos vendrían bien, ya que, por ejemplo en mi caso, a pesar de tener estudios superiores bastante avanzados en otras materias, me siento perdida en "eso" que usted califica de una "sencillez aplastante".
Por mi parte nada más que añadir, salvo darle las gracias por su atención y, quizás, disculparme por la longitud del comentario.
¡Disfrute del fin de semana y no "machaque" demasiado a sus suegros y a Elsa!
¿Pero no se han enterado ustedes de que ya existe una asignatura de 'economía' en los actuales programas de bachillerato? Hace unos doce años, por lo menos, que se imparte en los institutos. Seguramente la inmensa mayoría de los alumnos que hacen derecho en el último decenio han cursado esos dos cursos de economía. Si usted nota que siguen siendo unos totales ignorantes en estas cuestiones, ello prueba que el incluir una asignatura de algo en el plan de estudios no garantiza, por desgracia, gran cosa.
ResponderEliminarPor cierto, ¿no sería conveniente ir acabando con esa total ignorancia que tienen los profesores universitarios sobre cómo están las cosas en los institutos? Aquí tienen los omnipotentes pedagogos otra ocasión de meter cuchara, organizando uno de esos cursillos suyos obligatoriovoluntarios con los que han logrado que tanto mejore la educación superior.
(athini_glaucopis@hotmail.com)
Y si quiere acabar de freir a la familia las vacaciones les puede comentar como que no quiere la cosa : No entiendo nada de economía, entre los 4 que estamos aquí nos hemos metido ahora en Junio con la extra y tal y cual pascual unos 14.000 euros ¿cómo es posible si en teoría no hay dinero?
ResponderEliminarComo me alegro por los presuntuosos esos que van a la facul con el Audi que se les acabe el chollo y sepan lo que es pasarlas putas al menos una vez en la vida.
Y si esto acaba en guerra profesor, no se preocupe que no van a estar como si no pasase nada. Esta no se va a olvidar, esto no es ni por ideales ni por un palmo de tierra, esto es por la comida.
Hombre, puestos a pedir, me inclino por estudiar nociones básicas de cirugía. De esta manera, se podría atajar la hipermetropía que padecen la mayoría. Y de paso extirpar algún órgano de aquí y de allá, ju.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Es que además, el tema es complicado porque al parecer no podemos ya comparar exactamente la economía nacional on el famoso ejemplo de la familia que debe acomodar ingresos a gastos y los gurus como que no acaban de explicarse del todo.
ResponderEliminarHoy en la Nueva España un catedrático de la Universidad de Oviedo el profesor Francisco González Rodriguez habla del tema bastante en largo y no aclara mucho la jugada dice que "recuperar la salud del sector bancario es la clave, además, para recuperar también la eficacia de la política monetaria como instrumento de estímulo económico" se lee eso y uno se pregunta ¿y cómo esos fondos podrán llegar después al sector privado?
En fin, que tiene razón Garciamado en que o entendemos el tema de la economía o todo nos va a sonar a chino y resulta que si entendiéramos algo del tema, salir del atolladero sería más fácil de lo que parece.
Pero termino insistiendo en que no es correcto comparar la economía nacional con la de un hogar.
Yo no he vivido en la época de Franco, pero he escuchado a muchos familiares de colegas, que si la han vivido y temen que se desate otra guerra civil.
ResponderEliminarCómo es posible que aún sigamos en la idiosincracia de hablar un tema tan actual,como es la de la economía cuando, no se ha tenido en cuenta enseñarnos esta materia ni en la escuela ni en la universidad!! Espero podamos tener blogs como el de usted para poder ofrecernos más alcances y herramientas, en este tema..!